Economia

Economía
Para Arce, “somos el único país que está compitiendo con los países desarrollados en la política de cobertura de la renta de vejez” junto con países como Alemania, Suecia, Dinamarca, Reino Unido y Estados Unidos.
Economía
“ESBA está operando al 30 % de su capacidad. Todo proyecto empieza así. Es de esperar que en las siguientes gestiones opere a plena capacidad”, manifestó el funcionario dependiente del Ministerio de Economía.
Economía
El Ministro recordó que el presidente Evo Morales anteriormente ya había anunciado la plena liberalización de la exportación del grano, incluso desde 2016, pero que desde esa fecha todos los integrantes de la cadena productiva no se pusieron de acuerdo.
Economía
“La producción no crece por falta de mercado”, lamentan los productores.
Economía
Ante el descenso de los ingresos fiscales, según Jubileo, la respuesta del Gobierno ha sido ampliar las áreas de exploración y profundizar la apuesta extractiva.
Política
Morales señaló que con los datos económicos se demuestra que se acabó el lamento boliviano. Dijo que todos, sean oficialistas u opositores, hemos aportado a la buena imagen de Bolivia.
Economía
La información fue proporcionada por el ministro de Economía, Mario Guillén, después de una reunión con los empresarios y el presidente Evo Morales. El encuentro se declaró en cuarto intermedio mientras se analizan las medidas.
Economía
Los sectores extractivistas, particularmente el hidrocarburífero y minero, están con buenas perspectivas, debido a que los mercados mundial y latinoamericano muestran una situación bastante favorable.

El tiempo pasa inexorablemente

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

¿En qué momento se nos fue el año? La percepción del transcurrir del tiempo es una de las cosas más subjetivas. ¿Ha escuchado decir -o Ud. mismo dijo alguna vez- que el tiempo pasa cada vez más rápido, que ya no alcanza para nada o -mirando hacia atrás- que no se sintió cómo pasó el año? Lento o rápido, lo cierto es que el tiempo pasará irremediablemente y con él, la vida.

¿Se ha puesto a pensar que desde el mismo instante de su concepción en el vientre materno, el ser humano se encamina hacia la muerte? Con cada segundo, cada minuto, cada hora y cada día que pasa nos acercamos al momento en que tendremos que partir de este mundo, un mundo al que nadie pide venir -Dios lo decide- y del que muchas veces no nos queremos ir.

Ha transcurrido el 2017 y con él adquirimos nuevas experiencias, momentos de felicidad y de tristeza, pero -más allá de todo ello- hay algo que nunca deberíamos ignorar: ¡seguimos vivos! Valorar la vida resultará algo supremamente importante a la hora de evaluar qué hicimos bien o no en la gestión que concluye y, en función de ello, ser equilibrados a fin de no caer en la angustia de no perdonarnos por “lo que pudimos hacer” y no hicimos, así como tampoco, en un frívolo exitismo por lo que logramos siendo que lo aceptemos o no -en función de la eternidad- todo en esta vida es pasajero.

Fue el sabio Salomón -aquel de quien se dice que todo lo supo, que todo lo probó, que todo lo tuvo, que todo lo experimentó, que fue el mayor sabio en la historia y que no habría otro en el futuro como él- que al final de sus días escribió con una suerte de hastío “vanidad de vanidades, todo es vanidad”, vano, efímero y fugaz…

De semejante personaje sabemos que ni la enorme riqueza, ni el vasto conocimiento, ni todo el poder que adquirió y tampoco toda su experiencia acumulada pudieron llenar el vacío interno del que adoleció, siendo una prueba de ello el que tuvo nada más ni nada menos que…¡700 esposas y 300 concubinas!

De Salomón podemos aprender que no es la fama, no es el conocimiento, no es el poder, y mucho menos el dar rienda suelta a las pasiones, lo que llenará el vacío intrínseco que tiene el hombre en su alma. No otra cosa se desprende del hecho que la Biblia relata que quien construyó el más fastuoso Templo a Dios en Jerusalén, al final de sus días terminó condenándose. ¿De qué le sirvió lo bueno de su pasado? ¡De nada!

Considerando la inmortalidad del alma, sabio será quien siempre haga lo bueno y evite lo malo, pues el tiempo pasará inexorablemente…

(*) Pastor de Jesucristo por la voluntad de Dios

Santa Cruz, 27 de diciembre de 2017

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Exportamos menos, crecemos menos

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Mucho se habla de la importancia de exportar, pero ¿está consciente la ciudadanía de ello? Para muchos la exportación parecerá algo distante de su vida, pero ¡nada más lejano de la realidad!

 

El concepto de exportar trasciende el mero hecho de vender un producto o servicio al extranjero, debería entenderse como la gran posibilidad de integración al inconmensurable mercado mundial con interminables oportunidades para el desarrollo, a través del comercio.

 

 

 

Exportar implica la posibilidad de que una economía crezca mucho más que basándose solo en su mercado interno, especialmente cuando éste es pequeño y de bajo poder adquisitivo como ocurre en Bolivia.  ¿Se imaginan qué ocurriría si no exportáramos gas (que producimos por encima de nuestra necesidad), minerales (que casi no industrializamos por falta de siderurgia) o alimentos (que generamos más allá de lo que el mercado interno puede comprar)?

 

 

 

¿Qué hubiera pasado el 2016 -v.gr.- si Bolivia no hubiera exportado más de 7.000 millones de dólares? ¿Con qué hubiéramos pagado los más de 8.000 de millones de dólares que gastamos para importar más de 5.000 productos? ¡No quiero ni imaginarlo! Hubiera sobrevenido el caos. No solo que la economía boliviana se hubiera desplomado sino que millones de personas que se benefician directa o indirectamente de tal actividad hubieran sufrido severamente, porque las exportaciones son el sueldo del país; el rostro social de las exportaciones, son los empleos.

 

 

 

Exportar, implica invertir para producir por encima de la demanda interna y ocuparse luego de ganar la confianza del comprador extranjero, algo que demanda tiempo y dinero. Conquistar un mercado no es fácil; mantenerse, es difícil; recuperar un mercado perdido, a veces es imposible.

 

 

 

Y esto precisamente es lo que pasa con nuestros productores cañeros y sucroalcoholeros -p. ej.- que después de preparar la tierra, sembrar, fumigar -lidiar con las inclemencias del clima, los bichos, malezas, acreedores, etc.- cosechan la caña, la llevan a los ingenios, acopian el producto industrializado para el mercado interno pero no pueden exportar el excedente, el fruto de su trabajo, perdiendo oportunidades de mercado y clientes que habían ganado con gran esfuerzo, ¿por qué? Por los cupos de exportación que deben tramitar, cuando bueno sería la libre exportación del sobrante, por todo lo ya explicado.

 

 

 

Cuando un país exporta menos crecerá menos también y el ciudadano de a pie -más temprano que tarde, de una forma u otra- sufrirá las consecuencias…

 

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 13 de diciembre de 2017

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