Educación

COMPUTADORAS Y CALIDAD EDUCATIVA

Patricia Alandia

En uno de los innumerables actos de entrega de obras a escuelitas, el presidente Evo Morales confirmó la próxima dotación de computadoras, por ensamblarse en El Alto, a alrededor de 15.000 estudiantes de secundaria; ésta se suma a la ya realizada a todos los profesores en ejercicio. El Mandatario afirmó que con esas computadoras, más el satélite Túpac Katari, nuestra educación estaría dando el salto a la Era digital y tecnológica, eje de la política educativa actual que, según él, ha permitido el avance de nuestra educación, en la que “estamos muy bien”. Las preguntas que caben son si las computadoras per se mejoran la calidad educativa, y que si estamos en un punto en que nos hace falta su tecnologización. Al contrario del Presidente, quienes estamos involucrados con los temas de educación consideramos que ésta está muy mal, que se ha retrocedido de manera evidente en los últimos 8 años, y que la tecnología en este contexto puede esperar.

En todo caso, el Presidente no hace más que expresar una personal y arraigada convicción de que la tecnología y sus productos son el camino al progreso y el desarrollo. Si sobrellevamos el hastío provocado por el bombardeo propagandístico de todas las instituciones estatales en los medios de comunicación (estatales y paraestatales), podemos identificar muy bien el nuevo discurso gubernamental: el cambio entendido como progreso, y éste ligado al asfalto, los edificios, el avance tecnológico; en términos muy simples, un reciclado desarrollismo de los años 70.

Desde esta lógica, el Gobierno considera (es decir, Evo Morales lo hace) que el progreso de los pueblos es corolario de más carreteras, satélites y teleféricos, por lo que es comprensible que también considere que la calidad educativa es resultado automático del uso de computadoras. Y si bien éstos son los signos del capitalismo, al que Morales fustiga sobre todo en sus discursos en palestras internacionales, se han convertido en una especie de fetiches de su Gobierno, presentados como elementos del proceso de cambio, solo por el hecho de que es él, el indígena, el que los valida y los transforma en necesidades populares de profundo sentido revolucionario.

Las obras que lo seducen —monumentales, ostentosas, impactantes—, esas que los países primermundistas poseen, son las que, como se afirma en el spot de Entel y piensa el Presidente, nos permitirán superar esa condición de nuestro pasado que nos tenía tan mal, y nos hacía ir hacia atrás, que nos tenía aislados (afirmaciones que van acompañadas con la imagen de un indígena y su llama). Es evidente que la plurinacionalidad y la descolonización ya no caben en este nuevo discurso, sin embargo, éste es un tema del que me ocuparé en otro momento, pues esta mutación se constituye en la mayor defección del Gobierno, que llegó al poder con la bandera de las reivindicaciones indígenas, y que, a pesar de su evidente abandono, sigue usufructuando de ella en el ámbito internacional.

En el caso de la educación, las inversiones millonarias en tecnologías, por muy útiles que éstas sean, no son suficientes para construir una política educativa; el fundamento de una política es el currículo, en el que se establece el lugar de las tecnologías, pero solo como herramientas accesorias, no como base ni mucho menos fin. Y un currículo, tal como ocurrió con la vilipendiada Reforma Educativa de 1994, se construye en el tiempo, en un proceso de reflexión de los distintos actores educativos, guiado y diseñado por expertos, y alimentado y sustentado en experiencias y estudios científicos. No es obra de una consultoría de tres meses ni de uno que otro taller masivo de socialización.

Desde estas consideraciones, como ya lo he afirmado en otros lugares, el actual currículo tiene mucho de improvisación; está plagado de contradicciones, errores y vacíos teóricos y metodológicos.  Sin embargo, éstos podrían ser salvados por la experticia de los responsables directos de su implementación, los profesores, pero es de conocimiento general el bajo nivel de formación que reciben éstos en las normales —y peor aún en el Profocom—, que no resuelve en absoluto las deficiencias con las que llegan a ellas, y que se convierten en un verdadero e insuperable círculo vicioso.

En consecuencia, la cantidad de aulas, baños, canchas, tinglados y computadoras solo sirve para evaluar la infraestructura, las condiciones externas en las que se llevan a cabo los procesos que, por supuesto, pueden favorecerlos; sin embargo, si queremos establecer la calidad educativa, es necesario evaluar las competencias de los estudiantes, en especial en las áreas de lenguaje y matemáticas, que son las que permiten el desarrollodel pensamiento lógico, el razonamiento verbal y matemático, las habilidades para analizar, criticar, entre otras. Al respecto, si bien el Gobierno ha evitado este tipo de evaluaciones, hay pruebas contundentes sobre cuán profundos son los problemasde nuestros niños y jóvenes en esas dos áreas.

Con esos antecedentes, el Ministerio de Educación debe intentar un proceso de investigación y reflexión para encontrar el lugar de las nuevas tecnologías en la enseñanza, sobre todo, a partir de la primera constatación: el 70% de profesores no usa las computadoras que les fueron otorgadas. En primer lugar, porque no saben utilizarlas; en segundo lugar, y más importante, porque no saben cómo y para qué utilizarlas en los procesos de enseñanza.

Además de guardar documentos oficiales, ¿para qué un profesor necesita una computadora? ¿Para escribir textos? ¿para diseñar materiales? ¿para preparar sus clases? ¿O solo para elaborar instrumentos de evaluación? Si el objetivo es diseñar materiales de enseñanza, como al parecer se pretende desde el Ministerio, es necesario considerar que el profesor promedio ha llegado a las normales con un mínimo nivel de competencias textuales, y, de ninguna manera, estos centros de formación dan las condiciones para superar esa situación, por lo que un porcentaje importante de profesores no está preparado para redactar textos, y menos aún textos educativos.

