Todos Santos

Social
“De forma voluntaria y de forma solidaria, los compañeros de la Federación de Panificadores de La Paz ya el año pasado suscribieron un acta de Compromiso, mediante el cual se iban a mantener los precios del horneaje tanto por quintal arroba y por latas”, afirmó la Intendenta.
Social
La subintendenta Ramos informó que en la avenida 9 de Abril se identificó a un horno con irregularidades como la presencia de “nidos de vectores, bichos, moscas” y una gran falta de higiene.
Regional
La autoridad edil, a tiempo de realizar una evaluación preliminar, explicó que la actividad se desarrolla con absoluta normalidad.

Los muertos

Juan José Toro Montoya

El día en el que llegaron los muertos, entendí que todavía no entendía muchas cosas de los vivos.

No sé si la muerte es fácil para los muertos pero escucho a muchos vivos quejarse por lo difícil que es la vida.

A veces, muchas veces, yo también sentí difícil la vida. A veces, muchas veces, yo también deseé la muerte.

Pero la muerte no es ajena a nosotros. Después de todo, no hay verdad más grande que aquella que dice que todos nacemos para morir.

Como pasamos la vida viviendo, pocas veces nos ponemos a pensar en la inminencia de la muerte. Si naciste, habrás de morir, inevitablemente, tarde o temprano, ¿por qué, entonces, no nos preparamos para morir?

Sentimos la muerte cuando nos arranca a un ser querido. Solo ahí, ante su falta, entendemos que la muerte es lo opuesto de la vida y que, por estar vivos, un día tendremos que morir.

Cuando alguien muere, se lleva parte de la vida de los suyos, incluso de sus conocidos. Si el muerto es un amigo, se llevará los momentos juntos, los recuerdos juntos, aquellos que compartían ambos. Esos recuerdos se quedarán contigo pero ya no los compartirás con tu amigo porque él ya no estará aquí, con nosotros, en esta vida de la que, inevitablemente, todos saldremos muertos.

Recién nomás se murió el fotógrafo del periódico, el Esteban, y, ahora que ya no está, recién entiendo que se fue el que retrató parte de mi vida, el que estaba en los acontecimientos importantes, el que llegaba tarde y resoplando pero llegaba… se llevó, literalmente, mis recuerdos gráficos.  

Peor son las cosas si muere alguien cercano, un pariente… un padre. Yo perdí al mío este año y mi mente todavía se resiste a aceptar su falta. Sigo buscándolo en su escritorio, o en la calle… todavía espero mirarlo en alguna butaca cuando hablo en público… no lo encuentro y me duele su ausencia. Él formó parte de mi vida desde mi concepción, lo recuerdo desde que tengo memoria y esta se niega a borrarlo. Sé que está conmigo, en mis genes, en mi voz… hasta en la firma pero no lo veo, no le escucho y su ausencia me lastima.

Esta semana se fue otro pariente, el esposo de mi abuela a quien tomé como padrino, aquel que, con solo ser como era, me enseñó que no solo es padre quien engendra sino también quien cría, quien educa, quien da cariño.

Miré su retrato sobre su féretro y me estremeció la certidumbre de que tampoco lo veré más. “Chau, padrino”, le dije levantando la tapa de la ventanilla de su ataúd. Se fue con las prótesis dentales que fabricaba, con su sonrisa debajo del bigote, con su “¿cómo estás, hijo?”… “Como siempre, padrino”. No… como siempre no… no estarás tú, como ya no está mi abuela, tu esposa; o mi otra abuela, la mamá de mi mamá, como ya no está mi otro abuelo, como ya no está mi padre…

“Nacemos solos y morimos solos”, dice la sabiduría popular. La muerte es la inevitable consecuencia de la vida y pese a que, al morir, dejamos todas nuestras posesiones terrenas y no nos llevamos nada, la verdad es que los seres humanos no morimos solos. Nos llevamos los momentos vividos, aquellos que compartimos con las otras personas, y, al hacerlo, les arrancamos una parte de su vida.

Los muertos llegaron esta semana y volvieron a compartir un tiempo con nosotros. No todos los sintieron igual. Para muchos, esto del retorno de los difuntos es superchería, algo desconocido. Para otros, la fecha es motivo para copiar costumbres extranjeras. Y se disfrazan. Y piden dulces. “Treta o truco”. Y hacen el ridículo. “Ay, no sé, waway… yo tengo t’antawawas”. Pasean en medio de muertos propios y ajenos, ignorantes de las certezas de la vida… ajenos a los misterios de la muerte.

  

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

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Halloween: La historia no contada

Gary Antonio Rodríguez Álvarez

La celebración de Halloween (All Hallows' Even, Víspera de Todos los Santos, según Wikipedia.org) es conocida también como “Noche de brujas” o “Día de las brujas” y se trata -en su génesis- de una fiesta de origen celta celebrada la noche del 31 de octubre en países anglosajones como Canadá, EEUU, Irlanda o Reino Unido, aunque tal práctica se ha extendido a muchas naciones del mundo, y la transculturización -derivada de la globalización- ha tenido mucho que ver para que ello pase.

Su origen se asocia a la conmemoración celta del Samhain. “Cuando tuvo lugar la ocupación romana de los dominios celtas la festividad fue asimilada por estos. Aunque ya se celebraban los últimos días de octubre y primeros de noviembre una festividad conocida como la «fiesta de la cosecha», en honor a Pomona (diosa de los árboles frutales), se mezclaron ambas tradiciones” (ibíd.) y con el tiempo terminó siendo la antesala de la festividad del Día de Todos los Santos. Y aunque pareciera un festejo secular, lo que se ignora es su alto contenido religioso.

