El Pendulo

Cárceles: un problema irresuelto y que se agudiza

Hernan Cabrera

En la gestión del Defensor del Pueblo, Rolando Villena (2010-2016) y en la Representación de Santa Cruz la problemática carcelaria fue una prioridad, bajo el argumento que en las cárceles es donde más se violan los derechos humanos, debido precisamente a la desatención de los gobiernos y al sentimiento ciudadano, de que en las cárceles están lo peor y la basura humana, y que deben  pagar sus delitos.

 

Tanto a nivel nacional como en Santa Cruz se realizaron sendos informes sobre la situación de la población carcelaria y el estado de los recintos penitenciarios. En la Representación defensorial de Santa Cruz, se hizo un recorrido por 32 cárceles o carceletas, llegando a constatar los mismos males y tremendas situaciones vulneradoras de derechos humanos en su conjunto: Pésima infraestructura carcelaria, falta de servicios de salud, hacinamiento, retardación de justicia, inseguridad para la población, una mezcla de delitos en un mismo pabellón,  falta de programas de rehabilitación y de terapia ocupacional, corrupción, complicidad, policías insuficientes para controlar, y muchas otras falencias. En los 32 centros penitenciarios la población carcelaria era superior a la capacidad de la infraestructura.

 

De igual modo, sucede con el Centro de Rehabilitación Santa Cruz o Palmasola, que luego de la masacre de los 36 internos hace cuatro años, se hizo un informe pormenorizado de las dramáticas situaciones que perduran en la cárcel más poblada del país. 

 

Pero estos informes no solo quedaron en el archivo, sino que se remitieron con todos los detalles, fotografías, testimonios, diagnóstico y las propuestas de solución al Ministerio de Gobierno, de Justicia, a Régimen Penitenciario, Policía, Fiscalía, Tribunal de Justicia, Gobernación, Municipios. 

 

De ahí que estos actores hayan archivado estos informes es otra cosa, pero la Defensoría del Pueblo cumplió con su labor constitucional. Incluso se alertó que Palmasola y las demás cárceles eran una bomba de tiempo, que podría estallar en cualquier momento y la bombita estalló con el motín y los datos dolorosos de la masacre por el enfrentamiento entre los grupos que controlan los pabellones del centro de Palmasola.

 

Hace cuatro años se informó al Estado de la grave situación de las cárceles y de cómo vivían los internos. Poco se hizo en estos años: El prediario se incrementó para que los privados de libertad puedan aumentar las raciones de comida. Se ejecutaron los indultos, pero que en muchos casos los jueces fallaron, porque trabajaron a presiones y se liberó a muchos que no merecían ese beneficio. La justicia aumentó las audiencias en Palmasola; pero que tampoco respondieron a la enorme carga procesal que arrastran desde hace muchos años. Hay esfuerzos privados como de universidades y de iglesias evangélica y la Católica, para desarrollar planes de inserción social y terapia ocupacional.

 

Acaba de presentar un nuevo informe la actual gestión de la Defensoría del Pueblo sobre las cárceles en el país, llegando a las mismas conclusiones ya respaldadas y anunciadas hace cuatro años. Importante y necesario este informe para seguir recordando al Estado en todos sus niveles de gobierno que la problemática carcelaria no admite más demoras ni demagogias en la solución.

 

Ahora se trata que el Gobierno, gobernaciones, municipios, Policía, operadores de justicia no dejen pasar más tiempo y se concreten en acciones las propuestas y conclusiones sugeridas en los informes defensoriales, de lo contrario, el problema carcelario se agudizará y se convertirá en una bola inmensa que será incontrolable. Es precisamente ahí el valor institucional de la Defensoría del Pueblo, que alerta situaciones conflictivas, como este caso; comunica e informa a las instancias competentes, y exige el cumplimiento de los derechos humanos y la concreción de un plan integral para el sistema carcelario.

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Cárceles: un problema irresuelto y que se agudiza

Hernan Cabrera

En la gestión del Defensor del Pueblo, Rolando Villena (2010-2016) y en la Representación de Santa Cruz la problemática carcelaria fue una prioridad, bajo el argumento que en las cárceles es donde más se violan los derechos humanos, debido precisamente a la desatención de los gobiernos y al sentimiento ciudadano, de que en las cárceles están lo peor y la basura humana, y que deben  pagar sus delitos.

