A ojos vista

Muebles y alfombras

Mario Mamani Morales

Todas las instituciones, públicas y privadas, tienen sus muebles y alfombras. Si nos fijamos en detalle, los muebles son de madera prensada de industria brasilera, las alfombras son chinas o de otra procedencia extranjera. ¿Cuánto se ha gastado en estos bienes para cada oficina que existe en el país?

Los ejecutivos y sus secretarias lucen sillones bien pulidos pero no son de industria boliviana, los muebles de living en los despachos de altos funcionarios tienen costos altos mientras que en el recibidor o la antesala de las oficinas públicas dejan mucho que desear, hasta dan mal aspecto; pero sigue siendo la industria de muebles y alfombras.

A propósito de los muebles y alfombras para las nuevas oficinas del Ministerio de Economía, uno se pone a pensar: ¿por qué no se contrata la mano de obra boliviana en alfombras y se usa además madera nacional para los muebles para todas las dependencias del Estado? Si se considera que se destina alrededor de 15.000 bolivianos en muebles por cada funcionario de oficina: ¿cuánto de dinero se tiene invertido en estos bienes en todo el país?

Bolivia es rica en materia prima para la industria de muebles y alfombras. En el país existen alrededor de 15 mil unidades productivas de muebles que periódicamente realizan ferias en las capitales de departamento, se observan acabados de calidad, nuevos modelos, obra trabajada en madera fina y dura, ¿hay incentivo estatal para este sector?

La industria de la madera requiere además maquinarias, herramientas, insumos y otros accesorios que también pueden ser hechas en Bolivia, aprovechar, por ejemplo, las ferias de los institutos tecnológicos que se organiza anualmente; se conocen a los ganadores en diferente tipo de máquinas; ¿pero dónde está la producción en serie y al mercado específico? 

Los maestros carpinteros junto a su taller van desapareciendo, se pierde un valioso recurso humano y la calidad de su trabajo porque no existe apoyo alguno, menos se crea mercados, se prefiere lo importado, barato e inservible porque la madera reciclada está de moda y los muebles se traen desde el exterior.

¿Somos incapaces de fabricar nuestras propias alfombras? ¿Deben venir de China, Irán o la India? Los tapices que tenemos en casa, ¿qué industria tienen? La verdad es que no valoramos lo nuestro ni siquiera en estos rubros que han hecho noticia porque se destina 8,6 millones de bolivianos sólo para amoblar las oficinas de un Ministerio del Estado.

En el país se tiene calidad de alfombras con materia prima de los camélidos; llamas y alpacas, exclusivas con hilado manual, también puede aprovecharse la lana de ovinos; pero esta curtiembre que se acopia en las ferias de provincias (Challapata y otros lugares) va rumbo a Perú donde se industrializa y al país vuelve con valor agregado o se envía a otros mercados del mundo; pero con materia prima boliviana, igual ocurre con la industria de la madera.

Las gobernaciones, Alcaldías, el poder Judicial, YPFB y otras dependencias del Estado están amuebladas y alfombradas: ¿a qué costo y con qué industria? El mobiliario que se da de baja: ¿a dónde van a parar? Si la política de Estado fuera que toda oficina debe ser equipada en muebles, tapices y alfombras con industria nacional, serían miles de artesanos dedicados a esos rubros que tendrían trabajo, ingresos económicos, movimiento de capital, mejores condiciones de vida.

Se advierte que hasta en estos rubros somos dependientes de otros mercados, especialmente de la industria china o brasilera, estamos inundados por esas ofertas en nuestros mercados; por lo tanto a nadie interesa que se fomente lo nuestro, lo boliviano.

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HUELLAS EN LA HISTORIA

Mario Mamani Morales

En los años que existe Bolivia en el consenso mundial se destacan tres momentos históricos claramente definidos que tienen connotaciones políticas, económicas y sociales; pero tienen en común el mantener la dependencia de economías externas como país.

Cuando nace la República de Bolivia aparecen nuevos amos luego de que los españoles son derrotados en la guerra independentista, son los mismos caudillos de la subversión que se reparten las grandes propiedades que habían sido apropiados por los íberos, se mantiene el orden económico y social caracterizado por el dominio, el sojuzgamiento y explotación de los indígenas.

Todo intento de exigir derechos de los nativos es acallado con crudeza, severidad y negación a las tierras; siguen siendo los explotados en las grandes haciendas y las minas; producen materias primas para satisfacer los intereses de los nuevos amos, en ocasiones más crueles que los mismos españoles, se niega el derecho de ciudadanía, a la escolarización masiva, la relación entre el pueblo indígena y la dominación criolla es a través de los caciques apoderados.

