Cara o Cruz

EL DESNUDO DE STEPHANIE Y DE TANTAS OTRAS

Raúl Peñaranda U.

Cuando en 2007 la exmodelo Maricruz Ribera se mostró desnuda en el primer spot publicitario de Corimexo de ese tipo, no pasó mucho. Se registró alguna que otra protesta feminista y poco más. Nueve años después, en el enésimo producto con esas características lanzado en Youtube por la misma empresa, se ha producido una gran polémica. Literalmente decenas de miles de personas se han enfrascado en un debate sobre ello en las redes sociales, en los centros de trabajo y en la sobremesa del almuerzo. Esa es una muy buena señal ya que demuestra que existe una conciencia mayor respecto de la manera cómo la sociedad percibe a la mujer de la que había en 2007.

Bolivia es uno de los países donde más violencia contra la mujer existe, después de Haití, señalan las estadísticas internacionales. La situación afecta sobre todo a las niñas y adolescentes, que experimentan violencia psicológica, física o sexual en sus casas, barrios o colegios. Pero la sociedad es ciega y sorda ante ello. Al llegar a su vida adulta, más de dos tercios de mujeres bolivianas habrán enfrentado algún tipo de violencia, más que en cualquier otro país de las Américas, nuevamente excepto Haití. Las noticias de ese tipo plagan los noticieros de TV, pero el tema, lamentablemente, casi se ha normalizado. Un nuevo caso de feminicidio no causa ya demasiada impresión.

La raíz obvia de ese comportamiento es el machismo. Un hombre que se siente superior a una mujer, que cree tener más derechos y que es protegido por el sistema judicial y político, se toma la libertad de abusar de las mujeres, por lo general de su pareja. Todo confabula para que ello suceda: el machismo está atizado por elementos desde las declaraciones del presidente Morales que dice que en las panzas de las mujeres embarazadas se lee “Evo cumple”, hasta “los usos y costumbres” de comunidades rurales, pasando por la publicidad de Corimexo y los concursos de belleza, que solo valoran a la mujer por su físico, no por su inteligencia, su sensibilidad o su tenacidad.

El resultado final es la “cosificación” de la mujer. Si la mujer es una cosa, por ejemplo un mueble de cuero, el varón cree que puede hacer lo que desea con ella. Nuestros niños y jóvenes crecen por ello pensando que ese es el “orden natural” de las cosas y, cuando son universitarios e intentan toquetear a una de sus compañeras de curso, se sorprenden si son rechazados. De ahí a ejercer violencia puede haber un paso.

Obviamente por sí solos, los spots de Corimexo no generan el problema: pero como decimos, la suma de influencias, por ejemplo la obligatoriedad del servicio militar, con su abrumadora carga machista, los programas de TV basura, al estilo del de Tinelli, tan propenso a mostrar potos y tetas, e incluso los nacionales con segmentos de mujeres moviéndose o bailando de manera sugerente para saciar el apetito de los espectadores, genera el sustrato en el que germina la semilla de la violencia machista. La lógica es la siguiente: “si la mujer es una cosa, entonces puedo hacer con ella lo que quiero”.

Obviamente no todos los desnudos cosifican a la mujer. No lo hacen cuando la propia persona decide usar su cuerpo como le venga en gana. No es el caso de Stephanie Herela, la actual modelo de Corimexo, que aunque no lo considere así, se convierte en una parte de una maquinaria de pensamiento machista en la que ella es solo un engranaje. Sirve para vender algo. Muy distinto, por ejemplo, es el desnudo de Amina Sboui, la muchacha tunecina de 18 años que en 2013 publicó una foto de sí misma en Facebook, curiosamente sentada también en un sofá de cuero, con la frase "Mi cuerpo me pertenece y no es la honra de nadie" escrito en su pecho. Ese desnudo fue un grito feminista, un desafío a las autoridades políticas y religiosas de su país, que la enjuiciaron y encarcelaron. Túnez (un país musulmán más secular que otros), vivió un remezón con la protesta de Amina, y empezó a hablar de los derechos de las mujeres. Después de unos meses fue liberada y pasó una temporada en Francia, y hoy Amina está de vuelta en Túnez donde publica una exitosa revista feminista, aunque bajo riesgo permanente de clausura.

Tampoco “cosifican” a la mujer las protestas que realizan, desnudas o semidesnudas, las integrantes de organizaciones feministas de varias partes del mundo, entre ellas el grupo Femen, que se quitan la ropa para protestar contra los abusos que sus sociedades cometen contra grupos vulnerables, como otras mujeres, migrantes, etc.

La religión ha convertido en el cuerpo en un tabú y luchar contra éste ha sido parte de las batallas de las mujeres. En los años 60, el hecho que hubiera modelos posando desnudas en Playboy era señal de liberación femenina. Pero cinco décadas después parece un simple mecanismo para agradar a los varones. Así que el desnudo femenino, como el de la Maja Desnuda, de Goya, o el de las chicas de Pussy Riot, el grupo punk ruso que lucha contra el dictador Vladimir Putin y el corrupto patriarca de Moscú, puede significar varias cosas. Usarlo para vender muebles es la peor opción.

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TORTURADO Y ASESINADO

Raúl Peñaranda U.

