Economia

Exportamos menos, crecemos menos

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Mucho se habla de la importancia de exportar, pero ¿está consciente la ciudadanía de ello? Para muchos la exportación parecerá algo distante de su vida, pero ¡nada más lejano de la realidad!

 

El concepto de exportar trasciende el mero hecho de vender un producto o servicio al extranjero, debería entenderse como la gran posibilidad de integración al inconmensurable mercado mundial con interminables oportunidades para el desarrollo, a través del comercio.

 

 

 

Exportar implica la posibilidad de que una economía crezca mucho más que basándose solo en su mercado interno, especialmente cuando éste es pequeño y de bajo poder adquisitivo como ocurre en Bolivia.  ¿Se imaginan qué ocurriría si no exportáramos gas (que producimos por encima de nuestra necesidad), minerales (que casi no industrializamos por falta de siderurgia) o alimentos (que generamos más allá de lo que el mercado interno puede comprar)?

 

 

 

¿Qué hubiera pasado el 2016 -v.gr.- si Bolivia no hubiera exportado más de 7.000 millones de dólares? ¿Con qué hubiéramos pagado los más de 8.000 de millones de dólares que gastamos para importar más de 5.000 productos? ¡No quiero ni imaginarlo! Hubiera sobrevenido el caos. No solo que la economía boliviana se hubiera desplomado sino que millones de personas que se benefician directa o indirectamente de tal actividad hubieran sufrido severamente, porque las exportaciones son el sueldo del país; el rostro social de las exportaciones, son los empleos.

 

 

 

Exportar, implica invertir para producir por encima de la demanda interna y ocuparse luego de ganar la confianza del comprador extranjero, algo que demanda tiempo y dinero. Conquistar un mercado no es fácil; mantenerse, es difícil; recuperar un mercado perdido, a veces es imposible.

 

 

 

Y esto precisamente es lo que pasa con nuestros productores cañeros y sucroalcoholeros -p. ej.- que después de preparar la tierra, sembrar, fumigar -lidiar con las inclemencias del clima, los bichos, malezas, acreedores, etc.- cosechan la caña, la llevan a los ingenios, acopian el producto industrializado para el mercado interno pero no pueden exportar el excedente, el fruto de su trabajo, perdiendo oportunidades de mercado y clientes que habían ganado con gran esfuerzo, ¿por qué? Por los cupos de exportación que deben tramitar, cuando bueno sería la libre exportación del sobrante, por todo lo ya explicado.

 

 

 

Cuando un país exporta menos crecerá menos también y el ciudadano de a pie -más temprano que tarde, de una forma u otra- sufrirá las consecuencias…

 

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 13 de diciembre de 2017

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Exportamos menos, crecemos menos

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Mucho se habla de la importancia de exportar, pero ¿está consciente la ciudadanía de ello? Para muchos la exportación parecerá algo distante de su vida, pero ¡nada más lejano de la realidad!

 

El concepto de exportar trasciende el mero hecho de vender un producto o servicio al extranjero, debería entenderse como la gran posibilidad de integración al inconmensurable mercado mundial con interminables oportunidades para el desarrollo, a través del comercio.

 

 

 

Exportar implica la posibilidad de que una economía crezca mucho más que basándose solo en su mercado interno, especialmente cuando éste es pequeño y de bajo poder adquisitivo como ocurre en Bolivia.  ¿Se imaginan qué ocurriría si no exportáramos gas (que producimos por encima de nuestra necesidad), minerales (que casi no industrializamos por falta de siderurgia) o alimentos (que generamos más allá de lo que el mercado interno puede comprar)?

 

 

 

¿Qué hubiera pasado el 2016 -v.gr.- si Bolivia no hubiera exportado más de 7.000 millones de dólares? ¿Con qué hubiéramos pagado los más de 8.000 de millones de dólares que gastamos para importar más de 5.000 productos? ¡No quiero ni imaginarlo! Hubiera sobrevenido el caos. No solo que la economía boliviana se hubiera desplomado sino que millones de personas que se benefician directa o indirectamente de tal actividad hubieran sufrido severamente, porque las exportaciones son el sueldo del país; el rostro social de las exportaciones, son los empleos.

 

 

 

Exportar, implica invertir para producir por encima de la demanda interna y ocuparse luego de ganar la confianza del comprador extranjero, algo que demanda tiempo y dinero. Conquistar un mercado no es fácil; mantenerse, es difícil; recuperar un mercado perdido, a veces es imposible.

