El Púlpito

NAVIDAD, TIEMPO DE ESPERANZA

Guillermo Siles Paz, OMI

Con que facilidad podemos entender, que este tiempo nos predispone a muchas cosas, primero a sentir en el otro como importante, puede recibir y dar cariño. Segundo, que desde su fe y la razón, puede comprender el verdadero sentido de esta fiesta. Dios viene y se hace uno de nosotros. Tercero, es fiesta y fiesta divina, iluminada por la imagen del Divino Niño, Jesús.

Por esta vivencia, mucho tenemos que aprender. Es un tiempo de mucha esperanza, porque todos te desean lo mejor, te felicitan para que vivas tiempos de felicidad, aun en la pobreza o en la opulencia. Todos te dicen, felicidades. 

Aunque muchos no experimentan su sentido de fe, sino simplemente buscan su forma de sentir la vivencia comunitaria, la vida con los otros. Pero este tiempo de esperanza, es un encuentro con el otro, para encontrarnos y compartir.  Como personas humanas nos reunimos y compartimos lo que somos, seres humanos, deseosos de dar y recibir cariño, amor, ternura y perdón. 

En este tiempo de esperanza estamos predispuestos a sentimientos positivos y llenos de afecto. Pero no podemos ignorar su sentido, aquello que debe reforzar nuestra fe. El Papa francisco nos decía: “La Navidad no es sólo una conmemoración temporal o un recuerdo de una cosa bella: La Navidad es algo más: nosotros vamos por este camino para encontrar al Señor. ¡La Navidad es un encuentro! Y caminamos para encontrarlo: encontrarlo con el corazón, con la vida; encontrarlo viviente, como es Él; encontrarlo con fe…”.

Pero también hoy entenderemos otras dimensiones de la navidad, aquella que poco a poco lo vamos perdiendo. Sabemos que Dios se hizo hombre, pero cada día sentimos que la fe en Jesús, se va licuando, como lo dice el Papa francisco. Justamente porque estamos viviendo tiempo de muchos cambios, sociales, climáticos y existenciales, por lo que el mismo hombre debe sentir la necesidad de mirarse así mismo, de abrir su mente su corazón, y caminar firme en la búsqueda de días mejores.

Por todo ello, siento que la navidad, seguirá siendo, tiempo de esperanza. Por el misterio de la fe que logramos captar. Porque Jesús se hizo hombre.  Dios viene a compartir nuestra vida, la humanidad entera, viene a compartir esta su humanidad en lo cotidiano, viene a compartir la vida en todos los sufrimientos y esperanzas del ser humano.
La navidad es el tiempo en que pensamos y repensamos de cómo reconstituir a ese ser humano, hombre o mujer. La navidad por lo tanto nos ayuda, a cada uno de nosotros, a entender el misterio de nuestra fe y la vida.

La navidad no nos deja excluidos, Dios viene y se hace parte de nosotros. Al hacerse parte de nosotros logra transformarlo, logra dignificar al ser humano y da vida plena. Nos ofrece una claridad en el caminar. El hombre ya no está aplastado, marginado, sino la humanidad esta plenificado.  Por lo tanto nosotros, al creer en este Jesús encarnado, hecho carne, nos disponemos abrirnos al mundo.  Nos disponemos a trabajar como constructores de valores en nuestra vida.

Que esta navidad sea ese momento, de abrir nuestro corazón. De sentir al otro también, humano como nosotros, como nuestro hermano, de abrazarlo, de sentir su calor, de sentir esa misericordia.

Que esta navidad sea de verdad una oportunidad para seguir descubriendo ese misterio de Dios, entre nosotros. Que lo transforma, que mira al mismo hombre como pleno.

No olvidemos, Dios hoy nos dice: “ámense los unos a los otros,”, “yo les amé primero”. Este su amor es la ruta, el camino. Esta es la esperanza que debemos trabajar. No desaprovechemos. Dios vive en medio nuestro. Feliz Navidad.

Guillermo Siles Paz, OMI, es misionero y comunicador social.

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BOLIVIA LE DICE NO AL ABORTO

Guillermo Siles Paz, OMI

A fines de julio de este año, la empresa, “Captura Consulting” hizo la encuesta en las ciudades de Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y El Alto sobre la despenalización del aborto, dicha encuesta fue promovida por la revista Poder y Placer.  

La encuesta revela, de principio un rechazo a esta propuesta de despenalizar el aborto. Es decir, que los bolivianos y bolivianas, en el eje central en un 72,7 %, están en contra de la despenalización del aborto, aunque hay personas que tienen una opinión diferente y están de acuerdo, en un porcentaje de 21%.  Y un el 6,3% tienen una confusión, no sabe o no responde.

Mirando por ciudades hay diferencias. Santa Cruz, rechaza la despenalización del aborto en un 80% sobre un 15,2% que están de acuerdo. En la ciudad de La Paz, rechaza la despenalización con el 57,3%, y de acuerdo en un 33,7% y una población indecisa del 9%. A que se debe?. Pienso que fundamentalmente, porque existen muchas ONGs y grupos de activistas pro aborto, que se han manifestado abiertamente en los últimos meses y van persuadiendo. 

Por otra parte, también se escucha voces de representantes de ONGs, que sugieren de no tomar en cuenta en el debate, a las iglesias, por ser un país laico. Sin embargo, hay que recordarles que el respeto a la vida, es un interés social prioritario. No podemos ignorar, desde el punto de vista religioso, que la mayoría de los bolivianos y bolivianas, defendemos la vida desde la concepción y ésta debe ser respetada.

Al mismo tiempo debemos de reflexionar profundamente, que el Aborto es una consecuencia de relaciones, muchas veces irresponsables, no planeadas y además en situaciones muy complejas. Eso quiere decir, que debemos de trabajar en las causas fundamentales de estos embarazos “no deseados”.

Porque las iglesias nos oponemos al aborto.

Hoy es evidente y con argumentos totalmente científicos, se ha demostrados que la vida humana comienza en el momento de la concepción;  el feto es un ser humano, un ser completo, con un código genético irrepetible. Por lo tanto, querer justificar el aborto apoyado en que el embrión o el feto no es un ser humano vivo, es muestra de una actitud egoísta. 

El aborto éticamente es  indefendible. Quienes defienden, justifican la muerte de un inocente.  ¿Quién desea la muerte de un ser vivo inocente?  Por mucho que algunos quieran justificar el aborto, siempre seguirán condenando a muerte a un inocente que no puede defenderse.  ¿Qué culpa tiene este niño que vive en su vientre?

