Cara o Cruz

LA VICTORIA DEL MAS Y EL ROL DE TUTO

Raúl Peñaranda U.

El pretexto de Jorge Quiroga no tuvo fundamento. El ex Presidente señaló al iniciar su campaña que no era su intención dispersar el voto opositor y que, en ese sentido, renunciaría el domingo previo a los comicios si no estaba él como mejor ubicado entre los opositores. Llegado ese día, Tuto dijo que no confiaba en las encuestas, que éstas eran pagadas (no se sabe por quién), y que él marchaba segundo en la intención de votos. Ello, como se sabe, se comprobó falso. No cumplió con su palabra. Y la palabra empeñada debe ser sagrada, más aún para un político que desea conducir los destinos de la nación.

En mi columna de fecha 28 de agosto me mostré contrario a la candidatura de Tuto Quiroga. Mi argumento era muy simple: llegar un minuto antes del cierre de las listas y presentar una candidatura opositora adicional a las otras solamente iba a beneficiar a la candidatura de Evo Morales. Y eso sucedió, exactamente.

De no haberse presentado, o de haber negociado una alianza con UD, la oposición hubiera podido tener 13 en vez de los nueve senadores que están ahora previstos según el conteo rápido del domingo (cuando escribo este texto no se habían conocido todavía los resultados oficiales finales). Y el MAS, por lo tanto, hubiera tenido 23 senadores, menos de dos tercios en esa Cámara.

Entre los diputados plurinominales, es decir de lista, hubiera ocurrido algo similar. La oposición hubiera logrado restarle seis diputados, para dejar al MAS en 79, menos de dos tercios. Y ello sin aumentar el caudal de votación para la oposición, simplemente logrando los mismos votos de la que pudo haber sido la alianza PDC-UD.

En el caso de los diputados uninominales también se vio esa situación. Muchos de los candidatos opositores perdieron porque canibalizaron entre ellos su ya escasa votación. La presencia de Quiroga impidió que los candidatos uninominales opositores venzan en las circunscripciones 40 de Tarija, 56 de Santa Cruz y 59 del Beni. Tres en total.

Para agravar más aún la situación, si el MSM hubiera logrado un acuerdo preelectoral con los otros dirigentes opositores podría haber garantizado para su partido los cuatro uninominales de La Paz más el de la circunscripción 30 de Oruro. En todas ellas salió segundo después del MAS. Los votos que le restaron el PDC y UD le impidieron ganar.

O sea que el MSM tendría hoy, de haber aceptado el camino de la unidad, por lo menos cinco diputados y no sólo uno como tiene hoy (que perderá si es que el partido no logra el 3% de los votos). En esa ilusoria Cámara de Diputados (con la misma cantidad de votos obtenidos por UD, PDC y MSM) el oficialismo hubiera tenido apenas el 52% de los escaños y no los (virtuales) dos tercios de ahora, que le permitirán aprobar la reelección indefinida de Morales. Así de grave.

Mi argumento no va en contra de que el MAS gane las elecciones, no. Para ellos, obviamente, a mayor cantidad de votos, mejor. Mi reflexión va en sentido de que apuntalaremos la democracia siempre que exista un mayor equilibrio entre las fuerzas opositoras y oficialistas.

Las inquinas personales, los egoísmos, los afanes de figuración pesaron más que el interés de la democracia y del futuro de los ciudadanos que Quiroga dice representar. Lo mismo se puede decir de Juan del Granado, que rechazó un acuerdo de unidad y que ha puesto a su partido en una situación de cuasi extinción. De no ser por el enorme capital político que tiene Luis Revilla estaríamos presenciando hoy las exequias el MSM.

En mi columna mencionada líneas arriba dije que Tuto, Samuel y Juan debieron reunirse y analizar esta situación, que era obvia para mí y muchos otros analistas y encuestadores. Sé que algunos de ellos los llamaron insistentemente para que se unieran y no fueran directamente al despeñadero. Tengo información de que les proveyeron gráficos y tablas, pero que los candidatos no escucharon. Y así de mal les fue. Y también a sus votantes.

Raúl Peñaranda es periodista

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EVO: 100, OPOSICIÓN: 1

Raúl Peñaranda U.

Evo lleva una ventaja de 100 a uno. Según estimaciones de mi libro Control Remoto, el Gobierno gasta unos 100 millones de dólares al año en propaganda en medios de comunicación, es decir diez veces más que los últimos gobiernos anteriores al masismo, los de Carlos Mesa y Eduardo Rodríguez. La ministra de Comunicación se niega a dar la información oficial de ese gasto y, por lo tanto, mientras no lo haga, consideraré mi estimación como correcta.

Además de ese gasto oficialista en propaganda, el MAS debe haber dispuesto de una buena cantidad de dinero adicional para organizar cierres de campaña, imprimir afiches, realizar spots, trasladar gente y fabricar los coquetos lentes que usan las misses para apoyar a Evo. No se sabe cómo consiguió el partido esos recursos pero es posible imaginar que provenían de las arcas estatales.

