Testigo Virtual

LA OPOSICION ASTILLADA

Rodrigo Ayala Bluske

¿Existe alguna lógica en el proceso de astillamiento que han sufrido los partidos tradicionales durante el proceso constituyente?, a nuestro parecer sí: se han dividido de acuerdo a las porciones del aparato estatal que pretenden administrar sus líderes; agrupaciones departamentales, si tienen la expectativa de terciar en alguna elección para gobernador, agrupaciones locales si pretenden ocupar puestos en los gobiernos municipales.

Esta forma de “reorganizarse”,ha mostrado en los hechos algo que quedo en evidencia desde los primeros años del siglo: la elite de la “democracia pactada” perdió el discurso y con ello la posibilidad de disputar el poder nacional al MAS y el conglomerado social que este  representa. Al no tener un proyecto nacional viable, y por tanto, al no tener la posibilidad de seducir al conjunto social, los viejos partidos nacionales simplemente se derrumbaron.

Pero esta “desaparición” en el conjunto, no significó el desvanecimiento en las partes: es más, en muchos lugares del país, los dirigentes locales vieron este proceso como una oportunidad de “agiornarse”, de remozarse y sacudir de la mala imagen que habían cultivado en los pasados veinte años.

En una primera instancia, las agrupaciones – proyectos departamentales, fueron quienes encabezaron la oposición al régimen a través del CONALDE; en Tarija fue Camino al Cambio con Mario Cossio, en Santa Cruz Rubén Costas lideró lo que hoy es el MDS, e inclusive en Cochabamba, Manfred Reyes que  en los años precedentes  había logrado ocupar un espacio nacional con N.F.R., tuvo que renunciar a su partido y refugiarse en una agrupación departamental.

El CONALDE, a su manera, fue un intento de unir las astillas dela oposición en un proyecto de pretensiones nacionales. No sin algún fundamento,  partía de la premisa de que la representación nacional lograda por PODEMOS, carecía de bases reales. Finalmente PODEMOS y el CONALDE  terminaron devorándose mutuamente   (el  referéndum revocatorio viabilizadopor Tuto Quiroga )y estrellándose contra la pared (la arremetida contra el gobierno de Evo Morales en el 2.008).  CONVERGENCIA, organizada a la rápida, al fragor de las elecciones del 2.009, significó un esfuerzo apresurado por  aglutinar a los sobrevivientes del conflicto y sobre todo por aprovechar su potencial electoral.

¿Va a poder la oposición de cara al 2.014 encontrar el bálsamo que le permita unificar a las partes  y darles una dimensión nacional?.Los principales protagonistas del esfuerzo son  el único partido de oposición que puede preciarse de tener una estructura  en el conjunto del  país (Unidad Nacional) y la agrupación regional que  sobrevivió en mejores condiciones a  la debacle del 2.008 (el MDS). ¿Basta con ellos y  con el resto de partidos –agrupaciones menores atraídas por la propuesta, que una vez más se juntan en un movimiento que parece tener mucho más de parafernalia mediática y puramente electoral , que de esfuerzo discursivo?.

Uno de los problemas que tendrá que afrontar este esfuerzo opositor en muchos lugares del país, es el de ya no contar con la voluntad de la totalidad de las astillas. Lo que ocurre, es que el partido de gobierno, consciente de sus limitaciones en los niveles regionales y locales, ha optado por acercarse a agrupaciones de viejos actores en algunos de esos escenarios. Es el caso por ejemplo del PAN (Poder Autonómico Nacional), la agrupación que junta a los principales actores (todos ellos sobrevivientes de partidos del anterior esquema) en el  chaco tarijeño, la que se ha apurado en proclamar candidato presidencial al actual mandatario. Es muy probable que el ejemplo de los dirigentes chaqueños, sea seguido en otros rincones del país.