Cuando surgen otros países independientes a lo largo y ancho de América Latina, sus economías son absolutamente dependientes y los gobiernos oligárquicos aceptan el ingreso de capitales extranjeros y el endeudamiento se hace extremo porque se pide crédito hasta para pagar intereses. 

La Guerra del Chaco es clave para adquirir conciencia de nacionalismo. Aquí surgen líderes de la clase media, comienza la influencia de las ideas políticas sobre el conjunto del pueblo boliviano hasta convergir en la Revolución de 1952 encabezado mayoritariamente por el MNR pero también aparecen otras agrupaciones políticas, entre ellas de tendencia izquierdista. La clase media y campesina toma participación.

Durante toda la etapa de las dictaduras, (1965-1982), los obreros organizados en sindicatos son los primeros movimientos sociales que toman en cuenta a los menospreciados en la primera etapa poscolonial de Bolivia. Los gobiernos de facto son combatidos por la izquierda boliviana, encabezados por dirigentes universitarios, clase media. Llegan al gobierno con la UDP y así sucesivamente. Se consolida el sistema democrático aunque no se profundiza porque se mantiene el desprecio étnico, la exclusión, y aparecen las nuevas élites políticas e intelectuales que predican la igualdad; pero una vez en el poder, se olvidan de la “izquierda”, varios de sus líderes, en los años 90s se alían con los partidos de derecha.

En estas dos etapas de la historia boliviana se acepta el poderío externo, primero de Europa y luego de EE.UU. de Norte América que se convierte en el gendarme de los países latinoamericanos, controla sus relaciones, impulsa la ascensión de gobiernos serviles, acumula las materias primas, estrangula sus economías a través de empréstitos, las bases militares en varias partes de los países latinoamericanos son expresión de dominio.

Con los albores del Siglo XXI América Latina vive otra etapa, ingresan en el escenario los Movimientos Sociales, organizaciones no siempre obreras; pero expresadas en sindicatos y federaciones campesinas; las Centrales Únicas de Trabajadores, los Movimientos Sin Tierra o el Partido de Los trabajadores, desde Venezuela para abajo. En Bolivia asciende al poder un indígena, apoyado precisamente por una masa despreciadas, explotada, humillada antes y después de la creación de Bolivia.

También en esta última etapa histórica la economía de América Latina, por tanto boliviana, es dependiente. Ahora no de Europa o Estados Unidos sino de los países asiáticos, especialmente China que emerge como nuevo amo del mundo, junto a la economía de la India y Brasil en nuestro Continente.

¿Qué rol jugamos en este escenario como Estado Boliviano? ¿Hacia dónde apunta nuestra economía? ¿No estamos invadidos de todo lo foráneo en nuestros mercados? 

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El AGUA

Mario Mamani Morales

La Naturaleza está enferma. Nos alerta a quienes la habitamos sobre las consecuencias fatales para la vida si no tomamos en serio la urgente necesidad de cuidar nuestro entorno. La falta de agua bebible en muchas partes del planeta ya es una catástrofe.

La falta de producción agrícola traerá como efecto el hambre porque no habrá dinero que alcance para comprar el alimento diario. Una tercera parte de la población rural ya vive una situación dramática porque las cosechas tempranas que se preveían quedaron reducidas a la nada por falta de agua; los sembradíos en grande, previstos para estas semanas, tienden a no realizarse por falta de lluvias. El bolsillo de las familias, es decir la economía, se vendrá abajo.

Los cambios en el planeta se sienten en cada lugar: los ojos de agua que se veían en el campo, sea donde se mire, han dejado de ser tales; las ciénagas se han convertido en áreas donde corre el viento, el polvo y no da alimento para los animales que migran, sufren de sed y mueren.

La historia reciente nos recuerda la “Guerra del Agua”, dramáticas jornadas en El Alto, La Paz y Cochabamba, se logra expulsar a las empresas privadas, francesa primero y la británica después, (1997-2003) y se crean las administradoras nacionales como EPSAS y SEMAPA; pero a partir de esas fechas ¿cuánto se ha invertido en agua y servicios básicos para Bolivia?

Quienes lideraron la lucha por el agua llegaron a ocupar ministerios, altos cargos en el gobierno actual y algunos todavía siguen como asambleístas nacionales; pero olvidaron dar continuidad a la lucha y cumplir los objetivos del milenio y el Plan de Desarrollo Nacional que tenía como objetivo lograr que el 70% de la población boliviana tenga agua potable hasta el 2015. ¿Se cumplió?