Rodeado, amenazado, atemorizado, insultado. Tal vez pensaba que no iba a morir. Quizás pensó que el Gobierno haría lo que él pedía: que la Policía fuera replegada del lugar de manera pronta y completa.
Cuando Rodolfo Illanes le “rogaba al doctor Romero” que la Policía no actuara en el despeje de vías, lo que estaba tratando de decir es que fuera retirada del lugar. Pero el ministro Carlos Romero, y seguramente sus asesores inmediatos, escucharon “que la Policía no actúe”, cuando existe un mar de diferencia entre “no actuar”, quedarse en la zona, estar en apronte, mantenerse visible, y replegarse verdadera y genuinamente. El país tuvo durante siete horas a una autoridad secuestrada y, por lo que hizo y dijo el Gobierno, parecía que no pasaba nada.
El Ministerio de Gobierno ha señalado que dio la orden de ese repliegue de manera “casi inmediata” a las tres suplicantes llamadas de Illanes. La última fue a las 10:51. Después se detalló que el repliegue se ordenó a las 14:00, es decir tres horas después de las llamadas telefónicas. Eso no es “casi de inmediato”.
Y, además, existen testimonios que señalan que en realidad la Policía se replegó recién cuando se supo de la muerte de Illanes, alrededor de las 17:00 horas. Ello coincide con que, a eso de las 15:00, radios locales transmitieron en vivo desde Panduro que había movimientos de fuerzas policiales. Finalmente, el tercer minero muerto en los enfrentamientos falleció ese día, más o menos a las 17:00 por disparos de bala, en las cercanías de donde Illanes estaba secuestrado. Por lo tanto, no calza que el repliegue se dio “casi de inmediato”. (Escribo esta Columna antes del acto de interpelación legislativa a Romero y al titular de Minería, César Navarro, por lo que no cuento, obviamente, con esa información).
El régimen actual tiene fijada en su forma de actuar que no cede, que el Estado debe ser respetado, que los discapacitados pueden marchar cien veces, pero no se los atenderá, que los cívicos potosinos pueden marchar por mil calles paceñas, pero no se aceptarán sus pedidos.
Por otro lado, las autoridades pueden haber pensado que los mineros, que eran sus aliados hasta ese día, no iban a llegar tan lejos. Que para un secuestrador, mantener con vida al secuestrado es su carta de negociación y que por ello debe protegerlo. Quizás los mineros se exasperaron porque la Policía no se replegó, por el contrario actuó y otro minero resultó muerto. Pueden haber pensado que era una provocación. Pueden haberse sorprendido de que el ministro Juan Ramón Quintana pidiera la liberación del secuestrado, pero no pusiera aquello como requisito específico para instalar el diálogo, previsto para el día siguiente. Pueden haber creído que su secuestrado no tenía valor.
Poco después cometieron un delito bárbaro, que debe ser sancionado con todo el rigor de la ley. De hecho, ya existen 10 mineros detenidos y acusados como autores intelectuales y materiales del inenarrable hecho, mientras otros tantos se dieron a la fuga. Eso es correcto. Pero que ese crimen sea injustificable no quita que las autoridades también sean pasibles a ser investigadas.
En este caso, como en el pasado, no se ha visto en el Gobierno ni un ápice de autocrítica, ni la menor señal de remordimiento. Por el contrario, el Vicepresidente Álvaro García Linera ha intentado aprovechar esa muerte, llamando “héroe” a Illanes y describiendo, de manera ofensiva, las torturas a las que fue sometido. Incluso lo comparó con Cristo. Un portal gubernamental señaló que el exviceministro “se inmoló”. No, no se inmoló, rogó por su vida, tanto a mineros como a autoridades, y no fue escuchado.
Y esa incapacidad a la autocrítica se refleja también en que, de un día para otro, los que eran aliados de las autoridades, y a quienes defendían a brazo partido, pasaron a ser villanos. De ser mineros sacrificados que aportaban al desarrollo nacional, fueron retratados como “gamonales explotadores”. De un día para otro. Es una sorprendente muestra de cinismo.  / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

 

 

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NO CUADRA QUE WILLIAM KUSHNER SEA UN FEMINICIDA

Raúl Peñaranda U.

William Kushner ha cumplido un año en la cárcel. La lenta, deficiente y inhumana justicia boliviana lo tendrá seguramente mucho tiempo más entre rejas, donde llegó injustamente. Existe un relativo consenso de que el abogado y empresario no cometió feminicidio, pero pocos se animan de decirlo públicamente por el temor al linchamiento mediático.
Pero, desde mi posición de observador neutral (no conozco al acusado, jamás fui parte de su entorno y ni siquiera tengo amigos comunes con él), estoy convencido de que no mató a su expareja de manera premeditada. Es decir, no es un feminicida.
En primer lugar, según señalan todos los testigos, incluidos los de la parte acusatoria, la madrugada de la tragedia Kushner salió del bar en el que estaba antes que Andrea, no después. No tiene sentido alguno que un feminicida abandone un sitio antes que su supuesta víctima. Generalmente la víctima es la que intenta huir y el feminicida la persigue, no al revés.
Dentro del bar, además, los testigos confirman que era ella quien lo acosaba, abrazándolo por la espalda por largos minutos, impidiendo que se moviera. Al final de la noche, el responsable de la seguridad del bar forzó a Andrea a soltarlo y éste entonces fue a su vehículo con dos amigas. Todos habían bebido en exceso.
Allí ocurrió la tragedia. Andrea, ya soltada por el guardia de seguridad, corrió hacia Kushner y probablemente intentó aferrarse a la puerta del auto en movimiento, buscando quizás que su exnovio no abandonara el lugar. Al caer de nuca se produjo una herida en la base del cráneo que puede haber terminado con su vida. No se sabe exactamente, pero aparentemente Andrea cayó debajo de la llanta trasera del auto, que la arrolló. Eso, claramente, no es feminicidio, quizás sí homicidio culposo. Kushner luego dijo que frenó metros más adelante, se bajó del vehículo e intentó ayudar. Asegura que su celular estaba en su auto, por lo que volvió hacia él a pedir ayuda, entre otros a su hermano Luis, que es médico. Un amigo de Andrea pensó que intentaba huir y lo golpeó.
Es realista pensar que Andrea se abalanzó hacia el vehículo porque unos días antes, dos testigos de completa credibilidad, no relacionados al acusado, señalaron haber visto a Kushner a las afueras de un restaurant de la zona Sur de La Paz. Su pareja le impedía, interponiendo su cuerpo para evitar que la puerta del vehículo se cerrara, que éste pusiera el motor en marcha. Luego intentó tomar un radiotaxi, pero Andrea, abriendo los brazos en media calzada, evitó también el paso de ese auto.
Kushner finalmente pidió ayuda en ese restaurant, a donde ingresó con la ayuda de los dos testigos y, luego, salió de cuclillas por una puerta trasera. Andrea le envió luego mensajes de WhatsApp, que estuvieron disponibles en una página de Facebook, en los que le pedía disculpas por la escena y solicitaba que la relación se reiniciara (habían terminado poco tiempo antes). En los mensajes, que no han sido desmentidos, éste le dice que no estaba dispuesto a volver con ella.
Si es que Andrea forcejeó en el auto frente al restaurant, a plena luz del día, y luego impidió el tránsito del radiotaxi al que Kushner se subió, es plausible pensar que, en la noche de la tragedia, intentara hacer algo similar.
A pocas horas de los hechos, temprano en la mañana, antes aún de que Andrea hubiera fallecido, su madre denunció a Kushner por feminicidio y la organización a la que pertenece, Mujeres Creando, inició la campaña contra éste, presionando mediante sus programas de radio, a policías, jueces y fiscales. La Fiscalía, ante la presión generada por la opinión pública, y sin siquiera analizar los primeros indicios del hecho, acusó a Kushner de feminicidio.
La arremetida contra Kushner por parte de esa entidad feminista ha sido despiadada y, por tanto, desmedida e injusta. La base de la ideología de Mujeres Creando es correcta, es decir que el machismo de la sociedad afecta a la mujer y la pone en una posición subalterna, susceptible a la violencia y al abuso. Pero es en la mirada generalista donde falla: no todos los hombres son abusivos, no todos cometen delitos contra sus parejas y un varón no es una mala persona per se. María Galindo, la líder de esa organización, ha usado el micrófono, y su columna, para presionar a todos quienes están involucrados en el caso, incluidos los abogados de la parte acusada, para intentar demostrar su falaz argumento.
Mujeres Creando ha pintado a Kushner como un hombre violento, que abusaba de su pareja tanto psicológica como laboralmente. Las investigaciones de la justicia deberían comprobar si ello es cierto o no.
Pero los intercambios de WhatsApp a los que me he referido presentan una figura completamente distinta. En una ocasión, por ejemplo, Kushner hizo tareas con la hija de Andrea, en su oficina, porque la madre tuvo que salir a cumplir algún trámite personal. Raro hombre manipulador que, siendo el jefe de la empresa, acepta hacer tareas con la hija de su pareja.
También contradice en algo esa imagen el hecho de que, unos meses antes de la tragedia, comprara pasajes para él y Andrea para pasar el siguiente año nuevo en República Dominicana.
Tampoco cuadra con la imagen de hombre abusivo que su exesposa sea hoy su mayor defensora. La parte acusatoria llamó públicamente a “todas las exnovias” de Kushner a “acusarlo públicamente”. Radio Deseo, que dirige María Galindo, prometió anonimato para ellas. Ninguna lo hizo. Su exesposa asegura que tuvo relaciones afables con todas ellas.
El supuesto abuso laboral también es dudoso y sobre él debe decirse lo siguiente: la madre de Andrea pidió ser atendida con una rebaja en un centro dental de propiedad de Kushner, cosa que le fue concedida. Y una tía, pocos meses antes de la muerte de Andrea, envió su curriculum para trabajar con él. Así que tan mal tipo no debe haber sido.
Helen Álvarez, una apreciada y valerosa periodista, es la madre de la víctima. Su dolor solo lo puede entender, y procesar, ella. Dicen que no existe dolor más grande que perder a un hijo y ello debe ser cierto. Pero para reconciliarse con su hija, no necesita que un inocente esté 30 años en la cárcel. En este, como en todos los casos, la ciudadanía debe aspirar a que la justicia, sin presiones, emita un veredicto. / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