No obstante, más allá de los usos que se les dé a las computadoras, éstas por sí solas no transformarán la práctica docente y sus resultados. Un estudio realizado por la Comisión Europea, denominado «Nuevos entornos de aprendizaje en la educación», en el 2004, dirigido a analizar las innovaciones en las escuelas y su impacto en la calidad educativa, arrojó como resultados que los cambios no dependen tanto del uso de las TIC en sí, sino más bien de la capacidad del profesor para utilizarla tecnología como soporte. Se constató que los avances resultantes en los procesos de enseñanza estaban relacionados de manera directa con el estilo de gestión, la actitud y la formación del profesorado, los enfoques pedagógicos y los nuevos estilos de aprendizaje.

Otro aspecto que es central en la discusión es la influencia de las nuevas tecnologías en los procesos de aprendizaje. Hace poco conocimos por la prensa que los hijos de los empleados de Google, Apple y otras empresas de vanguardia de Silicon Valley envían a sus hijos a una escuela de élite que no tiene computadoras. Esta nueva tendencia, conocida como “desconexión”, en el campo educativo se fundamenta en estudios psicolingüísticos que explican que el niño, en sus etapas de desarrollo, necesita como prioridad adquirir destrezas cognitivas, espaciales y temporales, que le permitan establecer la lógica de sus actividades de aprendizaje y razonar sobre ellas. Para este propósito, el uso de las manos y de todo el cuerpo, y la interacción directa con su entorno son primordiales, ya que propician una mayor actividad de la corteza cerebral para visualizar, coordinar, calcular distancias, discriminar formas, dimensiones, y le ayudan a estructurar su sistema neurológico y de aprendizaje de una forma duradera. Según especialistas que critican el uso temprano de las computadoras en la educación, la pantalla perturba el aprendizaje, pues disminuye las experiencias físicas y emocionales; enfatiza el mirar más que el escuchar, y el buscar soluciones rápidas y correctas, lo que no ayuda a pensar.

La pregunta es por qué las clases acomodadas del primer mundo son las que retornan a una educación “desconectada”, y, por el contrario, los ministerios de educación de países en desarrollo conciben las computadoras como la panacea de la educación. Por lo visto, por un lado, nuestros gobiernos son presa fácil de empresas dedicadas a la fabricación de este tipo de objetos de consumo que, como se ha determinado, es más elevado en las clases populares, y, por otro lado, nuestras autoridades no se han detenido a diseñar verdaderas políticas educativas, que trasciendan las coyunturas políticas y la búsqueda del rédito electoral.

Con todo esto, no pretendo menospreciar la función de las computadoras en la educación o la formación de los estudiantes en el uso de las TIC, que es ineludible en los tiempos que vivimos, sino poner en el debate el lugar que deben ocupar en nuestra educación. Mi experiencia docente me permite afirmar que los estudiantes que llegan a la Universidad, pese a que han pasado por cursos de computación, no tienen las competencias básicas de búsqueda, discriminación y uso de la informacióna la que acceden en Internet; investigar se ha reducido a buscar información, copiarla y pegarla en un trabajo que muy poco tiene de elaboración personal y menos de resultado de análisis, crítica y creación, imprescindibles para un aprendizaje significativo.

Al respecto, es necesario comprender que las nuevas tecnologías y sus textos, con su carácter multimodal, no sustituyen los objetivos y procesos implicados en la alfabetización, más bien los complejizan. No se debe tender a reemplazar la lectura de textos impresos por textos digitales ni las prácticas de comprensión y producción de textos por las actividades de navegación y búsqueda de información en la Red. Se debe incorporar, al desarrollo de competencias textuales en general, estos nuevos géneros textuales que, en ciertos aspectos, comparten características con los impresos y en otros se diferencian de manera importante. Tomo uno de los campos de formación porque atraviesa los procesos educativos en las distintas áreas, pero lo aseverado también corresponde a las competencias de razonamiento matemático. No se puede sustituir el razonamiento con programas, sino establecer su uso para enriquecer el aprendizaje, siempre y cuando las competencias de base hayan sido desarrolladas adecuadamente.

Finalmente, de lo que se trata es de reordenar las prioridades. La formación de los profesores es fundamental, pero no una formación masiva, calificada por los mismos profesores como inútil, sino una integral, que les permita desarrollar sus propias competencias y contar con herramientas didácticas para propiciarlas en los estudiantes. También es necesario revisar el currículo, y ello supone precisar antes, más allá de la retórica, sus fundamentos teóricos y metodológicos. Por último, en este preciso momento la dotación de computadoras no se plantea como una urgencia, sobre todo si tomamos en cuenta que el Ministerio de Educaciónno posee los recursos económicos, y recientemente tuvo que encabezar unacampaña de recolección de libros casa por casa, para la implementación de bibliotecas comunitarias y el fomento de la cultura lectora. Aún queda mucho por hacer.

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FRACASOS EN LA EDUCACIÓN

Mario Mamani Morales

En Educación sumamos el fracaso durante muchos años, no podemos asumir una política de Estado porque sólo llegamos a una política gobierno y esto se traduce en perjuicios serios para el país porque no alcanzamos calidad, profundidad ni tenemos un instrumento de liberación como es entendida la educación para los pueblos.

En 1994 sepultamos lo que fue el Código de la Educación Boliviana, concebida en la mitad de la década de los 50 del pasado Siglo y asumimos la Ley 1565, más conocida como Reforma Educativa. Ambas nunca fueron aplicadas a cabalidad porque primaron los intereses económicos, sociales y principalmente políticos.