Sin embargo, esa no debería ser la mayor preocupación de los opositores; la política es una de las áreas en la que con las condiciones adecuadas, las ideas pueden transformarse con facilidad  en elementos materiales. Si hay una propuesta que interprete aspiraciones sociales en forma genuina, esta se reproduce con extremada rapidez en segmentos sociales y  ámbitos geográficos. La idea de que “la política solo se hace con plata” tan en boga en los años noventa, fue desmentida en los hechos  por los movimientos antisistémicos de principios de siglo.

El problema está ahí: ¿va a poder generar la oposición, la que proviene de los partidos tradicionales, generar un proyecto  alternativo al actual, o simplemente seguirá  jugando  a agrupar los pedazos  y esperar el desgaste?. Los indicios parecieran indicarnos la primera alternativa. En todo caso, mientras esperamos la respuesta, las astillas seguirán jugando según mejor  convenga a sus intereses.

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GRAVITY

Rodrigo Ayala Bluske

Lo mejor de Gravity está  en que logra transmitir al espectador la sensación de encontrarse perdido  frente a la inmensidad del universo. No importa que la cinta se desarrolle “al lado” del planeta, en la órbita terrestre. Basta con que sus dos protagonistas estén “despegados” del suelo, para que sintamos la inmensidad  del espacio infinito.

El “tamaño” de la materia, de la realidad en la que vivimos, es una de las facetas de nuestra existencia, que más nos cuesta asimilara los seres humanos, probablemente porque sus misterios y explicaciones están íntimamente ligados a los de nuestros orígenes. Las distancias que nos separan del sol o de otras galaxias, pueden leerse con facilidad en un texto, pero  es  difícil que puedan “asimilarse” en nuestro cerebro en toda su significación. Y al lado de esas cifras, se encuentra la posibilidad de la existencia “otros universos”, con la que la  ciencia nos ha enfrentado en las últimas décadas.  Todo ese contexto no hace más que acentuar la sensación de insignificancia que tenemos los seres humanos.

Gravity  no trata de los temas arriba enunciados; no es una propuesta de ciencia ficción con aspiraciones filosóficas, como “2.001: Una Odisea del Espacio”, o “Solaris”, por mencionar ejemplos relevantes, pero sin embargo logra colocarnos en forma convincente frente a una realidad que no conocemos, y envolvernos en ella merced a un uso adecuado del suspenso.

Dos astronautas se encuentran a la intemperie, mientras una suerte de tormenta de desperdicios espaciales, da la vuelta al planeta cada hora y media. De repente se encuentran incomunicados con la tierra y a merced de sus propios esfuerzos en el intento de sobrevivir; con esos elementos el director,  Alfonso Cuarón,  logra que generar la sensación de una soledad absoluta. El realizador ya ha dado muestras  de su habilidad narrativa, y en este caso va construyendo la atmosfera de la historia poco a poco; en ese sentido vale la pena valorar la intensidad gradual con la que va usando los diversos efectos especiales a su alcance (en contraste a los excesos, tan comunes en estos días). Los destrozos ocasionados por la tormenta de desperdicios, que recién alcanzan su punto culminante en la segunda “vuelta”, son un excelente ejemplo de esta habilidad.

En realidad en película hay un solo protagonista (Sandra Bullock) y un actor secundario (George Clooney). Los momentos más importantes de la cinta son aquellos en los que la actriz se enfrenta a si misma; el primer plano cuando cobra conciencia de su soledad en pleno espacio, los instantes en los que se va preparando para la muerte en la base espacial china. Los momentos más débiles, son aquellos en los que Cuarón parece manifestar cierta tendencia al sentimentalismo; el reencuentro con Clooney o  la “conversación” con el “radio aficionado” chino.

Varios de los comentarios difundidos por la red, destacan las virtudes técnicas de la cinta y la debilidad de su historia. Esa es una diferenciación que a nuestro juicio no aplica en este caso. Gravity  es una película que expresamente está hecha para “contar”  la desesperación de la protagonista, esa es en realidad la “historia” y por tanto Cuarón cumple satisfactoriamente con las expectativas que crea al enunciar la cinta. La relación entre los dos astronautas, sus historias personales, etc., no son sino parte de esa historia mayor.