Así que la campaña del candidato Presidente tenía un presupuesto superior a 100 millones de dólares solo el último año. Eso no incluye el uso y abuso del avión presidencial, de los costos de viajes al exterior en los que el Presidente hace campaña y de todo el aparato estatal a favor de su candidatura. Si los otros candidatos deben alquilar una avioneta para hacer campaña en el Chaco, por decir algo, deben alquilarla. Y también pagar el hotel, la alimentación y los taxis de los asesores. Cuando el candidato Evo hace lo mismo, el Estado le paga el avión, la gasolina, el hotel y el fricasé.

Ahora imaginemos cuánto han gastado otras candidaturas presidenciales. Jorge Quiroga y Juan del Granado no deben haber recolectado ni un millón de dólares, es decir cien veces menos que Evo, en este proceso. Para no hablar de Fernando Vargas, que si logró disponer de 100.000 dólares (mil veces menos que el Presidente), es mucho. Samuel Doria Medina, con sus mayores posibilidades económicas, ha debido gastar bastante más, pero de todas maneras con cifras muy menores a las que dispone el oficialismo. Por lo menos, muchos spots de Samuel no he visto en la tele.

Ese aspecto de la política boliviana, la capacidad de un Presidente que es además candidato de usar a su antojo los recursos del Estado, no está debidamente normada en el país. Y no lo estará. El oficialismo empezó, hace nueve años, por quitar el financiamiento estatal a los partidos, para asfixiarlos económicamente, y luego optó por darse un amplio margen para usar los bienes públicos para su propia candidatura.  En otros países donde existe reelección las normas son muy estrictas y si el Presidente va, por ejemplo, a un cierre de campaña en una ciudad del interior, debe demostrar de donde provienen los recursos que está utilizando para su traslado. Para que los contribuyentes, como sí ocurre en el caso de Bolivia, no terminen financiando a uno de los candidatos por encima de los otros. Yo, por ejemplo, con los impuestos que pago, no quisiera que el MAS haga campaña. Pero no lo puedo evitar.

La posibilidad de que ciertos candidatos distorsionen la pugna electoral debido a que tienen más recursos que los otros es un tema que los analistas en procesos democráticos debaten desde hace años. Antes de Evo, en Bolivia también sufrimos esa situación, con políticos adinerados como Gonzalo Sánchez de Lozada que podía copar grandes espacios de radio y TV con sus spots propagandísticos. Pero el agravante de ahora es que existe la reelección presidencial y, para empeorar las cosas, tenemos el organismo electoral más timorato que se tenga memoria.

Los países que buscan afianzar sus instituciones democráticas le ponen límites a la emisión de propaganda, obligan a los canales a dar espacios gratuitos y financian a los partidos con dineros públicos de manera proporcional a su respaldo en las urnas. Nada de eso ocurre en Bolivia. Ese es el verdadero meollo del desequilibro electoral boliviano.

Raúl Peñaranda U. es periodista

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PAZ ESTENSSORO, ESE LACAYO

Raúl Peñaranda U.

 

Bajo el amparo de la Vicepresidencia del Estado y los ministros de la Presidencia y de Comunicación, un periodista argentino residente en el país acaba de producir seis documentales que reflejan “la injerencia norteamericana” en la política local desde 1920 hasta 2006, cuando el MAS llegó al poder.

Los documentales, se informó, serán “distribuidos masivamente” entre los jóvenes bolivianos, en un proyecto financiado por el erario público.

El ministro Quintana, con su brioso estilo, dijo que los seis documentales se realizaron mediante investigaciones “de mucha inteligencia” y “con mucho rigor científico e histórico”. Tanto, que una de las conclusiones de las mismas es que el cuatro veces presidente boliviano Víctor Paz Estenssoro es el “peor lacayo” de EEUU que ha tenido nuestra historia. Así de “científico” y así de “histórico” (lo dice él, además, que fue alumno de la nefanda Escuela de las Américas y que trabajó para el Gobierno de Hugo Banzer a través del entonces ministro Fernando Kieffer).

Lo que no informó Quintana en su agitada alocución es a cuánto ascenderá el monto total destinado para producir y luego “distribuir masivamente” los documentales, pero la cifra debe ser elevadísima. Andrés Salari, el documentalista argentino encargado de la ambiciosa obra es periodista del Canal 7 y radio Patria Nueva y corresponsal en Bolivia del canal gubernamental iraní. Tengo que decir que no he tenido la suerte de ver los documentales.

Quintana, en su discurso, expresó que el Gobierno busca con estos videos que los jóvenes “reinterpreten la historia”. En otras palabras, se usa dinero estatal para reescribir el relato historiográfico boliviano y, muy claramente, intentar desprestigiar al que muchos consideran el mayor estadista boliviano del Siglo XX. Quintana y su “troupe” imaginan así que Evo Morales se erigirá como el “Presidente de la Historia” y que Paz Estenssoro no le hará ya más sombras.

Que un partido intente reescribir la historia y favorecer a un dirigente político sobre otro hasta podría ser aceptable. Pero que lo haga cuando está en el poder y que use recursos estatales para ello es ya inaceptable. Stalin lo hizo en la Unión Soviética y hasta borró de las fotografías oficiales la figura de León Trotski, su gran rival, antes de mandar a asesinarlo en México. El Gobierno actual, siguiendo esa idea, intenta también borrar a Paz Estenssoro del pasado boliviano, pero no necesita asesinarlo porque el buen caballero falleció por causas naturales antes de la llegada al poder del MAS.