Durante la fiesta de Halloween es muy frecuente escuchar la expresión “truco o trato” cuando los niños -mientras más terroríficamente disfrazados, mejor- piden dulces. Pero ¿qué hay en verdad detrás de esto?

Una Hermana en la fe cristiana me contó el fuerte trasfondo espiritual que se da, siendo que tal celebración en tiempos de los celtas “abría el velo que separaba el mundo humano del sobrenatural, y los espíritus, buenos y malos, vagaban por la Tierra”: Pensando que las almas de los muertos volvían a sus casas, las familias servían comida y bebidas para sus visitantes fantasmales esperando apaciguarlos y protegerse del mal.

Me dijo también que cuando los niños disfrazados de fantasmas o brujas van de casa en casa amenazando con una travesura si no reciben pastillas, lo que hacen es repetir ritos celtas de la fiesta ya mencionada.

Al recibir el pago requerido en sus manos, bajo la amenaza de hacer travesuras de no recibirlo, los niños en realidad se exponen -en un plano simbólico totalmente incomprensible para ellos, así como para sus padres que alientan a tal juego, aparentemente inocente- a un intercambio entre el mundo visible y el invisible”.

Así, Halloween está asociado a prácticas sagradas atávicas encubiertas -asociadas a la oscuridad y el miedo- cuyo verdadero objetivo espiritual es el actuar con los muertos.  Por esto, no es casualidad que la noche del 31 de octubre sectas paganas celebren ritos satánicos que afrentan a Dios…

(*) Economista y Magíster en Comercio Internacional

 

Santa Cruz, 25 de octubre de 2017

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Seguridad
Los dos casos fatales se registraron en Cochabamba, ambos involucran a camionetas que llevaban pasajeros en sus carrocerías.

VIDA vs. MUERTE

Juan José Toro Montoya

Parecería que la pugna entre Todos los Santos y Halloween es una pulseta entre dos festividades vinculadas entre sí pero la ciencia de la historia se encarga, como siempre, de poner las cosas en su sitio.

Si hay un elemento común es el de la muerte. El culto a los muertos está presente en todas las culturas así que es el punto de partida para cualquier estudio al respecto.

Contrariamente a lo que se cree, Halloween no es una fiesta estadounidense ya que su origen se encuentra entre los celtas; es decir, en los pueblos tribales de Europa de la Edad de Hierro, más o menos en el siglo XII antes de Cristo.

En “The Facts on Halloween”, un libro de 2008 cuyo contenido fue divulgado por el diario ABC de España, los autores John Ankerberg y John Weldon revelan que “los celtas adoraban al dios sol (Belenus) especialmente en Beltane, el primero de mayo, y adoraban a otro dios, Samagín, el dios de la muerte o de los muertos, el 31 de octubre”. La conmemoración era presidida por los druidas e incluía el encendido de gigantescas hogueras en las colinas a las que se arrojaba varios objetos e incluso a seres humanos. Los objetos eran aportes de los jóvenes que recorrían las casas de sus aldeas pidiendo obsequios destinados a las hogueras. Por tanto, el Samhain o Samagín era la fiesta de la muerte y, tras conquistar a los celtas, los romanos la prohibieron pero no consiguieron eliminarla. 

Hacia el siglo VII después de Cristo, el Papa Gregorio III intentó sepultar definitivamente al Samagín instituyendo la fiesta de los mártires cristianos para el 1 de noviembre. La explicación oficial muestra que, además, la decisión solucionó el problema que tenía la Iglesia Católica cuando se quedó sin días en el calendario para recordar a sus santos.

En Bretaña, Escocia e Irlanda, donde vivían los herederos de los celtas, la fiesta pasó a llamarse “All Saints’ eve” (víspera del Día de Todos los Santos) o también “all Hallows’ eve”, de donde derivó “Halloween”. Muchas de las tradiciones de Halloween se convirtieron en juegos infantiles que los inmigrantes irlandeses llevaron en el siglo XIX a los Estados Unidos.

La introducción de la fiesta de Todos los Santos a América fue más sencilla porque se amalgamó con el culto a los muertos que existía desde sus primeras civilizaciones así que se produjo el mestizaje que caracteriza a las naciones hispanoamericanas. Las culturas americanas adoraban a sus muertos desde siempre así que nada les costó aceptar las costumbres de los españoles y mezclarlas con las suyas.

Pero la explosión del Halloween no se produjo sino hasta los últimos años, cuando los medios de comunicación masiva como la televisión, primero, y la internet, después, convirtieron al mundo en una aldea global donde las tradiciones y costumbres locales ceden ante el empuje de las modas mundiales.

Pese a su notoria antigüedad, muy anterior a Todos los Santos, Halloween se ha globalizado recién en este siglo gracias, en gran medida, al culto a la violencia que se traduce en otras modas como los vampiros, hombres lobo, muertos vivientes o cualquier otra criatura capaz de matar con gran profusión de sangre.  

Lamentablemente, Halloween no se mezcla con las tradiciones locales sino que se impone pese a que sus cultores e impulsores no tienen idea de su origen. En consecuencia, las fiestas locales retroceden.

Inclinarse por una u otra fiesta es sencillo: Todos los Santos es mestiza así que también tiene elementos nuestros. Halloween es ajena y es el culto a la muerte. Si de religión se trata, la Biblia católica dice que el Creador es un Dios de vida, no de muerte.

 

 

 

 

 

 

(*) Juan José Toro es Premio Nacional en Historia del Periodismo.

 

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Regional
Para el próximo miércoles se prevé que en los tres cementerios existentes en la ciudad de El Alto se instalen servicios higiénicos de baños móviles, distribución de agua, además de seguridad por parte de los guardias de la Intendencia Municipal.
Social
El Comunicado 57/16 de esta entidad señala que la jornada continua de trabajo para el 1 de noviembre será de 8.00 a 16.00.

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