A ojos vista

VENEZUELA

Mario Mamani Morales

Cuando el presidente de los EE.UU. de Norteamérica, Donald Trump, anunció como una posibilidad la opción militar contra Venezuela, recordó además en tono amenazante: “estamos en todo el mundo, tenemos tropas en todo el mundo”, demostrando que no es ningún secreto que esa potencia se considera el amo y sereno de todos los países del orbe.

Para ubicar sus bases militares, el Pentágono, tiene no sólo objetivos políticos sino fundamentalmente económicos. No cualquier nación es invadida, atacada o tomada, éste tiene que ser un país rico en recursos naturales que son de interés de los norteamericanos, especialmente de petróleo, gas natural, alimentos y otros. Para comprobar esta afirmación basta revisar históricamente qué países han sido el objetivo militar de EE.UU. antes y ahora.

Venezuela es un país rico. Tiene las reservas más grandes del mundo en cuanto a petróleo se refiere, recurso natural que es vital para la hegemonía que ostenta el país del norte y que consume diariamente. El país latinoamericano, además posee gas natural en cantidades enormes y de reserva capaz de abastecer una parte importante del mercado del Norte. Actualmente estos recursos son traídos allende los mares; pero Venezuela “está cerquita”, como dijo el presidente Trump. Sería iluso quien no entienda esta verdad.

No hay duda que por ser EE.UU. el país con la primera economía mundial, sigue siendo atracción de muchos, llegar a esa potencia y radicar, mejor si adquiere esa nacionalidad. Todos los días son millones de personas que quieren cruzar sus fronteras y no importa ser ilegales ahí dentro en la esperanza de labrarse un “mejor futuro”: el sueño americano.

Varios países latinoamericanos que aplaudieron la sanción económica impuesta a varios líderes políticos allegados al régimen actual de Venezuela, bajaron el tono cuando escucharon la amenaza de la “opción militar”, que en otras palabras significa invasión a la patria de Bolívar, un ataque directo al sueño del Libertador que era ver un Continente unido, como una sola nación, libre, soberana, con autodeterminación. Si ese ideal se cumplía, otra sería la historia, no sólo de América, sino del mundo.

Cuando se trata de Venezuela, no se dice toda la verdad a través de los medios masivos de comunicación, es decir, no se conoce la otra cara de la medalla. Por ejemplo: ¿Quiénes están en las calles en protesta contra la política económica y social que impera? ¿Venezuela es sólo la capital Caracas donde se originan las protestas? Si la mayoría de los venezolanos tendría hambre, no tendría medicinas, acceso a la educación, vivienda, condiciones de vida sino de lujo pero aceptables o mejores que en el pasado ¿duraría un día más el gobierno de Maduro? Recuérdese que es aplicable en todo el mundo esto de que: “la voz del pueblo, es la voz de Dios”.

Venezuela tiene 32 millones de habitantes. De manera “masiva y militante” acudieron cinco millones a emitir voto contra la Constituyente de Maduro. Y, ¿el resto  no cuenta? ¿Cuántos son? ¿No son ciudadanos? ¿También no tienen qué comer o dónde vivir?

Para acallar las voces de apoyo a las sanciones a Venezuela, la Asamblea Constituyente aprobó adelantar las elecciones generales en ese país, será la decisiva, es decir, el pueblo acudirá a las urnas para demostrar qué tipo de gobierno quiere: o mantiene ser la nación que soñó Bolívar, libre y soberana, o acepta ser el segundo patio del país más poderoso del mundo.

Una posibilidad de adquirir de manera rápida la ciudadanía norteamericana es jurar lealtad o fidelidad a la bandera de los EE.UU., enrolarse a las filas de su ejército, invadir países bajo esa bandera. Se frustra esa posibilidad para algunos opositores.

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Esparcidos

Mario Mamani Morales

Cuando fracasó el intento de los hombres de alcanzar el cielo a través de la construcción de la Torre de Babel, la humanidad fue esparcida por el mundo según la lengua que entendían. Dios ocasionó una gran confusión en la muchedumbre, según el relato bíblico. Podemos entender esta escena como la primera migración masiva que se produjo para habitar diferentes territorios, hoy convertidos en naciones.

En los días actuales continuamos siendo dispersos por la necesidad de sobrevivencia, en ocasiones inclusive dejando para siempre los orígenes o las raíces culturales para asumir otra; pero se trata de sobrevivir.

El departamento que más migrantes recibe es Santa Cruz, allí existe una heterogeneidad cultural y de estirpe; toda una gama de personas que diariamente mueven la economía, una dinámica que hace el progreso, expansión de los anillos de la ciudad o nacimiento de otros pueblos.