¿Y por qué Paz Estenssoro le hace sombra a Evo Morales? Porque claramente, aunque le pese a Quintana, Dávila y compañía, fue un antecesor del movimiento que lidera el MAS. O, dicho de otra manera, el MAS bebe de las influencias ideológicas del movimientismo de los años 50: intento de inclusión de la población indígena (llamada entonces “campesina”), búsqueda de la construcción de un sistema de capitalismo de Estado, nacionalización y estatización de los recursos naturales, confrontación con los poderes empresariales de su época, uso de simbologías “antiimperialistas”, integración del oriente, etc.

Y, al igual que Paz Estenssoro y el movimientismo, el MAS también giró, una vez instalado en el poder, hacia posiciones conservadoras: pactó con los empresarios, intentó acelerar la llegada de inversiones extranjeras, aumentó la burocracia, coqueteó con las clases medias; finalmente, su dirigencia terminó por desechar la sobriedad de los primeros momentos para llenarse de los privilegios que da el poder: muchas fiestas, muchos autos, muchos asesores, muchos viajes, muchos genuflexos, muchos contratos sin licitación.

Por todo ello el MAS es el MNR del siglo XXI. Con todo lo malo, y también todo lo positivo que ello implica. Hasta García Linera ha señalado aquello en varias oportunidades. Que el MAS valora los logros de la Revolución Nacional y que luego los profundizó.

El intento de Quintana es, por eso, penoso pero no nuevo. Se ha repetido a lo largo de la historia el hecho de que, simbólicamente, el hijo muchas veces intenta asesinar al padre.

Paz Estenssoro fue una figura compleja, como todo líder político. Tuvo luces y sombras, aciertos y errores. Pero supo reinventarse y, al final de su vida, salvó al país del desorden político y económico que sus propias políticas de los años 50 habían ocasionado, estableciendo las bases de la estabilidad macroeconómica de la que hoy nos beneficiamos todos. Y que especialmente beneficia a Evo.

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EL BOLERO DE LUIS RAMIRO BELTRÁN

Raúl Peñaranda U.

El periodista José Luis Aguirre acaba de despacharse un evento de grandes proporciones para homenajear en la Universidad Católica a Luis Ramiro Beltrán, el principal comunicador boliviano. En coordinación con el director de CIESPAL, Francisco Sierra, que estuvo de visita en Bolivia, Aguirre promovió que Beltrán recibiera medallas, mensajes en video del exterior y salutaciones de diversas entidades periodísticas y de comunicación de Bolivia.

Los diversos discursos hicieron hincapié en la enorme influencia que tuvo Luis Ramiro en el escenario internacional de la comunicación para, en los años 60 y 70, sentar las bases de una comunicación latinoamericanista, que denunciaba la verticalidad de los mensajes que llegaban desde EEUU y que proponía que la comunicación debía servir para apuntalar los planes nacionales de desarrollo de cada país. En los 80 Beltrán fue importante en la construcción de lo que se vino en llamar el Nuevo Orden Mundial de la Información y la Comunicación. Muchas de las ideas y propuestas de Beltrán siguen vigentes hoy, 40 años después de planteadas. El norteamericano David Berlo, unos de los teóricos de la comunicación más afamados del mundo, dijo una vez en un discurso magistral que sus mayores influencias habían sido la obra del educador brasileño Paulo Freire y la del comunicador boliviano Luis Ramiro Beltrán, que fue, además, su alumno.

Tras retornar a Bolivia a fines de los 80 después de 34 años en el exterior, Beltrán se comprometió con el servicio público y aceptó, creo que a regañadientes, un reto importante: ser vocal, y luego presidente, de la Corte Nacional Electoral, conduciendo serena y eficientemente las (muy) agitadas elecciones de 2002.

Pero Luis Ramiro Beltrán fue también guionista de cine, nada menos que de la película “Vuelve Sebastiana”, un clásico latinoamericano, dirigida por Jorge Ruiz; autor de un texto de poemas, “Tus pasos en la corteza”; responsable de una exhaustiva antología boliviana de poesía; autor de “El cofre del selenio”, una innovadora obra de teatro e incluso escribió la letra de un hermoso bolero, “Contéstame” al que le puso música su amigo y paisano Raúl Shaw Moreno y fue interpretado por el afamado cantante portorriqueño Johnny Albino, que fue también integrante del Trío Los Panchos. Acabo de, orgullosamente, colgar en Youtube el audio de ese bolero, que me entregó José Luis.

Quienes conocen más a Beltrán saben que en su vida privada detesta las adulaciones y los halagos. Junto a Norita, su esposa y confidente, Luis Ramiro es un gran conversador, un hombre sensible y empático, un agudo descifrador de sentimientos, una persona de un gran sentido del humor, con una fina ironía y una rara capacidad de reírse de sí mismo. Y para alegrar hasta las fiestas más aburridas abre su Equipo General de Relajo, un baúl que lleva a todas partes y en el que carga zampoñas y pinquillos, panderetas y un bombo, charangos y pitos, que distribuye jocosamente entre todos y luego instruye cómo tocar.

