Tinku Verbal

RESERVA DE FUENTE Y VETO A LA PUBLICIDAD ESTATAL

Andrés Gómez Vela

Tanto la violación a la Reserva de Fuente como el veto a la publicidad estatal por parte del gobierno a los medios independientes violan tu libertad de expresión y tu derecho a la información y, por supuesto, afectan el ejercicio del buen periodismo.

Nos esforzaremos por explicar las razones en seis preguntas.

1. ¿Por qué es importante la Reserva de Fuente?

Porque sin ella, tú no ejercerías plenamente el derecho a la información, que contempla, además de recibir y difundir información, investigar; y sin reserva de fuente no hay investigación. ¿Acaso aquel que va a denunciar un caso de corrupción lo va a hacer con nombre y apellido poniendo en riesgo su seguridad y la integridad física de su familia? Y si te tocaría a vos jugar ese papel, ¿denunciarías una irregularidad cometida por tu jefe con tu nombre y apellido sabiendo que aquel tiene poder para echarte o destruirte? ¿Acaso tú vas a poder revelar el nombre de la persona que te confió un hecho complejo, poniendo en peligro sus derechos a la vida, a la salud, a la integridad física de él o de ella y de su familia?

Porque es un principio universal.

Porque sin reserva de fuente no se hubiera conocido el caso Watergate en Estados Unidos a través de “Garganta Profunda” y no hubiera dimitido un gobernante que violó la Constitución de ese país.

2. ¿Qué normas legales y éticas garantizan este principio?

a) El artículo 19 de la Declaración Universal de Derechos Humanos establece que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión. (El derecho a investigar garantiza el uso de fuentes reservadas)

b) El artículo 13 de la Convención Americana de Derechos Humanos garantiza con alcance universal el derecho de recibir, difundir e investigar informaciones y opiniones por cualquier medio de expresión.

c) La Declaración de Principios sobre Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su 108 periodo de sesiones, en octubre del año 2000, consagra en su Principio 8º que “todo comunicador social tiene derecho a la reserva de sus fuentes de información, apuntes y archivos personales y profesionales”.

Como se puede ver el alcance del secreto periodístico va más allá de la sola reserva de la fuente porque ampara la identidad de modo directo y de cualquier material del cual pueda surgir la posibilidad de que ella sea identificada.

El artículo 256.I de la Constitución estipula que “los tratados internacionales en materia de Derechos Humanos que hayan sido firmados, ratificados o a los que se hubiera adherido el Estado, que declaren derechos más favorables a los contenidos en la Constitución se aplicarán de manera preferente sobre ésta”.

El parágrafo II de este mismo artículo indica que los derechos reconocidos en la Constitución serán interpretados de acuerdo a los tratados internacionales de derechos humanos cuando éstos prevean normas favorables.

Los artículos 106 y 107 de la CPE garantizan los derechos a la información, el derecho a la comunicación y la libertad de expresión.

El artículo 107.II señala específicamente que los principios de veracidad y responsabilidad de la información y opinión se regirán mediante las normas de ética y de autorregulación de las organizaciones de periodistas y medios de comunicación y su ley.

Esta norma constitucionaliza la vigencia de los códigos de ética que rigen el periodismo boliviano.
En ese sentido, el artículo 5 del Código de Ética del Consejo Nacional exige al periodista “Proteger la identidad de las fuentes confidenciales de información”.

En esa misma línea, el artículo 13 de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP) señala: “las fuentes de información usadas por los medios deben ser idóneas y confiables y los periodistas deben respetar su compromiso de mantenerlas en reserva cuando hubiera un pedido expreso de hacerlo, evaluando el riesgo que corre la fuente. También se debe mantener la confidencialidad de hechos y declaraciones que conozca el periodista sobre los que hubiera comprometido su silencio. La búsqueda de la verdad permitirá saber si alguna fuente intenta usar al medio para fines deshonestos”.

El artículo 107.II de la CPE también reconoce la Ley de Imprenta, que en sus artículos 8 y 9 establecen la reserva de fuente.

3.¿Por qué al veto a la publicidad estatal por parte del gobierno viola el derecho a la información, la libertad de expresión, la diversidad y pluralidad del sistema democrático?

Porque busca, a través de la presión económica, cambiar la línea editorial de una radio, canal de televisión, periódico impreso o digital, convertir la información en propaganda favorable a una gestión de gobierno hasta uniformar el pensamiento de la sociedad.

Una orden antidemocrática de esta naturaleza viola el Derecho a la Información y la libertad de expresión de la sociedad garantizada en los artículos 21, 106, 107 y 242.4 de la Constitución.

4. ¿Por qué viola el derecho al control social?

Veamos, el artículo 242.4 de la Constitución señala: “La participación y control social implica, además de las previsiones establecidas en la Constitución y la Ley, “generar un manejo transparente de la información y del uso de los recursos en todos los espacios de la gestión pública. La información solicitada por el control social no podrá denegarse, y será entregada de manera completa, veraz, adecuada y oportuna”.
La propaganda impide el control social porque difunde solo lo “bueno” de una gestión de gobierno, en cambio la información da elementos de juicio positivos y negativos de un periodo administrativo para que el ciudadano o la ciudadana tenga elementos como para juzgar, opinar, controlar, fiscalizar y decidir.

5. ¿Qué tratado internacional prohíbe el veto publicitario?

La Convención Americana de Derechos Humanos establece en su artículo 13. 2. que “el ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura sino a responsabilidades ulteriores (…)”.