 

 

 

Y esto precisamente es lo que pasa con nuestros productores cañeros y sucroalcoholeros -p. ej.- que después de preparar la tierra, sembrar, fumigar -lidiar con las inclemencias del clima, los bichos, malezas, acreedores, etc.- cosechan la caña, la llevan a los ingenios, acopian el producto industrializado para el mercado interno pero no pueden exportar el excedente, el fruto de su trabajo, perdiendo oportunidades de mercado y clientes que habían ganado con gran esfuerzo, ¿por qué? Por los cupos de exportación que deben tramitar, cuando bueno sería la libre exportación del sobrante, por todo lo ya explicado.

 

 

 

Cuando un país exporta menos crecerá menos también y el ciudadano de a pie -más temprano que tarde, de una forma u otra- sufrirá las consecuencias…

 

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 13 de diciembre de 2017

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Exportamos menos, crecemos menos

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Mucho se habla de la importancia de exportar, pero ¿está consciente la ciudadanía de ello? Para muchos la exportación parecerá algo distante de su vida, pero ¡nada más lejano de la realidad!

 

El concepto de exportar trasciende el mero hecho de vender un producto o servicio al extranjero, debería entenderse como la gran posibilidad de integración al inconmensurable mercado mundial con interminables oportunidades para el desarrollo, a través del comercio.

 

 

 

Exportar implica la posibilidad de que una economía crezca mucho más que basándose solo en su mercado interno, especialmente cuando éste es pequeño y de bajo poder adquisitivo como ocurre en Bolivia.  ¿Se imaginan qué ocurriría si no exportáramos gas (que producimos por encima de nuestra necesidad), minerales (que casi no industrializamos por falta de siderurgia) o alimentos (que generamos más allá de lo que el mercado interno puede comprar)?

 

 

 

¿Qué hubiera pasado el 2016 -v.gr.- si Bolivia no hubiera exportado más de 7.000 millones de dólares? ¿Con qué hubiéramos pagado los más de 8.000 de millones de dólares que gastamos para importar más de 5.000 productos? ¡No quiero ni imaginarlo! Hubiera sobrevenido el caos. No solo que la economía boliviana se hubiera desplomado sino que millones de personas que se benefician directa o indirectamente de tal actividad hubieran sufrido severamente, porque las exportaciones son el sueldo del país; el rostro social de las exportaciones, son los empleos.

 

 

 

Exportar, implica invertir para producir por encima de la demanda interna y ocuparse luego de ganar la confianza del comprador extranjero, algo que demanda tiempo y dinero. Conquistar un mercado no es fácil; mantenerse, es difícil; recuperar un mercado perdido, a veces es imposible.

 

 

 

Y esto precisamente es lo que pasa con nuestros productores cañeros y sucroalcoholeros -p. ej.- que después de preparar la tierra, sembrar, fumigar -lidiar con las inclemencias del clima, los bichos, malezas, acreedores, etc.- cosechan la caña, la llevan a los ingenios, acopian el producto industrializado para el mercado interno pero no pueden exportar el excedente, el fruto de su trabajo, perdiendo oportunidades de mercado y clientes que habían ganado con gran esfuerzo, ¿por qué? Por los cupos de exportación que deben tramitar, cuando bueno sería la libre exportación del sobrante, por todo lo ya explicado.

 

 

 

Cuando un país exporta menos crecerá menos también y el ciudadano de a pie -más temprano que tarde, de una forma u otra- sufrirá las consecuencias…

 

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

Santa Cruz, 13 de diciembre de 2017

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HACIENDO NEGOCIOS EN BOLIVIA (2018)

ROGER ALEJANDRO BANEGAS

“Las instituciones sí importan y coadyuvan a determinar el nivel de ingreso en el largo plazo; en algunos casos,  se vuelven una bendición, en otros casos  son una maldición”

En el ranking DOING BUSINESS 2018 (Haciendo negocios), publicado por el Banco Mundial, BOLIVIA ocupó el lugar 152 entre 190 economías clasificadas según su facilidad para hacer negocios, en comparación con el puesto 149 del año pasado (DOING BUSINESS 2017).