 

Tanto a nivel nacional como en Santa Cruz se realizaron sendos informes sobre la situación de la población carcelaria y el estado de los recintos penitenciarios. En la Representación defensorial de Santa Cruz, se hizo un recorrido por 32 cárceles o carceletas, llegando a constatar los mismos males y tremendas situaciones vulneradoras de derechos humanos en su conjunto: Pésima infraestructura carcelaria, falta de servicios de salud, hacinamiento, retardación de justicia, inseguridad para la población, una mezcla de delitos en un mismo pabellón,  falta de programas de rehabilitación y de terapia ocupacional, corrupción, complicidad, policías insuficientes para controlar, y muchas otras falencias. En los 32 centros penitenciarios la población carcelaria era superior a la capacidad de la infraestructura.

 

De igual modo, sucede con el Centro de Rehabilitación Santa Cruz o Palmasola, que luego de la masacre de los 36 internos hace cuatro años, se hizo un informe pormenorizado de las dramáticas situaciones que perduran en la cárcel más poblada del país. 

 

Pero estos informes no solo quedaron en el archivo, sino que se remitieron con todos los detalles, fotografías, testimonios, diagnóstico y las propuestas de solución al Ministerio de Gobierno, de Justicia, a Régimen Penitenciario, Policía, Fiscalía, Tribunal de Justicia, Gobernación, Municipios. 

 

De ahí que estos actores hayan archivado estos informes es otra cosa, pero la Defensoría del Pueblo cumplió con su labor constitucional. Incluso se alertó que Palmasola y las demás cárceles eran una bomba de tiempo, que podría estallar en cualquier momento y la bombita estalló con el motín y los datos dolorosos de la masacre por el enfrentamiento entre los grupos que controlan los pabellones del centro de Palmasola.

 

Hace cuatro años se informó al Estado de la grave situación de las cárceles y de cómo vivían los internos. Poco se hizo en estos años: El prediario se incrementó para que los privados de libertad puedan aumentar las raciones de comida. Se ejecutaron los indultos, pero que en muchos casos los jueces fallaron, porque trabajaron a presiones y se liberó a muchos que no merecían ese beneficio. La justicia aumentó las audiencias en Palmasola; pero que tampoco respondieron a la enorme carga procesal que arrastran desde hace muchos años. Hay esfuerzos privados como de universidades y de iglesias evangélica y la Católica, para desarrollar planes de inserción social y terapia ocupacional.

 

Acaba de presentar un nuevo informe la actual gestión de la Defensoría del Pueblo sobre las cárceles en el país, llegando a las mismas conclusiones ya respaldadas y anunciadas hace cuatro años. Importante y necesario este informe para seguir recordando al Estado en todos sus niveles de gobierno que la problemática carcelaria no admite más demoras ni demagogias en la solución.

 

Ahora se trata que el Gobierno, gobernaciones, municipios, Policía, operadores de justicia no dejen pasar más tiempo y se concreten en acciones las propuestas y conclusiones sugeridas en los informes defensoriales, de lo contrario, el problema carcelario se agudizará y se convertirá en una bola inmensa que será incontrolable. Es precisamente ahí el valor institucional de la Defensoría del Pueblo, que alerta situaciones conflictivas, como este caso; comunica e informa a las instancias competentes, y exige el cumplimiento de los derechos humanos y la concreción de un plan integral para el sistema carcelario.

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¿Dios un buen negocio?

Hernan Cabrera

He visto y oído a pastores elegantemente vestidos, con trajes muy fijos, zapatos de charol, con relojes y anillos de oro, bien peinaditos, con gel y perfumes, seguramente caros, discursear o sermonear a nombre de Dios, exigiéndole sacrificios a sus seguidores, y hablar de la pobreza. Esto me genera una crisis interna o dudas profundas, si me pongo a pensar que Jesús y sus apóstoles cuando se juntaban para orar y para hablar a las masas, lo hacían ataviados de túnicas casi rotas, en abarcas, con el cuerpo cansado y sucio. Incluso Pablo, Pedro, los padres de la Iglesia, fueron pobres al extremo, que así torturados y perseguidos compartían la palabra de Dios. Cómo me duele pronunciar a Dios en medio de tanta impostura y aprovechamiento de sujetos que vienen explotando el sentimiento de dolor, de tristeza, de angustia y desesperación de mucha gente, que a estas alturas requiere esperanzas y certezas.