El 2006 se realiza el Congreso Educativo Nacional, en Sucre, donde se delinean los pilares de lo que hoy es la nueva Ley, en este evento no participan hasta el final los maestros Urbanos, la Iglesia y otros sectores, es decir, las decisiones del congreso no fueron en consenso.

Durante cuatro años siguientes la Educación fue dejada a su suerte: en algunas escuelas se aplicaba el modelo de constructivismo de la Reforma Educativa, en otras se tendía hacia el cambio y en muchas se dejaba al criterio del maestro, es decir: sin horizonte definido, situación caótica que dura hasta diciembre de 2010 cuando se promulga la Ley 070 bajo el actual régimen de gobierno.

Hoy surgen voces de oposición, rechazo y cuestionamiento al sistema educativo, inclusive con marchas de maestros y padres de familia en contra de la Ley “ASEP”, otra vez no encontramos acuerdos definitivos para llevar a cabo la “Revolución Educativa” y parece que no existen muchos cambios significativos, por lo menos en la forma, veamos:
Con la Ley 1565 existían maestros “polivalentes” de aula, un solo docente hacía todo, ahora un maestro igual puede enseñar física, música, idiomas o matemática, es decir, no hay pertinencia en las designaciones porque no se respeta la formación del docente en la aplicación del nuevo horario, según los trabajadores en educación.

Antes existían los “asesores pedagógicos” quienes eran los orientadores, colaboradores y hacían el apoyo al trabajo del maestro de aula, muchos improvisados, ahora esa tarea se responsabiliza al director de la Unidad Educativa, además con un plus sobre su haber mensual, es juez y parte.

Antes se pusieron de moda los “módulos educativos”, publicaciones editadas en el exterior a costo millonario pero ni siquiera en primaria se llegó a completar; ahora se habla de “las campos de saberes y conocimientos” que la mayoría de los docentes no llegan a entender, menos aplicar; pero preparan los planes semanales y bimestrales, total, el papel aguanta todo.

El Reglamento de Evaluación fue severamente criticado por los docentes porque consistía en la consideración cuantitativa y cualitativa y con la Ley 070 se afirma también que “no es adecuado a la realidad del alumno” porque se califica sobre 100 puntos bimestralmente y también contiene subjetividades dejadas al maestro que con 40 ó más alumnos en curso no puede llegar a individualizarlos.

Con la Ley 1565 la deserción escolar era elevada, especialmente en los dos primeros ciclos, porque era prohibido aplazar, entonces sólo era cuestión de edad para estar en un determinado curso, hoy este es uno de los aspectos que se supera porque el bono “Juancito Pinto” es un atractivo para mantenerse en el curso, lo reconocen los propios padres de familia.

La estructura curricular se decía que era contradictoria, excluía las materias técnicas; pero apuntaba a una formación técnica, formar mano de obra calificada y que no enseñaba a pensar, crear, razonar y reflexionar, se decía que no desarrollaba las aptitudes y potencialidades. ¿Ahora qué se dice del Nuevo Diseño Curricular del Sistema Educativo Plurinacional? ¿Entienden los trabajadores en educación, los padres de familia? ¿Las mismas autoridades que la dirigen?

En cuanto a las estrategias empleadas por el gobierno para poner en marcha las leyes, parece que no existen diferencias: Antes (1565) regía la imposición, no se consultaba al maestro ni sus organizaciones; hoy se oferta licenciatura gratuita y las organizaciones sindicales a nivel nacional están junto al gobierno; pero las bases en varios departamentos sienten que están siendo impuestos. (La Paz, Oruro, Potosí, Santa Cruz, Chuquisaca, entre otros)
Con este escenario urge un nuevo Congreso de Educación para intentar consensos.

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Internacional
La presidenta Michelle Bachelet firma los primeros proyectos de ley que buscan garantizar un sistema gratuito de educación en Chile.
Cultura
El objetivo es identificar y reconocer las prácticas de museología relacionadas con actividades pedagógicas que promuevan el desarrollo personal y la cohesión social, según la convocatoria.

ALTO AL MALTRATO ESCOLAR

Constantino Rojas Burgos

“Ballena come focas” le decían en el ciclo secundario por ser gordito y bonachón. A otro estudiante le decían “vaca” por ser un niño gordo, sus amigos le molestaban porque era tranquilo y dejaba que se burlen de él, físicamente era fornido y de gran estatura, pero no reaccionaba. Una vez dibujaron una vaca y pusieron el rostro del estudiante en vez de la cabeza del animal, luego distribuyeron a todos las fotocopias con esa imagen en el colegio.

Otra niña de segundo medio tenía el apodo de Hámster y todo el curso se burlaba de ella, vaciaban la mochila, ocultaban sus materiales, dibujaban un ratón en sus cuadernos y ella lloraba y sentía malestar. Estudiosa, responsable, callada y aislada del grupo se paseaba sola en el aula y en los recreos del colegio. En otro caso, resulta que cada año dejaban una bolsa de papas en el pupitre de su “compañero que se expresaba como “cholito”, en honor a que cumplía años el 2 de agosto que es el Día del Campesino. Al principio se sentía molesto, afectado, triste, al final le daba igual porque estaba acostumbrado a estas malas acciones.

Esta breve descripción de casos que ocurren en el ámbito escolar  nos dan cuenta del acoso escolar, según Profes, la revista educativa del Grupo Editorial La Hoguera Nº 20 de Marzo – Abril 2014, la asesora pedagógica Esther Achá  señala que en “Bolivia, 5 de cada 10 estudiantes declaran haber sufrido esa problemática y que lamentablemente las víctimas no se atreven a referirse del tema ni denunciar a las autoridades educativas o comentar con sus padres o personas adultas”.