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Y DALE CON LOS PERROS

Raúl Peñaranda U.

Hace dos semanas escribí una columna sobre la necesidad de controlar la cantidad de perros callejeros (o cuyos dueños los dejan vagar libremente durante el día) y que suman unos tres millones en todo el país. No usé las palabras “eliminarlos” ni “sacrificarlos”, pero pese a ello fui atacado ferozmente por los defensores de los animales que, además de enviar insultantes mensajes de Twitter y Facebook incluso produjeron un video en el que se me etiqueta como “biocida”. No se puede descartar que algunos ganapanes del Gobierno hayan tenido algo que ver con parte de este asunto.
Como bien predijo mi columna, es imposible mantener en Bolivia un debate razonable respecto a los canes vagabundos por la manera cómo reaccionan los defensores de los animales (a propósito, no veo que éstos hagan campañas contra la construcción de la represa del Bala o el camino por el TIPNIS, que sí causaría verdaderos trastornos en el medioambiente y, por tanto, eliminaría a miles o millones de ejemplares de animales). Entre las cosas que me dijeron esos defensores de mascotas mediante las redes están que me castrarían, que me obligarían a comer caca de perro y que el mundo estaría mejor si alguien me matara. Algunos mensajes, francamente, prefiero no repetirlos. Aprovecho de decir aquí lo que conté en un programa radial: mi familia tiene una mascota, que fue adquirida cuando su vida estaba en riesgo y que luego hicimos todos los esfuerzos por salvar. Mi familia y yo le damos todo el cariño y cuidado necesarios para que tenga una vida feliz, incluyendo controles periódicos en el veterinario. Otra cosa más: siempre sacamos a nuestra perrita con correa y recogemos sus desechos en una bolsa.
Y mientras no pueda realizarse en el país un debate serio y desapasionado sobre los perros callejeros, que sobre todo tiene que ver con la salud pública y la seguridad ciudadana (cada día hay más mordeduras de perros callejeros en Bolivia que atracos), los sistemas de recojo de canes de las alcaldías, antes llamadas perreras, seguirán sin funcionar o funcionando a medias o a cuartas. El problema, por tanto, persistirá y Bolivia seguirá siendo uno de los países con más perros vagabundos per cápita del mundo y más prevalencia de rabia canina.
Fue interesante, sin embargo, observar que la mayoría de los lectores de la columna estaban de acuerdo con su contenido, lo que se comprueba en los “likes” generados en las páginas web de los diarios que la publican (una vez que hice notar aquello mediante un tuit, los defensores de los animales se organizaron, lo que hizo cambiar esa tendencia). Con todo, se puede afirmar que más o menos el triple de personas respaldaron el mensaje del artículo respecto a los que no. Es la “mayoría silenciosa”, que no insulta ni tiene capacidad de organizarse, pero que por lo menos puede establecer su criterio mediante un “me gusta”.
Esa “mayoría silenciosa” no organiza bloqueos ni marchas, pero, estoy convencido, aspira a vivir mejor. Al margen de su posición política, esos vecinos desean que las calles tengan menos heces de perro, que las fachadas de las casas estén en mejor estado y no pintarrajeadas, que las aceras sean mejoradas, que los árboles no sean mutilados sino podados y que existan más áreas verdes. Dejo para el final los tres principales problemas de la ciudad: que se mejoren los sistemas de tráfico vehicular que genera gigantescos atolladeros, que mejore la seguridad ciudadana y que se ordene el comercio minorista.
Sin embargo, al parecer, esa “mayoría silenciosa” piensa, como lo hace sus autoridades municipales, que nada de eso puede ser logrado. Que estamos condenados a que miles de minibuses atasquen nuestras calles y contaminen nuestro aire; que los grafiteos en las casas no se pueden evitar; que la basura en todas partes es imposible de eliminar; que la contaminación visual y sonora es irremediable; que la aspiración de caminar por aceras limpias y bien tenidas es algo que solo se puede dar “en otros países”.
Bueno, es verdad. “Otros países” lo han logrado. El centro de Quito ha sido recuperado y hoy sus casas, comercios e iglesias lucen refaccionadas e iluminadas. En amplias zonas de Lima se ha mejorado la seguridad ciudadana, además de que se han embellecido los barrios y los parques han aumentado. Para no hablar del desarrollo de Medellín, que es hoy una ciudad modelo cuando hace sólo dos décadas estaba tomada por cárteles del narcotráfico y otras bandas delincuenciales.
En esas ciudades, “las mayorías silenciosas” se aliaron a sus alcaldes para enfrentar los problemas de más difícil resolución. Bogotá y Quito pudieron aprobar los sistemas de buses “Transmilenio”, pese a la oposición de los transportistas, como Lima logró sacar de sus calles a miles de comerciantes minoristas y Santiago erradicó los horribles cables de electricidad y telefonía. En La Paz y otras ciudades del país eso está lejos de suceder.

Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

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PERROS CALLEJEROS O MIL TONELADAS DIARIAS DE CACA

Raúl Peñaranda U.

La organización Huellitas, aparentemente copiando la idea de una entidad similar ecuatoriana, acaba de instalar dispensadores de comida para perros callejeros en La Paz y Cochabamba. Me pareció una pésima idea porque lo que hará es fomentar la existencia de estos canes, que ya pululan por miles en nuestras ciudades.
 
Escribí un par de tuits al respecto y he recibido la ira de decenas de mis seguidores. Estos son algunos de los “cariñosos” mensajes que he recibido: “‏@Maya0209: Usted es periodista? que asco de persona”; “‏@chrisverojas: Las perreras las deberíamos llenar de rabiosos y odiadores como vos”; “@renataroblesgut: Qué poca empatía con los animales más necesitados, donde está tu sensibilidad? Monstruo!!”. Hay otros mensajes, que simplemente, son irreproducibles.
 
También hubo personas que, obviamente, respaldaron mi idea de que las ciudades en las que vivimos deben controlar la cantidad de perros vagabundos. Pero lo hicieron de manera relativamente medida. Lo que pasa es que los protectores de los animales tienen una actitud tan agresiva que impiden cualquier debate al respecto. Además, los defensores de los animales creen tener una superioridad moral. Aunque, según recuerda Javier Marías en su columna “Perrolatría”, Hitler tenía una mascota, a la que adoraba. Yo añadiría que Calígula y Kim Jong-iI también las tuvieron, y quién sabe cuántos abusivos más. Así que superioridad moral, nada.
 
Marías se queja de que en Madrid existen 270.000 perros, es decir uno cada 20 personas. El escritor español admite además que todos ellos tienen dueños, que los llevan por el mundo con correas y recogiendo la caca que producen. Qué pensaría Marías si supiera que entre La Paz y El Alto existe medio millón de perros, es decir uno cada tres personas, y que el 80% de ellos viven en las calles. Por supuesto, nadie recoge los “regalos” que dejan en calles y plazas. Estimaciones de especialistas señalan que el índice de un perro cada tres personas también se da en el resto del país, con lo que en Bolivia habrían unos 3,5 millones de canes. La OMS recomienda la existencia de uno cada diez personas, como máximo.
 
Estos perros hacen nuestras ciudades más riesgosas, inseguras y proclives a las enfermedades. Primero, como he dicho, estos canes son peligrosos: solo en Tarija, unas diez personas son mordidas por perros callejeros todos los días. En La Paz se estima que ello se produce 100 veces diarias. Los niños, por su estatura, cuando reciben estas mordidas, lo hacen en lugares de alta peligrosidad, como cuello o cara. Siguiendo los datos de La Paz y Tarija y extrapolándolos al resto del país, se deduce que en todo el territorio unas mil personas son mordidas por perros sin dueño cada día, 365 mil al año. Varias personas al año mueren por estas mordeduras.
 
Luego está el mal de rabia. Aunque no hay estadísticas nacionales, solo en el primer semestre de este año se produjeron 31 casos de rabia canina en Oruro y 24 en Cochabamba. Contando el resto de la población boliviana, es probable suponer que esta enfermedad, que es mortal si no se controla a tiempo, afecta a 300 o 400 personas al año, el índice per cápita más alto de los países de la región.
 
Y también que hay que mencionar la caca. Un perro, en promedio, genera unos 300 gramos de heces por día. Si en todo el país hay 3,5 millones de perros (la mayoría de los que no son callejeros igualmente salen de sus casas durante el día), entonces estos animales generan unas mil toneladas diarias de desechos (sin contar el orín), unas 365 mil al año.
 
Los perros callejeros también contagian sarna e infecciones parasitarias y esparcen la basura al escarbar los contenedores, generando otros contagios. Para no hablar del mal aspecto que todo ello produce.
 
Los dirigentes de la organización Huellitas, la que tuvo la idea de dar comida a estos canes, lo hacen para liberar su conciencia, para creerse superiores al resto, para jactarse con sus amigos sobre “lo solidarios que son”. Pero luego no limpian las toneladas de basura que esos perros producen, no curan las heridas de las miles de personas que son mordidas, no van a los hospitales a ver a quienes tienen enfermedades parasitarias ni a los velorios de quienes mueren. Qué fácil regalar alimento a unos animales y desentenderse de todo lo demás. Incluso de los propios perros a los que alimentan y que luego no saben cómo viven el resto del día.
 
Mientras tanto, los sistemas de control de perros callejeros de La Paz, El Alto y otras ciudades, incluido el trabajo de las perreras, prácticamente ya no existen. Es una victoria, lamentable, de los defensores de los animales.
 