Sólo desde el 2003 al presente las ciudades se han expandido en su marcha urbana. El último Censo de Población y Vivienda revela estadísticas de que hay más habitantes en las ciudades que en el campo, esa gente que ha dejado el área rural y se ha asentado en las villas o la periferia de las capitales es la que más sufre la falta de agua.

Se demuestra que la vida ya no es posible ni en el campo ni en las ciudades. Vivir bien queda en el discurso; pero quienes tienen dinero viven mejor porque pueden hasta comprar cisternas de agua para cubrir sus necesidades: para el pobre ni gota.

La vida en las barrios periféricos y nuevas urbanizaciones donde no existe la infraestructura para el servicio de agua, es dramática; los enfrentamientos entre vecinos está por explotar y las consecuencias pueden ser fatales; en el campo, un ojo agua, una vertiente, un pozo, es motivo de disputa no sólo para el consumo humano sino para los animales que todavía quedan.

¿Esperamos que esta situación mejore? ¿Volveremos a admirar montañas cubiertas de nieve? ¿Los ríos volverán a tener su cauce de antes? ¿Volveremos a tener temporada de lluvia como antes? ¿No cuesta menos un litro de gasolina que otro tanto de agua? ¿Lo que se vive hoy no es un anuncio del principio del final?

Bolivia sigue siendo el país con el índice más bajo en la cobertura de agua y alcantarillado en América latina, para lo peor, las empresas administradoras de estos servicios se han convertido en botín político partidario, clanes familiares, amigos y cuotas de poder que da resultado de ineficiencia, el dinero que el pueblo paga sólo alcanza para sueldos elevados, no para invertir en su desarrollo. ¿Sabemos cuánto se recauda cada mes y dónde se destina?

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S-151116

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INDOLENCIA DE LAS FICHAS

Mario Mamani Morales

Una de nuestras debilidades como Estado es la atención a la salud. Desde la República practicamos una medicina curativa antes que preventiva. Para atender la salud nos preocupamos más por “agarrar la ficha” antes que la misma enfermedad. Es el calvario mayor para un enfermo.

Si tenemos familiares que pueden ir de madrugada, tres o cuatro de la mañana, ante el seguro y alcanzar a la cola de la “ficha” es un privilegio; si no hay parientes  el enfermo debe soportar el frío, la caminata de casa a la Caja, la larga espera y para su desgracia encontrarse con el anuncio de que “los cupos para hoy ya están llenos”. Sólo diez fichas para el especialista.

Al día siguiente el paciente está peor y al otro día pasa a la “presencia del Señor”. Éste es el trato a los asegurados en cualquier Caja, Hospital de cualquier nivel y peor si se trata de conseguir la consulta de un especialista.

Adquirir una enfermedad es un drama en nuestro Estado Plurinacional. Se acude al médico y no el médico al paciente. Hay que tener dinero para ir al doctor particular, adicionar el costo de los medicamentos, el análisis de laboratorio, los insumos, el tratamiento que dura semanas, meses o toda la vida tiene.

Esta realidad no viven los gobernantes, de aquellos que hicieron negocio con vacunas y la corrupción y desfalco de las Cajas de Seguro en la República o de los actuales que pueden ir a una clínica privada ante cualquier dolencia; pero jamás estarán en la “fila para la ficha”.

El drama es mayor cuando las indicaciones de la consulta no son precisas. Al paciente no le indican con claridad que debe volver en ayunas con muestras específicas o el enfermo no entendió bien y acude al día siguiente con la falta de alguna muestra. Suplicio: debe volver por nueva ficha al día siguiente, otra vez al médico y el protocolo.

De las ciudades que no están ubicadas en el eje central, los pacientes con diagnóstico reservado o terminal son derivados a La Paz o Cochabamba, pasajes por cuenta del enfermo o de sus familiares, pagar alojamiento, madrugar para la ficha si no se tiene la consulta asegurada con anticipación y el tratamiento específico. Para sorpresa, los resultados confirman que el paciente no padece la enfermedad de la que se lo trató, sino de otra, o es falsa alarma. ¿Es temeraria esta afirmación? ¿No tenemos algún familiar o conocido que pasó por esta experiencia? ¿O nosotros mismos?