El acoso escolar se da entre pares, es decir, entre los mismos estudiantes que buscan molestar e incomodar a sus compañeros con apodos, refiriéndose a su origen, color de piel, la forma de ser, el cuerpo, la estatura, sus actitudes que sirven de excusa para burlarse, menospreciar, insultar, agredir, discriminar y faltar el respeto en complicidad de todo el curso o de un grupo de “compinches” que se prestan al juego.

Estas formas de reacción de los acosadores no es algo nuevo en el país, lo nuevo es el término conocido como bullying,  del inglés, denominado también como hostigamiento o matonaje que se genera en las escuelas. El maltrato puede darse a nivel psicológico (intimidar, hacer sentir inferior); físico (patadas, rasguños, agresión con objetos) y verbal (apodos, insultos) y surge algo más nuevo,  el ciberacoso a través de las redes sociales de la que los escolares participan con frecuencia.

Las víctimas generalmente asumen una actitud pasiva y de tolerancia, son callados y reservados, incapaces de quejarse al profesor porque los acosadores lo vuelven indefenso mediante amenazas.

Ante al hostigamiento reaccionan con llanto, tristeza, dolor de cabeza, estómago,  falta de apetito, aislamiento del grupo, vómitos y cambios de comportamiento que son síntomas que indican que la víctima está sufriendo acoso de un compañero que siente que tiene poder frente al otro y que puede darse la libertad de repetir permanentemente el matonaje para sentirse superior ante su compañero.

Frente al acoso escolar es importante la intervención de los profesores y que a través del diálogo, la confianza y la cercanía con los estudiantes, logre identificar a los “acosadores” tanto en el aula como en los pasillos del colegio. Los padres de familia por su parte, tienen que estar atentos a las actitudes, la conducta y el comportamiento de sus hijos que podrían estar sufriendo bullying.
 
Las víctimas no tienen la culpa de sufrir el constante maltrato de sus compañeros, por lo tanto, será necesario buscar la ayuda del profesor, de los tutores o de una persona adulta de confianza.

Constantino Rojas es periodista y docente universitario

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Social
Miguel Lora, ejecutivo de Maestros de Educación Urbana de Cochabamba, junto a un profesor de base, se declaró en huelga de hambre en contra del currículo educativo y la carga horaria, reportó la radio Pio XII de la Red ERBOL.
Social
Más de 100 representantes de los proyectos seleccionados en el marco del concurso Mi Municipio va a la Escuela y Municipio Saludable intercambiarán experiencias para luego poner en marcha sus iniciativas en los próximos tres meses.

LA RABIA JUSTA

Ubaldo Padilla Pérez

“La educación que no reconoce un papel altamente formador en la Rabia Justa, en la rabia que protesta contra las injusticias, contra la deslealtad, contra el desamor, contra la explotación y la violencia, está equivocada. Lo que la rabia no puede es, perdiendo los límites que la confirman, perderse en un rabiar que corre siempre el riesgo de convertirse en odio”, escribe el Educador y Filosofo brasileño Paulo Freire y estoy de acuerdo; sin embargo, pienso que cargarle toda esa responsabilidad a los profesores y profesoras no es justo, ya que en la vida cotidiana, existen otros espacios como por ejemplo el de los Medios de Comunicación que ejercen influencia en la educación de las personas y también deberían asumir esa responsabilidad formativa.

Bíblicamente la Rabia Justa es conocida como Justa Ira y caracterizada por ser una reacción en contra del pecado; por estar motivada por una preocupación hacia Dios, bíblicamente informada y adecuadamente controlada.

Llevado este concepto al plano humano; podríamos decir que La Rabia Justa  debe estar guiada por el amor al pueblo, ser motor del cambio y productora de Vida Justa; lo que la diferencia radicalmente del odio, que está guiado por el egoísmo, por la desinformación, produce caos, no ataca a los problemas que causan las injusticias, la explotación y la violencia y no produce indignación por la pobreza, la miseria ni por la explotación de los humildes.

Volviendo al papel que juegan los Medios de Comunicación en este tema, me viene a la memoria en este momento, el papel formador de esa Rabia Justa que jugó la Red ERBOL y otras radioemisoras populares antes de la huida de Sánchez de Lozada y la llegada al poder del Presidente Evo. La información que se difundía desde estas radioemisoras, inconformó a los que se encontraban cómodos haciendo lo que hacían y a los que la pasaban incómodos sufriendo calladitos las acciones de un gobierno que pensaba en cualquier cosa menos en el bienestar de su pueblo; formó la conciencia del pueblo y produjo la transformación o “Proceso de Cambio” que hoy vivimos.

Para garantizar y profundizar el cambio, además de intervenir en el sistema educativo, es preciso que el Estado, implemente un Sistema de Medios de Comunicación que ayuden a la formación de esa Rabia Justa; Medios de Comunicación que nos proporcionen fundamentos para nuestra Rebeldía y no para nuestra Resignación; al fin y al cabo, la Rebeldía es el presupuesto para la Rabia Justa y esta, presupuesto para la transformación.

Sin embargo, si hacemos una rápida mirada de lo que ofrecen nuestros Medios de Comunicación (principalmente la Televisión privada); nos encontramos con que ésta “reduce a un mismo plano el pasado y el presente y sugiere que el futuro ya está hecho y que nosotros nada podemos hacer”*. Los noticieros son una confusión organizada; todas las cosas suceden tan rápido y al mismo tiempo que no queda espacio para la reflexión, el análisis y la reacción; apenas termina la noticia de un devastador terremoto en Chile, en México o en Nicaragua y ya nos están hablando de un espectáculo de belleza; para más adelante reportar al vivo y de manera superficial la noticia del levantamiento de un cadáver, de un asalto, una violación o un secuestro.