Entre todas sus virtudes, dos resaltan más: su enorme generosidad, que ha utilizado para alentar a colegas más jóvenes y menos afamados que él; y su genuina modestia, que le hace valorar más una tarde de apacible conversación con Norita y sus numerosos amigos que las toneladas de reconocimientos que ha recibido, incluido el más importante de ellos, el MacLuhan, una especie de Premio Nobel a la Comunicación.

Beltrán es un verdadero orgullo nacional y un ejemplo para generaciones de periodistas.

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OSAMA RÍE EN EL INFIERNO

Raúl Peñaranda U.

Osama Bin Laden debe estar riéndose. En el infierno, donde supongo está. Lo hace seguramente viendo cómo sus extremistas ideas religiosas se están extendiendo como fuego en la pradera. Si bien Al Qaeda, la organización que creó, está debilitada, sus ideas han sido como semillas que han germinado en decenas de grupos terroristas que operan por lo menos en una decena de países de Medio Oriente, Asia e incluso África, con Boko Haram, en Nigeria. El más importante de ellos es, obviamente, ISIS, que ha establecido el Estado Islámico en partes del territorio iraquí y sirio. Estos bárbaros quieren volver a los territorios que controla hacia la Edad Media, o peor: asesinatos de personas de otras religiones, decapitaciones filmadas, eliminación completa de los derechos de las mujeres, exaltación de la violencia, adoctrinamiento de los niños, interpretación extrema (y errada) del Corán. Por eso se ríe Osama.

El origen de ISIS y del Estado Islámico se encuentra en la torpe, inhumana e injustificada invasión norteamericana a Irak, en 2003. Tras el derribo de las Torres Gemelas, EEUU, abrumado por las circunstancias, necesitaba vengarse de alguien, demostrar al mundo y a su opinión pública que estaba de pie. Escogió para hacerlo a Sadam Hussein, su viejo conocido iraquí: había sido su aliado para enfrentar a Irán, pero luego fue su más fiero rival en la región. El Gobierno de George Bush (h) denunció lo que NNUU y una buena parte del mundo sabían que no era cierto: que habían armas de destrucción masiva en Irak. E inició una guerra innecesaria, como casi todas ellas, cruel, perversa. Según estimaciones, murieron en ella hasta medio millón de iraquíes. Y se desataron todos los demonios.

Haber atacado a Saddam no tenía sentido. Su régimen era secular, alejado de la religión; incluso las mujeres tenían más derechos que en muchos países árabes. Era un sanguinario, pero de otro estilo. Estaba en las antípodas de Osama, el viejo cacaseno religioso, conservador y machista, ilusionado con gozar con mujeres vírgenes, aquí y en el paraíso. Nadie en su sano juicio podría pensar que tenía una alianza con Saddam Hussein para atacar con métodos terroristas a EEUU. Excepto el gobierno de Bush.

Todos los especialistas afirman que ISIS y el Estado Islámico fueron un resultado de esa invasión puesto que inflamó a los sunitas más extremistas, repartió armas que luego estuvieron fácilmente disponibles y provocó el desbande del antiguo Ejército de Saddam; ahora, diez años después de terminadas las primeras operaciones militares norteamericanas, ISIS ha dado su golpe más importante: atacar a objetivos civiles en Siria e Irak y alentar a grupos igualmente radicales en otras partes del mundo.

El objetivo iraquí parecía fácil: derrocar a Saddam, ordenar el país, organizar elecciones y levantar la industria petrolera: nada de ello ha sucedido. Más bien lo contrario, la guerra civil asola a esa nación, la violación de derechos humanos está en límites insospechados, la democracia no funciona y la exportaciones de petróleo están en mínimos históricos. Tras 12 años de iniciada la invasión norteamericana ese país cae en cuenta recién en sus graves errores.

Osama Bin Landen, cuando organizó sus execrables actos terroristas contra EEUU deseaba desestabilizar al mundo y esparcir su estrecha e inaceptable visión del Islam. Tal vez no se imaginó que las acciones posteriores conducidas por el Gobierno norteamericano (invasión de Irak y Afganistán, solo por mencionar dos), serían en realidad los mecanismos que lograrían su éxito. Osama ríe en el infierno. Y miles de personas lloran en la tierra.

Raúl Peñaranda U. es periodista

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HARVARD NO, KÍNDER SÍ

Raúl Peñaranda U.

El presidente Evo Morales ha cambiado, aparentemente, su percepción sobre el “imperialismo” norteamericano. Después de criticar ácidamente a ese país y sus instituciones durante años, resulta que ahora desea que los mejores profesionales bolivianos estudien en las universidades norteamericanas, entre ellas Harvard.

Aprovecho de insertar aquí un aspecto personal: en unas de las varias  veces que el Vicepresidente Álvaro García Linera arremetió contra mi cuando me desempeñaba como director del diario Página Siete, señaló que uno de los aspectos criticables de mi persona es que “fui adoctrinado por el imperio” porque tuve la fortuna de estudiar en Harvard...