Roboré es muestra de esta realidad. A poco más de 400 kilómetros de la Capital. Ligada a la cultura y la red turística chiquitana. Allí la actividad es febril, incluido los fines de semana porque los familiares de los conscriptos, cobijados en cuatro unidades, llegan de todas partes del país para visitar a sus seres queridos.

Javier es un joven que cumple el servicio militar obligatorio. Se lo encuentra en uno de los puestos de venta de comidas del mercado de Roboré. “Mis padres se vinieron del norte de Potosí hace años, yo nací en el monte de territorio Guarayo”, conversa con los comensales a los que atiende muy servicialmente. Cuando salgo de “franco” vengo a este puesto y la señora me deja trabajar, sostiene.

Me alimento bien, señala, y esto se puede comprobar porque al final del trabajo en las horas críticas de medio día, él se sirve un buen plato, se sienta a la mesa y come con avidez. “Nadie me viene a visitar y mis padres ni saben que estoy aquí”, afirma.

Él es un soldado vivo, no se morirá de hambre. No tiene visitas como el resto de sus camaradas; pero por algunas horas deja el uniforme militar y trabaja para ganarse la comida del día.

Roboré es un lugar turístico por excelencia. Sus alrededores son paraísos, con vertientes únicas, balnearios, otras obras dejadas por los jesuitas en cuanto a religión se refiere. A 30 kilómetros más allá está Aguas Calientes cuyas arenas son consideradas terapéuticas  y la oferta de transporte es fluida por tierra o el ferrocarril.

“Dejé mis orígenes hace más de 30 años, tengo mis raíces en Punutuma, departamento de Potosí”, conversa el chofer de un vehículo conocido como los “surubis” que hace el recorrido por esta ruta. “Estoy bien, me casé en Roboré, el auto es mío, tengo mi casita, en el matrimonio fui bendecido con tres hijos, no me quejo”, cuenta con las manos firmes en el volante y la mirada al asfalto candente a algo más del medio día.

¿Piensas volver a tu pago? Pregunta uno de los pasajeros. “No, allá la vida no era fácil”, responde; pero dice que de vez en cuando, va para alguna fiesta patronal o al llamado de algunos familiares que todavía quedan en su pago de origen.

“Yo vine de una provincia de La Paz, Omasuyos”, afirma alegre un hombre que pasa los 60 años. Tiene la tez morena, alegre. Vende comidas y salteñas en una parada final del servicio de mototaxis, frente al hospital de Roboré. “Soy jubilado, trabajé como portero por más de 30 años en único Colegio que había”, comparte. “Me vine chico, ahora estoy acostumbrado aquí”, sostiene, en un leguaje con tono oriental. Los seres humanos vivimos esparcidos por el mundo, sobrevivimos.

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Cambios

Mario Mamani Morales

Acabamos de cumplir 192 años de existencia como país, presente en el consenso mundial de las naciones del mundo. En las tres últimas décadas se han producido profundos cambios dentro de la historia, cuyas páginas han sido escritas con dolor, sometimiento, saqueo de las riquezas, enriquecimiento de pocos hasta erigir fortunas en el exterior gracias a las pulmones escupidos con sangre de los sometidos en una condición similar a la esclavitud sino en las minas, también en las haciendas dejadas por los españoles. Una historia dramática.

Antes de éstos 30 últimos años, era impensable que las Fuerzas Armadas, es decir, los soldados bolivianos marchen por la misma acera que los ciudadanos de a pie, el pueblo, que además pagaba (aún lo hace) sus uniformes vistosos, sus ingresos mensuales, sus armas, viviendas y otros beneficios.

Sus jefes y oficiales se consideraban una casta especial; con una arrogancia y desprecio por el pueblo;  por los obreros y campesinos, también por los jóvenes universitarios de esos años que eran considerados sus enemigos. Muchos salieron de ése pueblo; pero para vestir uniforme se cambiaron de apellidos, negaron sus raíces, su condición social dejada atrás con la complicidad de sus propios familiares para que hagan fila en la nueva casta.

En los gobiernos de facto siempre convocados a salir a las calles y plazas para reprimir la protesta del pueblo, matanzas crueles de miles de civiles que exigían democracia, respeto a los derechos ciudadanos, salarios justos, tierras para los campesinos.

Durante las dictaduras, los jóvenes oficiales obligados hacían un curso en la “Escuela de las Américas”, ubicado en Panamá de donde volvían con una insignia prendida que rezaba: “uno para todos y todos para uno”, que cubría el entrenamiento anticomunista, la garantía de obedecer sin derecho a opinar a la obediencia del imperio de Estados Unidos de Norte América, que además financiaba el curso.