Ni se diga de Jesucristo, el hijo de Dios, el enviado del Señor, que de acuerdo a los relatos de la Biblia, su palabra sencilla, su humildad, su pobreza y su sabiduría lograba reunir a mucha gente, y con solo escucharlo, toda esa gente acongojada, enferma, desesperada sentía alivio y salud. San Francisco, llevó al extremo su opción por Jesús: abandonó riquezas, lujos, comodidades y se lanzó a predicar y a hacer la palabra de Dios con su ejemplo, y con solo su sotana.

Pero en la actualidad, con la expansión y el crecimiento de las religiones, cuyos pastores, profetas, han encontrado en la palabra de Dios, mecanismos y herramientas de subsistencia y de riqueza. Dios se ha convertido en un negocio bonito, que a nombre del diezmo, y de la salvación de las almas, los seguidores están en la obligación de dar parte de sus ganancias a una alcancía común, que nadie rinde cuentas de ellos, así como sucede con la Iglesia Católica, con las limosnas, que en cada misa hay que depositar a las fuentes o canastos que pasan por las filas donde están sentados los fieles.

Pero me cuesta asimilar que en las religiones que tienen una diversidad de nombres: Pare de Sufrir, Tiempo de cambio, Jehová, La medalla Milagrosa, Metodista, Amor de Cristo, y muchas otras, encuentro a los predicadores y pastores como si a ellos la pobreza no les afecta para nada y tienen todo lo que la Biblia o los santos y pastores de antes carecían. Sé de algunas personas, que las conozco y que hacen gala de sus pertenencias en las redes sociales, que tienen vehículos último modelo, tanto para ellos como para sus hijos, viviendas lujosas, se alojan en mejores hoteles, tienen los mejores trajes y vestidos en sus cuerpos cada vez que hay sus asambleas o cultos. Definitivamente esto me lleva a dudas y serias contradicciones, y me pregunto: ¿Dios estará contento con sus pastores hoy que hacen gala de riqueza y de poder? ¿Dios sabrá que a su nombre cobran diezmos a esa pobre gente que está desesperada de encontrar una solución a sus problemas económicos? ¿Por qué esos pastores hablan de sacrificios y pobreza, si aparentan y tienen lujos? ¿Dios es un negocio o es una fe o un estilo de vida? ¿Por qué han proliferado tantas religiones y éstas han hecho de la palabra de Dios una actividad comercial?

¿Será que Dios querrá todo esto que están haciendo las religiones, incluida la Católica? En fin, hablar de religión en Bolivia es delicado, susceptible, porque cada cual considera que tiene la verdad absoluta, cuando esa verdad la tiene solo Cristo: Yo soy la verdad, la luz, y lo  que hacemos los humanos, con religión o sin ella, es buscar esa verdad de forma permanente.

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LAS PANDILLAS DESDE LOS DERECHOS HUMANOS

Hernán Cabrera

El complejo problema de las pandillas hay que abordarlo desde la visión de los derechos humanos y de la sociedad. No hay que reducirlo a un simple hecho delictivo o policial, que al parecer esa es la tendencia que se está imponiendo en esta sociedad cruceña, cuya población es joven. Entre los niños, niñas y adolescentes abarca al 46% de la población total. Es decir son más de un millón de realidades y sueños que están presentes en la sociedad y que quieren salir adelante.

Las pandillas que han venido cometiendo una serie de situaciones irregulares, hasta llegar al asesinato es el reflejo de la crisis de la sociedad en la que estamos insertos. No han nacido de la noche a la mañana o producto de alguna serie de televisión o de una película de rebeldía juvenil.  Tampoco es invento de ciertas personas para poner en jaque a las autoridades. Este fenómeno se ha venido germinando desde las entrañas de la misma familia, de la escuela, de los círculos juveniles, de los problemas sociales, económicos, culturales, de la permanente falta de atención del Estado hacia esta compleja realidad.

Hay que afrontar este hecho de la emergencia, crecimiento y fortalecimiento de las pandillas en los barrios, pero no en la magnitud como los organismos policiales y judiciales lo pretenden hacer, apoyados por las instancias municipales y departamentales. Ese no es el camino, porque si hoy reprimen o empiezan a llenar las cárceles con jóvenes pandilleros, la rebeldía será mayor y el deseo de revancha aumentará en quienes se vean perseguidos, enjuiciados o encarcelados, ya que detrás de un líder pandillero o de un jefe juvenil, habrán otros que tomarán la posta y seguirán adelante con sus postulados o sus juramentos de rigor.