Alfonso Cuarón es una suerte de “cineasta global”, al estilo de su coterráneo y compañero generacional Guillermo de Toro (Blade II, El Laberinto del Fauno, Titanes del Pacífico). Se trata de realizadores que se sienten  cómodos realizando cintas tanto en Ingles como en castellano, trasladándose sin muchos problemas de México, a Estados Unidos o a Europa. Cuarón  realizó “Y tu mama también”, película referente del cine mexicano contemporáneo y luego, con uno o dos años de diferencia, “El prisionero de Azkaban” de la saga de Harry Potter.  Queda claro sin embargo que a partir del momento, “Gravity” se convertirá en su referencia más importante.

Un tema más: varias notas de prensa han señalado que “Gravity” es la “primera película hecha  para 3D”. Algo de eso hay; lo cierto es que el desenvolvimiento de los personajes en el espacio, sus idas y venidas, la hacen perfectamente compatible con dicha técnica, la que por cierto parece perfeccionarse a cada momento.

¿La “digitalización” y el desarrollo de la técnica, que hace tan solo unos poco años, permitieron una enorme democratización del audiovisual,  podrán  en este caso volver a elitizarlo, merced a las nuevas técnicas que por su costo solo pueden estar en manos de las grandes compañías?. Un paso más en la tendencia a la “expulsión” del cine “normal”, de las grandes multisalas, en las que ya solo parecen tener cabida los “Blockbusters” en sus múltiples versiones (2D, 3D, subtitulada, doblada, etc).

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EL CARNET, LA FACTURA Y LA TONELADA DE PAPEL

Rodrigo Ayala Bluske

En la primera escenificación de este drama, el ciudadano protagonista de la historia, parado frente a los mostradores de BOA en el aeropuerto de “El Alto”, entrega  su brevete al funcionario de la aerolínea mencionada:

Ciudadano: Aquí tiene 

Funcionario: Necesito su carnet

Ciudadano (después de unos segundos de perplejidad): Lo perdí

Funcionario: Entonces no le puedo dar el pase a bordo

Ciudadano (después de otros segundos): Pero entonces, como voy a viajar

Funcionario: Usted tiene que darme el carnet señor, si no lo tiene retírese

Ciudadano: Pero lo perdí hace una hora

Funcionario: Saque otro

Ciudadano: Pero como lo voy a sacar, si yo vivo en Tarija

Funcionario (impaciente): No sé, pero usted me tiene que presentar el carnet.

Ciudadano: Pero le reitero, vivo en Tarija, llegué ayer por trabajo y estoy retornando.

Funcionario: Haga la denuncia y la trae

Ciudadano: No vivo aquí y no tengo un peso ni para el trufi, mucho menos para pagarme una noche de hotel, déjeme ir a Tarija y allí saco mi nuevo carnet.

Funcionario: Lo siento, no se puede, la Autoridad nos va a sancionar si lo dejo.   

Ciudadano: Miré aparte del brevete, aquí están mis tarjetas personales  que tienen mi nombre, mi tarjeta de crédito que tiene mi nombre  y mire este periódico, es una entrevista que me hacen donde están mi nombre y mi foto. Soy yo, ¿se da cuenta?. Imposible que haya falsificado todo esto.

Funcionario: Señor, tiene que darme su carnet. Si no la ATT nos va a sancionar.

Ciudadano (llegando a la desesperación):  ¿Pero se da cuenta de que el carnet no es el fin, sino el medio para saber mi identidad?. Usted ya sabe cuál es mi identidad.

Funcionario: No hay caso, retírese del mostrador por favor.

Ciudadano (en la desesperación completa y gritando): ¡No me voy de aquí! Es mi cumpleaños y no voy a pasarlo solo; llame al jefe de aeropuerto, llame a la policía, que vengan los periodistas. Voy a hacer un escándalo….

El funcionario se retira unos instantes, vuelve con cara de circunstancias y dice:….”Solo por esta vez….”.