El veto publicitario busca que el medio censure previamente las voces contestarías y críticas a un gobierno hasta acabar, en un plazo no largo, con la pluralidad de pensamiento y la libertad de expresión en los medios. Es un misil dictatorial dirigido a la yugular de la democracia: la circulación de la diversidad de pensamiento.

El mismo artículo en su numeral 3 indica: “No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas, o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones”.

El veto publicitario restringe de forma indirecta la libertad de expresión y el derecho a la información de la sociedad.

6. ¿Por qué el veto es antiético?

Porque el gobierno usa el dinero de toda la sociedad, incluido de aquellos que no comparten sus ideas, para obligar a los medios independientes a censurar voces críticas, sobredimensionar la gestión y tergiversar la información hasta convertirla en propaganda.

En ambos casos, el principal afectado eres tú, porque no podrás denunciar pidiendo reserva de identidad y tampoco te enterarás de hechos que pretenden ser escondidos por cualquier tipo de poder y, encima, recibirás sólo propaganda en lugar de información.

Por las razones expuestas es un imperativo preservar el principio de la reserva de fuente y rechazar el veto a la publicidad estatal más allá de cualquier gobierno si queremos preservar la democracia.

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AMA LLUNKU

Andrés Gómez Vela

En la cultura quechua era y es muy común escuchar la palabra “llunku” para referirse a la persona que usa su lengua zalamera para buscar algo que no está a su alcance por mérito propio. Denota sumisión ante su ocasional superior para obtener un cargo, una dádiva o un beneficio personal que no lo hubiera logrado de modo recto o legal.

Quien la usó por primera vez en un discurso público fue el katarista Víctor Hugo Cárdenas, cuando asumió la Vicepresidencia en 1993. Esa vez encadenó este término con la trilogía Inca: ama sua, ama llulla, ama qujella. Y desde esa vez se introdujo en la cotidianidad de la sociedad boliviana.

La Constitución de 2009 incluyó estos mandamientos quechuas entre sus principios, mas no el ama llunku (no seas zalamero), el cual sin embargo se fue convirtiendo en el término más repetido. Como las circunstancias definen el uso de las palabras, aquella fue derivando en un escupitajo contra las personas que recurren al “llunkerio” para lograr sus propósitos.

La razón del menosprecio se debe a que los llunkus nacen, generalmente, alrededor de un “superior”, jefe, caudillo o déspota que necesita discursos panegíricos en eventos de todo tipo para alimentar su poder. Casi no se presenta una situación de este tipo con un líder, que se caracteriza por respetar procedimientos, reglas éticas, normas constitucionales, y se rodea de funcionarios probos, inteligentes, honestos y consecuentes porque su objetivo es trabajar en función y bajo el límite de la comunidad.  

Tanto los llunkus como los caudillos que se alimentan de aquellos son dañinos en el espacio donde desarrollan su trabajo. Los primeros porque acceden a cargos o funciones sin méritos suficientes más que su genuflexión. Los segundos porque optan por ineficientes leales antes que por eficientes honestos. Entonces, entre ambos estancan o hunden la empresa, el proyecto o el Estado.

En estos escenarios, el egoísmo y la egolatría son los ejes que ordenan las relaciones profesionales, sociales o políticas. El superior alimenta su ego y los otros se sostienen gracias al alimento que echan a ese ego que los humilla cada vez que puede para crecer más. Es una vinculación altamente dependiente y hasta enfermiza porque puede derivar en un fanatismo peligroso. 

Esta relación puede prestarse a un estudio psicológico para escudriñar el ser de la persona que acepta la humillación sabiendo que reproduce su inseguridad, la cual extrañamente puede contagiar al “ser superior” cuando decide rebelarse por alguna circunstancia o razón. Hay una relación de miedo entre ambos, uno teme perder el cargo, el otro, el apoyo ciego que lo mantiene también en un cargo.

La persona zalamera es, generalmente, aquella que en toda su vida no logró ninguna gloria hasta que un jefe, “superior” o soberano decide otorgarle cinco minutos de fama. Entonces, se siente obligado a agradecer esa gloria efímera con alabanzas, que no es lo mismo que agradecimientos.

Entre esas personas figuran las que ostentan cargos interinos porque están ahí gracias a la voluntad de quien lo nombra, lo que significa que están en permanente riesgo de perder la pega si no hace la voluntad de su “padrino”. No sucede lo mismo con la persona nominada por mérito propio, ésta tiene como prioridad la gente a quien sirve y no la genuflexión.

Como su prioridad es sostenerse en el espacio que ocupan, los “llunkitus” pueden cambiar de “amo” sin ruborizarse. A menudo desaparecen cuando su jefe o “superior” cae en desgracia, a quien abandonan porque hay otro que los “protegerá” bajo su sombra.

Realmente, son muy peligrosos porque callan lo malo, esconden el error, ocultan la verdad, no advierten el peligro y sobredimensionan lo bueno, y en los momentos de crisis concluyen: “sabía que esto iba a pasar, ya lo había advertido”.

En definitiva, son un mal ejemplo para niños y jóvenes porque éstos observan que el “llunkerio” pesa más que los méritos.

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ESTADO PLURINACIONAL

Andrés Gómez Vela

La primera definición de Estado está relacionada a una comunidad organizada en un territorio sobre la base de un orden jurídico y un poder autónomo. En suma, es toda unidad política superior organizada. La historia dice que su origen tiene un espacio y un tiempo: es occidental, europeo, nace a fines de la Edad Media, se afianza en el Renacimiento y adquiere su plena forma en el siglo XIX.