El pueblo gritaba al unísono: “abajo la bota militar…”, luego la represión, el estado de sitio, el confinamiento, andar con el testamento bajo el brazo, o los campesinos reducidos al son del “pacto militar” que era levantar siempre en andas al gobierno de turno; caso contrario tildado de “rojo, comunista”.

Rescatar la democracia que se vive hoy tuvo el costo de muchas vidas, obreros, campesinos, universitarios. Los soldados al frente y el pueblo en marcha contraria, sin temor a las balas, las tanquetas, las metrallas o los aviones de caza sobrevolando bajo, infundiendo miedo; pero las ansias de libertad podían más. Hoy las condiciones son diferentes.

Bolivia es diferente de hace tres décadas, más los últimos diez años cuando las Fuerzas Armadas tienen otra mirada de ése pueblo: ayer enemigos, hoy caminando, mejor, marchando juntos. ¿Será falsa esta percepción? ¿Volverían esos años de terror y dictaduras para someter al pueblo? ¿Se volvería a vivir los anuncios de una asonada militar? ¿Civiles tocarían las puertas de los cuarteles para invitar a los soldados a golpes de Estado como ocurría con algunos que hoy todavía viven? ¿Está bien cimentada esto de la descolonización? ¿La sangre del pueblo corre de verdad en las venas de quienes tienen mando en las FFAA?

En los tiempos actuales y dadas las condiciones del avance de la tecnología militar es irresponsable pensar en un Ejército para la guerra tradicional; las batallas  hoy son de otra naturaleza y fin, por tanto se tiene otra concepción de tener una Fuerza Armada; pero por sobre todas las cosas es importante que ésta esté dentro del pueblo, unida al él como la piel cubre al cuerpo, garantizar su crecimiento, desarrollo, libertad, soberanía e independencia que antes era sólo teoría. Algo para reflexionar sobre las paradas militares.

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La luz

Mario Mamani Morales

A partir de este invierno pagaremos más por el consumo de energía eléctrica. Según los cálculos el incremento irá desde 90 centavos hasta un máximo de 30 bolivianos. En promedio, cerca de tres millones de la población pagarán Bs. 4.00 como incremento mensual.

No podemos negar que este servicio se ha extendido notablemente en el territorio nacional. Es difícil encontrar alguna población rural que no tenga esta energía domiciliaria. Ya no se compra ni lleva dificultosamente el kerosene para el mechero rústico y artesanal que era normal en una morada en el campo. Ahora es suficiente apretar el interruptor y se hace la luz.

Por el incremento del 3% de las tarifas por el consumo de energía eléctrica, aprobado por la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Electricidad, (AE), ya se tiene movilizaciones de protesta para revertir esta medida, calificada de atentatoria a la economía familiar. La COB convocó a un ampliado nacional para tratar este asunto y se anticipa que habrá oposición a este “tarifazo” como se ha venido en llamar.

¿Quién se beneficia con este incremento? ¿A dónde irá la plata que se recaude por esta medida? ¿Mejorará el alumbrado público? ¿Se llevará energía a los barrios, zonas o el área dispersa donde todavía no se tiene este servicio? La explicación de las autoridades del ramo fue categórica: se pagará más por el costo de los recursos termoeléctricos con que se genera la energía eléctrica en el país.

Según los datos que se tienen, un poco menos del 40% de energía que se consume en Bolivia proviene de las generadoras hidroeléctricas, el resto de las termoeléctricas que trabajan con gas natural. Lo que preocupa es que cada vez más los recursos hídricos en el Bolivia son menos. Nuestras cuencas de agua disminuyen en su caudal o se secan. Nuestras cordilleras ya no tienen nieve por el calentamiento global. Por la falta de agua en muchas poblaciones rurales la migración se hace visible. No es necesario ser investigador meticuloso para darse cuenta que hay lugares cercanos a nosotros donde no hay agua ni para los animales, peor para el consumo doméstico.

Otro factor: cada vez más el frio es intenso, las temperaturas bajan, entonces en las ciudades se recurre a la estufa. Veamos las oficinas públicas donde se tiene aire acondicionado, ahora también en los domicilios particulares. Esto no es malo, es más bien una necesidad. ¿Pero el costo?

El gas natural es una bendición para producir energía eléctrica; pero es un recurso no renovable, es decir, se acaba. Bolivia es un país bendecido, los especialistas afirman que tenemos reservas de gas para unos 500 años, el petróleo nos alcanzará para unos 80 años más; pero no por eso hoy, los que vivimos en esta generación no tengamos que pensar en el futuro. ¿Qué quedará para nuestros herederos?