La nueva propuesta de Morales y García Linera es criticable por dos razones: uno, su evidente tufillo electoralista, ese hábil intento de que las clases medias vean a este régimen con otros ojos. No hay duda de que convencerán a algunos votantes en ese sentido. El otro aspecto criticable es que no se soluciona la mala calidad de la formación boliviana enviando a 100 profesionales del país a Harvard y otras prestigiosas universidades. No. Eso, aunque tampoco es malo, no ayudará al desarrollo nacional. No se debe empezar por Harvard, se debe empezar por mejorar el kínder, y el resto de la educación escolar, en Bolivia.

Bolivia debe tener uno de los sistemas educativos más mediocres de las Américas. Lamentablemente, según estudios realizados por la Universidad Católica y universidades cochabambinas, el nivel de comprensión de matemáticas y las habilidades en lenguaje en el país son terriblemente bajas.

Pero no podemos saber con exactitud cuán atrás estamos respecto de nuestros vecinos (para no hablar del abismo que nos separa de Europa y algunos países de Asia) porque el Gobierno se niega a que los estudiantes bolivianos tomen la denominada prueba PISA, que compara los resultados que obtienen chicos y chicas de 15 años en 65 países del mundo.

Se niega, aduciendo que es un “examen neoliberal” pero la verdadera razón es porque los resultados que se obtendrían serían catastróficos. La mayoría de nuestros estudiantes de secundaria no entiende lo que lee, no escribe con claridad textos breves, digamos de dos o tres párrafos, ni puede resolver problemas matemáticos simples. Es la tragedia boliviana, la que nos mantiene como un país subdesarrollado.

Pero Bolivia no es el único país de la región que se niega a medirse internacionalmente con otras naciones. En realidad, sólo ocho países latinoamericanos tienen la “valentía suficiente” como para aceptar el examen y conocer su estado de situación.

El Gobierno boliviano aprueba sus medidas más importantes mediante decretos o leyes: nacionalización, contratación de teleférico, envío de profesionales a universidades del exterior, compra de satélite, construcción de caminos, entrega de bonos. Pero ninguna de sus decisiones considera el largo plazo. No existen, por ejemplo, reformas en las áreas de educación, justicia y salud. Para ellas se requiere planificar, idear, negociar, convencer, luchar y… perder votos. Pero hablemos de la educación: necesitamos mejores profesores, por lo que requerimos, por un lado, cambiar la formación de la Normal y, por otro, terminar con los ascensos automáticos del escalafón del Magisterio para poder premiar a los mejores profesores dándoles mayores ascensos y sueldos. Y luego, debemos medir adecuadamente el desempeño de millones de alumnos. Esa reforma enfrentaría enormes problemas financieros, infraestructurales, de planificación y políticos. ¿Resultado? No se hará. La oposición de los maestros sería colosal (como fue la de los médicos, hace unos años) y el Gobierno no ingresaría en esa batalla. No le da el físico. En los años 90 se intentó empujar una reforma en ese sentido, pero fue descontinuada por falta de oxígeno.

El Gobierno combate su falta de posibilidades en estos temas, con decretos: como no puede realmente cambiar la educación, ofrece dinero para mandar a 100 postulantes a universidades norteamericanas. Como no puede resolver la retardación de justicia, aplica decretos de indulto. Me acordé de una frase un poco cliché: un Presidente piensa en las próximas elecciones; un estadista piensa en la próxima generación.

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SER MUJER EN BOLIVIA

Raúl Peñaranda U.

Siete de cada diez mujeres bolivianas sufren algún tipo de maltrato (físico, intelectual, emocional, etc.), la segunda cifra más alta de las Américas. En la mayoría de los casos es la pareja o la expareja la que genera esas agresiones.

“¿Ustedes son perforadoras o perforadas?” (Presidente Evo Morales hablando con trabajadoras perforistas de YPFB, entre las risas de sus asistentes).

Cada año se registran unas 14.000 denuncias de violencia sexual contra mujeres, niñas y adolescentes. En el 41% de los casos los fiscales desestiman las denuncias y no inician investigaciones. Sólo el 0,04% concluye con una sentencia para el violador.
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“Cuando voy a los pueblos quedan todas las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice ‘Evo cumple’”. (Presidente Evo Morales, entre las risotadas de sus adherentes).

Las mujeres presentan en Bolivia unas 50.000 denuncias de violencia cada año. El 71,2% de los casos fue rechazado por los fiscales por “falta de pruebas”. El 1% terminó en una condena.