“Pensar acertadamente es superar al pensar ingenuo”, escribe Paulo Freire y ese “Superar” se gesta con información. El Presidente Evo, tiene su estilo; a través de la Radio y la Televisora estatales, cumple esa labor pedagógica cuando toma el micrófono en las concentraciones, en las entregas de obras, en los actos cívicos, desde las capitales pero también desde las provincias, acción  que (en mi criterio) no es acompañada adecuadamente desde los medios Estatales.

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EDUCACIÓN, IMPROVISACIONES, RETROCESOS

Patricia Alandia

A un mes de iniciados los ajustes para la implementación del nuevo currículo, el Ministerio de Educación ya anunció su segundo y obligado retroceso. El primero fue el relativo a la ampliación de la jornada escolar a ocho horas, solicitada —personal y públicamente— por nuestro Primer Mandatario; el segundo tiene que ver con la modificación de la carga horaria docente. ¿Se trata de un tema secundario que no afecta la aplicación del currículo, como afirma el ministro Aguilar? Yo creo que no; es una muestra más de la inconsistencia de un proyecto marcado, desde el inicio, por la más irresponsable improvisación.

Aunque la discusión está centrada en la carga horaria, y pareciera que sacar y poner horas es una cuestión administrativa simple, el asunto no es tan baladí, pues el movimiento realizado estuvo dirigido a consolidar los campos de saberes y conocimientos, base de la actual estructura curricular. Una de las materias que se vio afectada con la reducción de horas fue Matemáticas, para favorecer la incorporación de Técnica Tecnológica Productiva, con la que ahora forma parte del campo Ciencia, Tecnología y Producción. Con los cambios, el profesor de Matemáticas debe hacerse cargo de las dos materias (áreas, según el currículo), bajo el entendido de que,si un profesor es responsable de todas las materias del campo, entonces podrá asegurar su articulación temática e incluso epistemológica. Parece simple y hasta lógico; el problema es que ese profesor no está preparado para dar esa segunda materia (en otros campos, más de dos), y no cuenta con las herramientas conceptuales ni metodológicas (en algunos casos, ni siquiera con la bibliografía básica) para asegurar esa articulación.

Las quejas no se dejaron esperar, sin embargo, puesto que este movimiento de horas provocó reducciones en la carga horaria de los maestros, éste, y no el pedagógico, fue el argumento que logró la anulación de la medida.
La pregunta que surge ahora es, si se elimina la aplicación del movimiento de horas, ¿en qué queda la configuración de campos? Antes, es necesario aclarar que las horas que se destinan a las materias o campos no tendrían que derivar de estimaciones caprichosas, sino de un análisis serio que contemple: complejidad de la asignatura y de las temáticas que se tratan en ella, competencias que se pretende desarrollar, características de las actividades de aprendizaje, características de los estudiantes, metodología de trabajo del profesor, entre otros aspectos. En ese sentido, reducir horas solo para posibilitar la implementación de otra asignatura es una decisión irresponsable y destinada al fracaso, y más si se afecta a asignaturas troncales, que son las que posibilitan el desarrollo del pensamiento lógico de los niños.

Con respecto a la pregunta que planteo, creo que retroceder en la distribución de horas implica, inevitablemente, retroceder en la implementación de campos de saberes y conocimientos. El campo se concibecomoun espacio de articulación de conocimientos de distintas áreas, con la realidad social, política, cultural, económica y espiritual; es más, los campos están definidos como“…espacios de organización curricular que propician y posibilitan la reconfiguración de las relaciones de poder entre los diversos agentes, generando disposiciones para la transformación de las relaciones de dominación y subordinación”.Frente a la ausencia de experiencias previas, contenidos claros y de materiales didácticos, el profesor es el único responsable de posibilitar esa articulación, y de superar la lógica de la conformación de asignaturas en compartimentos estancos. En esa lógica, si cada profesor mantiene su carga horaria anterior, ya no se podrá apelar a ese intento de diálogo interdisciplinario interno.

Sin embargo, ése no es el único problema. Como ya lo había señalado en otros lugares, el diseño curricular como tal es deficiente. Con el objetivo de distanciarse de la Reforma Educativa de 1994, y de incorporar un lenguaje a tono con el proceso revolucionario que, supuestamente, vivimos, se ha redactado un texto rimbombante, pretensioso en extremo y, en consecuencia, oscuro e inaplicable. Un ejemplo que ilustra lo que acabo de afirmar es justamente la fundamentación del campo de Ciencia Tecnología y Producción de Educación Primaria: “Desde el Campo de Saberes y Conocimientos Ciencia Tecnología y Producción se cuestiona la estructura económica del colonialismo, basada en la concepción extractivista y explotadora de los recursos de la Naturaleza, de tal manera que asume el derecho de las y los bolivianos al acceso, manejo y uso armónico de los recursos que se encuentran en el territorio del Estado”.

Y sigue: “Desde esta perspectiva, en la educación primaria comunitaria vocacional, se desarrollan las capacidades vocacionales con sentido sociocomunitario productivo, planteando alternativas a la dependencia económica a partir de la generación y aplicación de tecnologías propias y apropiadas con soberanía, promoviendo la transformación de los recursos de la Naturaleza de acuerdo a las necesidades emergentes, facilitando el cambio de la matriz productiva, las relaciones sociales de producción y las estructuras económicas del Estado Plurinacional”.