         Entre los indicadores analizados se consideran los costos impuestos a las empresas, así como el grado de agilidad de las instituciones para permitir la apertura de un negocio, los tiempos de demora para la otorgar permisos en la construcción, la burocracia y costos en los registros de propiedades, la facilidad y rapidez para la obtención de un crédito, los mecanismos de protección hacia los inversionistas minoritarios, entre otros factores.

         Los resultados del informe señalado reflejan serias debilidades institucionales, persistentes y oportunidades de mejora en aspectos burocráticos, normativos para las operaciones y facilidades de negocios en Bolivia.

         Por otra parte, en Bolivia también se debe mejorar la carga en los costos generados para las empresas, lo cual es un factor importante para la productividad empresarial que determina su nivel de competitividad externa: costos laborales, electricidad, registros, permisos, inclusive hasta el pago efectivo de los impuestos y contribuciones.

         Se anexan algunas comparaciones entre Bolivia, ubicada como la segunda peor ubicación de Sudamérica (por encima de Venezuela) y Chile, cuyo país tiene la mejor posición a nivel regional.

         A manera de análisis, se considera que el ingreso per cápita en Chile equivale a 3.6 veces el ingreso per cápita de Bolivia, a costo de vida comparativo (poder de compra) y presenta indicadores institucionales entre 3 y 10 veces mejores que los de Bolivia; por tanto, las instituciones sí importan y determinan el nivel de ingreso en el largo plazo;  de forma contraria, cuando las instituciones son ineficientes entorpecen al bienestar.

         En suma, el rol de las instituciones ayuda a explicar porque unas naciones tienen mejor calidad de vida para su población en comparación con otras naciones. En algunos casos, las instituciones se vuelven una bendición, en otros casos maldición (ejemplo dado en Venezuela).

Anexo: Indicadores selectos, Doing Business 2018

Comparación  entre Chile y Bolivia

Indicador

Chile

Bolivia

Medición

Posición

55/190

152/190

Países

Tiempo de apertura de un negocio

5.5

45

días

Costo de aperturar un negocio

3%

54%

Sobre el ingreso per cápita

Número de días para un permiso de construcción

133

322

días

Índice del control de la calidad de la construcción

13/15

7/15

(0-15) 15 es lo mejor; 0 es lo peor

 

Índice de calidad de las normas de construcción

2/2

1/2

(0-2) 2 es lo mejor; 0  es lo peor

Número de procedimientos para obtención de electricidad

5

8

número

Costo de obtención de electricidad

68%

689%

Sobre el ingreso per cápita

Número de días para registro de propiedades

 

28

90

días

Costo del valor del registro de la propiedad

 

1.2%

4.7%

Sobre el valor del bien

Número de pagos de impuesto por años

 

7

42

Veces por año

Pago de impuestos y contribuciones

33%

84%

Sobre la ganancia

Pago de impuestos

291

1025

Horas/año

Protección de los inversionistas minoritarios  -

 

7/10

4/10

Índice de 0 a 10; mientras más alto mejor

Fuente: Doing Business (2018, Banco Mundial)

Y  Es Doctor en Economía. Fue director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIESJOM)

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¡Gasolinazo en Bolivia!

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Bolivia es uno de los países donde el precio de la gasolina es de los más bajos del mundo -herencia de gobiernos anteriores- con la “especial” de 85 octanos a Bs3,74.- el litro (54 centavos de dólar) y la “gasolinapremium” de 95 octanos a Bs4,79.- (69 centavos de dólar). Nadie se queja del precio de la premium pero ¡cuántos se quejan de la especial, pues su vehículo cascabelea! ¿Ud. también?

La gasolina especial es la más consumida por ser barata y si bien muchas personas ansían comprar la premium -pese a su mayor precio- no lo pueden hacer pues su oferta es exigua y se acaba en menos que canta un gallo.

Pensando hacerlo bien, YPFB anunció la introducción de la gasolina Super de 91 octanos a Bs4,40.- el litro, como alternativa a la especial y la premium, un poco más más cara que la primera, asegurando ser más rendidora; que alargaría la vida útil de los autos y menos contaminadora.

Inexplicablemente, como si se hubiera decretado la obligatoriedad del consumo actual o futuro de la nueva gasolina Super 91, una cantidad de preocupaciones se empezaron a oír, frente a lo cual el gobierno aclaró que de ninguna manera la gasolina especial se dejaría de producir y que tampoco subiría de precio.