¿Cómo vamos en equipos médicos de última generación para atender a los bolivianos? Escasos y caros, para lo peor dañados o en reparación. Hay que ir de aquí allá o viceversa para una resonancia, una tomografía, para una quimio o simplemente esperar que funcione la máquina. ¿La enfermedad espera? ¿Qué drama o angustia vive el paciente? ¿Y la familia? 

Mientras tanto, los anuncios de publicidad de las gobernaciones o los municipios saturan los medios masivos de comunicación sobre los miles de millones de bolivianos que perciben por concepto de regalías por hidrocarburos, la minería o el comercio; pero: ¿Cuánto de estos millones va destinado a cada ciudadano para atender su salud?

¿Es el Estado que corre con el cuidado de la salud del pueblo o es el ciudadano que debe mantener el sistema curativo, comercial y de pingües ganancias para la industria farmacéutica?

No sólo es cuestión de que el ciudadano tenga acceso a la consulta, lo importante es que tenga atención de calidad, porque un pueblo de enfermos no llegará al desarrollo del que tanto se habla.

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S-081116

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MUEBLES Y ALFONBRAS

Mario Mamani Morales

Todas las instituciones, públicas y privadas, tienen sus muebles y alfombras. Si nos fijamos en detalle, los muebles son de madera prensada de industria brasilera, las alfombras son chinas o de otra procedencia extranjera. ¿Cuánto se ha gastado en estos bienes para cada oficina que existe en el país?

Los ejecutivos y sus secretarias lucen sillones bien pulidos pero no son de industria boliviana, los muebles de living en los despachos de altos funcionarios tienen costos altos mientras que en el recibidor o la antesala de las oficinas públicas dejan mucho que desear, hasta dan mal aspecto; pero sigue siendo la industria de muebles y alfombras.

A propósito de los muebles y alfombras para las nuevas oficinas del Ministerio de Economía, uno se pone a pensar: ¿por qué no se contrata la mano de obra boliviana en alfombras y se usa además madera nacional para los muebles para todas las dependencias del Estado? Si se considera que se destina alrededor de 15.000 bolivianos en muebles por cada funcionario de oficina: ¿cuánto de dinero se tiene invertido en estos bienes en todo el país?

Bolivia es rica en materia prima para la industria de muebles y alfombras. En el país existen alrededor de 15 mil unidades productivas de muebles que periódicamente realizan ferias en las capitales de departamento, se observan acabados de calidad, nuevos modelos, obra trabajada en madera fina y dura, ¿hay incentivo estatal para este sector?

La industria de la madera requiere además maquinarias, herramientas, insumos y otros accesorios que también pueden ser hechas en Bolivia, aprovechar, por ejemplo, las ferias de los institutos tecnológicos que se organiza anualmente; se conocen a los ganadores en diferente tipo de máquinas; ¿pero dónde está la producción en serie y al mercado específico? 

Los maestros carpinteros junto a su taller van desapareciendo, se pierde un valioso recurso humano y la calidad de su trabajo porque no existe apoyo alguno, menos se crea mercados, se prefiere lo importado, barato e inservible porque la madera reciclada está de moda y los muebles se traen desde el exterior.

¿Somos incapaces de fabricar nuestras propias alfombras? ¿Deben venir de China, Irán o la India? Los tapices que tenemos en casa, ¿qué industria tienen? La verdad es que no valoramos lo nuestro ni siquiera en estos rubros que han hecho noticia porque se destina 8,6 millones de bolivianos sólo para amoblar las oficinas de un Ministerio del Estado.

En el país se tiene calidad de alfombras con materia prima de los camélidos; llamas y alpacas, exclusivas con hilado manual, también puede aprovecharse la lana de ovinos; pero esta curtiembre que se acopia en las ferias de provincias (Challapata y otros lugares) va rumbo a Perú donde se industrializa y al país vuelve con valor agregado o se envía a otros mercados del mundo; pero con materia prima boliviana, igual ocurre con la industria de la madera.

Las gobernaciones, Alcaldías, el poder Judicial, YPFB y otras dependencias del Estado están amuebladas y alfombradas: ¿a qué costo y con qué industria? El mobiliario que se da de baja: ¿a dónde van a parar? Si la política de Estado fuera que toda oficina debe ser equipada en muebles, tapices y alfombras con industria nacional, serían miles de artesanos dedicados a esos rubros que tendrían trabajo, ingresos económicos, movimiento de capital, mejores condiciones de vida.

Se advierte que hasta en estos rubros somos dependientes de otros mercados, especialmente de la industria china o brasilera, estamos inundados por esas ofertas en nuestros mercados; por lo tanto a nadie interesa que se fomente lo nuestro, lo boliviano.