Domingo Abrego, un ciudadano comprometido, que arriesgó su vida y sin apoyo del Estado, ha logrado recuperar a un grupo de jóvenes en base a la comprensión, al amor, al apoyo, teniendo como base el contacto directo y las expresiones artísticas. ¿Por qué no replicar lo que Domingo ha hecho? ¿Por qué Domingo Abrego no lidera un movimiento o una cruzada masiva, con un fuerte apoyo público y privado para afrontar este delicado y complejo problema de la juventud, que encuentra en los grupos pandilleros una respuesta a sus ambiciones, sus sueños frustrados y sus inquietudes?

“Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”, se lee en las paredes de las ciudades, como clara manifestación del descontento que pueda existir en grupos de jóvenes y señoritas, que por la desintegración familiar, por la frustración de no seguir en la escuela o en la universidad, por el fetichismo y el consumismo que impulsan los medios masivos de comunicación, y por el chip que tiene la sociedad adulta que considera que los jóvenes son maleantes, vagos, borrachos, flojos, es que las pandillas nacen, crecen, se expanden y cometen sus fechorías.

Por tanto, es un problema social y de derechos humanos. Esto no quita que la Policía, Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Programas sociales de la Gobernación, jueces, fiscales cumplan con su labor, pero lo hagan bien, no lo reduzcan a los meros operativos donde hay cámaras de Tv y periodistas.

 

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Democracia y derechos humanos

Hernán Cabrera M.

Pilares para toda sociedad y Estado. Solo en democracia se puede respirar el impulso de los derechos humanos. En dictadura se cercenan los derechos, también en sistemas totalitarios. Bolivia ha avanzado mucho en materia de legislación en derechos humanos. Desde la recuperación de la democracia, en octubre de 1982, hasta la Constitución Política de febrero de 2009, el paraguas de los derechos humanos se ha ampliado y tratado de cobijar a todos y todas.

La Constitución Política de 1967 apenas tenía siete artículos dedicados a los derechos humanos, la actual Constitución tiene más de 160 artículos, que implica que están consagrados y son de cumplimiento obligatorio. A ello se agrega las muchas leyes que han venido a reforzar el paradigma y lo establecido constitucionalmente en esta materia.

Sin democracia no hay derechos humanos, y sin derechos humanos no se vive en democracia. A 35 años de la recuperación de la democracia, son varios temas pendientes que están en el debate y que han marcado escenarios de abierta vulneración a los derechos humanos, tanto individuales como colectivos.

Y hay que asumir que el que viola derechos es el Estado, la empresa privada, las corporaciones, los grupos religiosos, las agrupaciones sindicales, cívicas, corporativas y también cada uno de nosotros. No es exclusividad del Estado y de sus diferentes niveles de gobierno, los que incumplen la norma y vulneran la Constitución Política en el capítulo de los derechos humanos. Sin duda, una de las intenciones mayores de perforar y violar a la Constitución es la exigencia que el Tribunal Constitucional se declare contra la propia Carta Magna. Recordemos que en tiempos de campaña por el Si o el No a la Constitución, quedó claramente sellada una frase: “Todo dentro de la Constitución, nada fuera de la Constitución”, de la cual me hice eco e incluso voté por el Si a la nueva Constitución.

Definitivamente esta democracia que la hemos conquistado, luchado, llorado, esforzado y muchos han muerto y han sido desaparecidos, tiene que ir ampliándose y fortaleciéndose, lo cual se lo ha venido desarrollando; pero que ahora en el marco de los derechos humanos nuestra Constitución no puede ser objeto de un plumazo o de que siete individuos pretendan imponernos sus caprichos, sin importarles que la ruta de la democracia es ancha, demasiado amplia y que el futuro de ella dependerá de nuestras acciones, actitudes, palabras y luchas.

La democracia somos todos y todas, no tiene dueños exclusivos, ni tampoco patrones, ni caudillos, porque fue el pueblo el que salió a las calles y se hizo golpear, el pueblo el que hizo huelgas y se hizo torturar, el pueblo que bloqueó y le tiraron gases lacrimógenos, el pueblo el que luchó y lo quisieron asesinar. Ese pueblo, también y ahora sabrá defender y preservar el sistema democrático.

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EL ROL DE LAS UNIVERSIDADES EN ESTOS TIEMPOS REVOLTOSOS

Hernan Cabrera

Frente a las actuales circunstancias de cambios, de retos, de conflictos, de innovaciones, de avance de la tecnología y de miedos, se torna sumamente importante ir repensando el rol y la responsabilidad del sistema universitario, tanto el público como el privado, como espacios de gravitación, de incidencia, de orientación y de referencia para las instituciones del Estado, de las empresas, de la sociedad en sus diferentes expresiones.