No pocos bolivianos dependen de la biomasa como energía como combustión para la cocción de sus alimentos: leña, carbón; pero cada vez más hay que recorrer muchos kilómetros para abastecer al hogar de estos recursos. También se agotan.

El potencial geotérmico que tiene Bolivia para producir energía continúa en estudio, especialmente en cercanías de Laguna Colorada, sudoeste potosino. En el aprovechamiento de energía solar no se tienen avances importantes, sólo en captaciones domiciliarias a pequeña escala. Otra posibilidad es la energía eólica que de vez en cuando hace noticia; pero requiere mucha inversión, al igual que el aprovechamiento de minerales radioactivos y nucleares que son alternativas.

El problema de la energía se advierte difícil al futuro. Es necesario avizorar una política de Estado que se comparta entre todos.

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Recuerdo del maestro

Mario Mamani Morales

Han pasado algunos minutos desde que los niños ingresan al curso después de la formación general en el patio de la escuela con la que comienza la jornada. Uno de los alumnos entra atropelladamente al aula y trae consigo una rueda de goma con su “manija” de grueso alambre que es el juguete de moda de la temporada. El Maestro, con voz severa, pide que de inmediato le entre el aro y con su navaja que pende de su cinturón junto a un manojo de llaves, corta la goma y muestra un chicote a los estudiantes.

“Desde hoy este látigo se llama San Martín, saca lo malo mete lo bueno”-dice amenazador y el niño que llegó tarde estrena el nuevo instrumento con tres porrazos que son recibidos con estoicismo, nada de llanto. Desde ese día el objeto es parte de la pared donde está el pizarrón, la almohadilla y las tizas. No hay niño que a lo largo de la gestión no haya recibido un sanmartinazo por cualquier motivo, más aún cuando la tarea no está bien hecha.

La temporada de exámenes finales era todo un afán. Se recibía la visita de docentes pares de otros establecimientos educativos cercanos que llegaban a la Vieja Casona, bien vestidos, serios y con la mirada inquisidora a los estudiantes a examinar. La evaluación era individual y por materias. Había en la mesa una caja con los bolos que contenían las preguntas. El alumno sacaba uno y entregaba al tribunal, se leía en voz alta y el examinado tenía que responder con ímpetu, sereno, claro y preciso; si mostraba duda o titubeaba, reprobaba la materia. Además este acto era público donde estaban los padres de familia.

En el examen se daba preferencia a matemática, lenguaje, historia e instrucción cívica llamadas troncales adicionada las otras asignaturas que eran parte del programa anual de curso. Eran tiempos en que no se conocía el bolígrafo o la “punta bola” que es común hoy. A la escuela se asistía con el tintero: bote de tinta roja, azul y el plumafuente para realizar el cuaderno en limpio que de verdad, no debía tener ni una mancha, el “secante” era una tiza.

Se pasaba un susto cuando el maestro decía que al día siguiente el alumno debía venir a la escuela con la mamá o el papá. Generalmente era para una queja, incumplimiento de tareas o después de una “chachada”. La madre, después de un tirón de orejas delante de todo el curso decía al profesor: “le entrego a mi hijo para que me lo eduque, que se haga hombre de bien”, entonces el docente asumía ese rol, era el segundo padre.

Imposible soñar con los celulares de hoy, la computadora o el internet. Para hacer las tareas obligado ir a la Biblioteca, se leían o consultaban libros, se hacían resúmenes, ni pensar en las fotocopiadoras o “pásame a mi correo”.

Los Maestros de antes infundían respeto antes que temor. Utilizaban las palabras apropiadas para impartir sus materias. Impecablemente vestidos. Las maestras siempre en traje de dos piezas. Su maletín con todo el material pedagógico, su mirada cariñosa pero de autoridad.

Con las nuevas corrientes pedagógicas y el correr del tiempo, siguen habiendo maestros y continuarán siendo insustituibles para enseñar; pero la educación cambia de concepto. El “San Martín” es reliquia de museo, ni siquiera mirar con ojo severo al estudiante porque el padre de familia acudirá inmediatamente a la escuela para pedir cuentas al maestro “por el maltrato en aula”, no para exigir ser más estricto; pero al final de cuentas, sigue siendo el responsable del saber de las generaciones.

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Ser mujer

Mario Mamani Morales

Cuando la discriminación y la exclusión social eran consideradas como normal en la sociedad boliviana, se tenía servidumbre gratis en las casas de las familias consideradas ricas o de falso abolengo. Como las niñas en el campo tenían pocas oportunidades de estudiar, eran enviadas o colocadas en casas “respetables” en las ciudades para que aprendan –dizque- labores domésticas.