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S-251016

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EVOLUCIÓN EN LA ESCUELA

Mario Mamani Morales

Por estos días se ve caritas sonrientes de los niños que ya cobraron el bono “Juancito Pinto”, otros esperan con ansias el turno para recibir los doscientos bolivianos anuales que el gobierno otorga como un incentivo a la permanencia escolar.

Las estadísticas escolares ahora son confiables, más del 90% de la población en edad de ir a clases está incorporada al sistema educativo. En secundaria se observan aulas llenas y nadie puede negar la incorporación de más mujeres. Eso de que “la mujercita no debe estudiar” quedó en el pasado. Anecdótico pero real.

La escuela muestra una evolución interesante: Infraestructura, matrícula , contenidos y formación del maestro han cambiado significativamente.

Un poco más de una década la escuela en las provincias y la periferia de las ciudades era de adobe, algunas con techo de paja, ventanas pequeñas y sin vidrios. Las “horas cívicas” se hacían en el patio lleno de sol, la tierra, el viento y todo lo demás. Cada lunes, para la iza de la Bandera, los niños conocían su lugar que por el trajín constante de la formación mostraba la huella como un hoyo.

Hoy el edificio escolar muestra una imagen diferente. No hay lugar en el país donde no haya un tinglado, aulas amplias, pizarrones acrílicos, una computadora por curso y su data para el trabajo del docente, los cuadros didácticos de las paredes quedaron para la historia; ahora se recurre a las tecnologías hasta con imagen de 3D, o en su caso se sale al patio, la comunidad, la plaza o los museos para que se conozcan las plantas reales, se estudie la raíz, la historia o la importancia de la matemática en la construcción de las ciudades y la ciencia.

Ya no existen los “alumnos fantasma”. Cuando niño asistía a la escuela diurna y nocturna, a ésta última más por jugar y salir de casa. Igual estaba registrado. El profesor llamaba una larga lista pero sólo estábamos en el curso no más de diez o quince. Varios de mis compañeros también asistían a ambas modalidades, conclusión: había doble matrícula y alumnos no conocidos en la nocturna.

Ahora con el “Juancito Pinto” se aplica un registro único, además computarizado, difícil que un niño o niña tenga doble inscripción escolar, por tanto, las estadísticas son confiables. La cobertura y permanencia tiene su lugar para el avance educativo en el país.

La formación docente también muestra cambios. No había tantas normales como al presente. Ingresar a una de ellas no era fácil, una vez adentro, los cursos de orientación eran selectivos, se aplicaban test, entrevistas y la evaluación era estricta para tratar de resaltar la vocación de maestro, título con el que se egresaba; ahora se ostenta la licenciatura y ni siquiera el mandil blanco para las alumnas  o el traje bien planchado para el varón son requisitos.

¿Qué del contenido en la escuela? Conocimos el libro blanco, rosado, azul; la teoría conductista, la constructivista, la importancia de precisar objetivos; la planificación estratégica, la motivación, el emprendedurismo y hoy el modelo educativos sociocomunitario y productivo.

Una cosa es cierta: en las últimas tres décadas, el magisterio organizado, como tal, no asumió para sí ninguno de los modelos; siempre en la oposición, con ciertos grupos a su interior que defendían una determinada política educativa como los asesores pedagógicos, los “sabios” del actual modelo o los “destacados” facilitadores de los cursos que se imponen a los docentes.

¿Cómo evalúa el pueblo a su sistema educativo? ¿Es de él o del gobierno? Es urgente un congreso nacional para evaluar a la escuela de hoy.

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S-181016

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¡ARMAS DE CASA!

Mario Mamani Morales

Si durante los años de terror que vivió Bolivia hubieran existido los celulares y las redes sociales, tal vez las dictaduras no hubieran hecho tanto daño como hicieron a las generaciones que vivieron con su testamento bajo el brazo ni hubieran durado tantos años. Hoy estos medios matan, insultan, dañan imágenes, se propalan mentiras, destilan veneno pero también son necesarias si se sabe utilizar para bien.

Para llegar a gozar del sistema democrático que vivimos ya por 34 años consecutivos tuvo que correr mucha agua bajo el puente, enturbiados por la sangre de mineros, campesinos, gente intelectual, universitarios que entonces abrazaban la bandera de la revolución, la libertad, y no pocos sufrieron las persecuciones, la cárcel, las torturas, los residenciamientos en lugares antes inhóspitos, el exilio, de donde muchos bolivianos jamás volvieron.