Probablemente algunos dirán pero si ese rol lo tienen que hacer las universidades públicas, porque tienen más recursos económicos, más gente y es su obligación. Lo han hecho, pero en los últimos tiempos, por lo menos la Universidad Gabriel René Moreno, ha bajado la guardia, y se ha enfrascado en conflictos internos, o ir apagando focos de descontentos de los docentes y de los universitarios. Así lo reflejan los medios de forma permanente.

Pero en el ámbito de las universidades privadas, nos preguntaríamos, qué rol deben desempeñar o qué deben hacer frente a su sociedad en donde se desenvuelven, donde se registran toda clase de hechos sociales, políticos, culturales, económicos, científicos, medioambientales. Esa sociedad que está cambiente cada vez y más empoderada de sus derechos. En Santa Cruz el conjunto de universidades privadas tiene un amplio camino que recorrer, pero trascendiendo sus propias fronteras, las académicas y las meras acciones institucionales.

Claudio Rama, señala en su libro “La universidad latinoamericana en la encrucijada de sus tendencias”, de que “estamos frente a un complejo y enorme proceso de transformaciones de la educación superior. Son cambios en sus tendencias históricas, un cierto y creciente quiebre que prefiguran cambios sociales de una más amplia dimensión”. Precisamente ese es el reto.

Las universidades públicas y privadas no pueden seguir viviendo en sus palacios, casi al margen de la sociedad y de sus problemas, de sus sueños, de sus incertidumbres y de sus proyectos de desarrollo. Sin duda, deben inmiscuirse, ser parte de los mismos. Además porque tienen todo el potencial para hacerlo: recursos humanos capacitados, relaciones institucionales, prestigio, conocimientos, investigación, programas educativos y formativos, tecnología e infraestructura. La sociedad y sus instituciones convocan que las universidades se animen a profundizar ese papel, de ser protagonistas de los cambios y de apoyar iniciativas para favorecer el bien colectivo, el bien común.

En ese escenario, es que la Universidad Nacional Ecológica se ha ubicado y se ha posesionado, porque entiende de la necesidad de ir más allá de las aulas y de la formación académica hasta lograr que el estudiante se titule. Ese rol ha estado presente en la defensa del cordón ecológico del Piraí, por cuanto ha logrado movilizar a toda una comunidad de vecinos y de instituciones, alertando sobre los riesgos que hay de perforar o dañar este importante cordón que ha cumplido y cumple su rol de proteger a la ciudad y sus habitantes. La participación de la Ecológica en estos procesos de relaciones institucionales y de alianzas, ha permitido juntar sueños y demandas con la Plataforma del Medio Ambiente y la Vida, instancias que desde hace tres años se viene incidiendo y aportando a Santa Cruz en este tema tan sensible y vital para el presente y el futuro de Santa cruz y Bolivia, como es el medio ambiente y los derechos de la Madre Tierra. En los foros que organizaron el Comité pro Santa Cruz, el Municipio, la Gobernación la Ecológica fue referencia institucional, por sus aportes y su trayectoria profesional y social.

Además se tuvo la virtud de unir dos elementos centrales para viabilizar una demanda central: la movilización ciudadana-social y la academia se unieron, y arrancaron resultados a los actores que deciden. La universidad puede ser y debe ser parte de las acciones toda sociedad.

También en el área de salud, la Ecológica tiene un espacio que se lo ha construido hace 17 años, y a partir de esta gestión, esta universidad privada tiene por objetivo generar propuestas a las políticas públicas a través de la investigación, como pilar en la formación universitaria.

Es ese uno de los roles de la universidad privada, por cuanto los tiempos de cambio y de innovaciones, y de permanentes conflictos así lo requieren. Porque la Universidad no puede estar viviendo en un palacio de cristal si en su sociedad hay una epidemia determinada; si existen contingencias de la naturaleza y se necesita explicar el porqué de las mismas; si fallan las políticas públicas en atención a las personas en situación de vulnerabilidad; si no se respetan los derechos humanos. Tienen algo que decir, que investigar, que aportar, que orientar, con cuyos elementos académicos y científicos, se busquen cambios y rectificaciones en las políticas y en las decisiones de los niveles de gobiernos.

Claro que sí, tienen un rol fundamental que cumplir y lo demostrado por la Ecológica que sea un motivo para repensar ese papel y decidir que toda universidad debe acompañar y orientar a su comunidad a la que se debe.