El primer tipo de Estado es el Monárquico. Surge entre la aristocracia parasitaria y la burguesía naciente en virtud a un único orden jurídico. Se caracteriza por tener un mando único (el Monarca), ejércitos permanentes y una administración financiera. Con mucha razón, Engels diría en referencia a este Estado que “el orden estatal siguió siendo feudal, mientras que la sociedad se hacía cada vez más burguesa”.

El contexto poliárquico de ese tiempo obligó, en la visión de Maquiavelo, a comprender el Estado como una creación calculada y a la política, un cálculo racional destinado a capturar todo el poder posible. En términos del español Enrique Álvarez, el Estado monárquico es el poder por el poder, la realidad última, algo que se justifica en sí mismo.
Como era de esperar, esta forma de Estado monopoliza el Ejército, el Derecho y reúne en el monarca tres poderes: constituyente, legislador y gobernador.

El crecimiento de la burguesía en los sectores económico, comercial y financiero causa la crisis del estado monárquico y el nacimiento del Estado Liberal. Su base filosófica es el individualismo y su moral, la hedonista. Así se consolida el capitalismo y la sociedad pasa de ser estamental a clasista.

La mayor virtud del Estado Liberal fue implantar el derecho como un límite al poder y expandir la democracia como el mejor sistema de participación de la sociedad en las decisiones públicas. Puso en marcha ideales como el de un ciudadano un voto, educación para todos, división e independencia de poderes, igualdad de oportunidades en el acceso a la administración de la cosa pública, libertad de expresión, libertad de culto. Estas utopías empujaron a la humanidad hacia lo que hoy disfrutan las sociedades democráticas.

Sobre esta realidad nacen otras formas de Estado, entre ellas la socialista, cuyos gestores aprovechan las virtudes de la democracia burgués para imponer un Estado muy cercano al monárquico con alta concentración de poder en un “líder”, en reemplazo de un monarca, y en lugar de la nobleza, la “aristocracia socialista”. Este proyecto comprende el Estado como un aparato represor de una clase dominante y vaticina su fin con la desaparición de las clases sociales. Hasta hoy sólo desparecieron varios estados socialistas.

En 1825, Bolivia adopta el Estado Liberal, pero sin burguesía. Con el tiempo experimenta reformas y agrega adjetivos: Estado de Derecho, Estado Constitucional.

En 2009 nace el Estado Plurinacional. Vale decir, un Estado con muchas naciones. Si el Liberal fue consolidado por la oligarquía, se podría decir que el Plurinacional fue erigido por los indígenas. Su nacimiento estuvo precedido por una lucha étnica - clasista (Kjaras – indígenas).

En teoría, el Estado Plurinacional engloba la coexistencia de 36 naciones en condiciones de igualdad y con autodeterminación. Al menos así lo prescribe el artículo 2 de la Constitución, que dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígenas, garantiza su libre determinación, su derecho a la autonomía, al autogobierno, al reconocimiento de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales.

Algunas preguntas para ver si los requisitos se cumplen. ¿Hay 36 naciones en condiciones de igualdad? ¿Gozan de libre determinación, de autogobierno? ¿Tienen dominio ancestral de sus territorios? ¿Son autónomos? ¿Hay igualdad real entre la justicia indígena y la occidental?

Las respuestas te ayudarán a definir si Bolivia es un estado plurinacional o liberal. En tanto, parafraseo a Engels: en teoría, el orden estatal es plurinacional, pero la sociedad se hace cada vez más burguesa.

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ELECTOR 2014

Andrés Gómez Vela

El perfil del electorado muta. Aquel de 1951 es diferente al de 2014. En ese entonces, había 204.000 electores habilitados. Para las elecciones de 1956, es decir después del voto universal dispuesto por la Revolución Nacional, subió a 1.119.000. En ambas elecciones triunfó el MNR, pero el 56 ganó sin fraude con el 82%, teniendo como candidato a Hernán Siles Suazo. Aquella vez casi el 70 por ciento de la población vivía en el área rural y, obviamente, el electorado era muy revolucionario, incluida la pequeña clase media del área urbana. 

Posteriormente, ese electorado, llamado despectivamente “voto campesino”, dio un giro debido a los excesos de los “revolucionarios” y terminó dando la bienvenida a la dictadura de Barrientos en 1964. 

Entre 1978 y 1982 el país caminó a tientas. En ese período hubo nueve gobiernos, entre ellos ocho presidentes y una junta militar. De ese total sólo dos fueron constitucionales (Wálter Guevara y Lidia Gueiler). Pese a todo, en esa época hubo elecciones nacionales, el último el de 1980, cuando ganó Hernán Siles Suazo, gracias a la inclinación izquierdista y antidictatorial del electorado, que en parte expresó una animadversión hacia Víctor Paz por sus errores y su participación en el golpe de Bánzer. 

El votante del 80 era algo ingenuo y recién iba a conocer dos años después las virtudes y defectos de la democracia. Estaba saliendo de las dictaduras e iba a estrenar la libertad de expresión y la posibilidad de acceder a la administración del Estado en condiciones de igualdad. Asistió a las urnas rodeado de incertidumbres y sueños. 

Cuando vio que la democracia, durante la gestión de la Unidad Democrática y Popular (UDP), era protestar y exigir sin límites, improvisar y conspirar hasta llevar al Estado a un caos, el electorado decidió en los comicios de 1985 volver al “orden” que había impuesto la dictadura. Como consecuencia, ganó increíblemente el exdictador Hugo Banzer Suárez, que había fundado Acción Democrática Nacionalista (ADN) para defenderse en el Congreso de un Juicio de Responsabilidades. 