Las mujeres también cumplieron su rol de combate, especialmente las obreras, las esposas de mineros que de amas de casa se convirtieron en “armas de casa”, con piquetes de huelgas de hambre, las marchas con las cacerolas vacías protestando porque en las pulperías no había pan, ni arroz, ni azúcar menos carne. El discurso en la voz de una mujer era contundente, clara y letal: ¡queremos libertad para nuestros esposos! ¡Libertad política y sindical irrestricta! 

Todos los centros mineros de la COMIBOL tenían su organización de mujeres, armas de casa, dispuestas a dar su vida por la libertad de su compañero detenido, perseguido, encarcelado o exiliado. Los universitarios, hombres y mujeres, también en las calles; los dirigentes pronunciaban discursos subversivos contra la opresión, la “bota militar” de entonces que aplastaba al pueblo, eran tiempos de estado de sitio y los “toques de queda”. Prohibido caminar entre dos por las noches.

¿Estamos bien en democracia? ¿Cómo debería ser? ¿Qué nos falta por hacer? ¿Nos convencemos de que este sistema es mejor o preferimos volver al pasado y las dictaduras? Antes de 1982 y entrados hasta los años 90s del pasado Siglo, el 10% de la población lo tenía todo, eran los magnates, los ricos que sustentaban las dictaduras, civiles y militares; otros se arrimaban al sistema por interés y sobrevivencia; el resto vivía con el temor de encontrarse con la policía en la puerta en cada amanecer, salía de casa sin la seguridad de volver porque se corría el temor de ser denunciado como “subversivo”, rojo o comunista.

Hoy, en democracia, en las redes sociales y su contenido político resalta el que mejor cuelga un mensaje de insulto y agravio al Presidente, al opositor u oficialista: ¿Se hubieran permitido estas libertades en las dictaduras? Lo que debemos entender es que democracia no sólo son las elecciones, sino es mucho más profundo, es asumir una forma de vida, un comportamiento, valores, convivencia en tolerancia, participación; luchar porque nadie se sienta extraño en su propia tierra ni tenga que escupir sangre para que pocos vivan mejor.

En tres décadas de democracia no hemos avanzado en lograr madurez para el diálogo; sostenemos una actitud de confrontación ante cualquier circunstancia, he ahí las muertes de los de aquí y los de allá, inclusive el asesinato de un alto miembro del gobierno durante el último conflicto con las cooperativas mineras. La democracia se sostiene; pero no se profundiza.

Va pasando la generación de los hombres y mujeres que lucharon por la conquista de la democracia, soportaron duras pruebas; es corresponsabilidad de otra sangre nacida después de 1982 mantener y fortalecer este sistema de gobierno, inventada también por el hombre, por tanto perfectible. Lo que queremos de la democracia se expresa en cómo luchamos para perfeccionarla e incluir a todos.

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¿QUIEN EDUCA A NUESTROS HIJOS?

Mario Mamani Morales

Una maestra está sentada en el banquillo de los acusados, su pecado: haber hablado en clase sobre cómo comportarse en casa ajena. Uno de sus estudiantes se sintió aludido y corrió ante su padre acusando a la maestra de mal trato, de humillación… El Consejo de Maestros considera que la docente debe ser juzgada ante Tribunal Disciplinario.

Para desgracia de la profesora el asunto se hace público a través de los medios de comunicación masiva que hacen escarnio del asunto, la información no es completa porque falta acudir a la fuente y no sólo recoger el “dizqué”.

¿Quién educa hoy a nuestros hijos? ¿De quién es la responsabilidad? ¿La escuela y la familia caminan juntas? Pese a las reformas y contra reformas vividas en las últimas décadas en nuestro sistema educativo, la responsabilidad de la educación de nuestros hijos no es de interés de nadie en particular; para lo peor la labor docente queda totalmente minimizada pese a que hoy su nivel académico es el de “licenciada(o)”.

La escuela, es decir la maestra o maestro, ya no se involucra en la formación integral de su alumno, ya no tiene autoridad alguna para exigir, llamar la atención de manera severa ante alguna inconducta o la irresponsabilidad del cumplimiento de tareas; es más: está prohibido de dar tareas a casa o para los periodos de vacaciones, so pena de sufrir severas sanciones.

Y para no enfrentarse a la furia del padre de familia que llega con prepotencia a reclamar buenas notas o excelentes calificaciones para su pupilo, entonces la escuela deja pasar. La ausencia de valores hace que la autoevaluación del alumno sea nunca menos de 90/100. La maestra sólo mira de reojo, evita opinar para no ser amenazada con el Tribunal Disciplinario. Más aún si sabe que sus colegas son los peores enemigos.