Ahora no es cuestión de imponer los principios religiosos católicos, sino de defender el derecho a la vida de seres humanos inocentes. Derecho a la vida, que deben proteger las leyes, atendiendo al bien común. Se trata de prestar nuestra voz a quienes carecen aún de ella, y no pueden hacer valer el primero y más elemental de sus derechos.

Incluso en caso de violación no es lícito el aborto. ¿Es que vamos a remediar una injusticia con otra mayor? Si la violación es una injusticia, que se castigue al violador, pero no condenar a muerte al niño que no tiene culpa de nada.

Las naciones unidas declaran «El niño necesita una apropiada protección legal antes y después de nacido». La OMS invita a los gobiernos que reconozcan el derecho a la vida desde el momento de la concepción, en que comienza la vida humana.

El artículo tercero de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice: «Todo individuo tiene derecho a la vida».  Por lo tanto es claro que desde el primer momento ese nuevo ser, es una persona humana. Está amparada por los Derechos Humanos. Eliminarlo es eliminar a un ser humano.

Por todo ello,  toda persona que defiende la vida debe oponerse al aborto con todos los medios legales a su alcance. Está claro que es inmoral, injusto, egoísta y criminal el aborto voluntario.

Seguro es, que una madre que tiene conciencia de la vida y el aprecio al nuevo ser, dudará mucho en recurrir a estas prácticas.

Guillermo Siles Paz, OMI. Misionero y comunicador.
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CLAUSURA DEL AÑO DE LA FE

Guillermo Siles Paz, OMI

Este domingo 24 de noviembre, festividad de Cristo Rey, la Iglesia Católica concluye toda esa experiencia, que el emérito Papa Benedicto XVI, convocara para “el año de la fe”. Se inició el 11 de octubre y culmina ahora.  Lo convocó para conmemorar los 50 años del Concilio Ecuménico  Vaticano II.

Primer Momento. Ciertamente tuvo varios objetivos, el fundamental, invitar a una renovada conversión al Señor. En el documento de apertura,  la encíclica “Porta Fidei”, de Benedicto XVI, decía: “Desde el comienzo de mi ministerio como Sucesor de Pedro, he recordado la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo”. Se trata, por tanto, de celebrar y proclamar nuestra fe en Cristo muerto y resucitado y esforzarnos por vivir en profundidad las exigencias de esta fe.

Además había la necesidad de recurrir a estudiar los documentos del Concilio Vaticano II, para comprender que los textos dejados en herencia por los Padres conciliares, no pierden su valor ni su esplendor, y se intensifique la celebración de la fe en la liturgia, especialmente en la eucaristía dominical- Por eso vino la invitación a dar testimonio de la propia fe y compartirla, especialmente en la acción evangelizadora; redescubrir los contenidos de la propia fe, expuestos principalmente en el Catecismo de la Iglesia Católica. La experiencia de este año era de revitalizar la fe en lo cotidiano, en nuestra vida diaria.

Un segundo momento: Si bien es cierto la Iglesia Católica vivía esta nueva experiencia de reflexión. A principios de este año, en febrero, nos llegó un momento muy difícil y complejo. Fue la renuncia del Papa Benedicto XVI, esta renuncia a muchos ha sorprendido. Se han intentado dar una comprensión precisa a esta decisión; nadie puede negar el giro profundo que se ha dado a todo el caminar de la Iglesia Católica.  El Papa atribuyo a su edad y a los cambios del mundo de hoy., “en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado”.

El contexto del Año de la fe, ha permitido aceptar con tranquilidad esta transición, este proceso nuevo de la iglesia. Se presentaron muchas especulaciones e interrogantes, en una ambiente de mucha esperanza. 

En poco tiempo los cardenales eligieron a Nuestro Papa Francisco, un jesuita y latinoamericano, que atenuó y silenció toda esa atmósfera de incertidumbre que se fue dando. Hombre sencillo, cercano y con ideas de cambio que hace nuevas las miradas a la Iglesia.

En poco tiempo asumió todo los desafíos de la iglesia e hizo que la vivencia de la fe se potencie y se vibre otros sentimientos. El mundo aprobó con gran admiración a esta figura, que en sus palabras no dio simplemente un lenguaje simbólico, sino que quiere de verdad una iglesia nueva, dinámica, con católicos activos, vivos, no dormidos, ni proselitistas, sino testigos de ese Jesús de Nazaret.

En pocos meses, como obispo de Roma,  ha logrado dar una dinámica de participación y acción a la vida de los católicos. No se ha reservado nada para él, sino ha empezado a transparentar información, sus mensajes y compartir la conducción de la Iglesia. Nos ha demostrado que, en el año de la fe, era necesario un discernimiento serio, planificado, y que dé signos de cambios. Así nos lo presentó para seguir su camino de acompañar al pueblo de Dios, como Obispo de Roma y Pastor de nuestra Iglesia.

El año de la fe, entro en un ambiente de tierra fértil, que recibía una cantidad de novedades que poco a poco se fueron germinando. Rio de Janeiro fue el toque especial, el encuentro con los jóvenes, marcó la diferencia. Invito a toda la iglesia a que nos renovemos, de lo contrario nos estancamos. Tal vez lo que más resalta es que el Papa Francisco nos invita a toda su iglesia a salir de nosotros mismos.  Nos invita ir hacia las periferias; dejarnos de mirar, como decimos el ombligo.  Porque ha desafiado a toda su iglesia para que salgamos hacia las periferias geográficas y existenciales, para fecundarla.  Nos ha empujado a una evangelización auténtica, desde la cercanía, desde la sencillez, desde el testimonio de vida y desde la coherencia evangélica.

Tercer momento: Como para darnos un toque especial, Tanto el Papa emérito, Benedicto XVI, como nuestro papa Francisco nos ofrecieron una encíclica, “La luz de la fe”, para que profundicemos la fe y experimentemos unos elementos de vida nueva. “La fe, sin verdad, no salva, no da seguridad a nuestros pasos. Se queda en una bella fábula…” Por eso es necesario vivir la experiencia.

