Opinion

LAS PANDILLAS DESDE LOS DERECHOS HUMANOS
El Pendulo
Hernán Cabrera
Martes, 24 Octubre, 2017 - 10:04

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El complejo problema de las pandillas hay que abordarlo desde la visión de los derechos humanos y de la sociedad. No hay que reducirlo a un simple hecho delictivo o policial, que al parecer esa es la tendencia que se está imponiendo en esta sociedad cruceña, cuya población es joven. Entre los niños, niñas y adolescentes abarca al 46% de la población total. Es decir son más de un millón de realidades y sueños que están presentes en la sociedad y que quieren salir adelante.

Las pandillas que han venido cometiendo una serie de situaciones irregulares, hasta llegar al asesinato es el reflejo de la crisis de la sociedad en la que estamos insertos. No han nacido de la noche a la mañana o producto de alguna serie de televisión o de una película de rebeldía juvenil.  Tampoco es invento de ciertas personas para poner en jaque a las autoridades. Este fenómeno se ha venido germinando desde las entrañas de la misma familia, de la escuela, de los círculos juveniles, de los problemas sociales, económicos, culturales, de la permanente falta de atención del Estado hacia esta compleja realidad.

Hay que afrontar este hecho de la emergencia, crecimiento y fortalecimiento de las pandillas en los barrios, pero no en la magnitud como los organismos policiales y judiciales lo pretenden hacer, apoyados por las instancias municipales y departamentales. Ese no es el camino, porque si hoy reprimen o empiezan a llenar las cárceles con jóvenes pandilleros, la rebeldía será mayor y el deseo de revancha aumentará en quienes se vean perseguidos, enjuiciados o encarcelados, ya que detrás de un líder pandillero o de un jefe juvenil, habrán otros que tomarán la posta y seguirán adelante con sus postulados o sus juramentos de rigor.

Domingo Abrego, un ciudadano comprometido, que arriesgó su vida y sin apoyo del Estado, ha logrado recuperar a un grupo de jóvenes en base a la comprensión, al amor, al apoyo, teniendo como base el contacto directo y las expresiones artísticas. ¿Por qué no replicar lo que Domingo ha hecho? ¿Por qué Domingo Abrego no lidera un movimiento o una cruzada masiva, con un fuerte apoyo público y privado para afrontar este delicado y complejo problema de la juventud, que encuentra en los grupos pandilleros una respuesta a sus ambiciones, sus sueños frustrados y sus inquietudes?

“Cuando teníamos las respuestas, nos cambiaron las preguntas”, se lee en las paredes de las ciudades, como clara manifestación del descontento que pueda existir en grupos de jóvenes y señoritas, que por la desintegración familiar, por la frustración de no seguir en la escuela o en la universidad, por el fetichismo y el consumismo que impulsan los medios masivos de comunicación, y por el chip que tiene la sociedad adulta que considera que los jóvenes son maleantes, vagos, borrachos, flojos, es que las pandillas nacen, crecen, se expanden y cometen sus fechorías.

Por tanto, es un problema social y de derechos humanos. Esto no quita que la Policía, Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Programas sociales de la Gobernación, jueces, fiscales cumplan con su labor, pero lo hagan bien, no lo reduzcan a los meros operativos donde hay cámaras de Tv y periodistas.