Dejo para el final la mención a otros derechos: tengo una tía que solía caminar por su barrio, en Alto Sopocachi. Era uno de sus mayores placeres, además realizado por pedido de su médico como una forma de combatir una incipiente artrosis. Pero cómo los perros tienen más derechos que ella y éstos pueden deambular sin control por donde quieran, ahora ya no sale a caminar. Les tiene miedo. El ejemplo de mi tía se multiplica por miles en Bolivia, desde los niños que deben dar un largo rodeo para ir a la tienda a comprar un refresco, o los que trotan en las madrugadas, siempre temerosos de que desde cualquier rincón saldrá un perro a atacarlos. Pero, como digo, esos animales tienen más derechos que las personas.

 Raúl Peñaranda es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

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EL CALABOZO DEL PRESIDENTE Y SU CONCEPTO DE GOBERNAR

Raúl Peñaranda U.

La definición más formal de gobernar, según la ciencia política, es el doble ejercicio de conducir personas y administrar los bienes del Estado. Y que ello se hace mediante la toma de decisiones, que resuelvan los problemas de coyuntura y, a la vez, consideren la solución de cuestiones estructurales, es decir de largo plazo. Con eso lo que se hace es conducir a una sociedad a un determinado punto. Aquí la definición toma sentido según el origen etimológico del término. En latín, “gubernare” significa pilotar un barco, conducirlo a un puerto.
El presidente Evo Morales se ha quejado en las últimas semanas porque no puede salir de la residencia presidencial debido a la operación de la rodilla que le practicaron. “Estos días me siento como un Presidente neoliberal, no salgo de la residencia”, dijo. Agregó que se percibe como si estuviera “en un calabozo”. Y que extraña el contacto con la gente.
Ante su ansiedad de no poder salir de la vivienda, el Mandatario ha adoptado el desenfrenado modo de convocar a conferencias de prensa, casi a un ritmo de una por día. Para algarabía de la oposición.
Es por lo menos inusual que un Presidente que tiene un problema en la rodilla crea que ha perdido parte de su capacidad de gobernar. En la historia hemos tenido casos de mandatarios que sufrían algún tipo de discapacidad y no por ello redujeron en un 1% la capacidad de conducir la nave del Estado, para seguir con la metáfora del barco. Roosevelt usaba silla de ruedas, Balaguer era ciego. En el mundo antiguo, Balduino IV, rey de Jerusalén, derrotó a Saladino en 1177 pese a padecer nada menos que lepra.
Para mí la declaración del Primer Mandatario de que se siente en un “calabozo” es aclaratoria de cómo ve él mismo su rol. Quedarse en la residencia o en el Palacio de Gobierno es propio de los “neoliberales”, dice. Inaugurar pequeñas obras (y algunas grandes), discursear ante el gentío, hacerse vivar y finalmente interactuar con el público, por lo general jugando fútbol, es, por el contrario, realizar una gestión “a favor del pueblo”.
Pero Morales prefiere viajar a dos o tres localidades por día. Y Hablar. Y jugar fútbol. Así siente él que no está “traicionando a su pueblo”.
¿Entonces quien conduce el barco mientras el capitán está en la sala de juegos? No lo hace el Vicepresidente, que tiene el mismo ritmo que el Jefe de Estado. García Linera también está en dos o tres localidades diarias, generalmente hablando con bachilleres, a quienes gusta traspasar sus específicas ideas. Si se considera el tiempo que implica solo los traslados a dos o tres localidades diarias, la llegada a los aeropuertos, los embotellamientos del tráfico y los discursos propiamente tales, Morales y García Linera deben gastar el 80% de su jornada laboral o asistiendo a actos o viajando entre un evento y otro. Ta vez toma decisiones en el avión o en el auto, pero no son los mejores espacios para analizar, con precisión, los altos asuntos estatales.
Entonces son los ministros los que realmente gobiernan. Obviamente Juan Ramón Quintana es el más importante de ellos. El sí está en su oficina, entre 10 y 12 horas diarias, reflexionando, resolviendo problemas, proponiendo planes, ajustando clavijas. No digo que lo hace bien, y sabe el lector que soy sincero en eso, pero de que gobierna, gobierna. Está concentrado. Está reunido. Analiza documentos. Sopesa escenarios. Toma decisiones. Y una buena parte de su jornada la ocupa supervisando, al milímetro, la alocada agenda del Presidente y el Vicepresidente. Es una especie de Primer Ministro, bajo la idea de que el monarca reina, pero no gobierna. Toma, digamos, las más importantes decisiones políticas de corto plazo.
Dos superministros, el de Economía y de Gobierno, manejan con amplia libertad sus propias áreas, lo que se ve favorecido por la relación distante que tienen con el Primer Ministro, a quien no rinden cuentas. Sí lo hacen con el monarca, pero éste tiene poco tiempo para atenderlos. Así que hacen su trabajo con autonomía, y nada mal, la verdad.
El resto del gabinete depende sucesivamente del Primer Ministro o los dos superministros, y su rol es menor, a veces casi teatral, como Reimy Ferreira, el primer ministro de Defensa que se tenga memoria que dedica su tiempo más a hablar de la exnovia del Presidente que a administrar las FFAA.
No es que este modelo sea equivocado, necesariamente. No. De hecho el régimen está en su décimo año y el Gobierno ha sido sólido durante largos períodos. Y no se descarta que Morales gane un nuevo período presidencial para la gestión 2020-2025. Así que el modelo funciona.
El problema es que está ausente la visión de largo plazo. ¿Qué Bolivia tiene uno de los índices más bajos del mundo en productividad? ¿Qué el 90% de nuestras exportaciones son materias primas? ¿Que en 2019 debemos negociar un nuevo contrato de gas con Argentina y no hay reservas certificadas suficientes? ¿Qué el estado de la salud y de la educación es calamitoso y requiere reformas urgentes? ¿Qué las relaciones con Perú y Brasil están en su momento de mayor frialdad en décadas? ¿Que se ha reducido notoriamente el ritmo de erradicación de cocales? ¿Qué la justicia está en su peor crisis? ¿Qué la seguridad ciudadana está en caída? De eso nadie se encarga. No alcanza el tiempo. / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

 

 

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CADENA PERPETUA PARA VIOLADORES Y EL PLAN DE QUEDARSE EN EL PODER

Raúl Peñaranda U.

La Cumbre de Justicia de Sucre tuvo por lo menos dos cosas inesperadas: una, que los movimientos sociales no hayan aceptado el plan gubernamental de eliminar el voto popular para la elección de magistrados. Ello hubiera significado abrir la Constitución, algo que aparentemente el oficialismo busca para, en caso de ser necesario, meter de contrabando la reelección de Morales y García Linera para un cuarto mandato.