Cada experiencia de fe no se sella como algo superficial, sino que se compromete, “la fe transforma toda la persona, precisamente porque la fe se abre al amor.  Esta interacción de la fe con el amor nos permite comprender el tipo de conocimiento propio de la fe, su fuerza de convicción, su capacidad de iluminar nuestros pasos.” (LF)

Hoy nosotros, ciudadanos de la tierra, de este mundo en cambios. Tenemos una urgencia, comprender y vivir la fe con otro contenido, más sólido, más encarnado en la realidad. “La comprensión de la fe es la que nace cuando recibimos el gran amor de Dios que nos transforma interiormente y nos da ojos nuevos para ver la realidad.”(LF)

No podemos dejar que la fe se licue, lo decía el Papa Francisco a los jóvenes en Rio, pero en Lumen Fidei dice: “Si hiciésemos desaparecer la fe en Dios de nuestras ciudades, se debilitaría la confianza entre nosotros, pues quedaríamos unidos sólo por el miedo, y la estabilidad estaría comprometida.”

Ser signos de Esperanza hoy es un gran desafío, vivir la esperanza del cambio,  caminar con la mente abierta y disfrutar de la pluralidad de la fe, nos hará más unidos.  La fe seguirá, en nuestro continente porque es una fortaleza para hacer de este mundo más humano y solidario.  Ahora se tiene la misión y será permanente, de llevar la fe a todos y en especial a los excluidos, marginados, pero con nuevas actitudes. Nuestros pueblos, no pueden esperar.

Llegó el tiempo de dar un giro a la misión de la Iglesia. Ahora es el momento, la fe que llevamos es para cambiar la vida de nuestros pueblos.

P. Guillermo Siles Paz, OMI, es misionero y comunicador social.

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AMAZONÍA EN PELIGRO

Guillermo Siles Paz, OMI

Estos días con mucha preocupación veía informaciones de la amazonia. Que en cierta forma, lo consideramos el pulmón de nuestro continente. Pero como todas las reservas naturales, de una u otra forma se encuentran amenazadas por intereses económicos y políticos, pero también por la necesidad de explotar su riqueza de la flora y la fauna.

La amazonia tiene un área de más o menos 7,01 millones de kilómetros cuadrados, que corresponde al 5% de la superficie de la tierra y al 40% de América Latina. Contiene 20% de la disponibilidad mundial del agua dulce no congelada; abriga el 34% de las reservas mundiales de bosques y una gigantesca reserva de minerales; 30% de las especies de la fauna y flora del mundo.

No sé si nos damos cuenta, pero parte de nuestro territorio también es amazónico, sin embargo, muy pocas veces hemos escuchado una preocupación por parte de representantes de Estado. Sin embargo en los últimos años muchos activistas medioambientales y también agentes de pastoral de varias iglesias han mostrado un interés para poder comprometerse en la defensa de esta riqueza natural.

Muchas instituciones de la región, promueven acciones conjuntas en torno a la preservación, conservación y cuidado del medio ambiente natural y humano en la Amazonía. El fundamento es porque no se trata solo de vegetación o fauna animal, sino también de grupos humanos, particularmente de pueblos indígenas a los cuales se les ha violentado todo derecho a tener la tierra y vivir en su hábitat natural. La Iglesia católica siempre ha hablado y obrado en relación a estas experiencias de promoción humana y dignificación del ser humano y su entorno. Eso lo expresaron a través de varios documentos.

Muchos agentes de pastoral y obispos han insistido en que debemos hacer una mayor presencia pastoral en las poblaciones y grupos humanos existentes en la Amazonía, con propuestas claras de diálogo intercultural y visión cristiana; seguir buscando un modelo de desarrollo alternativo, participativo, sostenible, integral y universal en torno a los temas de la Amazonía, basado en la ética que incluya la responsabilidad por una auténtica ecología natural y humana; hacer incidencia hacia la aprobación de políticas públicas con participación ciudadana que fomente el cuidado de la creación.

Eso quiere decir que hay mucha actividad, sin embargo no llega hasta oídos de muchos responsables de nuestros países latinoamericanos.  Los conflictos violentos sobre los derechos de la tierra son comunes en la región, donde se sabe que agricultores y hacendados ricos contratan a hombres armados para intimidar a los indígenas a irse de tierras que el gobierno ha reservado para su uso.

Por eso últimamente hubo un encuentro en la amazonia brasileña, en dicho encuentro se reunieron  obispos, laicos, coordinadores pastorales y responsables de varias organizaciones religiosas y laicas. En este encuentro, llegaron una serie de relatos muy dolorosos, son voces proféticas, que piden a gritos, sobre la difícil situación en la que viven los pueblos indígenas, y la amenaza que viven sus tierras amazónicas. Ahí surgen nuevos desafíos pastorales, donde los actores sociales y las organizaciones sociales son parte de esta necesidad urgente.

Ciertamente, hay muchas causas que originan esta realidad. El Papa Francisco dijo: "el dominio del mercado único, el individualismo típico de la cultura actual y la violencia urbana que han destruido lazos y las relaciones tradicionales". Pero además existe una preocupación con relación a la naturaleza, esta es una obra de Dios, el Papa ha insistido hacia un “respeto y protección de toda la creación que Dios le ha confiado al hombre, no para que sea explotada indiscriminadamente, sino más bien para ser convertida en un jardín”.

En este sentido hoy todos tenemos una preocupación por proteger y mirar la realidad de la amazonia. Por casa nos falta más esta reflexión. No podemos ignorar, que en nuestros países existen territorios que deben ser protegidos, y por lo menos nominalmente los Estados los respetan.  Pero como sabemos, muchas veces, las comunidades tradicionales han sido prácticamente excluidas de las decisiones sobre la riqueza de la biodiversidad y la naturaleza. La naturaleza ha sido objeto, y todavía lo es, de agresiones.

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TODOS SANTOS, FIESTA DE LOS MUERTOS

Guillermo Siles Paz, OMI

Nadie puede negar que, antes de la llegada de los españoles a nuestro continente, los  pueblos indígenas vivieran una experiencia muy particular sobre el culto a los muertos. Si bien es cierto hoy está mezclado con todo un ropaje cristiano, no ha dejado en esencial ser esta, la fiesta de los muertos. Aunque ciertamente han logrado coincidir ciertas comprensiones con el mundo cristiano, hoy se cohabita esta realidad de fe cristiana con una profunda tradición cultural, que poco a poco también toma una expresión diferente.

Cuando uno se encuentra en medio de las culturas como aztecas o la de los incas, o de la amazonia, uno puede darse cuenta que la vivencia y la forma de entender la muerte, es casi idéntica, o tal vez tiene el mismo origen. Hoy lo vemos en sus manifestaciones particulares, con simples matices y diferenciados por su contexto físico y geográfico.