Cabe recordar que los precios de los combustibles están “congelados” desde gobiernos pasados y que cuando se los intentó subir (D.S. 748 del 26/12/10) la población reaccionó tan mal en las calles, que un niño de pecho podría entender que sería un suicidio político el volver a intentarlo. Por tanto, aquello de que en el futuro se dejará de producir gasolina especial -equivalente a un gasolinazo ya que su precio subiría aunque stricto sensu sería una mejor gasolina- no se podría dar, por sus imprevisibles consecuencias.

Así que, creyendo a las autoridades ¿por qué no respaldar esta mejor gasolina como una opción para quien la quiera y pueda comprar, y así bajar el gasto en aditivos que importamos para mejorar la gasolina especial? ¿Cabe rechazar esta nueva gasolina superior pese a que es una alternativa? ¿O es que se opondrán igual cuando -Dios mediante- en breve se produzca en Bolivia una eco-gasolina, con bioetanol como aditivo, para disminuir la importación de gasolina que en la última década significó1.500 millones de dólares?

Respecto a eso de que en el futuro se dará un gasolinazo -recuerdo al afamado economista John Maynard Keynes, que dijo: “en el largo plazo estaremos muertos”- a lo que yo añadiría: “y puede que para entonces los autos funcionen con electricidad o agua

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Santa Cruz, 22 de noviembre de 2017

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CAUSAS DEL DÉFICIT COMERCIAL EN BOLIVIA

ROGER ALEJANDRO BANEGAS

“Los niveles de consumo interno, gasto público,disminución del ahorro interno y la desaceleración  productiva  deterioran la balanza comercial del país”

Los medios de opinión, de un tiempo a esta parte se han centrado en la magnitud del déficit comercial en Bolivia (importaciones mayores que las exportaciones): cuya brecha está cercana a los 900 millones de USD (de enero a septiembre/2017), como un registro negativo histórico.

Cabe recalcar que la magnitud no sólo debe medirse en términos monetarios, sino de manera proporcional al  tamaño de la economía, el cual gira entorno al 3% del  Producto Interno Bruto (PIB).

Asimismo, se  menciona que el déficit en la balanza comercial  no es estrictamente coyuntural, sino queperdurará al menos, por los próximos cinco años, como fruto de una lenta recuperación en los precios de las materias primas (según estimaciones de modelos cuantitativos de pronósticos económicos).

En otras palabras, la economía boliviana funcionará a déficit en la balanza comercial hasta el 2022 (en un escenario corto), con un déficit promedio anual entre los 1.000 y 1.300 dólares por año.

De igual forma, se señala la incidencia negativa de la balanza comercial continuará afectando al déficit en cuenta corriente (registro contable con el resto del mundo), en la misma magnitud y por lo tanto, durante el período 2017-2022, se espera una nueva pérdida en las reservas internacionales entre los 5.000 y 6.000 millones de dólares (pérdida de divisas).

La disyuntiva para la economía boliviana en el corto plazo, se centra en alcanzar mayor crecimiento en la actividad económica o en ajustar sus déficit gemelos: tanto  comercial (externo) como el déficit fiscal.

 Los  factores determinantes, detrás del shock negativo en los recursos naturales y  la caída en los volúmenes de exportaciones de hidrocarburos, en realidad, se centran en los niveles de consumo interno,  gasto público, así como la disminución del ahorro interno y la desaceleración productiva, cuyos elementos de manera conjuntadeterioran la balanza comercial: la llamada “restricción externa del crecimiento económico”, donde los niveles de la demanda interna crecen de manera desequilibrada y en mayor proporción que el nivel de la producción real.

 

 

YEs Doctor en Economía. Fue director del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIESJOM)

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Administrar la 070 ASEP

Mario Mamani Morales

Una pléyade de jóvenes maestros buscan inyectarle nuevos ímpetus a la administración del sistema educativo del Estado Plurinacional, impermeabilizado por la ley 070 “ASEP”, tal es así que como pocas veces en la historia del magisterio, son miles los postulantes a los cargos directivos ofertados por el Ministerio del ramo para la institucionalización de los mandos.

Según los datos son casi 30 mil docentes que en todo el país quieren llegar al menos a una dirección de unidad educativa, otros 2,520 son los profesionales que postularon a ejercer docencia en las Escuelas Superiores de Formación de Maestros, cátedras en la Universidad Pedagógica o en las Unidades Académicas.