 

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El derecho a la participación, expresión ciudadana

Hernan Cabrera

La expresión del cordón humano para el cordón ecológico, que nació desde la ciudadanía, deja muchas lecciones importantes e imprescindibles. No se puede soslayar, ni minimizar, ni manipular el sentimiento colectivo de la participación y del interés hacia los problemas de la ciudad donde uno habita, trabaja, lucha y seguramente morirá. Existe en sectores del pueblo las ansías legítimas de la participación y de ser tomados en cuenta en las decisiones que su gobierno está tomando. A ello va aparejado el malestar y la bronca del ciudadano, cuando observa que se están tomando medidas poco claras y atentatorias contra el bienestar común.

Precisamente en Santa Cruz, se ha venido fortaleciendo la lucha por el medio ambiente, tema muy sensible que ha despertado muchas simpatías, individuales, colectivas, gremiales. También enemigos o antipatías. En torno al discurso de los derechos de la Madre Tierra, una serie de instituciones sociales, han ido logrando alianzas y uniones, porque se entiende que en el “cielo más puro de América”, se torna fundamental generar un desarrollo sostenible y con rostro humano, no solo en base al cemento, al fierro, al show.

La movilización en la que fuimos partícipes fue clara y logró sus cometidos: obligar a que el Municipio más rico del país no oculte las cosas y empiece a informar y a esclarecer uno de sus proyectos cementeros, con clara vocación desarrollista y orientado al transporte. Esta expresión ciudadana puso en apuros a las autoridades municipales, que luego de sentir el peso y el descontento popular, iniciaron una agresiva campaña promocional de sus proyectos: spots televisivos, páginas enteras de periódicos, reuniones informativas, etc. Bien que lo hagan, pero lo hicieron por la movilización ciudadana legítima, legal y ampliamente democrática.

Los cambios producidos en el país tienen en la arista de la participación social un elemento importante. Los sectores sociales, organizaciones sindicales, vecinales y otros se han empoderado de sus derechos y de la presión para hacerse escuchar y arrancar resultados a sus demandas. Es así, que a nivel local, la ciudadanía ha asumido un rol activo y protagónico, el mismo que estará en alerta ante cualquier situación contraria, y corresponde a las autoridades municipales escuchar, atender, responder, aclarar, informar y encausar esas demandas. Pero no hagan lo contrario, como acusar, tergiversar, victimizarse, mentir o cultivar un doble discurso.

Prats, un catalán destacado, decía: “La política es demasiado importante como para dejársela solo a los políticos”. Claro que así es. Por eso, los hombres y mujeres de una sociedad han encontrado los espacios de la participación y los están usando, porque se trata de sus derechos y de luchar por un mejor futuro para las generaciones que vienen detrás de nosotros. Corresponde a las autoridades respetar ese derecho, no intimidar o castrarlo.

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EL ABORTO, UN DERECHO…

Hernan Cabrera

Cifras vergonzosas el 2016: Más de 10.000 casos de violencia contra la mujer, 17 feminicidios,  casi 700 delitos sexuales a niñas y adolescentes. Un año difícil de digerirlo y de hacer balances, mucho más cuando estamos hablando de derechos humanos y de sistemas de protección a los derechos de las niñas, adolescentes y las mujeres.

¿Acaso en el país no hay instituciones que deben impulsar programas, actividades, planes que fortalezcan esta lucha, no hay una estructura jurídica que protege a la mujer, a las niñas, a las adolescentes, o acaso, esas estructuras institucionales y legales no están funcionando? Preguntas que seguramente se hará usted, y en su situación cómoda le echará la culpa a las instituciones, a las autoridades, a las leyes. Pues bien, es parte de las responsabilidades, porque las leyes se hacen a granel, sin tener la suficiente institucionalidad ni los recursos económicos. Pero no solo con leyes vamos a cambiar el país o pretender acabar con la violencia de género y con los delitos sexuales. Es una responsabilidad de usted, de ellos, de ellas, de nosotros, de mi, de vos.

Las cifras son calientes, no solo son datos fríos o para los informes oficiales. Sino que nos indica que algo está fallando en la sociedad cruceña, de esta sociedad en la que abundan los concursos de belleza, los festivales de bikinis, las fiestas carnavaleras, los encuentros juveniles a full trago, en esta sociedad de doble moral que disfruta que a la mujer se cosifique, se la muestre como objeto de consumo al lado de una bebida alcohólica, y que lanza un grito al cielo cuando una niña violada que quedó embarazada decide no tener ese bebé, y se rasga las vestiduras, al lado de algún sacerdote u obispo. O un evangélico.