El país había virado a la derecha. Aunque no hizo a Banzer presidente en 1985, pese a la mayoría relativa que le otorgó, el electorado votó, más que todo, contra el caos izquierdista.

El elector de 1989, 1993, 1997 e incluso el del 1999 mantuvo esa tendencia y prefirió la estabilidad dividiendo su preferencia entre los llamados “neoliberales” (ADN, MNR, MIR). Pero, además de temer el retorno del caos, se negaba a explorar otras tendencias. Por ello no se animó a apostar totalmente por Conciencia de Patria (Condepa), menos por los partidos indigenistas.

Ante la crisis económica y el cierre de espacios de participación, el electorado comenzó a buscar nuevas opciones. No tanto porque la democracia indirecta no funcionaba, sino porque había sido usada por una oligarquía para convertir el Estado en su feudo.

Entonces, aquel electorado desconfiado de nuevas experiencias se animó a dar el salto entre las elecciones de 2002 y 2005. Un elemento determinante para ese tránsito fue la masacre de Octubre de 2003. De ese modo, votó contra la violencia de “los partidos masacradores”, que habían excluido  de las instancias públicas de decisión a indígenas, obreros y clases medias para mantener sus privilegios. 

Por primera vez en la historia, gran parte del electorado recuperó la autoestima y optó por alguien de origen indígena como Evo Morales. Ante la desubicación histórica de los partidos oligárquicos, ese mismo elector decide el 2009 sepultar definitivamente a los políticos de aquella, era otorgando dos tercios a la nueva opción (MAS).

En los últimos cinco años han pasado muchas cosas, buenas y malas. El electorado ya no es el mismo de 1951 ni el de 1980 ni el de 2009, es más inteligente y más informado. Está conforme con la inclusión, la estabilidad económica y la democracia económica y social, pero, inconforme con la desintitucionalización del Estado, el odio desplegado contra el que piensa diferente, el abuso de poder, la toma absoluta de los poderes del Estado y el uso antidemocrático de los dos tercios.

Hoy hay más de 5.4 millones de votantes. A diferencia de la década del 50, el 70 por ciento vive en las ciudades. El perfil del electorado cambia acorde a las circunstancias. El del 2014 será diferente al del 2009. Y no sólo votará a favor de, sino en contra de. 

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¿DIPUTADOS UNINOMINALES O LEVANTAMANOS?

Andrés Gómez Vela

Los parlamentos son el primer poder de un Estado porque sus integrantes son elegidos por los ciudadanos para defender sus derechos de posibles abusos del gobierno o de otros poderes legales o fácticos. Son elegidos también para que canalicen las opiniones de sus electores y conviertan los sueños de éstos en leyes o medidas, evitando privilegiados en desmedro de las mayorías.

En el caso boliviano, los candidatos a la Asamblea Legislativa no son preseleccionados por la ciudadanía, sino por un jefe, líder o un partido, (claro, hay excepciones). Vale decir, te ofrecen a sus postulantes en listas cerradas o abiertas para que los elijas.

En la Cámara Alta hay cuatro senadores por departamento. Votas por ellos sin conocerlos ni haber leído sus propuestas (si tienen), ni haber visto siquiera una fotografía en la papeleta. Reciben voto indirecto porque su escaño depende del apoyo que haya para el candidato presidencial y a veces vicepresidencial. De esta forma tenemos la sensación democrática de haber elegido a 36.

En la Cámara Baja hay 130 diputados, que son seleccionados en tres tipos de listas. La primera es cerrada. En ella figuran 60 asambleistas “invisibles”. A estos los eliges “sin querer queriendo” (diría nuestro Chavo, cuya salud ojalá mejore pronto) porque al votar por los presidenciables votas, automáticamente, por ellos. En otras palabras, no los preseleccionas ni los conoces, pero hacen que los elijas.

La segunda lista está compuesta por siete diputados de circunscripciones especiales. Podríamos decir que son elegidos casi de forma directa por los pueblos indígenas. Aunque en el papel éstos son 36, pero no tienen 36 asambleistas, uno por pueblo como diría la lógica, sino sólo 7.

La tercera lista está integrada por 63 parlamentarios llamados uninominales. Como a los 36 Senadores y 53 diputados ya los elegimos bajo el principio de representación geográfica, antes que poblacional, y a los “especiales” también, el sistema boliviano nos facilita una lista abierta de aspirantes para que demos de forma directa nuestro voto al “honorable” que velará por nuestro futuro. 

Para que la elección de éstos sea proporcional y sistematizada, el Estado nos cuenta en un Censo, nos divide en territorios (circunscripciones), según la cantidad de población, y nos asigna un diputado.

A diferencia  de los otros asambleístas, a éstos sí los conocemos y los elegimos viendo su fotografía en la papeleta. En teoría es la representación más cercana que tenemos, pero en realidad es la más lejana porque casi siempre vive cerca “del dedo” que los puso como candidatos (por supuesto, hay excepciones).

Dadas las características de su elección, deberían practicar la democracia participativa, consultando a sus electores sobre temas fundamentales, ya sea una ley, una propuesta o una medida para resolver algún problema del país. La tecnología facilita ahora muchas posibilidades de interacción.

Sin embargo, no es así. Para disimular, la Asamblea se inventó la “semana regional” a fin de dar la impresión de que se cumple con la misión de ver las necesidades de los electores. Si fuera verdad, los asambleístas escucharían las aspiraciones de la sociedad y  no serían considerados como unos “levantamanos”, tendrían más ideas para debatir, equilibrar los poderes, cualificar la democracia y elegir a las personas adecuadas en los cargos importantes.