Justino Leaño, diputado suplente del MAS, fue acusado de haber violado a su hija de ocho años. La denuncia fue presentada ante el Ministerio Público de Potosí. Leaño fugó con la complicidad del Ministerio Público tras ser sentenciado a 23 años de prisión
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40% de las mujeres en Bolivia experimenta durante su vida algún tipo de agresión sexual. Diez mujeres mueren cada mes víctimas del feminicidio en Bolivia. El 37,2% de las víctimas tenía 20 años o menos.
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Domingo Alcibia, asambleísta departamental de Chuquisaca, militante del MAS, violó a una mujer en estado de ebriedad en el salón de deliberaciones de esa entidad. Los hechos fueron grabados por una cámara de seguridad. Alcibia no ha sido sancionado penalmente.
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La periodista Hanalí Huaycho fue apuñalada 15 veces, delante de su hijo de cinco años, por el que era su esposo, el teniente de Policía Jorge Clavijo. Pese a las decenas de denuncias que hizo Hanalí contra Clavijo, ni la Policía ni la Justicia procedió jamás a una investigación seria sobre el caso. La familia de la víctima duda de que un cuerpo encontrado en Yungas sea el de Clavijo.
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“Culpa de un malentendido, a la hermana de Cicuta, porque tiene 20 novios, todos la llaman de pu… / Algo que me dejó absorto, que a una piba de 11 años casi le rompen el or… / Ay la hermana de Pirulo y pensar que hace dos años tenía tan lindo el cul…”. (Estrofas cantadas por el alcalde de Santa Cruz, Percy Fernández, celebradas con risotadas por el presidente Morales y el entonces ministro Carlos Romero).
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“Bartolina Sisa tiene mucha fama, por eso las llevo directo a mi cama / Ahora las ministras van por los balcones, pidiendo limosna para los calzones”. (Presidente Morales).
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“He preparado un papelito, y además se decidió muy claramente si el Jaime no quiere ya no va a trabajar conmigo; si vos no quieres, no te puedo decir que no vas a trabajar conmigo (...), pero te voy a mandar a trabajar a Trinidad. Así de claro (…) esta es una amenaza”. (Samuel Doria Medina, en conversación con la exesposa del dirigente de UD, Jaime Navarro, a quien acusó de haberla golpeado. Navarro renunció a su candidatura).

Adolfo Mendoza, ex senador del MAS, fue acusado por su esposa de haber ejercido contra ella golpizas. Mendoza renunció como candidato a senador por el partido de Gobierno.

“Debemos enseñar a las mujeres a cómo comportarse para no ser objetos. (Candidato a senador por el MAS, Ciro Zabala; ingresó en la carrera electoral en reemplazo de Adolfo Mendoza).

En Bolivia, los medios relatan espantosas formas de violencia física contra la mujer, como haber sido heridas con un taladro, quemadas con un soplete de soldador, arrojadas de un puente, encerradas durante días sin comida ni agua, acuchilladas, golpeadas con palos y piedras, quemadas, desfiguradas con ácido, etc. Se estima que el 1% de esos casos termina con una sentencia ejecutoriada contra el agresor. La ley contra la violencia aprobada por el MAS el año pasado no ha servido, como se predijo, absolutamente para nada. Las mujeres deben seguir organizándose para, acompañadas por los hombres, luchar contra esta desgracia. /Fuentes: ONU Mujeres, CIDEM, Defensoría del Pueblo, Ministerio Público, medios de comunicación.

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DOS CANDIDATOS OPOSITORES DEBERÍAN RENUNCIAR

Raúl Peñaranda U.

Pese a al desgaste que entraña cualquier actividad política y a decenas de temas que son criticables del Gobierno de Evo Morales, es muy probable que las próximas elecciones arrojen unos resultados aún más convenientes para el oficialismo que las ya amplias victorias que obtuvo en 2005 y 2009.

Ello se debe a que en los procesos electorales mencionados se dio una polarización entre Morales y un candidato opositor (primero Jorge Quiroga y después Manfred Reyes Villa), con lo que, en promedio, el MAS logró alrededor del 60% de los votos, contra 30% del mejor ubicado. En esos dos casos, el segundo candidato opositor, Samuel Doria Medina, fue electoralmente perjudicado y cayó a un lejano tercer lugar.

Con miras a las elecciones de octubre, lamentablemente para quienes no votaremos por Morales, esa polarización está en duda. Al principio de la campaña, cuando Doria Medina logró un acuerdo con el movimiento de Rubén Costas, parecía que esa candidatura lograría enfrentar con cierto éxito a la del oficialismo. Ello no ha ocurrido por varias razones, entre otras las fallas de su campaña (por ejemplo, no aprovechó el impulso que podría haber entrañado la mencionada alianza con Costas ni el efecto de opinión pública que tuvieron sus denuncias sobre la presunta corrupción del vicepresidente Álvaro García Linera).

Pero el problema principal de Doria Medina se llama Jorge Quiroga, que ha empezado a subir en las encuestas, aunque, por lo visto, tampoco a un ritmo que le permita la ansiada polarización con Evo.
Por lo tanto, está por suceder el peor escenario para la perspectiva democratizadora y opositora del país: que Morales logre el mismo 60% de elecciones anteriores, pero que el 30% opositor se reparta entre dos candidatos igualmente débiles, Samuel y Tuto. 

Afirmo que el escollo principal de Samuel es Tuto y lo digo con tono crítico. Cuando algunos partidos hacían esfuerzos por lograr la unidad opositora, y en eso Samuel tuvo un rol importante, Quiroga no estaba en la cancha, y por lo tanto no fue parte de ese debate. El arduo esfuerzo de algunos líderes de opinión, dirigentes políticos y otros de que la oposición se uniera para enfrentar de mejor forma al oficialismo, fue eludido por Tuto porque no había decidido todavía su candidatura. Y para usar un ejemplo futbolístico, ingresó en la cancha en el minuto 90 y, en los descuentos, espera meter un gol. Otros dirigentes (Samuel, Juan Del Granado, Rubén Costas, Fernando Vargas), están sudando la camiseta desde el primer minuto. Se podrá decir que en los dos comicios anteriores fue Doria Medina quien impidió la unidad opositora, pero es también cierto que en ambas ese tema no era parte sustancial del debate.