Las estadísticas oficiales reconocen que en el país el 13% de la población boliviana era analfabeta; pero otros estudios señalan que esta cifra sobrepasaba el 23% de gente que no sabía leer ni escribir, esto hace como tres lustros. En este segmento de iletrados estaban las mujeres, especialmente jóvenes del campo, sea en el altiplano o los llanos orientales. “Sólo el varoncito podía estudiar”, reconocen nuestros mayores.

Según el gobierno actual, de cada 100 personas sólo tres no saben leer ni escribir. Con orgullo mencionan que se ha izado la bandera blanca en todo el territorio nacional. Esto significa que se producen cambios significativos en la sociedad; ahora hay más mujeres que hombres en todo el sistema educativo del país, con algunas excepciones estadísticas, incluida las universidades. Mujeres descollan en carreras antes destinadas tradicionalmente para hombres.

Descrito este escenario, se advierte que las hijas de las familias “humildes” ya no conforman esa masa de servidumbre gratuita en las casas de los ricos, ya no son explotadas inmisericordemente ni acuden de su voluntad a la prostitución o a trabajos denigrantes para el ser humano. Otra es la realidad.

A falta de esa legión de mujeres que se sometían a la explotación, hoy se recurre a la trata y tráfico de jóvenes para llenar esos vacíos, ocurren los plagios y diariamente se conocen denuncias sobre la desaparición de personas, especialmente del sexo femenino para ser iniciadas luego como “damas de compañía” o ser sometidas a la esclavitud sexual. Desaparecido o disminuido un mal, aparecen otros que atentan a la integridad de la mujer.

Otro hecho nefasto que es real es el auge de la migración campo-ciudad. Este fenómeno social trae consigo la vigencia de la exclusión y de la marginalidad que afecta a toda la familia que se ubica en la periferia de las ciudades, especialmente las más pobladas y económicamente atractivas.

Las jóvenes, ahora con años de escolaridad, obligadas por las circunstancias, buscan sustento en algún trabajo. ¿Cuánto se las paga? ¿El mínimo nacional? ¿Cuántas horas deben trabajar? En la realidad, pagar Bs. 2.000 ya se hace difícil para la acrecentada familia de clase media que reúne algo más de cuatro mil de ingreso mensual. Hay que pensarlo dos veces antes de contratar una ayuda doméstica.

Pese a los avances significativos en la sociedad, se advierte que las mujeres llevan la desventaja; allí existe la pobreza, la desocupación laboral especialmente para las profesionales con título universitario que ya suman miles en todos los campos del conocimiento humano, esto trae aparejado la violencia familiar como consecuencia de lo económico, la marginación política existe con las denuncias últimamente conocidas en detrimento de la mujer.

Todo esto conlleva a que surjan otros conceptos como los asuntos de género, la búsqueda de una conciencia de igualdad de oportunidades, el liderazgo de mujeres en la economía, la política, el emprendimiento empresarial, en definitiva, movimiento de mujeres que asumen un rol significativo como nunca antes visto en la historia. De esas mujeres que antes de la mitad del Siglo pasado no tenían ni derecho al voto ciudadano, hoy deciden en muchas campos de la realidad del Estado Plurinacional. Lo que se advierte es que se producen cambios irreversibles en valores, costumbres y conductas que demuestran que las familias cambian.

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SALARIOS

Mario Mamani Morales

Las diferencias de los ingresos económicos hacen que en Bolivia los ciudadanos estemos muy lejos a vivir un movimiento al socialismo. Al igual que en los tiempos de los gobiernos neoliberales, la distancia de las percepciones salariales nos desunen y surgen los descontentos, más aún si se tiene en cuenta que los más privilegiados económicamente, en su mayoría, no son un aporte al país.

Quienes perciben mensualmente un promedio de 14 mil bolivianos están en las gobernaciones y las alcaldías, son los asambleístas y concejales. Cada uno de ellos con asesores personales, gente de apoyo y gastos de representación, acostumbrados a ser adulados, muchos de ellos sentados en sus curules por muchos años consecutivos o intercalados porque apostaron a agrupaciones políticas de diferentes colores, lejos de sostener ideología, posición y principios. ¿Se da cuenta?

Con ingresos mensuales superiores a los 17 mil bolivianos están, en similar situación que los anteriores, los diputados y senadores de la Asamblea Legislativa Nacional. Ahora ha tomado revuelo el anuncio de que se incrementaron sus haberes en algo más que 22.000 Bolivianos mes, fuera de cartas y espadas, es decir, pasajes, viáticos, gastos de representación, asesores personales, gente de apoyo en cada momento. ¿A cuántos los conocemos por su efectiva participación y aporte al país?