Esos datos, esa realidad nos debe hacer saltar de nuestros cómodos asientos, nos debe provocar hasta la última célula de nuestros organismos, nos debe interpelar hasta el fondo de la conciencia nuestra y sin duda, cuestionarnos y lanzarnos a hacer parte de mecanismos y de acciones que logren contener esta espiral de violencia contra la mujer y de delitos sexuales contra niñas y adolescentes.

El Estado boliviano ha asumido una serie de compromisos nacionales e internacionales, a través de leyes, tratados de derechos humanos, recomendaciones de la ONU, que ya hace algunos años señalaron que el país debería contar con instrumentos legales de protección a la mujer, y uno de ellas es la Sentencia Constitucional 0206/2014, que establece la interrupción legal del embarazo, o en su caso el “aborto impune”, que a dos años de su vigencia, hay resistencias o falta de conocimiento de la población. Esta sentencia protege la integridad, la dignidad, la vida, la salud de las niñas y adolescentes que han sido víctimas de violación, en el sentido de que si ellas quedaran embarazadas, con el solo consentimiento personal y ha pedido en algún centro médico, se le debe practicar el aborto. Pero hay todavía sesgos o frenos para que esta sentencia se cumpla en gran escala.

Se lo viene practicando, pero como si fuera clandestino o prohibido, lo que no debe suceder. El aborto es posible hacerlo en Santa Cruz, y en Bolivia, pero en el marco de lo que establece la Sentencia Constitucional 206. El Papa Francisco dijo en Santa Cruz: “Dejen que los niños y niñas vivan felices su infancia”, de eso se trata, de que ellas no lleven el peso de ser madres a sus 10, 12, 13 años, sino que sean niñas plenamente.

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La libertad de expresión en la disputa bilateral

Hernan Cabrera M.

Bolivia y Chile han suscrito y han asumido varios tratados internacionales de derechos humanos, y están conminados y obligados a cumplirlos y crear las condiciones para el ejercicio del conjunto de los derechos humanos. No hay pretexto alguno. Entre esos derechos, están el ejercicio de la libertad de expresión, libertad de prensa, claramente definidos y contemplados en cuatro instrumentos internacionales: La Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos  y la Convención Americana de Derechos Humanos.

Estos acuerdos son productos de la democracia y de los consensos de los estados del mundo, no son imposiciones ni caprichos de ninguna potencia, peor aún discursos o meros documentos que se encuentran archivos en las gacetas o en las bibliotecas. Son mandatos claros, contundentes y obligados que todo Estado debe cumplir, garantizar su cumplimiento y propiciar su socialización. Pero en la realidad se dan otros hechos contrarios a esos preceptos internacionales y que además cada país lo ha acatado en sus respectivas constituciones, como es el caso de Bolivia, que en los artículos 106 y107 garantiza los derechos a la información, a la libertad de expresión, a la libertad de prensa.

En Chile recientemente un caso que tensionó aun mas las relaciones bilaterales. Se prohibió el ejercicio del derecho de periodistas de Canal 7 a informar un hecho que atinge a Bolivia. El artículo 19 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, señala que: “Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión; este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideración de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección”. Leáse bien “sin fronteras”, y es ahí que los gobiernos están convocados a permitir el desarrollo de la actividad periodística. El gobierno chileno incumplió este Pacto Internacional.

Este suceso sin duda nos genera profundas reflexiones sobre el ejercicio periodístico y todos los riesgos que conlleva, y esos riesgos lo afrontan los periodistas, no máquinas ni robots, sino hombres y mujeres que aman, se apasionan con su profesión, que se basa en la búsqueda permanente de la verdad, teniendo como armas vitales la ética, la objetividad, el compromiso y la responsabilidad de hacer bien el trabajo de informar a la ciudadanía. En nuestros países latinoamericanos el periodismo ha sido una piedra bien grande y molestoso en la piedra de los zapatos de los gobernantes de turno, quienes se encargaron de señalar como sus enemigos a los medios de prensa: leyes mordazas, presiones para despedir periodistas, cierres de medios de comunicación, chantajes vía publicidad,  agresiones físicas y verbales, e incluso asesinatos y desapariciones como viene ocurriendo en México, país que en el último año más de 100 periodistas han sido asesinados por las mafias y los carteles.