Y cuando todo parecía estar listo, los movimientos sociales dijeron No, cosa extraña considerando su aparente total dominio respecto del oficialismo; incluso uno de sus dirigentes calificó como “descabellada” la idea del procurador Héctor Arce, que propuso que Su Excelencia nombre a 22 de 33 magistrados, eliminando así el voto popular. Habría que recordar que fue Arce quien propuso primero, en 2008, la impresentable idea de que los jueces fueran elegidos por voto (aseguró que sería un “aporte boliviano” a la filosofía jurídica internacional). Una vez que su idea se comprobó como una de las peores de la historia reciente referidas a reformas estatales, no fue sancionado políticamente. Por el contrario, fue promovido por el Presidente, quien le dio la responsabilidad de conducir de facto la demanda marítima en La Haya además de ser Procurador del Estado. Pero esta vez, en la Cumbre de Justicia, por suerte, no lo escucharon.

Entonces, tras el No de los movimientos sociales, que habrá que seguir analizando, el Vicepresidente sacó de su chistera una propuesta que ni siquiera se había mencionado en las precumbres departamentales, pero que cumple el mismo objetivo: abrir la Constitución. Pidió que se apruebe la cadena perpetua contra los violadores de niños. Como si eso resolviera el problema. Hoy esos delincuentes obtienen 30 años de cárcel sin derecho a indulto. ¿Realmente el Vice cree que con cadena perpetua las cosas mejorarán? Bolivia es el país donde más violencia contra menores de edad existe en el continente y el segundo en cuanto a violencia contra la mujer. Ese problema tiene raíces sociales, históricas y culturales profundas, empezando por la misoginia y el machismo de las máximas autoridades, y por lo tanto no se resuelve aumentando las penas de cárcel. Sí es verdad que es una medida popular, que la mayoría de la gente respalda.  

Pero el Gobierno no sabe todavía cómo actuar. Perdió el referéndum del 21 de febrero de manera inesperada, cuando solo 18 meses antes el Presidente había ganado su tercer mandato con 61%. Lo hizo también después del histórico fallo de La Haya contra Chile y cuando casi el 70% de los bolivianos consideran que la gestión presidencial es positiva. Pero una pésima campaña oficialista y la negativa del ciudadano a que una persona (dos, en realidad) se eternicen en el poder, entre otros factores, los hizo perder.

Entre los “otros factores” está, obviamente, el caso Morales-Zapata. Y ahora que las cosas están un poco más claras, y que existe evidencia de que la exnovia de Morales mintió abundantemente en este tema, aparentemente ayudada por numerosas personas, el Gobierno sigue evaluando si llamar o no a un nuevo referéndum. Yo preví, cuatro días después del 21F, que el oficialismo lo intentaría. Pero las dudas gubernamentales son evidentes. Se preguntan si es razonable pensar que el Gobierno volvería a perder. Me parece que sí. La primera encuesta realizada sobre el tema, publicada por la revista Poder y Placer y realizada por la Captura Consulting, señala que si un referéndum se repitiera, el Sí perdería otra vez, casi con los mismos resultados de febrero. O sea que la idea del Gobierno de que perdió por “una mentira” (la del hijo de Morales) no ha cuajado. Por lo menos hasta ahora.

¿Entonces qué? Entonces hay más peligro. Como Morales y García Linera no están dispuestos a abandonar el poder democráticamente, ni siquiera ante la posibilidad de que otro candidato del oficialismo pueda ganar las próximas elecciones, el país está marchando hacia un callejón sin salida. Ellos no se consideran inquilinos del Palacio de Gobierno, creen que son dueños. Por eso Morales-García Linera no se irán, no está en su ADN admitir que la democracia implica que el poder tiene límites y alternancia en el poder. Simplemente, con el apoyo de muchos tirasacos que los impulsan a quedarse para seguir medrando del poder, creen que están predestinados a gobernar por siempre. Como los Castro en Cuba. Como Mugabe en Zimbabue.

Por lo tanto, si las encuestas demuestran que podrían perder futuros referendos, el binomio Morales-García Linera intentará otras vías, todas inconstitucionales, para quedarse en el poder. Una opción es declarar, por decreto, que Morales pueda ser candidato en 2019. Otra es que el Tribunal Constitucional establezca, mediante consulta, que aquello es legal. La tercera es que el Legislativo se declare como un Poder Constituyente y reforme nuevamente la Constitución. Pueden haber más opciones. Pero estos dos amigos, por las buenas, no se irán. / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

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“SOMOS ESTADO”, PERO 1.500 NIÑOS VIVEN EN LAS CÁRCELES

Raúl Peñaranda U.