Gran parte de los asambleístas, no sólo los “Unis”, olvida que la democracia es el gobierno de la opinión pública. Claro que para ese nivel de concepción y participación social se necesitan partidos con mentalidad acorde al Siglo XXI.

El último asambleísta que sintonizó con los sentimientos de su pueblo antes que con el del jefe de su organización política no fue precisamente un “uni, sino un senador, Eduardo Maldonado (Potosino y del MAS). Pero la dictadura partidaria lo “trituró” para que nadie más pueda seguir su ejemplo.

En las elecciones del próximo 12 de Octubre, el ciudadano debe hacer una minuciosa revisión de la hoja de vida de los aspirantes para cerrar el paso a los “levantamanos”.

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SEÑORES JUECES DE LA CIJ

Andrés Gómez Vela

Imagine, mientras lee esta columna, que es juez de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya y ha recibido la demanda de Bolivia contra Chile. Y justo está en la fase de revisión de documentos y de escuchar argumentos para emitir su fallo. 

Bolivia: Señor Juez, el objeto de mi demanda es obligar a Chile que cumpla su palabra de entregar a Bolivia una salida soberana al Océano Pacífico.

Chile: No prometí nada, Bolivia nació sin mar

Bolivia: Bolivia nació en 1825 con un Litoral sobre el Océano Pacífico de más de 400 Km de largo y un territorio costeño de más de 120.000 Km2

Chile: Bolivia nunca tuvo esa costa

Bolivia: Bolivia sí tuvo esa costa, por ello firmó con Chile el 10 de agosto de 1866 un tratado que fija la frontera en el paralelo 24º; ese tratado fue ratificado el 6 de agosto de 1874. Sin embargo, cinco años después, el 14 de agosto de 1879, Chile invadió territorio boliviano.

Chile: Hubo una guerra y firmamos un tratado el 20 de Octubre de 1904 para fijar nuevas fronteras

Bolivia: Ningún tratado puede consumar una injusticia. Por esta razón, Bolivia propuso en 1910  a Chile y Perú una salida SOBERANA al Pacífico. Chile expresó su acuerdo con esta idea en 1920.

Chile: Los tratados no se negocian

Bolivia: Si esa premisa fuera cierta, ¿por qué Chile aceptó entre el 1 y 20 de junio de 1950 negociar un acuerdo para dar a Bolivia una salida SOBERANA al Pacifico? ¿Puede haber acaso soberanía, en este caso, sin mover fronteras? Chile ratificó esta predisposición en 1961.

Chile: Los tratados se cumplen sí o sí.

Bolivia: Si fuera así, ¿por qué el 8 de febrero de 1975 los presidentes de Bolivia y Chile firmaron la declaración conjunta de Charaña para resolver la mediterraneidad?

Chile: No hay nada pendiente

Bolivia: Entonces, ¿por qué el 19 de diciembre de 1975 enviaron esta nota: “Chile estaría preparado para negociar con Bolivia la cesión de una franja de tierra al Norte de Arica hasta la Línea de Concordia”.

Chile: Este tema fue y es bilateral

Bolivia: Señores jueces, América es testigo de los compromisos chilenos. La OEA aprobó en 1979 la resolución 426, que declaró de interés hemisférico nuestra injusta mediterraneidad, pidió “encontrar una solución justa y equitativa que proporcione a Bolivia acceso SOBERANO y útil al Pacífico”; y recomendó iniciar “negociaciones encaminadas a dar a Bolivia una conexión territorial LIBRE y SOBERANA con el Océano”.

Chile: No hay nada que discutir.

Bolivia: La mediterraneidad boliviana figura en otras 10 resoluciones de la OEA. No sólo eso, los Países no Alineados respaldaron a Bolivia en enero de 1983 para que “pueda obtener una salida útil y DIRECTA al Océano Pacífico con PLENA SOBERANÍA”.

Chile: Son declaraciones unilaterales

Bolivia: La resolución de la OEA No. 686 de 1983 fue aprobada con el apoyo de Chile. Esa resolución dice: “Exhortar a Bolivia y Chile a que, en aras de la fraternidad americana, inicien un proceso de acercamiento de reforzamiento de la amistad de los pueblos boliviano y chileno  orientado a una normalidad de sus relaciones tendiente a superar dificultades que los separan, incluyendo, en especial, una fórmula que haga posible dar a Bolivia una SALIDA SOBERANA al Océano Pacífico, sobre bases que consulten las reciprocas conveniencias y los derechos e intereses de las partes involucradas”.

Chile: No reconocemos derecho alguno de Bolivia

Bolivia: El actual Canciller de Chile, Heraldo Muñoz, escribió en 1986, en su libro “Las Relaciones Exteriores del gobierno militar chileno”, que “la resolución (No686), votada favorablemente por la representación chilena, reconocía explícitamente la jurisdicción del organismo interamericano” y “la existencia de “DERECHOS” de Bolivia respecto a una Salida SOBERANA” al mar. Es decir, Chile se comprometió ante la OEA.

Chile: La demanda boliviana es artificiosa, pero sería e inteligente.

Bolivia: Señores magistrados, hemos demostrado que Chile se obligó a otorgar a Bolivia una salida SOBERANA al Pacífico, pedimos que cumpla su palabra dentro de un plazo razonable.

Tras escuchar los argumentos de ambos países, a usted, señor Juez o señora Juez, le corresponde la sentencia.  