Así, un resultado en el que el MAS logra el 60% y los dos líderes opositores principales consiguen alrededor de un 15% cada uno es la mejor noticia para el Gobierno y su interés en entronizarse en el poder, ojalá, según espera, por muchas décadas. Morales obtendrá dos tercios en ambas cámaras y quedará aplanado el camino para su sueño más acariciado: aprobar la reelección indefinida. Con eso aspiraría a quedarse en el Gobierno por lo menos una gestión más a la que seguramente ganará en octubre, con lo que completaría 20 años en el poder. Y nadie garantiza que en 2025 no siga intentando prorrogarse: para ello contará, incluso más que ahora, con los recursos públicos, los medios de comunicación, el Tribunal Electoral, el poder judicial; además, habrá cooptado seguramente a más expresidentes, a más cineastas, a más novelistas, a más dirigentes indígenas. Y los opositores o estarán presos o tan debilitados que su acción no tendrá relevancia. Finalmente, una columna como ésta no podrá publicarse porque no habrán diarios independientes.

Tuto, Samuel y también Juan Del Granado deben tomar un café juntos y reflexionar seriamente si sus acciones están a favor de democratizar la sociedad boliviana o si han colocado sus egos y aspiraciones personales por encima del interés del país. Dos de ellos deberían renunciar (pronto) a sus candidaturas. De lo contrario, todos sufriremos las consecuencias de sus actos.

Raúl Peñaranda U. es periodista

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CIUDADANOS NEGROS, POLICÍAS BLANCOS

Raúl Peñaranda U.

Steven Eugene Washington, un muchacho autista, estaba desarmado en el barrio coreano de Los Ángeles, California, en 2010. Dos policías de raza blanca pensaron que tenía un objeto sospechoso en el cinturón y le dispararon dos tiros en la cabeza. Los policías no fueron acusados criminalmente.

En 2011, en Denver, Colorado, Alonzo Ashley tuvo una discusión con varios policías de raza blanca sobre el uso de un bebedero en un zoológico. Estaba desarmado. Para reducirlo, los policías usaron aparatos de choques eléctricos con tanta insistencia, que lo mataron. Ninguno de los oficiales fue sancionado.

En 2011, en Fulton, Georgia, Ariston Waiters, de 19 años y que estaba desarmado, fue considerado sospechoso de un robo y un policía le disparó dos veces por la espalda. Nunca se encontró algo que Waiters pudo haber robado. El policía no fue sancionado.

En 2012 Ramarley Graham, de 19 años, salió de un bar en el Bronx, Nueva York, y agentes antinarcóticos lo siguieron. Una cámara de seguridad mostró que Graham ingresó en su casa y que, minutos después, varios agentes de raza blanca rompieron las puertas delantera y trasera, sin una orden judicial, irrumpieron en la vivienda, lo encontraron en el baño donde se había ocultado y lo mataron. Estaba desarmado. Ninguno de los agentes fue sancionado.

En 2012 la joven Renisha McBride chocó su auto, en estado de ebriedad, en un barrio acomodado de Detroit, Michigan. Salió del vehículo y buscó ayuda en las casas circundantes en la madrugada. Uno de los vecinos, un hombre blanco, le disparó en el rostro desde dentro de su casa a través de un orificio en la puerta y la mató. Ahora enfrenta un juicio criminal.

En 2012, la Policía de Pasadena, California, fue informada de un robo. Dos agentes llegaron a las cercanías del lugar, vieron a Kendrec McDade, de 19 años, y le dispararon siete veces. Después se supo que nunca hubo el supuesto robo. McDade estaba desarmado cuando murió. Los policías solamente fueron suspendidos temporalmente con goce de haberes.

En 2012, Ervin Jefferson salió de su casa a defender a su hermano en una pelea callejera. Dos guardias privados, de raza blanca, de un edificio cercano se acercaron a ver lo que sucedía. Uno le disparó en el pecho y el otro lo embistió con su vehículo. Jefferson estaba desarmado. Los guardias fueron acusados de actuar ilegalmente como policías pero no fueron sancionados.

En 2012, en Sanford, Florida, Trayvon Martin aprovechó el medio tiempo de un partido que estaba viendo en la televisión junto a su padre para ir a comprar refresco a una tienda. Cuando regresaba a su casa el guardia civil voluntario George Zimmerman lo persiguió en su vehículo y le disparó. Zimmerman fue declarado inocente por un jurado cuyos integrantes eran mayoritariamente blancos.

En 2013 la novia de Lamar Robertson, quien tuvo un pre-coma diabético, llamó al 911 para pedir ayuda médica. La Policía de Waycross, Georgia, llegó a la casa, y pensando que Robertson estaba poniendo en riesgo a la vida de su novia, le disparó dentro de su casa. Estaba desarmado. Los policías, de raza blanca, solamente fueron suspendidos temporalmente con goce de haberes.

En 2014, en Ferguson, Misuri, un policía de raza blanca le disparó seis veces a Michael Brown, matándolo a plena luz del día. Brown estaba desarmado en el momento de los hechos. Su muerte ha ocasionado una oleada de violencia en su localidad.