“Somos Estado” suele decir el presidente Evo Morales para indicar que el Gobierno actual funciona mejor que los anteriores. Pero su frase, que repite con cierta frecuencia, está asociada al hecho de que el Ejecutivo tiene ahora buenos sistemas de inteligencia y seguimiento de personas.
“Somos Estado”, expresó el Primer Mandatario cuando reveló que personal de inteligencia había seguido al periodista Carlos Valverde, que se reunió en el hotel Los Tajibos con el representante de la Embajada de EEUU en Bolivia, a tomar desayuno. “Somos Estado” reitera cada vez que se hace mención a que “el Gobierno tiene información”.
O sea que “ser Estado” para Morales es detectar “conspiraciones” de las que funcionarios de segundo nivel le informan, pero que son sacadas de su imaginación. Así, esos funcionarios quedan bien con Su Excelencia y éste tiene algún discurso que lanzar a sus seguidores. Y si el Presidente cree realmente que Valverde “conspiró” tomando desayuno en un activo hotel de Santa Cruz, entonces no sabe bien el concepto de ello.
Lo lamentable de esto es que Morales no asocia la idea de que “somos Estado” con aspectos más importantes que hacer seguimiento a personas.
Veamos algunos ejemplos sacados de las noticias de las últimas semanas: “No somos Estado”, por ejemplo, en las cárceles, donde son los internos los que las administran y supervisan. Hace poco murió una niña que vivía con sus padres en San Pedro, aparentemente violada por otros reclusos. Como ella, 1.500 menores viven en cárceles públicas bolivianas, una muestra de “falta de Estado” y pobreza enormes, el único país del mundo que lo permite y que no puede proteger a esos niños fuera de los penales. Para seguir con el tema de las cárceles, tampoco “fuimos Estado” en el caso de una mujer, desaparecida, que había sido enterrada en la celda de su exmarido, en Palmasola. Nadie se enteró durante un año de ello y el caso sólo fue conocido porque otro preso hizo la denuncia. ¿Cómo un reo puede matar a su esposa, pedir ayuda de otro interno para cavar debajo de su celda, enterrar el cuerpo colocar losas de cemento encima y no ser detectado durante un año? ¿Qué clase de registros policiales existen en Palmasola para no saber si una visita no ha salido del penal?
Tampoco “somos Estado” para poder atender la demanda de los discapacitados, que suma solamente 35 millones de dólares anuales, es decir el 0,1% del Presupuesto General de la Nación. Se derrocha en estadios cuya capacidad excede la población de los municipios circundantes, pero no se puede entregar una pequeña renta a quienes la necesitan más.
Menos aún “somos Estado” para dar tratamiento a quienes sufren de cáncer. El departamento de La Paz no tiene un solo “acelerador lineal” para el servicio estatal y una bomba de cobalto, de los años 50, y obsequiada, cuando era vieja, por Argentina, en los 70, sigue siendo la única en uso. Podríamos decir lo mismo para los casos de quienes necesitan diálisis. Es tan trágica la situación que las máquinas que existen, vetustas, deben funcionar las 24 horas del día. Así, hay personas que les toca, por ejemplo, estar allí entre las tres y las cuatro de la mañana. Ya se imaginarán cómo trabajan al día siguiente esas personas después de pasar la noche en vela.
Menos aún “somos Estado” para proteger los derechos de los niños. Bolivia es el único país que permite, legamente, que éstos trabajen desde los 10 años, un hecho que fue prohibido en Europa en 1850 y en el resto de la región latinoamericana en 1950.
Ni tampoco “somos Estado” para que esos niños se alimenten bien. Uno de cada cuatro menores en Bolivia sufre desnutrición crónica, por ejemplo y, según la Unicef, de cada diez niños, seis son considerados pobres desde el punto de vista multidimensional, al 39% le falta una vivienda, el 29% vive en un hogar en el que no hay baño; el 28% no tiene agua potable ni acceso a televisión, radio o teléfono.
Estos problemas en Bolivia son de vieja data, vienen de décadas o siglos atrás. Durante el Siglo XX se registraron leves mejoras, en distintas épocas, siempre difíciles de empujar en un país tan pobre y tan inestable como Bolivia. Pero en la última década Bolivia ha tenido ingresos notables gracias al aumento de los precios de las materias primas que exportamos, como gas y minerales, y productos agrícolas de monocultivo. Esos ingresos fueron de unos 50.000 millones de dólares en una década, es decir lo mismo que Bolivia obtuvo en los 50 años anteriores.
Es verdad que en estos años se ha reducido la pobreza, ha aumentado la escolarización y ha crecido la inversión pública. Pero lo ha hecho, comparativamente, a un rimo menor que el promedio regional. Países como Perú y Colombia, también beneficiados por los precios de las materias primas, o Panamá, han dado pasos más firmes hacia el desarrollo. Mientras tanto, Evo sigue creyendo que “somos Estado” por espiar a periodistas y diplomáticos. / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

 

 

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EXISTE EL NIÑO, POCO, MUCHO, NADA…

Raúl Peñaranda U.

El periodista Carlos Valverde dio un batacazo el 3 de febrero pasado al exhibir un certificado de nacimiento de un hijo de Evo Morales y la hasta entonces cuasi desconocida Gabriela Zapata y, además, demostrar que ésta fue gerenta comercial de la empresa china CAMC, compañía que logró importantes contrataciones directas con el Estado, por cientos de millones de dólares. De la misma manera, Valverde dio otro remezón esta semana al asegurar que el hijo del Primer Mandatario nunca existió. No se entiende bien en qué basa su cambio de posición, excepto el hecho de que una jueza de familia “demostró” la inexistencia física del niño (lo que es por lo menos irregular sin haber podido, antes, someter a los involucrados a pruebas de ADN).

Al día siguiente fue otra afamada periodista, Amalia Pando, la que puso nuevamente las cosas en fojas cero: entrevistó a la tía de Gabriela, Pilar Guzmán, quien demostró que no era correcta la versión de Valverde de que un nieto suyo había sido exhibido ante la mencionada jueza y, más importante, al abogado y rector de la UMSA Waldo Albarracín, que confirmó que en 2009 o 2010 Zapata se acercó para pedirle ayuda legal en el caso de un hijo que tenía con el presidente Morales.

Este dato es crucial para demostrar que, por lo menos hasta 2009 y 2010 sí existía un niño, hijo del Presidente. Nadie puede tragarse el cuento de que la “avezada madre”, que tenía poco más de 20 años, engañara al pobre incauto, en realidad un cincuentón poderoso, durante tres años, si el hijo no hubiera existido. No nos vengan con historias.

Lo que sí es extraño es que el niño no haya asistido a un colegio y que nadie diga haberlo visto en años recientes. También es inusual que la madre no pueda asegurar dónde está ni tenga fotos de él excepto las que se tomó a las pocas semanas de nacido. Me permito algunas hipótesis: o el niño fue dado en adopción, y tiene hoy otra familia y, por tanto, otros apellidos, o está en el exterior, para no mencionar la posibilidad trágica de que hubiera fallecido o que estuviera postrado debido a una enfermedad incapacitante.  

Pero que el niño haya existido o no es relevante porque nos muestra la fibra moral del Presidente: su desapego hacia la familia, su opción de poner su interés personal y político por delante de cualquier otro, su trato hacia la mujer, etc. También lo es porque nos recuerda que Morales reconoció a sus dos hijos mayores solo después de largos procesos judiciales llevados adelante por las respectivas madres.

Pero el tema no es importante para analizar el supuesto tráfico de influencias. Zapata se enriqueció súbitamente, según mostró su ostentoso estilo de vida previo a su detención. A los 26 años, sin ser profesional, logró un puesto de alta responsabilidad, nada menos que el que se encarga de conseguir nuevos contratos gubernamentales para la empresa china CAMC. Y luego, estando ella en ese cargo, logró 344 millones de dólares para su compañía. El último, la de construir la planta de sales de potasio, fue obtenido después de que se demostró que la empresa había incumplido el contrato de construcción de la vía férrea Bulo Bulo Montero. Todo esto, por lo menos, es raro. Pero no se aclarará ni eso ni cuál fue en el tema la participación del Presidente y su ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, mientras este Gobierno siga, puesto que controla la justicia y todas las instituciones que podrían echar luz al asunto. Habrá que esperar. Y parece que mucho.