Conclusión: la escuela está impedida de ejercer autoridad plena sobre la educación de nuestros hijos.

Por otro ladopapá y mamá abandonan a sus hijos a la responsabilidad de la escuela. ¿Acaso no elevamos el grito al cielo cuando no hay clases? ¿Dónde o con quién dejamos el cuidado de los niños? ¿No es la escuela una especie de guardería para permitir la libertad de los papás que deben ir al trabajo o la oficina? ¿En qué tiempo educamos a nuestros hijos? Recurrimos a la fácil tarea de sentarle al niño frente al televisor con algún juego o video, dizque con programas educativos y así aplacamos el bullicio en casa.

La labor docente ya no es reconocida y el desprestigio del maestro es peor ante cualquier mínima falta; su responsabilidad se reduce a simple informador o transmisor de conocimientos, sólo evalúa información no la educación entendida como tal y la familia se contenta con que los hijos asistan a la escuela donde se cree que se proporciona la formación, preparación para la vida, valores, mente abierta.

Como la escuela no tiene autoridad para educar, los padres nos encontramos tan ocupados en nuestras responsabilidades para el hogar, los hijos acuden hoy a las NTICs, allí encuentran de todo, se informan mejor que en la escuela, mientras los papás vamos de ida ellos están de vuelta en muchos asuntos, algunos somos los analfabetos en el manejo de las tecnologías que nuestros niños y jóvenes manejan en sus manos. ¿Quién educa a nuestros hijos?

Esa maestra que quiso impartir educación, inculcar valores, una filosofía de vida a generaciones de alumnos, sentada en el banquillo de la acusación, recibió el respaldo de otros padres de familia que reconocieron su labor y la restituyeron al aula. 

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¿QUIÉN EDUCA A NUESTROS HIJOS?

Mario Mamani Morales

Una maestra está sentada en el banquillo de los acusados, su pecado: haber hablado en clase sobre cómo comportarse en casa ajena. Uno de sus estudiantes se sintió aludido y corrió ante su padre acusando a la maestra de mal trato, de humillación… El Consejo de Maestros considera que la docente debe ser juzgada ante Tribunal Disciplinario.

Para desgracia de la profesora el asunto se hace público a través de los medios de comunicación masiva que hacen escarnio del asunto, la información no es completa porque falta acudir a la fuente y no sólo recoger el “dizqué”.

¿Quién educa hoy a nuestros hijos? ¿De quién es la responsabilidad? ¿La escuela y la familia caminan juntas? Pese a las reformas y contra reformas vividas en las últimas décadas en nuestro sistema educativo, la responsabilidad de la educación de nuestros hijos no es de interés de nadie en particular; para lo peor la labor docente queda totalmente minimizada pese a que hoy su nivel académico es el de “licenciada(o)”.

La escuela, es decir la maestra o maestro, ya no se involucra en la formación integral de su alumno, ya no tiene autoridad alguna para exigir, llamar la atención de manera severa ante alguna inconducta o la irresponsabilidad del cumplimiento de tareas; es más: está prohibido de dar tareas a casa o para los periodos de vacaciones, so pena de sufrir severas sanciones.

Y para no enfrentarse a la furia del padre de familia que llega con prepotencia a reclamar buenas notas o excelentes calificaciones para su pupilo, entonces la escuela deja pasar. La ausencia de valores hace que la autoevaluación del alumno sea nunca menos de 90/100. La maestra sólo mira de reojo, evita opinar para no ser amenazada con el Tribunal Disciplinario. Más aún si sabe que sus colegas son los peores enemigos.

Conclusión: la escuela está impedida de ejercer autoridad plena sobre la educación de nuestros hijos.

Por otro ladopapá y mamá abandonan a sus hijos a la responsabilidad de la escuela. ¿Acaso no elevamos el grito al cielo cuando no hay clases? ¿Dónde o con quién dejamos el cuidado de los niños? ¿No es la escuela una especie de guardería para permitir la libertad de los papás que deben ir al trabajo o la oficina? ¿En qué tiempo educamos a nuestros hijos? Recurrimos a la fácil tarea de sentarle al niño frente al televisor con algún juego o video, dizque con programas educativos y así aplacamos el bullicio en casa.