Por la práctica del nepotismo político, cuando dejan un curul en la Asamblea, inmediatamente son nombrados ministros, viceministros, embajadores o por lo menos cónsules; siempre con buenos ingresos económicos; a nivel departamental son secretarios generales, directores o por lo menos asesores en la cúpula administrativa. Rotan en los cargos de aquí para allá; pero siempre asidos al carro del poder. Así transitamos en el movimiento al socialismo.

Por otro lado las diferencias que nos distancian están entre quiénes tienen alta especialización en algunas áreas específicas: hidrocarburos, minería, agroindustria, telecomunicaciones, empresas de consumo masivo cuyos ingresos mensuales oscilan entre 40 mil a 60 mil bolivianos mes; dos o tres veces más que el sueldo del presidente de Bolivia; pero son pocos; gozan de bonos de desempeño, atención de salud exclusiva, seguros de vida, préstamos, servicios en telecomunicaciones corporativos, servicio de comedor y otros privilegios.

No podemos dejar de mencionar que también los sueldos y salarios son altos en algunos niveles de la Universidad boliviana, no todos porque una mayoría son docentes invitados o a tiempo horario, éstos son los explotados; diferencias, existen.

En las instituciones públicas hay varias que transparentan el ingreso mensual de sus empleados o funcionarios que en promedio van desde los Bs. 17.000 en la alta gerencia y Bs. 4.000 para el personal de servicio. Un profesional intermedio cobra al menos Bs. 13.000 al mes. ¿Quiénes pueden acceder a estos cargos? ¿Cómo se los nombra o designa? La empresa privada es otro asunto, allí si se paga bien, pero el empleado o trabajador debe ser competente, sino, patitas a la calle.

Un licenciado en educación (antes maestro o profesor)  ahora ganará Bs. 2,477.64 como haber básico, para doblar este sueldo deberá haber trabajado al menos 20 años y haber ascendido de categoría. ¡Vaya diferencia en un país que se dice marchar hacia el socialismo! Para un ejemplo socialista: en Cuba, los mejores pagados son los trabajadores en Educación y Salud. Los representantes nacionales (parlamentarios) son obreros, trabajadores y gente del pueblo, no perciben dietas especiales.

Con esta mirada, se hace necesario revisar estas diferencias entre bolivianos, de lo contrario, el discurso de que el Estado Plurinacional avanza hacia el socialismo es pura mentira, discurso u oportunismo para pocos. Al igual que en las épocas de regímenes anteriores, la distancia ya es abismal entre los arrimados al poder y el pueblo.

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“La tierra está cansada”

Mario Mamani Morales

Por donde veamos Bolivia es un país bendecido. Nuestros mercados están abastecidos de la producción agrícola anual. Se encuentran artículos de primera necesidad al alcance de todo bolsillo. Pobres y ricos tienen la posibilidad de llenar la olla y la oferta generalmente supera la demanda. Hasta se observa que en ocasiones los productos que no se vendieron son desechados a montones.

¿Cuánta gente encontrará sustento en el círculo de la comercialización de los artículos de la canasta familiar? Al productor le conviene vender al por mayor, entonces aparecen los intermediarios o revendedores, según sea la ocasión. Los precios se elevan como el producto haya pasado de mano en mano hasta llegar a la olla familiar. Es una característica de nuestros mercados.

Los entendidos en culinaria, especialmente extrajera, no dudan en afirmar que los alimentos producidos en Bolivia son de calidad, todavía se tiene un ciclo de cosechas ecológicas, con abono natural, por tanto, apto para el consumo humano. En otras partes del mundo la producción es con ayuda de químicos, fertilizantes y la semilla alterada genéticamente. Claro que en algunas partes de Bolivia también se recurre a estas experiencias; pero no es general.

Los mercados en Bolivia crecen con la oferta de productos nuestros. Parece contradictorio en relación a las estadísticas del despoblamiento de las zonas rurales. Es decir, hay menos habitantes en el campo y hay más producción agrícola. A priori encontramos algunas respuestas: se afirma que se provecha la tecnología agrícola que presenta muchas mejoras en las últimas décadas y se ha aprendido a manejar las semillas como también el ciclo del tiempo en relación con la naturaleza.

Las ciudades crecen en progresión geométrica, más y más habitantes que prolongan la periferia; consumen en el mercado y éste nunca queda vacío. En algunos artículos de primera necesidad se observa que la importación o el contrabando suplen esa insuficiencia. Los analistas dicen que los bolivianos somos pocos, apenas once millones de habitantes. Nos podemos abastecer, sostienen.