¿Cómo se entiende la muerte para el pueblo originario de este continente?, simplemente como una ruptura temporal y física, pero que tiene un eterno retorno. No tiene plena relación a lo que algunos filósofos lo plantean, además que el pensamiento indígena tiene orígenes remotos. Pero ciertamente la vida es un círculo, que el hombre vuelve en ciclos y se empodera de sus bienes temporales y retorna a su estado diferente.

La muerte eterna, no existe porque cada ser, desde su presencia humana ha sellado en la vida un espacio y ha dejado una serie de vivencias, imposibles de olvidar. Por eso es que toda persona, espera el día de los difuntos, porque su ser querido compartirá unas horas. Su presencia está marcada por una serie de símbolos,  gestos y fenómenos percibidos durante estas horas.

Por lo tanto, el día de los difuntos, es día de  la fiesta de los muertos. Mirando en las casas lo que suelen hacer.  Se pone la mesa o altar del ser querido. Esta mesa, refleja como el ágape para el difunto. Como llega el 1 de noviembre al medio día, debe haber todas las comidas que le gustaban; muchas figuras que recuerdan a los parientes relacionados,  son hechos en masa de pan “T’anta wawas”. Como relacionando la mesa terrenal con lo divino, están una cruz, una escalera; el sol y la luna. Pero luego hay varias figuras que recuerdan el entorno mágico de la fiesta. Estos símbolos que hacen realidad un retorno agradable. 

Otro símbolo muy fuerte que refuerza la fiesta de los muertos es la presencia de los familiares, y tiene que ver con los tiempos. Si el difunto  falleció no más de un año, entonces la presencia es muy significativa y resalta la presencia muy marcada de la mayoría de los seres queridos. Podríamos decir que es el encuentro familiar. La memoria se hace una presente.

Durante 24 horas, los difuntos han vuelto y comparten todo lo que se le ha preparado. La mesa está servida y los comensales se ponen a orar, rezar  y meditar. Cada momento es nombrado y recordado. La relación de familia está dada, los vecinos se acercan y comparten, los amigos llegan de lejos. Pero como en todo encuentro, en nombre del difunto, se comparte. Al finalizar su presencia, entre la familia, se repartirá todo el banquete para dejar satisfechos a todos. Se dejará limpia la mesa y luego a visitar el cementerio.  Lo más llamativo de este momento, son los tipos de oración que se fueron cultivando, frases repetitivas e invocando siempre el bienestar del ser querido.

Para marcar su presencia cristiana, el día 2 de noviembre se pone una misa, recordando a todos los muertos de la familia, luego se visita el cementerio.  La palabra cementerio viene del griego “κοιμετεριον y/o νεκροταφείο”, que significa dormitorio porque, según nuestra creencia cristiana, en el cementerio, nuestros cuerpos duermen hasta el día de la resurrección.

Por esa razón, hoy podemos decir, que nuestras creencias cristianas, no son tan puras, al igual que nuestras costumbres ancestrales, están influenciadas por el cristianismo. Hoy habitamos en esta realidad, aceptamos la inmortalidad del alma. Comprendemos que la muerte es una separación temporal. A tanto así, que un día, todos lograremos estar nuevamente unidos.

Porque para el cristiano la muerte no es "nada del otro mundo", es parte de nuestra vida.  Jesús experimentó su muerte, venció la cruz, pero antes puso su esperanza plena en el Padre Dios. "Padre mío, si es posible, líbrame de esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú." (Mateo 26, 39). Por eso nosotros aprendemos a aceptar la muerte como algo que forma parte de la vida. Los cristianos sabemos que todo no se acaba con la muerte. Sabemos que el amor es más fuerte que la muerte.

Para el mundo cristiano, la muerte es la espera, hasta la “Parusía”, la segunda venida de Jesús resucitado. Como afirmamos será un regreso triunfal, para el establecimiento definitivo del Reino.

La mejor expresión de este contenido de esperanza nos lo dice, (Santiago 5,7-8) “Por lo tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. He aquí, el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardándolo con paciencia hasta que reciba las lluvias tempranas y tardías. Tengan también ustedes paciencia; firme sus corazones, porque la venida del Señor está cerca.”

La Iglesia católica, durante todos los 5 siglos ha enseñado sobre la venida de Cristo. “Desde el Cielo, ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos”. Entonces lo que debe llenar todos nuestros pensamientos, es la esperanza del encuentro y el regreso del Señor Jesús. Preparemos pues, nuestra vida dedicada a tener un rencuentro feliz. A seguir en fiesta.

Otro gesto permanente que lo tenemos en las misas. "Siempre que coman este pan y beban esta copa, proclamarán la muerte del Señor hasta que el vuelva". Por eso pedimos "vivir siempre libres de pecado mientras esperamos la gloriosa venida de nuestro Salvador, Jesucristo".

La festividad de todos santos, ha vivido estos siglos, en medio de los fenómenos y expresiones de fe. Hoy va teniendo unas nuevas expresiones y se encuentra enfrentada con los cambios culturales. Pero no deja de ser, la espera en un ambiente de fiesta.

(*)Guillermo Siles es misionero y comunicador social.

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OCTUBRE, TRES ESCAPES

Guillermo Siles Paz, OMI

A diez años de octubre 2003 ha reabierto todo el debate sobre, qué causas y factores influyeron en estos hechos trágicos. Para muchos fue masacre, guerra e insurgencia indígena. De todas maneras este octubre 2003, tiene antecedentes y hechos que tal vez no es  bueno de confundirlos, sino mirarlos, reflexionarlos y profundizar. Los 10 años de distancia y fuera de intereses, nos permiten reflexionar con cabeza  fría, no enfriada.
Hoy recordando los detalles de lo que fue este hecho trágico, que desembocó en la matanza de 57 personas y cientos de heridos, que además provocó la renuncia del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, es el resultado de una serie de hechos y tensiones permanentes.

Bolivia se encontraba en una olla a presión. Su primer escape se dio en el año 2000 y 2001 con la guerra del agua en Cochabamba. Fue la sociedad civil que expresó su insatisfacción a políticas empresariales y negociados políticos que no respondían a la realidad y bolsillo de los bolivianos.  Esos hechos de Cochabamba, en la guerra del agua, sacaron varios temas: La realidad de pobreza extrema; Bolivia un país dividido, en dos Bolivias;  surge la necesidad de las autonomías de los pueblos originarios, la necesidad de una asamblea constituyente y la insatisfacción al modelo económico neoliberal.  En ese momento los actores sociales fueron, personas de la sociedad civil, y algunos dirigentes de movimientos sociales. Por ejemplo la famosa coordinadora del agua, que se constituyó en el ente articulador y de resolución del conflicto.