En términos ideológicos, muchos de nosotros podríamos concordar plenamente con esta propuesta, pero es importante recordar que se trata del currículo de Primaria, es decir, de niños de 6 a 11 años, que están iniciando su proceso de lectoescritura, de desarrollo de sus capacidades de abstracción, de utilización y relacionamiento de los números; de comprensión y aplicación de las operaciones básicas, los símbolos y las formas de expresión y razonamiento matemático. En suma, un niño que, dicho en facilito, debe entender el razonamiento numérico y aprender a sumar, restar, multiplicar y dividir, para resolver problemas. Por ello, siento una enorme curiosidad (científica, por cierto) de saber cómo la matemática básica posibilita ir desde la crítica del colonialismo a la superación de la dependencia económica. Una solución práctica que los diseñadores encontraron consiste, al parecer, en añadir a los contenidos tradicionales los términos “comunitario”, “cultural” o “Madre Tierra”. Al respecto, sobran ejemplos que utilizan eserecurso: “Triángulos y clases: equiláteros, isósceles y escaleno en el contexto comunitario”. “Polígonos regulares e irregulares en expresiones culturales y formas naturales”.

Como puede verse, el empeño por encontrar los vínculos entre contenidos matemáticos —por naturaleza altamente abstractos— y el contexto del estudiante es evidente, pero el resultado, en la mayor parte de casos, es falaz e inaplicable. No obstante, esta discusión es válida en el caso del aprendizaje de niños castellanohablantes, mestizos, que viven en el área urbana, pueslas matemáticas que conocemos expresan un tipo de razonamiento que no es universal. Hoy en día se habla de una etnomatemática, que explora las diversas formas de construir el conocimiento en esta área. En ese sentido, no basta con añadir el adjetivo “comunitario” a una categoría propiamente occidental. Claro que estamos muy lejos de ingresar en este debate, que es fundamental si el horizonte verdadero de la educación es la descolonización y la interculturalidad.

Por otro lado, no puede pretenderse que un profesor de Primaria y un niño de cuarto año —es decir de 9 años—estén en condiciones de, a partir de la lógica matemática, analizar, por ejemplo, “Las potencialidades mineras y auríferas: transformación con tecnologías en equilibrio con la Madre Tierra”; más aún,si es un tema que ni el Gobierno está incluyendo, ni pretende incluir, en sus políticas, como claramente se deduce del proyecto de Ley de Minería, que está en discusión.

Y esto me lleva al último punto que motiva este artículo. Si la educación es la principal estructura de reproducción ideológica que el Gobierno utiliza para consolidar su proyecto político, ¿no tendría que existir una mínima coherencia entre el discurso descolonizador, pachamamistae intercultural, que sustenta el currículo,y las acciones gubernamentales?

Personalmente, sí quiero que mis hijas critiquen y rechacen el colonialismo y sus consecuencias, que valoren los saberes y conocimientos indígenas, que aprendan una lengua indígena, que entiendan que un desarrollo respetuoso de la Madre Tierra es posible, y que crean que los bolivianos podemos dejar de ser simples consumidores de las tecnologías foráneas que nos obligan a la dependencia económica y tecnológica. Sin embargo, cuando el portadorde ese discurso, el Gobierno, es el primero en consumir la tecnología foránea, en impulsar políticas extractivistas, en abrir las áreas protegidas —entre ellas el Tipnis— a la explotación hidrocarburífera, en limitar los derechos indígenas y avanzar con el colonialismo interno, además de promover el aprendizaje de lenguas extranjeras antes que el de las lenguas indígenas, es muy difícil defender la factibilidad de este modelo educativo.

Estos continuos yerros están reavivando las voces prejuiciosas y racistas que creen que la descolonización y la educación bilingüe son un retorno al pasado, que la interculturalidad se sostiene en concepciones animistas o anticientíficas, y que la plurinacionalidad es un relato mal contado por el MAS. A estas alturas, el ministro Aguilar tendría que haberse dado cuenta de que la improvisación no conduce a ningún lado, no construye ni transforma, y mucho menos en el campo de la educación;por ello, está claro que no podemos esperar mucho más de él. ¿Quién asume la responsabilidad, entonces?

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EL PROFESOR DEL CAMBIO

Ubaldo Padilla Pérez

“Pedagogía de la Autonomía” es el penúltimo de 38 libros que Paulo Reglus Neves Freire*, publicó en 1996, un año antes de su muerte.

Como él mismo lo apunta, en “Pedagogía de la Autonomía”, Freire aborda la cuestión de la formación docente; enumera una serie de saberes que los educadores y educadoras deben aprender y practicar si es que quieren ser profesoras y profesores de la esperanza, del optimismo, de la transformación permanente y NO profesoras y profesores fatalistas, que clase tras clase, intentan convencer a sus alumnos y alumnas que nada pueden hacer en contra de la realidad social política y económica y que no queda otra opción que adaptarse a esa realidad que no puede ser alterada.

En ese sentido, “Pedagogía de la Autonomía” es un NO rotundo a esa ideología que nos humilla como gente, ideología que desde la educación, quiere convencernos que todos los males que aquejan al mundo son naturales y como tales: supremos, invencibles e inmodificables.

En respuesta a esa ideología; Freire nos muestra y nos demuestra que enseñar no es un proceso de transferir conocimiento de la cabeza del maestro que lo sabe todo a la cabeza del alumno que no sabe nada y que más bien ENSEÑAR es un proceso de creación de las posibilidades para la producción y construcción de conocimientos, partiendo de los conocimientos que ya tienen los educandos; “todos nosotros sabemos algo, todos nosotros ignoramos algo, por eso aprendemos siempre” asegura Freire para demostrar que quien enseña aprende y quien aprende enseñaa la vez.