¿Será siempre esto así? ¿Qué nos depara el futuro? Por la migración campo-ciudad hay comunidades que  van quedando desiertas porque sus habitantes se fueron a las ciudades o áreas urbanas; las escuelas subsisten casi vacías por falta de alumnos. No es novedad que las autoridades originarias exijan u obliguen a las familias de la comunidad que inscriban a sus hijos en la escuela del pueblo, so amenaza de quitarles sus terrenos o negar todos sus derechos ancestrales.

En algunas comunidades rurales sólo quedan ancianos, al cuidado de los pocos animales o los sembradíos temporales. Los hijos se han ido a la ciudad o al extranjero. Lo que ocurre hoy es que todavía vuelven en temporadas de siembra y cosecha. La tercera generación ya no volverá, es más, renegará de sus orígenes. ¿Qué será del campo?

Según un dirigente campesino, quien no se metió a la politiquería partidaria, se aplicará con el tiempo eso de que “la tierra es de quien la trabaja”, las tierras que se abandonan pasarán a ser propiedad de la comunidad, entonces habrá la posibilidad de otorgar tierras a quienes hoy no la poseen o tienen sólo una pequeña parcela, condición: hacerla producir.

Según se prevé, surgirá la necesidad de buscar políticas adecuadas para el uso de la tierra que se abandona a consecuencia de la migración o despoblamiento del área rural, fenómeno que no sólo es en Bolivia sino mundial, es otra etapa del procesos histórico que vive el mundo desde los primeros años de este siglo XXI. A esto hay que añadir la observación sabia de los ancianos en el campo: “el tiempo está cansado y la tierra también”. ¿Qué mensaje nos quieren dejar?

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Nuestra injusticia

Mario Mamani Morales

Si las cosas marchan como van, en octubre de este año volveremos otra vez a las urnas para emitir nuestro voto de cuyo resultado emergerán las nuevas autoridades en todo el sistema judicial del Estado. Se prevé, a diferencia de lo que ocurrió en 2011, los postulantes serán los que estén forrados de méritos académicos, será la Universidad boliviana que valore los puntajes a ese nivel.

Hay otra característica de la que no se está hablando, salvo que en esferas del actual gobierno ya se haya tomado en cuenta: los nuevos tribunos tendrán la posibilidad de ser los jueces de los actuales gobernantes si éstos dejan el poder como voluntad del pueblo en las elecciones generales previstas para el 2019. Las cosas no parecen ser sencillas para el futuro próximo.

En el supuesto caso de que la oposición se haga del gobierno, no dudarán un instante en intentar llevarlos a la justicia a las autoridades que hoy están en el poder. Nadie puede atribuirse descubrir que eso así sería. Está previsto que eso de la “persecución política” se mantendría vigente, entonces para los del otro lado.

Vivir en democracia es un aprendizaje constante. Bolivia es un país joven en esta ruta continua, apenas 35 años; No aprendemos cómo dotarnos de autoridades de justicia que sean idóneas, incorruptibles, regidas a las leyes; menos formarlos en nuestras Casas Superiores de estudio con esa mira de aplicar verdadera justicia que el pueblo litigante clama. Se advierte que la crisis actual es también cuestión de qué enseñar en nuestras universidades a los profesionales en leyes.

Si miramos rápidamente los ciclos de nuestra historia, nos damos cuenta que en los primeros años de nuestra vida republicana la justicia estaba en manos de los doctores que manejaban sujetos a lo que era la colonia, no hubieron cambios significativos, es más, ellos eran los grandes hacendados o los nuevos amos de la república que se fundó. El pueblo no era más que el pongo.

El  liberalismo, que emerge a finales del siglo XIX, pone énfasis en la idea de “ciudadanía”. Al intentar eliminar el Ayllu, también pretende acabar con la justicia que tenían los indígenas que no conocían las leyes de la república, porque sencillamente no eran tomados en cuenta. Los liberales imponen el pensamiento de la libertad e igualdad basada en el concepto de ciudadano aplicado sólo para quienes sabían leer, escribir y pagaban impuestos, por lo tanto, la mayoría de los habitantes en territorio boliviano eran excluidos, además sólo eran reconocidos como “ciudadanos” los hombres. Es fácil darse cuenta cómo era la justicia en este ciclo de nuestra historia. Poder de los grandes gamonales.