La cantidad de postulantes a cargos jerárquicos llama la atención porque se puede evidenciar que el magisterio abraza la nueva legislación educativa, además gracias a la aplicación de la normativa casi el 90% de los profesionales ostentan el título académico de licenciatura y no pocos avanzan hacia una maestría e inclusive a un doctorado, aunque el sistema universitario tradicional no les reconoce el mérito.

Contrariamente se oyen voces dentro de los maestros en el sentido de que se oponen a la Ley 070 ASEP, anuncian una lucha acérrima, critican los cursos de licenciatura ofertados por el PROFOCOM; pero en los hechos se advierte que la mayoría se subió al carro del boom de las ofertas y transitan dentro del modelo.

Llama la atención que en varias direcciones de las federaciones departamentales y regionales se han encaramado frentes claramente identificados con la oposición al gobierno y su modelo educativo, especialmente de sectores radicales, como el POR, que tiene una presencia sindical identificado como URMA, se supone que sus bases son contrarios al modelo calificado de “pachamamista”; pero resulta que no pocos de sus militantes también buscan una dirección dentro del sistema e incluso aspiran a otros cargos altos como Distritales o la misma Dirección Departamental. ¡Vaya contradicción!

Al postularse a la convocatoria oficialista se supone que se aceptan las reglas de juego, implícitamente se asume defender, administrar, cumplir y hacer cumplir todo cuanto dice la ley 070, en buenas migas: se asiente cumplir un rol político. En este marco, es absurdo escuchar voces que sostienen que “la prueba estaba muy difícil pero a medida para algunos masistas”.

La experiencia demuestra que para el ministerio ya existen favoritos, jamás darán un cargo directivo a quien no transite por su vereda, así fue antes y es hoy. ¿Quién no comulga con su ley educativa, del gobierno que fuere, la querrá administrar? ¿Meterá goles en el arco contrario quien no viste la camiseta del equipo en que juega? Si observan que no es servil a sus propósitos simplemente lo marginarán, a cualquier costa.

Volviendo al principio, son miles de maestros que quieren asirse de un cargo jerárquico dentro del enfoque de educación sociocomunitaria y productiva, es una muestra de que la “Revolución Educativa, ¿Avanza?” ¿Se convertirá en una política de Estado la Ley 070 ASEP y dejará de ser sólo cuestión de gobierno?

En este marco de la realidad, ningún gobierno anterior se atrevió a tocar el Reglamento del Escalafón del Magisterio Boliviano, que data de 1957; pero el actual régimen declaró profesión libre en Educación Superior Técnica y Tecnológica, (Institutos), en sus aulas ya quedan pocos maestros. Para ser sus autoridades no es requisito ser maestro normalista, por lo tanto, el cuoteo es más fácil.

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¿El BitCoin está en una burbuja económica?

Diego Rojas Castro

La gente quiere tener y hacer más dinero. Y pareciera que lo puede lograr con la moneda digital BitCoin. Mientras un dólar equivale a menos de siete bolivianos, una sola moneda digital BitCoin puede llegar a superar los siete mil dólares. Eso sucedió por primera vez en su historia, tras septuplicar su valor desde que comenzó el año, y actualmente es la “criptomoneda nodriza”. A medida que esta criptomoneda alcanza nuevos máximos en niveles dramáticamente aumentados de volatilidad, cada vez más gente se pregunta si es una buena idea hacer inversiones en criptomonedas o si ahora es el tiempo de alejarse antes de que pierda valor. La mayor parte del debate se centra en si Bitcoin está en una burbuja, o si es viable como una inversión a largo plazo.

 

El 6 de mayo de 2014, el Banco Central de Bolivia (BCB) emitió la resolución 044/2014 que prohíbe el uso de monedas no emitidas o reguladas por los Estados, entre las que figuran el BitCoin y otras criptomonedas. De esta manera, Bolivia se convirtió en el primer Estado del continente en institucionalizar la ilegalidad de las monedas virtuales en el ámbito del sistema de pagos nacional, pero eso no impide comprar BitCoins (o porciones de una unidad) y tenerlos en el ordenador en espera de que suban su precio para revenderlos.

 

El mes pasado, se supo que una familia neerlandesa llegó al extremo de vender todas sus propiedades, incluidos los juguetes de sus tres hijas, para invertir todo su dinero en la moneda virtual y apostar por una vida minimalista, mientras observan cómo, según ellos, aumenta su capital. “Apostamos por esta idea con un doble objetivo. El más importante es llevar una vida simple, en la que nuestra felicidad no dependa de cosas materiales. Mientras tanto, invertimos nuestro dinero en BitCoins y esperamos a que se multiplique”, explicó el padre de familia, Didi Taihuttu.