En estos tiempos en que nuestro país vive un “proceso de cambio” y a 17 años de la muerte de uno de los más brillantes educadores latinoamericanos; sus ideas cobran actualidad y se convierten en necesarias fuentes de consulta, especialmente para los profesores que a iniciativa del Ministerio de Educación cursan el Programa de Formación Complementaria (PROFOCOM) y para los que en las Escuelas Superiores de Formación de Profesores forman a los futuros profesores y profesoras; por lo que a continuación me permito (con el permiso del Profesor Paulo) enumerar algunas de sus recomendaciones:

Enseñar exige rigor metódico

“Solo quien piensa acertadamente puede enseñar a pensar del mismo modo” dice Freire y para “Pensar acertadamente” el profesor (según Freire) requiere  hacerlo a través de métodos y técnicas que le permitan de manera más acertada acercarse a los objetos en estudio; ese rigor metódico del que habla Freire es el que llevará a los educadores y educandos a una permanente investigación para producir y construir los nuevos conocimientos que reforzarán los ya existentes.

Enseñar exige investigación

Sencillamente dice Freire “No hay enseñanza sin investigación ni investigación sin enseñanza”; investigo para buscar nuevos conocimientos y para comprobar los conocimientos ya existentes; investigo para conocer lo que aún no conozco; investigo para enseñar.

Enseñar exige respeto a los saberes de los educandos

El profesor no debe olvidar que los estudiantes llegan a la escuela con conocimientos y saberes adquiridos en la práctica diaria; no debe olvidar también que tiene la obligación de respetar esos conocimientos y a partir de ellos ejercer  su práctica docente; no debe olvidar también que sus alumnos al provenir de un determinado barrio o comunidad están afectados por ciertas problemáticas como la falta de agua potable y alcantarillado, el desempleo, la desnutrición y otros, problemáticas que necesariamente deberán ser debatidas y discutidas en la clase.
Enseñar exige Crítica

El tránsito de la ingenuidad a la crítica, no se da de manera automática y aquí juega un papel importantísimo el maestro, quien de manera organizada deberá promover en sus alumnos la curiosidad crítica para que  puedan defenderse de irracionalismos como es el caso de la tecnología para no divinizarla o satanizarla; sino, escudriñarla de forma crítica, siempre poniendo como objetivo el bienestar del ser humano.

Enseñar exige estética y ética

Al ser la educación un ejercicio fundamentalmente humano, tiene que ser en sí, un testimonio de decencia de pureza y belleza; esa condición humana de la educación la convierte en una acción eminente y permanentemente transformadora; “solo somos porque estamos siendo” dice Freire para refutar la ideología que quiere hacernos creer que no es posible el cambio y que no queda otra que hacer de la educación un proceso de puro adiestramiento técnico para adaptar a los educandos a la dictadura del mercado.

Enseñar exige la corporificación de las palabras en el ejemplo

“No existe el pensar acertado fuera de una práctica testimonial que lo refuerza en lugar de desdecirlo” sentencia Freire cuando habla de una de las cualidades que debe tener el profesor que tiene que hacer en la práctica lo que en la teoría enseña. “Pensar acertadamente es hacer acertadamente” y no como los fariseos  que ordenaban “haga lo que mando y no  que hago”.

Enseñar exige reflexión crítica sobre la práctica

Para que la Educación cumpla su rol de formadora de una conciencia crítica, debe en la práctica desempeñar un papel decisivo en la formación de la “Rabia Justa”, el maestro o la maestra consciente de este rol, debe actuar como Cristo contra los fariseos en el templo, reflexionando críticamente y formando explícitamente es “Rabia Justa” que protesta contra las injusticias, contra la deslealtad, contra el desamor, contra la explotación y contra la violencia sin caer (pero) en la tentación de convertir a esa “Rabia Justa” en odio, apunta Paulo Freire.
Enseñar exige el reconocimiento y la asunción de la identidad cultural

Uno ni se imagina, como un solo gesto del profesor para con sus alumnos tiene tanta influencia en la formación de ellos y esos gestos no siempre se dan en la clase sino en otros espacios como el recreo en el campo de juego, en el paseo, en la plaza y esos gestos cuya fuerza formadora o deformadora no solo pueden venir de parte del profesor, sino también de parte de las autoridades de la ciudad o del país; “como exigir de los niños un mínimo de respeto a los pupitres de la escuela, si el poder público demuestra absoluta desconsideración con la cosa pública” grafica Freire al afirmar que en esos gestos también hay una pedagogía de la cual también se aprende.

Enseñar exige conciencia del inacabamiento

Con esto Freire quiere decirnos que nada es permanente, excepto el cambio, que nada está definitivamente acabado, terminado, concluido; sino todo lo contrario, “donde hay vida, hay inacabamiento, pero solo entre los hombres y las mujeres ese inacabamiento se volvió consciente” explica el profesor Freire; entonces si los educandos no son conscientes de este inacabamiento, toca al profesor o a la profesora hacerles alcanzar dicha consciencia; ya que conscientes de ese inacabamiento de las cosas, decidirán intervenir para superarlas.

Enseñar exige el reconocimiento de ser condicionado

Los seres humanos somos seres inacabados y condicionados; inacabados porque si no lo fuéramos  no seríamos educables, no aprenderíamos cada día algo y condicionados, porque cada uno de nosotros nacemos condicionados por las condiciones materiales, políticas, sociales, económicas, culturales e ideológicas en la que nos encontramos; conscientes de esas condicionantes las entendemos solo como obstáculos que no son eternos, que no son inmutables y que  como tales son superables. Ese saberse condicionado es muy distinto a saberse determinado; el profesor o la profesora que enseña a sus alumnos a tener conciencia de su condicionamiento y le ayuda a superarlo, es un profesor o profesora muy distinto o distinta de aquella que enseña a sus alumnos que las cosas son como son y que nada puede hacer para cambiarlas.