Si bien es cierto, se dieron salidas a los conflictos en la guerra del agua, estos no tuvieron eco en los años siguientes. Las políticas económicas y sociales, no tenias respuestas coherentes y que se sientan una verdadera solución. A esto hay que poner en claro que los cocaleros, tampoco concertaron una política definida. Se hablaba de coca cero y al final terminaron con el cato.

En este ambiente vienen las elecciones del 2002. Los actores políticos, eran el MNR, MAS, NFR,  habían otros, MIP, MIR, ADN. Pero fueron los primeros que obtuvieron mayorías. El MNR gana con un marco muy pequeño,  solo 22 % y seguido por el MAS. El gobierno asume el poder pero desde la debilidad. El MNR tendrá que hacer alianzas de gobernabilidad y logra articular con el MIR, ADN y casi al año de gobierno con el NFR. La oposición era bastante clara y concreta. Evo Morales,  en el MAS y los movimientos sociales.

A esto se suma, que Bolivia no se encontraba en buenas condiciones para enfrentar una política financiera, que garantice cambios profundos del país. Pese a este contexto el gobierno tuvo que aplicar algunas políticas recomendadas por el  FMI.

Ahí viene un segundo escape,  de la olla a presión. Es febrero 2003 el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada lanzó un impuesto a los ciudadanos, que inmediatamente fue rechazada por diversos sectores de la población. Pero, este ambiente, se experimenta un motín policial que deriva en el enfrenamiento entre militares y policías, en plena Plaza Murillo. Tuvo muertos y heridos.  Por la noche, del 12 de febrero, la ciudad de La Paz vivió unos de los episodios oscuros. Hubo, saqueos, quema de casas de los partidos en función de gobierno, alguna casa comercial y la vicepresidencia, como el ministerio de trabajo.  El 13 de febrero de 2003, se tenia la ciudad asolada en su madruga, pero en el día nuevamente los movimientos sociales, y en particular los maestros y comerciantes, marcaron una nuevo episodio que hacia insostenible, la gobernabilidad del presidente Gonzalo Sánchez de Lozada.  La "masacre de febrero" puso en evidencia la debilidad del gobierno.  Surgirán las primeras voces pidiendo la renuncia del presidente.

A esto se suma el debate de la venta del gas natural.  Se había tenido todo la información que Bolivia tenia reservas millonarias, pero que habían proyectos oscuros, secretos. Se sabía que el Gobierno estaba negociando con la transnacional Pacific LNG, a la cual le cedía la explotación del gas para exportarlo a EEUU y México.  Además hasta ese momento, las empresas pagaban en regalías, únicamente 18% y no había ningún otro impuesto.  Ya en la prensa los mismos ejecutivos de la Pacific LNG, decían que por cada dólar invertido, se ganaría 10 dólares. Es decir, negocio redondo.  Sus consecuencias fueron mayores, los debates y análisis llevaron a determinar que el tema del gas, era ya un tema estratégico, que no respondía únicamente a decisiones gubernamentales, sino, como se dieron posteriormente, a interés de la sociedad boliviana en general.

Desde febrero hasta septiembre de 2003 el gobierno, no encontraba salidas. La conferencia episcopal, derechos humanos, y el defensor del pueblo, lograron concertar la necesidad de hacer una proyecto para dar salidas al alto grado de conflictividad que se tenían esos meses, pero lamentablemente, todos los estudios, no fueron respaldas por el líder del MAS.  Ya en agosto, el NFR aceptará ser parte de la coalición de gobierno, pero lamentablemente su aporte tampoco sería significativo, es decir, el FNR se sube al gobierno que esta, casi derrotado, por sus propias políticas.

Llegó septiembre se da el tercer escape, de la olla a presión. Una serie de conflictos, en el altiplano paceño y además se decreta paros y bloqueos, a lo cual el gobierno responde con la fuerza. A esto se suma el paro que decretado por la FEJUVE del Alto, que seria, la detonante definitiva. La historia trágica, de violencia, sangre y dolor se vive del 8 al 17 de octubre. 57 muertos y cientos de heridos en el octubre negro.

El Alto estaba, como decían, de pie no de rodillas. Los vecinos reclamaban cambios estructurales y cambios en sus indicadores de pobreza. Que habiendo gas, había la necesidad de cambiar esa realidad de precariedad y pobreza extrema.

Así, Gonzalo Sánchez de Lozada termina, su gobierno, como parecía que iba a terminar, sin ninguna garantía de sostenibilidad y de credibilidad. Sumado a eso su actitud represora sobre el pueblo indefenso y pobre del Alto. 
Es que la historia no debemos de cambiarla. No podemos ignorar que esto pasó, que los actores de hoy, deben entender que aún las demandas de octubre 2003, siguen en pie y en la esperanza de mejores días.  Algo se hizo, pero cuándo nos falta por recorrer y transformar. Parece que no es suficiente justificar.

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EL LEGADO DE GREGORIO IRIARTE

Guillermo Siles Paz, OMI

Ha pasado un año del fallecimiento de Gregorio Iriarte, OMI (Misionero Oblato de María Inmaculada).  Pasó como si fuera ayer. Sendos homenajes y presentaciones de artículos y libros, no han dejado de repetir su memoria, su legado, su gran aporte a toda nuestra realidad social y eclesial boliviana y latinoamericana. El yace en los brazos de Dios, como el mismo decía, estaba en los brazos del Dios amor, que no condena y ni castiga.

Estos días pasé varias horas pensando en todo lo que él nos dejó, siento que es un bagaje impresionante de ideas, pensamientos y fundamentalmente estructuras de cambio fundamentales, en la persona humana y en los procesos de comprensión de la realidad Latinoamericana.

Muchos de sus amigos, le conocieron a Gregorio Iriarte en diferentes facetas. Sin embargo, la que marco su identidad y su forma de vida, fue su arduo trabajo por la defensa de los derechos humanos, fue cofundador, junto con otros amigos y amigas. Gregorio siempre se mostró audaz en el compromiso con los obreros, con la clase trabajadora; con activistas sociales.  Su capacidad de interactuar con altas autoridades de gobierno. Los mineros le apreciaron y encontrar otra forma de ver al religioso oblato.  No pasó mucho tiempo y emprendió su vida en medio de muchas siglas, que hoy tal vez ya no existen. CEDI, ISAL, APDH, JyP. Todas para apoyar las vivencias y defensa de la democracia.