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CANDIDATOS DE LA OPOSICIÓN

Andrés Gómez Vela

Cuando el 22 de octubre de 2009 el MAS y Evo Morales abrieron sus brazos para acoger a dirigentes del grupo racista Unión Juvenil Cruceñista (UJC) comenzaron a caer las fronteras ideológicas. Terminaron de derrumbarse el 20 de septiembre del año pasado, en el almuerzo que sostuvo el Jefe del Estado y Jefe masista con la cúpula del empresariado cruceño. El pragmatismo hizo que los enemigos se vuelvan amigos.

Ese fenómeno, que contradice la supuesta polarización del país, se reproduce hoy entre dos políticos: uno que gestó, en cierta medida, el proceso de cambio y otro que se gestó contra ese proceso. Juan del Granado y Rubén Costas vienen de dos cunas políticas contrapuestas y desde hace semanas intentan un destino común.  

¿Qué es lo que los une hoy? En primer lugar, los une lo que ayer los dividía: Evo Morales, a quién quieren derrotar en las urnas. Bajo esa perspectiva, también los une el sueño de sumar sus votos, logrados en anteriores elecciones. 

Del Granado ganó dos contiendas en La Paz, la última vez con el 45% en diciembre de 2004. Su gestión, considerada como el mejor del país en ese momento por el propio presidente Morales, causó el triunfo de Luis Revilla en las elecciones de abril de 2010 con el 48.5%.

Rubén Costas ganó también en dos ocasiones. La última vez se impuso en abril de 2010 con el 54%, convirtiéndose en el primer gobernador electo del departamento de Santa Cruz y el único que no pudo ser tumbado por el actual gobierno.

La idea de poner los votos regionales en una olla común para lograr apoyo nacional se ratifica con la presencia de Ernesto Suárez, exgobernador del Beni derrocado por el MAS, que ganó con el 42.5% los comicios de abril de 2010.

Si la suma fuera automática, una alianza entre estos tres políticos terminaría dándoles, para empezar, el triunfo en La Paz, Santa Cruz y Beni. Sin embargo, a veces las sumas restan. Vale decir, los electores que votaron por esos líderes, probablemente, no vuelvan a apoyarlos en rechazo a su alianza. Por ejemplo, puede ser que electores del MSM no perdonen el lenguaje racista y regionalista del Costas de hace tiempo (ahora cambió mucho) y vuelvan a votar por el MAS; o los votantes de demócratas consideren a Del Granado un camuflado masista y se pasen al Frente Amplio.

Los electores clásicos se guían por sus tendencias (derechistas, izquierdistas, centro), pero me da la impresión que está naciendo un electorado más pragmático que busca eficiencia, honestidad y coherencia en un político. 

Este nuevo elector no sólo es resultado de los 500 años de opresión, ni de las dictaduras, ni del inhumano neoliberalismo, sino también de nueve años de masismo. No me refiero a la edad, sino a la experiencia que acumuló en diferentes tiempos electorales por lo que valora más la gestión que resuelve problemas y no tanto la ideología que enfrenta.

Sin embargo, una cosa son las elecciones municipales y otra las presidenciales. Quizás los electores quieren a Juan y Rubén sólo como alcalde y gobernador y no en Palacio. En ese caso, puede ser el momento de Samuel Doria Medina, que intenta legitimarse como candidato con un método hecho a su medida: una encuesta que elegirá al más conocido, pero tal vez no al más indicado.

Ni Costas ni Del Granado se acercaron, hasta el momento, a Doria Medina. ¿Por qué? Probablemente porque no tiene caudal electoral, al menos hasta ahora no ganó ninguna elección, ni siquiera con el MIR. En los comicios de diciembre de 2009 obtuvo apenas el 7%. Tampoco tiene gestión para mostrar, el último recuerdo público de esta parte de su vida data de la anatomizada privatización.

Obvio, el panorama ahora es diferente. Tal vez el 26% logrado en 2009 por Manfred Reyes Villa lo capitalice Samuel, lo que le significaría una base de partida del 30%. 

Pero, otra vez, en política las sumas no son automáticas. Puede que ese 26% se disperse entre los otros candidatos. 

Por ahora, la única realidad palpable es que las fronteras ideológicas cayeron y el discurso de derechas e izquierdas es cada vez más vacuo. 

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INDEPENDENCIA

Andrés Gómez Vela

La independencia de un periodista no significa que no tenga ideología o que un medio no tenga línea editorial. Para entender mejor revisemos algunas corrientes.

Hay una que fue planteada por Joseph Pulitzer al fundar uno de sus periódicos, donde estableció esta máxima: “Necesitamos que este diario tenga muchos lectores porque al tener muchos lectores va a tener muchos anuncios y teniendo muchos anuncios va a tener mucho dinero y teniendo mucho dinero va a tener mucha independencia”.

Ignacio Ramonet contradice a Pulitzer: “un medio no puede fundar su independencia en la cantidad de dinero que posee porque llegará un momento que esa independencia con base en el dinero se vuelva contra él”. A su juicio, la independencia se debe sostener sobre las personas que hacen el periódico.

Javier Darío Restrepo coincide con Ramonet y considera que el dinero se convierte en otro obstáculo para la independencia de medios y periodistas. En su criterio, el medio cuando tiene clara la naturaleza de la empresa periodística logra mantener su independencia porque el dinero no es su prioridad, aunque entiende que para hacer una información libre se necesita una empresa sólida. “El medio por tanto está al servicio de sus receptores y no del negocio. El periodista, por su parte, necesita y merece un salario justo y un salario injusto atenta contra la libertad de información”, agrega.