Todos los asesinados, lo sabe usted estimado lector, eran de raza negra. Más de 300 eventos como estos se producen cada año en ese país.

En EEUU, según un estudio realizado por las universidades de Chicago, Harvard y Pensilvania, una persona de raza negra sufre penas de cárcel 18% más extensas que las personas de raza blanca por delitos similares. Un reporte de la Unión de Libertades Civiles de EEUU señala que una persona de raza negra tiene 3,8 veces más posibilidades de ser detenida que una de raza blanca por sospechas de delitos similares.

El racismo, que está acompañado casi siempre de clasismo, es uno de los temas pendientes más serios que EEUU debe enfrentar y resolver. Esta trágica situación de la comunidad afroamericana dura ya 500 años.

Raúl Peñaranda U. es periodista

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REVILLA, SUSZ Y LAS FACHADAS DE LA PAZ

Raúl Peñaranda U.

He señalado en varios artículos que la actual gestión de Luis Revilla y las dos anteriores, que encabezó Juan Del Granado, han ayudado grandemente a La Paz. En los años 90, tras gabis y chazas, la ciudad quedó en ruinas, con una Alcaldía corrompida, una gestión deficitaria y en medio de un desorden total. En 1999, Del Granado empezó la titánica tarea de ordenar las finanzas, conformar un nuevo equipo de trabajo, generar confianza en los organismos internacionales, racionalizar el cobro de impuestos y ganar el respaldo de los paceños. Con los años la ciudad mejoró. Después, el actual alcalde enfrentó un tema crucial, el del transporte público, logrando con los buses Puma Katari importantes, pero todavía insuficientes, mejoras en ese sentido.

Pero una vez ordenada la casa, mejorados los ingresos, recuperada la confianza, la ciudad merece más. Tenemos que subir uno, dos o tres peldaños para ubicarnos más cerca de otras ciudades latinoamericanas. No es apropiado dormirnos en nuestros laureles y pensar que todo está bien, porque no lo está. Se ha hecho la tarea más dura y ahora los ciudadanos tenemos que aspirar a más.

Uno de esos aspectos, que traté en una columna anterior, es la horrible cantidad de pintarrajeados en las fachadas. No me refería al arte de los grafitis, que respeto, sino a las manchas con aerosol o brochazos que dan unos pocos centenares de jóvenes en las fachadas de nuestras casas. Lo que hacen es, impunemente, desasear y darle un aire de decadencia a nuestra (hermosa) ciudad. Ya antes el periodista Mario Castro había abordado el mismo tema.

Decía en mi columna que La Paz, en este sentido, ocupa el último lugar de las capitales de Bolivia en cuanto a limpieza de las fachadas. Y para qué hablar de otras ciudades de la región. Quito, Salta, Iquique, San Salvador, Bogotá y hasta Ilo, en el sur peruano, entre decenas más, son ciudades limpias, con muros cuidados. Y si a eso se le añade que cuanto instituto y bar llena impunemente las paredes con sus afiches, realmente estamos mal.

Pero decía que debemos exigirnos más. Por ejemplo quitar los horribles cables de luz y telefonía que afean tanto nuestras calles. Quito lo logró, igual que Medellín, Viña del Mar, Mendoza y Montevideo. El único esfuerzo en La Paz, en se sentido, se circunscribió a la Avenida Camacho, ¡y cómo mejoró!

En La Paz tampoco hay un sistema que lave las calles, las empresas de aseo urbano se limitan a barrerlas. La Paz es la única sede de gobierno de las Américas en las que no existen esos carros que, con detergente, agua y grandes cepillos, lavan las calles. Las nuestras están llenas de restos de puestos de comideras, aceites de buses, orines de perros callejeros y cosas peores. Barrer no es suficiente. 

En esta etapa nueva que debería tener La Paz, de aspirar a mejorar, también tendría que abordarse el tema de la contaminación auditiva y visual. Los automovilistas bocinean sin control y los dueños de locales ponen los letreros que les da la gana en los frontis de sus tiendas. Feos avisos de cartulina negra con letras amarillas, que anuncian “salteñas” o “fotocopias” le dan un aire de aldea a nuestra urbe. Podríamos tomar el ejemplo de Arequipa, en la que, en su centro histórico, solo se permiten letreros de madera o fierro forjado, previamente autorizados por la Alcaldía. Y se ve todo tan bien…

Ante mi columna anterior, que pedía una acción más definitiva de la Alcaldía sobre los rayados murales (no sobre los grafitis artísticos), el director de gobernabilidad del municipio, Pedro Susz, a quien respeto y aprecio, se despachó un artículo de 900 palabras en el suplemento dominical Ideas para burlarse de mi preocupación y decir que el problema solo se solucionaría con 600.000 guardias municipales y cerrando las fronteras para impedir la importación de pintura. Su respuesta está bien para tomar a zumba el tema, y desmerecer mis argumentos, pero no aborda el desafío de cómo La Paz puede dar un salto cualitativo.

Mofarse de un tema que genuinamente creo importante (más los que menciono en esta columna) es una demostración que la Alcaldía sigue creyendo que está en 1999, ordenando la casa. Cuando ya deberíamos tratar de embellecerla.

/ Raúl Peñaranda U. es periodista

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