En los años 70 a los 80 Gregorio vivió como un gran defensor de la democracia, en plena dictadura. Fue perseguido,  injuriado, pero nunca derrotado. Estuvo entre los sacerdotes y activistas sociales, organizando la famosa huelga de hambre de las mujeres, que derrotaron la dictadura de Banzer. En su casa acogió a muchos políticos y el acompañó, desde su simplicidad,  a Marcelo Quiroga Santa Cruz,  a Lucho Espinal, a Julio Tumiri, fueron amigos y compañeros del cambio y la lucha por una democracia, en plena dictadura.  Sus libros más riesgosos fueron, la edición fotográfica de “la masacre del valle” y “el ser periodista”. Ambos tienen claramente una identidad de la voz profética en un ambiente de represión.

En los años 80, ya en la democracia, encontramos a Gregorio Iriarte, en medio del analista crítico de la realidad,  pero un analista que nace desde la misma cercanía,  sensibilidad y sencillez.  El diariamente leía entre 4 a 5 periódicos, no había internet, ni computadora. Leer los periódicos diariamente,  era su pasión y le permitía una comprensión e interpelación de la realidad. Ahí estaba la fuente primaria, decía.  Los datos, interpretaciones y objeciones los extraía de los diarios, ahí están los datos oficiales. Lo único que hay que hacer, según él,  era divulgar y popularizarlos. Una buena síntesis, es ese libro titulado, “para comprender América Latina”.

Su personalidad estaba marcada, por ese profundo espíritu de contemplación de la realidad, como había vivido una realidad muy particular en su país, España. El entendía que era necesario experimentar una contemplación activa. Quería decir, que te dejes interpelar por los hechos cotidianos, que te dejes provocar por las propuestas de cambio, que te dejes inducir a la acción y al cambio.  Hasta parecía un benedictino, porque oraba y laboraba. Así fue su rutina. La vida le dio esta misión. Gregorio fue un verdadero contemplativo,  pasaba horas en la capilla, en la computadora y en las conferencias. 

Como educador, se consideró seguidor de Pablo Freire, porque él creía, lo divulgaba y escribía sobre una educación liberadora. Aquella educación que se hace carne en ti, y en su cotidianidad.  Todos sus escritos que hablan de educación, clarifican,  que la educación es para la vida. Diferenciaba claramente, que hay mucha distancia entre instrucción y educación, y nuestra educación que se queda en la instrucción, será repetitiva, no liberará, adormece.

Pero la que se enfoca a una educación para la vida, esa será una educación liberadora, transformadora y creativa.
Muchos han coincidido, que su forma de ser era de plena libertad, había logrado una madurez en su vida misionera.

En sus últimos escritos traslucía la superación de la confrontación, de rivalidades en su pensamiento y había entrado a comprender, la necesidad de conocerse a sí mismo, para ser un verdadero amigo del otro. Su librito, pequeño y denso, “se amigo de ti mismo” refleja la necesidad de salir de todos los prejuicios personales, la necesidad de desarrollar nuestro autoestima para poder ser una persona potable y amable. Ser amigo de ti mismo, te da paz, te abre puertas, te hace relativizar muchos prejuicios  y dogmas.  Te hace mirar a la distancia y a largo plazo que tu vida es más que importante.

Si bien es cierto mucho de su pensamiento ha sido humanista, y profundamente cristocéntrico. No dejaba de hacer conocer ese humanismo cristiano. Tal vez lo podemos encontrar definido en la enseñanza de los valores. Porque estos los sacó de esa misma vida de Jesús, de ese campesino, de ese judío marginal. No entendía a Dios sin la encarnación en el pobre, en el indigente, en el excluido.  Será por eso que en sus libros, “enseñanza social del  evangelio” nos invitaba a ver en al pobre, a Jesús, a ver en el pobre la oportunidad de la salvación.  Además que las estructuras de pecado están en las políticas excluyentes y elitistas.  El pobre muchas veces era simplemente objeto de estudio,  no de preocupación, ni de transformación. Ahí si Gregorio Iriarte, aparecía como un profeta y actualizado, con datos, con cosas concretas. Lo decía con énfasis “Este mundo injusto es una pirámide”,  “la realidad es una copa de champan”.  “Unos pocos disfrutan a costa de muchos, y eso debe cambiar”. Tal vez repetía lo que otros dijeron, pero puesto en la boca de Gregorio Iriarte, resonaba a compromiso.

Se fue Gregorio, pero nos dejo esas enseñanzas que deberíamos de seguir, aun hay mucho por hacer. Los cambios en la sociedad y la iglesia son urgentes, decía insistentemente. Tal vez, es lo que debemos de preocuparnos, y si aun tenemos tiempo, sus libros están vivos y no pierden actualidad.

El fue mi maestro, este legado lo llevo en mi corazón, al igual que muchos de sus amigos.

Guillermo Siles Paz, OMI, es misionero y comunicador

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CULTURA DE PAZ, UN LLAMADO URGENTE

Guillermo Siles Paz, OMI

El 21 de septiembre, es un día súper especial en nuestro país.  Casi siempre se ha celebrado como el día del estudiante, o el día del amor, y finalmente el inicio de la primavera.  Ciertamente todas estas celebraciones, no cambiarán. Pero hoy pensando en este día quiero concentrarse, en otra celebración novedosa, no muy celebrada, como es el “Día Internacional de la Paz”, que el 2001, lo declara la Asamblea General de las Naciones Unidas. El objetivo era para conmemorar y fortalecer los ideales de paz en cada nación como para que cada año se observara un día de cesación del fuego y de no violencia.

Con este motivo la fundación UNIR, conjuntamente otras instituciones ha creado un comité impulsor.  Al mismo tiempo han elaborado un subsidio muy rico en su contenido, titulado: “Paso a paso todos podemos hacer Paz”, que refleja el símbolo muy llamativo, un cuervo mensajero de la paz.

Pero qué podemos entender por cultura de paz.  Tal vez lo primero que debemos entender es, que Cultura es algo que está con nosotros, lo que adoptamos tantos saberes, creencias, comportamientos, e inclusive la forma de construir las relaciones. Todos tenemos una cultura. Pero cuando estamos hablando de una cultura de paz, estamos incorporando otro elemento más a nuestro diario vivir. Estamos incorporando a nuestro saber personal y en la sociedad, el valor de la paz; un valor, un comportamiento, una actitud que fortalece a la persona humana, en su ser y en su misma dignidad.