Alvin Toffler vincula modestia con independencia y afirma que “los medios que finalmente captarán toda la credibilidad y la confianza de la gente serán los medios modestos económicamente (…) porque no tiene todas las dependencias que generan los problemas financieros que traen consigo el desarrollo de la tecnología, cada vez más rápidamente obsolescente. Los medios que sobrevivan tendrán que ser los más sobrios y los más independientes”

Como verán las corrientes señaladas van desde la solidez económica hasta la modestia empresarial. Propongo una más, ésta relaciona excelencia con independencia. Un periodista con muy buena formación, competente humana, académica y profesionalmente, con excelencia práctica y honestidad intelectual tendrá menos posibilidades de ser “esclavizado”, ya sea por el medio donde trabaja o por el poder político, económico o fáctico que presiona. La mediocridad es causa de la dependencia y motivo de subasta de la conciencia; encadena al periodista al miedo permanente de perder su trabajo a tal punto de perder su dignidad. Un periodista excelente tiene la capacidad de decir NO cuando pretenden obligarle a violar derechos, principios o máximas democráticas.

El concepto de independencia figura en casi todos los códigos de ética de periodistas del mundo, ocupa el segundo lugar, después de la verdad porque el fortalecimiento de una prensa independiente, pluralista y libre es indispensable para el desarrollo y mantenimiento de la democracia en un país, así como para el desarrollo económico.

Por ello, Restrepo señala que ”la verdad y la independencia se necesitan mutuamente y forman un círculo virtuoso porque para llegar a la verdad es necesaria la independencia, pero a su vez, llegar a la verdad da mayor independencia; hecho que está significado en la expresión: la verdad os hará libres”.

Según la UNESCO, “por prensa independiente debe entenderse una sobre la cual los poderes políticos no ejerzan dominio político o económico, como tampoco control sobre los materiales y la infraestructura necesarios para su producción o difusión”.

Insisto, la independencia no significa neutralidad. Recuerdo otra vez a Pulitzer, quien describió la tarea del periodista en los siguientes términos: “Siempre luchar por el progreso y la Reforma, nunca tolerar las injusticias y la corrupción, siempre combatir a los demagogos de todos los partidos, nunca pertenecer a un partido, siempre oponerse a las clases privilegiadas, nunca ser omiso en la simpatía por los pobres”.

Una prensa dependiente calla la corrupción que afecta al gobierno que defiende, no cuestiona la injusticia contra el opositor, fomenta la demagogia, encubre privilegios y le pone color partidario a los pobres.

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APARTHEID EN LAS FFAA

Andrés Gómez Vela

Entre 1876 y 1965 regían “las leyes de Jim Crow” en EEUU, particularmente en el sur, bajo el lema “separados pero iguales”, y se aplicaban a los estadounidenses negros. Es decir, era legal la segregación en las escuelas públicas, transporte y otros lugares. Había baños y restaurantes para blancos y negros. El Ejército no se salvó de la exclusión en sus filas.

Desde el Siglo XIX hasta el Siglo XX (1992) rigió el apartheid en Sudáfrica y Namibia por imposición de los afrikáner. En 1953 se establecieron zonas segregadas, playas, autobuses, hospitales, escuelas y hasta bancos. En 1970 la educación de un escolar negro costaba el 10 % del presupuesto asignado a un escolar blanco. Vale decir, había una playa, una escuela y un presupuesto para blancos y otros para negros.

En la segunda década del Siglo XXI, año 2014, rige una especie de apartheid en las Fuerzas Armadas (FFAA) de Bolivia. Como en EEUU en 1876 manda el lema “separados pero iguales”; los oficiales como los afrikáner tienen su universidad (Escuela Militar de Ingeniería), sus clubs, baños y casinos (restaurantes) exclusivos, a donde no pueden ingresar los sargentos y suboficiales.

Es para no creer, pero el espíritu descolonizador que rige desde hace ocho años en el país ni se asomó a la Institución Castrense. Da la sensación de que ahí adentro sigue viva la Bolivia de los siglos XIX y XX, cuando los mal llamados indios no podían acceder a ciertos espacios públicos de uso y abuso exclusivo de q´jaras o blancos (negros desteñidos, diría Ignacio López Vígil). 

Obvio, no es como en Sudáfrica ni EEUU del siglo pasado, pero dentro los cuarteles hay esa sensación. Según un manifiesto castrense, hay militares de primera (oficiales) y militares de segunda (sargentos-suboficiales). 

Por ejemplo, si en Sudáfrica, en 1970, la educación de un negro costaba el 10% de lo que corresponde a un blanco, en las FFAA bolivianas la formación de un Suboficial o Sargento no llega siquiera a ese porcentaje. Sencillamente, no pueden entrar a la escuela Militar de Ingenieros, tampoco  al Diplomado de Altos Estudios Nacionales. Los doctorados, maestrías o licenciaturas castrenses son de goce exclusivo de los oficiales; el sargento sólo puede ser técnico superior. 

En otras palabras, en las FFAA no pesa la inteligencia, aunque tengan un departamento de espionaje con ese nombre, sino la mentalidad petrificada en el apartheid, por ello un sargento no puede tener el grado académico de Doctor por muy genio que sea. Como tiene raíces indios y literalmente es de “bajo grado”, menos

Recuerdo a mi sargento Silvio Cuba de gran nivel y a un Capitán indisciplinado en cuerpo y mente. Pero también tuve un subteniente, Carlos Carvani, que no necesitaba grado para probar su capacidad y humanidad, y, otro sargento que se ahogaba en el alcohol. Pero no se trata de grados, hasta en la vida civil hay jefaturas (grados) y responsabilidades, sino de igualdad de oportunidades y ejercicio pleno de derechos para que las FFAA sean cada vez más técnicas y productivas y menos represoras, en armonía con la Constitución que define a Bolivia como un pueblo de paz. 