 

¿Será una sabia decisión? El multimillonario y genio inversionista norteamericano Warren Buffett dio hace poco su opinión sobre las criptomonedas en general y el BitCoin en particular, y cree que acabarán mal: "No se puede valorar Bitcoin porque no es un activo que produzca valor." Reconoce que no sabe hasta dónde llegará el precio del Bitcoin, pero lo describió como una burbuja real.

 

Una burbuja económica es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto.

 

Las palabras de Buffett llegan en un momento en el que otros que pronunciaron la palabra "burbuja" se han acabado retractando e incluso entrando en el mercado de las criptomonedas, pero un hombre con la experiencia y recorrido que tiene Buffett, de 87 años de edad que ya ha visto y estudiado otras muchas burbujas, reconoce el mismo patrón con el Bitcoin.

De hecho, cada vez que alguien habla de burbuja, y el precio del BitCoin se vuelve a disparar, es cuando algunas personas atacan al que pronunció las temidas palabras, pero es que precisamente en eso consisten las burbujas. Es sabido que éstas estallan cuando la gente está más confiada, cuando comienzan a entrar las personas que tardaron en subirse al carro del aumento de precios. Solo el tiempo dirá si el BitCoin está en burbuja económica o no, dejando a su paso a gente ya sea nadando en dinero o en la ruina.

 

El autor es ingeniero y docente universitario.

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Crecimiento, segundo aguinaldo y exportaciones

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

Imposible no escribir nuevamente sobre la economía boliviana luego de una avalancha de noticias en relación al tema, todas girando en torno a una variable que, pese a su altísima gravitación para el crecimiento del PIB, no ha merecido la mejor de las atenciones: el comercio exterior.

“BBC subraya claves del éxito económico de Bolivia, país que más crece en América del Sur”; “Banco Mundial: demanda interna en Bolivia es insuficiente”; “La economía creció 3,94%; no habrá doble aguinaldo este año”; “Empresarios piden medidas para evitar la desaceleración”; “Empresas de Bolivia están aliviadas por no pagar el doble aguinaldo de Navidad”; “Banco Mundial prevé alza de precios de las materias primas para 2018”; “Empresarios esperan que en 2018 mejore el crecimiento económico por el precio del petróleo”; “Con base en el dinamismo externo, Bolivia proyecta mayor crecimiento para 2018” y “Bolivia registró un déficit comercial saludable a septiembre de este año”.

Por donde se mire, todas las notas abordan directa o implícitamente un aspecto clave -las exportaciones- para explicar la expansión económica por más de una década, como destacó la BBC de Londres; o, lo dicho por el Banco Mundial -que la demanda interna es importante pero no suficiente para un crecimiento sostenido- así como su pronóstico que el 2018 nos podrá ir mejor, porque las materias primas que exportamos podrán subir de precio; igualmente, para explicar por qué el crecimiento interanual del 3,94% no llegó a superar el 4,5% para gatillar el pago de un segundo aguinaldo este año; o, el reiterado clamor empresarial de apuntalar la exportación, para crear empleos perdurables; así como la mirada puesta en el sector externo, por mejores días en el 2018; y, el déficit comercial a septiembre, de casi 900 millones de dólares.

El hecho que Bolivia haya crecido como lo hizo desde el 2004 -por más del 4% anual (excepto el 2009), incluso del 5% y 6% (año 2013)- tuvo que ver con la demanda interna, es cierto, pero también con los ingentes superávits comerciales que acumularon 17.000 millones de dólares del 2004 al 2014 gracias a las colosales exportaciones que siempre superaron a las importaciones, hasta el año 2014. Pero esto cambió y en menos de tres años el déficit suma 3.000 millones jalando el PIB hacia abajo, ya que las importaciones superan a las exportaciones.

La pregunta del millón es…¿por qué no hacemos lo que sabemos hacer bien -producir con biotecnología para exportar más alimentos- y con ello crecer al 7%?

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Santa Cruz, 8 de noviembre de 2017

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Economía
La funcionaria boliviana explicó que la inversión pública se acelera generalmente a partir del segundo semestre del año, luego de licitar la mayoría de los proyectos programados.

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