Enseñar exige respeto a la autonomía del ser del educando

Todos nacemos autónomos por lo que el respeto a la autonomía y a la dignidad de cada uno, es un imperativo ético y no un favor que podemos concedernos unos a otros, de manera que quien actúa como machista, racista o clasista, debe considerarse como transgresor de la naturaleza humana. Al respecto Paulo Freire dice que “nadie es, si se prohíbe que otros sean”

Enseñar exige buen juicio

El buen juicio tiene que ayudarme a rechazar por ejemplo los formalismos en la entrega de los trabajos prácticos, rechazando los que están fuera de plazo o los que no están hechos a computadora, con carátula y colores; mi buen juicio también tiene que ayudarme a desechar por hipócrita mi postura de imponer mi voluntad arrogante al educando y luego hablarles de democracia y libertad; de la misma forma mi buen juicio debe orientarme para que al hablar de la pobreza les haga saber que esta señora no es una fatalidad del destino, contra la que no podemos hacer nada sino esperar pacientemente a que cambie esa realidad.   

Enseñar exige alegría y esperanza

La alegría y la esperanza forman parte de la naturaleza humana y entre ellas y la actividad educativa hay estrecha relación; si no hubiera esperanza no habría historia, sería puro determinismo; son las contradicciones las que mueven la rueda de la historia y si un profesor  o una profesora enseña a sus alumnos que el futuro es inexorable y que no hay porque problematizarse, está negando la historia y a sus alumnos les está matando la esperanza y borrando de sus labios la alegría por un mañana mejor.

Enseñar exige la convicción de que el cambio es posible

“El mundo no es, el mundo está siendo” escribe Freire para demostrarnos que cada segundo que pasa el mundo no es el mismo y que por tanto nosotros los seres humanos conscientes de ese permanente cambio debemos intervenir para dirigirlo. Sin embargo como seres dotados de razón, no estamos en condiciones de intervenir en ese proceso de manera neutral; es esta la razón (dice Freire) por lo que la educación no es neutral y es más bien una acción eminentemente política y es eminentemente política porque ayuda a los educandos a tomar decisiones, decisiones que pueden ser para provocar cambios favorables a las mayorías o para mantener el statuo quo de ellas.

Enseñar exige compromiso

No puedo ser maestro para enseñar a mis alumnos que la educación es neutra, que yo solo enseño contenidos y que no me meto en los problemas  del mundo. Si soy maestro tengo que mostrarme a mis alumnos como soy, como pienso, cuáles son mis preocupaciones y cual mi opción política; debo además revelar a mis alumnos mi capacidad de analizar, de comparar, de evaluar, de decidir, de hacer justicia; mostrando coherencia entre lo que digo y entre lo que hago; por lo tanto no puedo ser profesor “en favor de quienquiera y en contra de no importa quién”.

Enseñar exige una toma consciente de decisiones

Para tomar decisiones uno requiere previamente estar informado y esa toma de decisiones supone para el que la toma optar entre varias posibilidades. Ese  hecho le quita a la educación la neutralidad que algunos quieren asignarle y la convierte en un acto político, entendiendo lo político como el arte de tomar decisiones. En este  punto Freire demuestra porque la educación no puede ser neutra; “para que la educación fuera neutral todos tendríamos que estar de acuerdo por ejemplo en que el hambre y la miseria aquí y fuera de aquí es una fatalidad de fin de siglo y tendríamos que estar de acuerdo por unanimidad  en la forma de superarlos; para que la educación no fuera una forma política de intervención en el mundo sería indispensable que el mundo en que ella se diera no fuera humano” dice Freire en clara alusión a que eso es imposible, pues desde el momento en que los seres humanos tenemos una cabeza para pensar pensamos diferente a otros y eso es bueno.

Enseñar exige saber escuchar

La naturaleza es sabia, nos ha dado dos oídos y solo una boca, posiblemente para que hablemos menos y escuchemos más o simplemente para que antes de hablar escuchemos; en este sentido y aplicado al proceso educativo, Freire nos dice que “quien tiene algo que decir tiene igualmente el derecho y el deber de decirlo; sin embargo es preciso que, quien tiene algo que decir, sepa que no es el único que tiene algo que decir y que sin escuchar lo que otros tienen que decir se agota su capacidad de decir por mucho haber dicho sin nada o casi nada haber escuchado”. Con esto el profesor Freire nos quiere decir que en el proceso enseñanza-aprendizaje el profesor debe necesariamente escuchar si es que quiere retroalimentarse y mejorar sus conocimientos para enseñar mejor.

Enseñar exige reconocer que la educación es ideológica  

Al ser la Ideología un sistema de criterios e ideas políticos, jurídicos, morales, estéticos, religiosos y filosóficos, expresan los intereses vitales de una clase; en ese sentido la educación diseñada y administrada por la clase dominante supone la reproducción a través de ella de sus intereses en contra de los intereses de la clase dominada; Paulo Freire al decir que el profesor para enseñar debe primeramente reconocer esta calidad ideológica de la educación nos está diciendo que si no la reconocemos estaríamos siendo peones gratuitos a favor de la ideología dominante que lo único que le interesa es que nos volvamos insensibles a los problemas cotidianos de la gente como el desempleo, la miseria, el analfabetismo etc,; no hagamos nada para enfrentarlos y superarlos y que más bien nos convirtamos en consumidores del mercado, máxima expresión de la maldad neoliberal.

*Educador y filósofo brasileño, nacido el 19 de septiembre de 1921 en Recife y fallecido en Sao Paulo el 2 de mayo de 1997 a los 75 años

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