Pensar en una cultura de paz, es pensar en adquirir un valor y se haga parte de nosotros. Es decir, ser una persona que portará en su ser y en sus actitudes la paz. Ser una persona de paz, será la persona que rechaza la violencia, la injusticia, la exclusión. Es la persona que motiva a llevar en nuestra vida otros valores como la libertad, diálogo, el respeto al otro, la aceptación a las diferencias. En sí, nos crea la necesidad de sabernos más tolerantes, frente a creencias, nacionalidades e identidades.

No podemos ignorar que en nuestro análisis de la realidad existe mucha violencia, intolerancias, rechazo al otro, cerrazón al pensar diferente. A veces sentimos, que en nuestras estructuras sociales, es muy difícil de vivir una paz duradera. Tal vez porque muchas de las realidades de violencia están ancladas en las mismas condiciones de vida; extrema pobreza, injusta distribución de las riquezas, amenazas de guerra, intereses sociales, etc. Por esa razón lo primero que experimentamos es el conflicto, el enfrentamiento.  Las relaciones, inclusive están llegando a un límite de intolerancia. Poco a poco van impidiendo un diálogo abierto, sincero y que logre una solución con resultados, que traigan satisfacción y no resignación.

Todos los que conocemos a Jesús de Nazaret tenemos a él cómo nuestro modelo.  Vivir la cultura de paz, será posible solo viviendo una inversión de valores.  Jesús era y es para nosotros un mensajero de la paz. Que frente a la violencia se enfrente dejando que “PARE” la violencia. Por eso nos dice: “Si alguien te golpea en la mejilla izquierda, ofrécela también la otra mejilla”.  Así frenas la violencia. Las bienaventuranzas nos dice: “Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios”.  Por lo tanto no es suficiente creer en Jesús, sino es necesario comprometerse y trabajar por la paz.  Hoy estamos desafiados y llamados, vivir la cultura de paz, como nos dice Isaías: “Qué hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas, del que anuncia la paz, del que trae las buenas noticias de gozo, del que anuncia la salvación”. 

Que este día sea la oportunidad de decirnos, que somos constructores de una cultura de paz en nuestra sociedad y en nuestra vida. Para ello debo de ser una persona capaz de dialogar; capaz de resolver los conflictos, cediendo algo; capaz de pensar en el otro buscando consensos; capaz de lograr una paz duradera.
Al final, la cultura de paz no es la tranquilidad, es la construcción de valores en la misma persona, para que vivir una sociedad justa, solidaria y propositiva.

Guillermo Siles Paz es misionero Oblato y comunicador social

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PAPA FRANCISCO, SACUDE SU IGLESIA

Guillermo Siles Paz, OMI

El 13 de marzo Jorge Bergoglio fue elegido como Papa. Han pasado 6  meses desde su elección como nuevo Obispo de Roma. Su pontificado ha dado mucho que hablar, desde que fue elegido. Muchos atribuyen que su manera directa de comunicar, su cercanía a la gente, y presentarse desde el primer momento como el Pastor, el Obispo de Roma, lo ha marcado una relación muy fuerte con toda la iglesia local y la Iglesia Universal.

Pero estos meses el Papa Francisco ha sellado una seria de vivencias, emociones, y contenido de lo que parecer ser el inicio de un  nuevo caminar para la iglesia católica.

Todos sabemos que Él, siendo argentino, ha imprimido una identidad muy simbólica. Como el mismo dijo: “parece que los cardenales fueron a buscarlo casi al fin del mundo”.  Es el primer Papa Latinoamericano y Jesuita; se presentó como Francisco, el mismo que vivió en medio de los pobres. San Francisco de Asís, un hombre de paz, de amor y amante de la naturaleza.

Su personalidad está marcada por ser una persona austera; sensible a los pobres,  a los sencillos y marginados. Con un sentido de humor, con una sonrisa agradable y que sabe decir las cosas en pocas palabras y con una alegría.  No aparece como un gran intelectual, sino como una persona bien formada y que piensa y razona en el sentido más profundo del pensamiento humanista, sensible a la realidad actual, al sufrimiento  de los pobres y un amante de Jesús.

El Papa Francisco llega a Roma en una ambiente de muchas esperanzas y expectativas. Momento histórico para la iglesia católica. Sobre todo en los últimos meses, antes de su asunción al pontificado, nuestra iglesia ha recibido una serie de revelaciones que exigían una intervención oportuna. Además, hubo muchas especulaciones alrededor de la renuncia del Papa Benedicto XVI. Se habló de una crisis en la iglesia y que había la necesidad de asumir cambios profundos.

Con todas estas expectativas, el Papa Francisco poco a poco nos vino revelando el estilo que imprimirá su pontificado. Desde el primer momento ha motivado el espíritu de la iglesia, fue en el primer encuentro con todos los cardenales en  el Vaticano, les dijo: “No cedamos nunca al pesimismo ni a la amargura que el diablo nos ofrece cada día". Se presentó como un pastor consistente que animaría a la Iglesia frente a muchos problemas que deberían de irse resolviendo. 

El Papa quiere una iglesia pobre, lo dijo. "¡Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres!", clamó durante la primera audiencia que concedió a la prensa de todo el mundo tras su elección. Esto hoy tiene su repercusión directa en muchos sectores de la sociedad. Es un llamada a la conversión de la misma vida cristiana y de los cristianos católicos.  Durante la canonización de las religiosas Laura Montoya y la mexicana madre Lupita dijo  "¡Cuánto daño hace la vida cómoda, cuánto daño hace el bienestar! El aburguesamiento del corazón, nos paraliza". Pero lo más fuerte y que sensibilizo al mundo entero fueron sus palabras que pronunció durante su primer discurso en Brasil, con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud. Dijo: “No tengo oro ni plata, pero traigo conmigo lo más valioso: Jesucristo".

Si bien es cierto en la Iglesia ya se dieron cambios, pero El Papa Francisco es bastante claro en relación al sentido que tiene la autoridad y cual su misión. Durante la ordenación de varios sacerdotes en  la basílica de San Pedro dijo; ”Son pastores, no funcionarios; son mediadores, no  intermediarios",  Pero lo que más impacto fue el jueves santo dirigiéndose a los sacerdotes, dijo: “esto os pido: sed pastores con «olor a oveja», que eso se note–; en vez de ser pastores en medio al propio rebaño, y pescadores de hombres”.