Es inadmisible que unos tengan dotación de cuchillos bayoneta, sleeping o uniformes de primera calidad como si habría también, en caso hipotético, enemigos de primera y segunda.

En medio de esta adversidad aparecieron estos días unos Mandela y unos Martin Luther King en las fila de suboficiales y sargentos y dijeron basta a la segregación, parafraseando al pastor estadounidense: I have a dream (Yo tengo un sueño). Que todos los hombres sean tratados con igualdad y respeto más allá de su color de piel, su credo religioso o su ideología política (o su grado militar). 

Es inconcebible una Constitución que combate abiertamente la discriminación con unas FFAA excluyentes. Más inconcebible todavía es que los que reclaman justicia e igualdad sean perseguidos. 

El reloj de la historia marca la reestructuración de la institución, no es coherente que griten ¡Patria o muerte! sin que la revolución haya ingresado a sus cuarteles. 

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JUSTICIA TERRORISTA

Andrés Gómez Vela

Ya van a ser cinco años desde aquel 16 de abril de 2009, cuando la noticia saltó a los medios como la sangre de los tres muertos a las paredes del Hotel Las Américas. En todo este tiempo, el caso arrojó certezas y dudas.

Primera certeza: Rozsa existió. Primera duda: no sabemos si volvió al país a separar Santa Cruz de Bolivia. Sus detractores dicen que sí; él, en un video, dijo que venía a organizar la defensa de la ciudad de un posible ataque de grupos masistas. Hoy ya ni puede defenderse porque está muerto; seguirán diciendo todo contra él, aprovechando su ausencia definitiva.

Segunda certeza: hubo un grupo de cruceños decididos a defender su departamento incluso con armas. Segunda duda: ¿eran de verdad terroristas? No tiraron ni una bomba casera, aunque sí dispararon muchos misiles verbales, como lo hicieron, en su momento, los miembros del Ejército Guerrillero Tupac Kataria (EGTK), del que fue miembro Álvaro García. La parte acusadora, el gobierno, dice que sí atentaron contra el Cardenal. Si fuera cierto, “terrucos” chacras, se equivocaron de enemigo. Los acusados dicen que el ataque fue armado por el gobierno. Svonko Matkovic (padre) reveló que los agentes masistas usaron el vehículo del padre del Ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana. El Gerente de aquel entonces de Las Américas, Hernán Rossell, aseguró que Rozsa y sus amigos no salieron del hotel la madrugada del 15 de abril, al menos por la puerta, salvo que se hayan descolgado por la ventana como el Hombre Araña.

Tercera certeza: Rozsa combatió en una guerra. Tercera duda: ¿era tan capo como para dividir el país enfrentando a 30 mil soldados del Ejército, fuerzas Naval y Aérea? Quizás quiso reclutar a 300 “espartanos” como aquellos que resistieron hacen miles de años a miles de soldados de Jerjes (no a nuestro Justiniano, sino al Persa). Después que murió y cómo murió pongo en duda su capacidad militar, pues, cayó como un aprendiz ante un grupo de policías, ni siquiera ante nuestros rambos de Sanandita, que como exreservista, sé que son de temer. Salvo que haya sido traicionado.

Cuarta certeza: existió Marcelo Soza (y sigue existiendo). Quinta certeza: fue y es un corrupto, y sexta: fue un fiscal de terror. Tenía tanto poder y confianza del gobierno que podía acusar incluso a un inocente hasta hacerlo sentir culpable a tal punto de robarle dinero. No sabemos si por conciencia o por seguridad o porque sus acusados le pagaron más, decidió irse, pero antes, dejó un audio en el que dijo que no había pruebas y que si se caía el caso, se caía Evo. En ese momento, dudamos, pero después que nos mandó desde el Brasil una carta ratificando lo que decían esos audios, las dudas pasaron a ser certezas.

Cuarta, quinta y sexta dudas: ¿Cómo no creer a Soza si fue el investigador del caso? Pero a la vez, ¿cómo no dudar de él si traficó con el miedo de las personas? ¿Cómo no dudar de todo el caso después de escuchar a Soza y Ormachea?

Séptima certeza: la “justicia” en Bolivia es terrorista porque causa terror. Séptima duda: no sabemos si este caso acabará cuando Bolivia celebre su Bicentenario. Es tan terrorífica que cuando declare culpable a un imputado éste ya habrá excedido los años que debía cumplir en la cárcel si hubiera sido sentenciado; y si lo declaran inocente, habrá perdido 16 años de su vida porque ningún Estado indemniza prolongando la vida de un inocente o rejuveneciéndolo.
Octava certeza: retrocedimos en la institucionalidad del Estado, se sigue enjuiciando a las personas por su ideología y no por sus hechos. Ayer los neoliberales corretearon a los izquierdistas, hoy éstos corretean a los derechistas o autonomistas. Octava duda; ¿tendremos algún día un Estado que juzgue a las personas por sus hechos y no por sus ideas ni sueños?

Novena certeza: es tiempo de que intervengan el Defensor del Pueblo y Derechos Humanos para ayudar a encontrar justicia y esclarecer el caso, los derechistas y extranjeros también son humanos y también son pueblo. Novena duda: ¿lo harán?

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