Pero tanto incomoda al Gobierno el caso Morales-Zapata, y tan incapaz es de controlar a los pocos medios independientes que quedan y sus aliadas, las redes sociales, que ha empezado a tomar acciones ya definitivamente autoritarias: mandar a detener a una tía de Zapata y a sus tres abogados, acusados de algo estúpido, como tráfico de menores, es una grosera arbitrariedad que demuestra su ansiedad de que todo esto termine y de que nada ya lo detiene. Puede que en las próximas semanas y meses el caso languidezca, pero intuyo que no morirá, como no morirán, entre otros temas, las dudas sobre quién motivó realmente la tragedia de El Porvenir, quién ordenó ejecutar extrajudicialmente a tres extranjeros en el caso del Hotel Las Américas, quién ordenó entregar millones de dólares a las cuentas bancarias personales de dirigentes beneficiados por el Fondo Indígena, quiénes se benefician con el manejo alegre del programa Evo Cumple y por qué la exministra Nemesia Achacollo sigue gozando de protección gubernamental...

/ Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

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DEPUÉS DEL DESPRECIO A POTOSÍ, LES TOCA A LOS DISCAPACITADOS

Raúl Peñaranda U.

La forma cómo el Gobierno está enfrentando las demandas de las personas con discapacidad se asemeja al manejo que dio a las del movimiento potosino, el año pasado. En ambos casos las autoridades se mostraron arrogantes, distantes, inflexibles. Primero el Presidente se negó a recibirlos. Luego, a estar presente en el eventual acto de suscripción de un acuerdo. Finalmente, a siquiera poner su firma en un acta de posible entendimiento. ¡Ni poner su firma! ¡Cómo se le va a exigir eso a Su Alteza! ¡Habrase visto tamaña insolencia! Al final los potosinos se fueron de La Paz con las manos vacías, como reconocieron sus propios dirigentes.
Y así le fue al oficialismo. Uno de los factores de la derrota del Sí en el referéndum de febrero es precisamente el voto potosino. Si el 68% de ese departamento hubiera apoyado la opción del oficialismo, cosa que no es irreal considerando su votación histórica en la última década, el Sí hubiera ganado en el referéndum, porque le hubiera añadido 70 mil votos a su votación total (y restado 70.000 al No). Pero en la ciudad de Potosí ganó el No con el 85% y en todo el departamento, con el 53%.
Así que la arrogancia presidencial le hizo perder al Sí, según mi estimación, un 1,3% de los votos a nivel nacional. Seguramente el caso Zapata, que divulgó Carlos Valverde, generó otros tres o cuatro puntos de caída, lo mismo que las muertes en El Alto. De no haber sido por estos factores, ganaba el Sí. Pero de los tres temas, el que el Gobierno podía haber controlado es el primero, el trato a Potosí, ya que los otros dos fueron imprevistos.
Ahora, increíblemente, ni siquiera por un cálculo político, el Presidente toma la misma actitud con respecto a los discapacitados: no recibirlos, rechazar de plano su demanda, reprimirlos, humillarlos. Cuando se trata de iniciativas del Mandatario, éste cede, propone, regala. Si se ve desafiado, hace lo contrario, rechaza, golpea, avasalla.
Los discapacitados apenas exigen 35,5 millones de dólares anuales para que se les pague el miserable bono de 500 bolivianos al mes, cifra que equivale al 0,1% del Presupuesto General de la Nación y el 0,3% de lo que el Estado destina al pago de pensiones y renta Dignidad. Pero de la misma manera que Su Majestad se negó a siquiera poner su rúbrica en un eventual acuerdo con los potosinos, que nunca llegó, ahora se niega a autorizar el pago de ese monto, que es minúsculo. Reduciendo un gasto superfluo aquí y un gasto superfluo allá (por ejemplo en viáticos de funcionarios que viajan al exterior), se financiaría esta renta. Simplemente, no le da la gana. O como suele decirse, no tiene “voluntad política”. Me sorprende que nadie, de su entorno, pueda levantar la mano en una reunión de gabinete para enfrentar al Líder Máximo con esta propuesta extrema: “¿y si cedemos? Son 35 millones de dólares, nada más”. Esa persona no existe en el círculo cercano del Presidente.
Parece que el Gobierno quisiera seguir perdiendo respaldo. Ya está en 48% y seguirá bajando, por el mal manejo del caso Zapata (el ministro Juan Ramón Quintana ni piensa en renunciar); la persistencia de gasto innecesario en el país más pobre de la región (1.000 millones de bolivianos en cinco edificios prescindibles o perfectamente realizables en una escala “normal”, no faraónica); la defensa de alianzas espurias con sectores que lo apoyan (se les permite a los mineros manipular dinamitas en calles y plazas); el desprecio por las personas con discapacidad (se gasifica al sector más vulnerable de la sociedad); no se lucha contra la corrupción (la exministra Nemesia Achacollo no ha sido convocada a declarar por el caso del Fondo Indígena); y la persistencia del lenguaje del odio (“todos ustedes están ‘extraviados’ y ojalá los gusanos se los coman”).
Pero la lucha de los discapacitados también demuestra el nuevo estado de ánimo de la ciudadanía. Al haberse roto el hechizo que gran parte de la sociedad tenía con el Presidente, y al ingresar ésta en una etapa de mayor crítica, el Gobierno empieza a ver cómo le es más difícil imponer su agenda. Habría que recordar en este punto que una marcha de discapacitados aún más esforzada (ya que se inició en Santa Cruz) llegó a La Paz en 2012, pero su impacto mediático y la solidaridad generada fue mucho menor. En ese tiempo todo se le permitía al Gobierno. Hoy el Ejecutivo sigue controlando la agenda y tiene la iniciativa política, aunque de una manera menos evidente y clara. El MAS está cuesta abajo en la rodada, lo que no quiere decir que vaya a perder necesariamente el poder en 2019. Ni mucho menos. Pero se le hará más difícil. / Raúl Peñaranda U. es periodista. Twitter: RaulPenaranda1

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