Pero para nosotros la visita a Brasil ahí en medio de los jóvenes nos dio muchos mensajes que aún nos cuesta digerir, provoco mayor compromiso y responsabilidad para animar a toda la Iglesia. Todos sus discursos y homilías hoy son como contenidos de reflexión profundos. Muchos hoy son sellados y reproducidos. En medio de las favelas de Rio dijo: "Queridos jóvenes, ustedes tienen una especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de buscar el bien común, persiguen su propio interés… A ustedes y todos les repito: nunca se desanimen, no pierdan la confianza,  no dejen que la esperanza se apague". Pero la expresión que marca una forma nueva de trabajo pastoral es la movilización de los católicos. Porque les provoco a los jóvenes diciéndoles "¿Qué quiero de la JMJ? Quiero que haya lío… Quiero lío en las diócesis",.. "Quiero que la iglesia salga a la calle. Los colegios, las parroquias, las instituciones (católicas) deben salir. Si no salen, se transforman en una ONG y la Iglesia no puede ser una ONG".

Pero últimamente nos ha sorprendido con otros temas y tal vez debería de ser, otro tema de análisis y reflexión, es su aceptación a la teología de la liberación. En estos últimos días, nos dio algunos símbolos que, aparte de su discurso muy popular, y cercano a las villas, favelas y al caminar de una iglesia sencilla. Nos dio señales nuevas. El hecho que ha regalado al Presidente de Bolivia, Evo Morales, un libro: “De la parte de los pobres. Teología de la liberación, teología de la Iglesia” escrito entre Gustavo Gutiérrez y el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.  Y hace unos días ha recibido, en Santa Marta a Gustavo Gutiérrez, el padre la teología de la liberación. Nos está marcando una ruta por donde la iglesia Católica debe ir. Al parecer no es algo casual, sino que responde a la nueva forma de hacer iglesia, desde los pobres, desde la marginalidad, desde la frontera, desde la sencillez. De hecho, esta misma semana L’Osservatore Romano publicó una amplia entrevista con Gutiérrez, en la cual consideró al Papa Francisco como un “profeta” porque nunca se olvida de los pobres. Sera que la Iglesia Católica, con el Papa Francisco, restaurará la Teología de la Liberación.

Son 6 mese del Papa Francisco en el Vaticano y ya tenemos mucho que aprender y tenemos que ajustar nuestra vida eclesial con otros componentes y sobre volver a experimentar, lo que el mismo Vaticano II nos dejó y también lo que el Documento de Aparecida nos dejo. Creo que estos meses el Papa está animando nuestra iglesia católica y segura que llegarán cambios poco a poco.

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NELSON MANDELA

Guillermo Siles Paz, OMI

Estos días, al escuchar asiduamente todos los detalles sobre la salud deteriorada de Nelson Mandela, me vino a mi memoria esas minutos que pasé en su casa, hoy convertido en museo, en las afueras de Johannesburgo, en el barrio marginal de Soweto. Ahí donde se dieron las revueltas de jóvenes en 1976. Ingresé y vi con mucho interés los detalles al interior de casa, con habitación muy sencilla, pequeña pero muy bien distribuida, su pequeña biblioteca y varios recuerdos de sus amigos.

Algunas cosas que te llaman la atención, fotografías, cuadros y pinturas, donde podías entender su historia. Se siente su experiencia en la clandestinidad, la persecución y la cárcel. Fue interpelado por las injusticias que vivían sus hermanos surafricanos. Resalta, en algunos escritos, en su escritorio, ese su  compromiso por luchar para devolver a su pueblo la dignidad y la libertad.

Los 27 años en la cárcel no le llenaron de resentimientos, ni revanchismo. Dios actuó en él, le dió fortaleza y compromiso expresado en su constancia y perseverancia; por ver a sus pueblo libre y sin dominación ni de blancos, ni de negros. Quería una libertad con dignidad.  Pero en ningún momento persiguió a los responsables de tanto dolor y sufrimiento, pese a que El vivió al igual que sus hermanos surafricanos.

En sus calles la gente te habla de él, es como un mesías, un salvador, un hombre de Dios. Porque sembró en su pueblo el perdón y la reconciliación, quería la unidad de su pueblo, pero en armonía y con igualdad de oportunidades.  Muchos pensaban que Sudáfrica se iba a desintegrar, pero El ha hecho posible que se mantenga unida. Desmond Tutu, decía; “Había que abrir las heridas para curarlas bien porque si no se curan bien, nunca acaban de cicatrizar”.

Muchos hoy dicen de Mandela: El nos dio la libertad y caminamos libres y respetados; El nos ha enseñado a sanar las heridas; Hoy todos tenemos las mismas oportunidades, aunque falta mucho por hacer, pero estamos aquí trabajando como El nos enseño. Hoy quedan las cicatrices del racismo del pasado.

Estos días hemos escuchado muchas historias que son signos de esperanza. De lleno nos muestran a Sudáfrica sanando heridas y construyendo su realidad con sentimientos positivos. Este símbolo se expande por toda África, pero tal vez no se consoliden, porque por medio están intereses de toda índole.

Pero los dichos y los hechos de Nelson Mandela, permanecerán e inspirarán a quienes pretenden ser auténticos promotores de la libertad y justicia. No olvidaremos estos dichos que son un verdadero motor. El hizo resonar esta expresión, “Derribar y destruir es muy fácil. Los héroes son aquellos que construyen y que trabajan por la paz”.

Pero como para sellar su ser hombre de paz, decía “El perdón libera el alma, elimina el miedo. Por eso es una herramienta tan poderosa”. Ciertamente lo que muchas veces falta en lo cotidiano es lo que pidió  a los lideres, “Si quieres hacer las paces con tu enemigo, tienes que trabajar con él, entonces se vuelve tu compañero”.

La lucha y coherencia le ha llevado hasta el final, hoy aún nos dice: “Un hombre que le arrebata la libertad a otro es un prisionero del odio, está encerrado tras los barrotes del prejuicio y de la estrechez mental”.

Muchas veces estuvo en peligro de muerte, hoy tampoco le provoca temor, porque su esperanza es grande, Dios le ha dado esa fortaleza, por eso, al final seguirá diciendo,”La muerte es algo inevitable. Cuando un hombre ha hecho lo que él considera como su deber para con su pueblo y su país, puede descansar en paz. Creo que he hecho ese esfuerzo y que, por lo tanto, dormiré por toda la eternidad”.

Nelson Mandela preparó su propio paraíso en la tierra, para vivir plenamente a lado de muchos hombres y mujeres que supieron amar, sembrando perdón y reconciliando a su pueblo.

Tal vez le falta una última expresión, como la de San Francisco de Asís, que nos decía, “que venga la hermana muerte”.

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