La labor docente ya no es reconocida y el desprestigio del maestro es peor ante cualquier mínima falta; su responsabilidad se reduce a simple informador o transmisor de conocimientos, sólo evalúa información no la educación entendida como tal y la familia se contenta con que los hijos asistan a la escuela donde se cree que se proporciona la formación, preparación para la vida, valores, mente abierta.

Como la escuela no tiene autoridad para educar, los padres nos encontramos tan ocupados en nuestras responsabilidades para el hogar, los hijos acuden hoy a las NTICs, allí encuentran de todo, se informan mejor que en la escuela, mientras los papás vamos de ida ellos están de vuelta en muchos asuntos, algunos somos los analfabetos en el manejo de las tecnologías que nuestros niños y jóvenes manejan en sus manos. ¿Quién educa a nuestros hijos?

Esa maestra que quiso impartir educación, inculcar valores, una filosofía de vida a generaciones de alumnos, sentada en el banquillo de la acusación, recibió el respaldo de otros padres de familia que reconocieron su labor y la restituyeron al aula.

 

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JUVENTUD EN EL ESTADO PLURINACIONAL

Mario Mamani Morales

El 21 de septiembre, a partir de febrero de 2013, se celebra en el país el Día Plurinacional de la Juventud Boliviana; además la tradición menciona que también es el día del amor, de las flores, del estudiante, la primavera…

No hay duda que nuestras calles, las plazas y los parques están llenas de gente joven; en los actos cívicos departamentales y nacionales se observa tanta juventud vistiendo uniforme de gala y que pasan por el Altar de la Patria, despertando emoción en el público y el aplauso cerrado de los familiares. ¡Bolivia tiene juventud!

Sin embargo, las estadísticas indican que esta población tiende a disminuir. El INE en sus últimos boletines informativos sostiene que el 23,9% de los habitantes del país está comprendido entre 16 y 28 años, y las proyecciones señalan que las personas de 60 años y más van en aumento, tiende a duplicarse en los próximos años.

Es la gente joven, incluso profesional con título universitario y varios postgrados, que va en busca de trabajo, contrariamente la gente adulta se aferra a la fuente laboral pese a que ya sobrepasa los 64 años, prefiere seguir trabajando porque la jubilación no es expectativa para su economía.

Si somos observadores en nuestro entorno, sólo en la Universidad y el magisterio en general, los docentes mayores son mayoría, no dan paso a los jóvenes a ingresar a este campo.

El país muestra cambios significativos en el comportamiento de la población clasificada en edades; por ejemplo, los mayores de 50 años vivieron la juventud del “amor y paz”, con tendencia ideológica de izquierda, identificados con la lucha contra las dictaduras, la opresión; pocos mantienen invariable una posición política y muchos se pasaron al otro lado por la conveniencia y la ausencia de identidad.

Los jóvenes de hoy tienen otra vivencia: disfrutan de la tecnología; es curioso ver en nuestras plazas cómo la atención está centrada en el celular, no ven a nadie más, menos saludan, caminan concentrados en el aparatito en mano. ¡Vaya uno a saber qué les tiene tan entretenidos! Además están envueltos en el mundo del consumismo, no les interesa tener una formación ideológica-política, siguen la corriente de los mensajes contrarios a un político o a favor sin detenerse a considera profundamente que por detrás hay una ideología. 

En la democracia que se vive no hay mucho que preocuparse por convicciones ni ideologías.

El acceso a la educación es amplio en relación a las décadas anteriores. Según las autoridades del ramo, más del 95% de la población en edad escolar asiste a las aulas, en analfabetismo se ha reducido significativamente en la población joven. Hoy no es raro encontrar jóvenes con formación de bachillerato en empleos antes sólo destinados a gente con poca escolaridad, inclusive en la minería.

En el sistema educativo se ha impuesto que dar tareas en vacaciones en un delito, sujeto a sanción al maestro que así lo haga; la maestra ha dejado de ser la segunda madre; más bien puede ser sujeta a proceso disciplinario si llama la atención al alumno de manera severa. Los libros ya resultan obsoletos, más puede el “copiar y pegar” como trabajo de “investigación”. 

¿Qué principios y valores asumen los adolescentes y jóvenes de hoy? ¿Somos los adultos corresponsables de esta realidad? ¿Se trata de dejar hacer y dejar pasar? ¿No debería ser motivo de reflexión el Día Plurinacional de la Juventud de Bolivia? ¿Será suficiente la farándula, la fiesta y los abrazos por la primavera?

La realidad nos demuestra que no sólo es cuestión de ofrecer mejores aulas en la escuela, sino de contenido.

 

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