Pero ahora estamos concentrándonos en un hecho y en dos países. Chile violó los tratados internacionales de derechos humanos referidos a la libertad de expresión y el derecho a la información. Actitud cobarde que socaba los cimientos de todo sistema democrático y del sistema internacional de los derechos humanos. Los organismos de prensa de Bolivia se han pronunciado, pero no así ciertas instancias internacionales del periodismo, como la Sociedad Interamericana de Prensa, la Federación Latinoamericana de Prensa, y otros. Al fin y al cabo, ese hecho puede ocurrir con periodistas de otros países.

Pero el otro dato, o como dirían por ahí el daño colateral, puede concentrarse en el periodismo de ambos países, ya que esta disputa bilateral podría tener en los periodistas el centro de la discordia y generar las enemistades del gremio periodístico, y mucho más aún, la  víctima de la controversia podría ser la verdad, y esa búsqueda de la verdad la hacen los periodistas, y estos periodistas en casos extremos viendo siendo asesinados, desaparecidos o silenciados. Claro que entre Bolivia y Chile no ocurre este extremo, pero este impasse es un botón de que la situación podría empeorarse si es que hoy las cancillerías de ambos países no bajan el tenor de las declaraciones y las relaciones vuelvan al cauce de la diplomacia y del respeto, más allá que sigue su curso la disputa del mar, como una demanda justa de Bolivia.

También la ONU y la OEA a través de sus instancias pertinentes, deben convertirse en vigilantes de sus propios instrumentos y exigir su cumplimiento en sus países miembros, e incluso sancionar al gobierno que incumpla o vulnere los preceptos fundamentales y pilares del periodismo, como son la libertad de expresión, la libertad de prensa, y la información para el pueblo.

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LOS FEMINICIDIOS DESNUDAN A UNA SOCIEDAD EN CRISI

Hernan Cabrera

Cada año la Fuerza Especial de Lucha contra la Violencia de Santa Cruz registra más de 15.000 hechos de violencia contra la mujer. El año pasado hemos tenido que lamentar la muerte violenta de 19 mujeres, y todas ellas asesinadas por sus parejas, ex parejas, o algún conocido. En dos meses de 2017, Santa Cruz lidera los casos de feminicidio, ya se han registrado cinco, datos muy graves, lo que nos desnudan a una sociedad en profunda crisis, y que también nos debe impulsar a pensar muchas cosas y preguntarnos:

¿Por qué se están dando en gran escala los hechos de violencia contra la mujer, si acaso no hay leyes que la protegen, normas que sancionan? ¿Qué de las instituciones que deben velar y hacer gestión a favor de las mujeres, como los servicios legales integrales de los municipios, la Defensoria del Pueblo, el Ministerio Publico, la Policía, la FELCV, las ONG, las instituciones cívicas, sociales, vecinales, etc? ¿Las familias que rol están cumpliendo para prevenir estos hechos? ¿El sistema escolar está funcionando fortaleciendo valores y derechos humanos?

Pues bien, este no es un tema solamente institucional y de cumplimiento de leyes, sino que es algo estructural y que nos cuestiona como sociedad. Claro que las autoridades tienen sus responsabilidades, porque están para cumplir y hacer cumplir las leyes, no para acordarse de vez en cuando de ellas. Claro que también es un asunto de la sociedad en su conjunto, una sociedad que está en crisis y que es doble moral. Porque la sociedad cruceña y sus mecanismos de relaciones sociales han conducido a una mentalidad machista y sexista en torno al ser femenino, al que se lo considera como un objeto sexual, de consumo y de exposición pública. Una prueba de ello son los más de 200 concursos de belleza que hay al año, en los cuales, se resalta la belleza, la sensualidad y la voluptuosidad de las damas.

Si bien registramos ya cinco casos de feminicidio y cada uno de ellos con una crueldad total y una ausencia de apoyo o de socorro inmediato, mas al contrario indiferencia y miedo de quienes ven maltratar a una mujer, como el último caso de la Av Cumavi y octavo anillo, que muchos curiosos observaban cómo el hombre acuchillaba a la mujer y no hicieron el intento de detener al asesino.

En definitiva todos somos responsables de esta escandalosa lista de feminicidios, que no son casos aislados o que suceden en la periferia de la ciudad, sino que están señalando directamente que la sociedad cruceña ha entrado a un ritmo frenético de la violencia hacia la mujer. A este paso, lamentablemente Santa Cruz se llevará la medalla de oro de la violencia contra la mujer, un delicado tema que nos interpela y nos convoca a movilizarnos, a dedicarle tiempo para que de forma conjunta evitar más hechos de esta naturaleza.

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