Luego viene la Revolución Nacional de 1952. Se impone el Voto Universal, hombres y mujeres votan, no importa su condición de escolaridad, económica o social. Se da paso al ejercicio del sindicalismo pero alineado al gobierno de entonces; de manera general, esta etapa de nuestra historia marca el populismo, sólo así se entiende la incorporación de grandes masas campesinas, obreras y del pueblo mismo a las filas del movimientismo. Aquí ya se habla del cuoteo en la justicia.

Luego vivimos la etapa de la noche oscura de las dictaduras. ¿Cómo eran electos los tribunos de la justicia? ¿Quiénes llegaban a ser nombrados en la Corte Suprema de la Nación? ¿Cómo se aplicaba la justicia en cada departamento? Basta decir que el ciudadano tenía que caminar con su testamento bajo el brazo. Esta historia no cambia con el ciclo de los gobiernos llamados neoliberales. El cuoteo es definitivo, tribunales elegidos en las alianzas o acuerdos políticos.

Lo último y sus consecuencias, ya sabemos.

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HABLEMOS DEL PANEL

Mario Mamani Morales

Está pendiente que aquellos que viven de hacer política o politiquería salgan a través de los medios de comunicación masiva en una lid, otra forma de ofrecer circo al pueblo que se conforma con las migajas que hacen caer del banquete en que siempre están los poderosos, cualquiera sea el lugar que ocupen dentro de las ideologías, si es que tienen alguna y que la puedan sustentar con ideas y principios.

Seguro que el pueblo no quiere ver ni escuchar un debate banal en el que se trate de quien lanzó más bombas, dinamitas para volar postes de alta tensión o derrumbó puentes; ni quién se enriqueció con la privatización de las empresas productivas bolivianas ofertadas a precio de gallina muerta como el ferrocarril a los chilenos, los hoteles prefecturales, los yacimientos gasíferos, telecomunicaciones, la desaparición del LAB, y muchas otras para no seguir con la lista.

Tampoco será de interés saber que alguien ya dejó de usar su chalinita de vicuña cuando se codeaba con los poderosos de palacio y que antes le motivaron hasta de renegar de su apellido nativo, dizque para entrar a ése círculo, aunque ahora sólo le inviten para la foto. También al otro lado hay “amarraguatos” y otros muchos están por ahí, el pueblo los conoce y cumplen el triste papel de tontos útiles.

Ya se conoce que otros cruzaron los ríos de sangre que los separaba para seguir aferrado al banquete olvidando que por medio hubieron cientos de muertos, heridos, perseguidos y exiliados, que eran sus compañeros de lucha por la recuperación de la democracia; pero otros vivillos gobernaron al país junto a sus masacradores.

Ése discurso el pueblo conoce, sabe y no perdona. Al final sabrá qué decidir cuando tenga que elegir a sus gobernantes. Mientras tanto, otros son los problemas que preocupan al ciudadano común, la mayoría que se gana el pan con el sudor de su frente trabajando como hormiga en todos los rincones del país.

Una de las preocupaciones es, por ejemplo, la desaparición de las personas en las calles de las ciudadess. ¿Qué hacer frente a esta realidad? Hay jóvenes desaparecidas, niños, adolescentes y hasta adultos mayores, ¿dónde están? ¿Quién se pone en el lugar de los padres o familiares desesperados?

Sería bueno que los “discurseadores” respondan en su panel si saben cuántos jóvenes del país egresan cada año de las Universidades y qué hacen luego. ¿Cuántos se ven obligados a salir del país en busca de trabajo?

Las cárceles están hacinadas de gente, la delincuencia se mantiene latente, ahora con métodos más sofisticados para delinquir. ¿Cómo atacar este mal de la sociedad? ¿Qué está fallando? ¿Es sólo cuestión de cárceles y de alta seguridad? ¿Qué dirían sobre este punto los panelistas?

Se afirma que los bolivianos ya pasamos de ser más de 11 millones de habitantes; ¿pero cómo se atiende su salud? Hoy mismo hay centros construidos en los barrios de la ciudad donde no existen médicos ni enfermeras. De atención en especialidades, nada. ¿Sabrían decir algo sobre la realidad que viven, sufren y mueren bolivianos por el mortal cáncer? ¿Por la diabetes? ¿Qué tecnología médica tenemos en el país? ¿No serán miles de personas que hicieron fila hoy en los hospitales desde horas tempranas de madrugada en busca de una ficha?

El tema de la corrupción, ¿cómo atacarla? ¿Cuántos bolivianos tienen empleo seguro? ¿Cómo va nuestro sistema educativo y qué hacer en el futuro? ¿Qué planes hay para prever el anuncio de los tiempos difíciles por falta de agua? ¿Erradicar o ampliar la venta de ropa usada? ¿El narcotráfico? Esto no es todo. El espacio es corto.

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