En la segunda escenificación, unas semanas más tarde, el mismo ciudadano se encuentra frente a la encargada de otorgar facturas de la Gobernación de Tarija. En esos días, en una decisión insólita, la funcionaria, en vista de algunos escandaletes de corrupción sucedidos en otras dependencias,  decidió que para otorgar una factura a una empresa, era imprescindible que esta traiga fotocopias de todos sus papeles, y que además el titular de la mismatenía que hacerse presente. Esto condujo a otro dialogo desimilares características que el anterior:

Ciudadano: ¿Se da cuenta que esto es ilegal?, si yo hago un pago a la gobernación, tengo derecho a que me dé una factura. Usted no tiene porqué pedirme otros papeles.

Funcionaria: Pero yo tengo que luchar contra la corrupción. Esto es por eso.

Ciudadano: ¿Usted es de la fiscalía, de transparencia, del Ministerio Anticorrupción?,

Funcionaria: Yo me baso en una disposición del anterior gobernador (Mario Cossio), que dice que todos los funcionarios debemos luchar contra la corrupción.

Ciudadano: ¿Pero para eso me pide una pila de fotocopias y me obliga a venir personalmente cada vez que la gobernación me tiene que dar una factura por 16 bolivianos?. ¿Se da cuenta  que tengo que trabajar?, ¿es usted socia de alguna fotocopiadora?

Se trata de dos escenas de la vida real, que seguramente podrían multiplicarse si es que nos propusiéramos seguir ejemplificando la veneración que los bolivianos tenemos por el “papel” y los “sellos” (de los que de alguna manera es heredero el sacrosanto “carnet”).

Para hacer cualquier trámite con el Estado, la necesidad de papeles se multiplica (“poder”, “fundaempresa”, “certificado”,  etc., etc.,). Se trata de un ritual con diversas variantes que adquiere valor por sí mismo; por eso es que al funcionario de la aerolínea estatal lo que realmente le importaba era el “carnet”, más que la identidad del pasajero, y por eso la funcionaria de la gobernación identificaba la “lucha contra la corrupción”, con el amontonamiento de papeles. En su lógica, como en la de muchos otros, la papelería se constituye en una suerte de poción mágica, que si no arregla los problemas, por lo menos los valida, les da derecho a la existencia.

¿Será  un efecto del carácter estatista de la economía?.Una de las leyendas de los ochenta – noventa (el momento del auge del neoliberalismo) identifica Estado con ineficiencia e Iniciativa  privada  con eficiencia. Pero, evidentemente se trata de una premisa falsa, y si hay alguna duda, basta con preguntar sobre el tema a los administradores del Lloyd privatizado. Países como Suecia o Noruega se han encargado de mostrarnos que son posibles las sociedades  eficientes  con una fuerte presencia estatal, y a su manera (brutal, pero  efectiva), China se ha erigido como la potencia del siglo XXI, combinando planificación estatal con crecimiento privado – capitalista. Inclusive en su tiempo, Lenin se alejó del estatismo excesivo, para superar los males traídos por la guerra  civil, formulando la NEP (Nueva Política Económica).

Creo que la explicación es más compleja y que para llegar a ella se pueden ensayar varias hipótesis, no necesariamente contrapuestas entre sí. Por ejemplo, se puede pensar que nos encontramos ante una de lastantastaras que nos heredó la vieja república feudal del siglo XIX; esa que vivía de los impuestos rurales pagados por las comunidades campesinas, con los que a su vez alimentaba a una gruesa burocracia, ocupada en  la veneración de papeles. Es la razón por la cual nuestros organismos de gobierno  (nacionales, departamentales, locales) son tan sueltos de cuerpo a la hora de dar feriados, tolerancias y cosas así; si vives de un ingreso “no  productivo” (el impuesto indígena antes, las regalías de hidrocarburos ahora), en realidad no  importa si hay un día o dos, adicionales,  de descanso al año.

Otra explicación es la que tiene que ver con cierto rasgo psicológico del empleado público (quizás no aplicable a todos, pero si a muchos de los miembros del gremio). Se trata de la necesidad que tienen de ejercitar poder, haciendo la vida imposible al ciudadano de a pie. Posiblemente se trate de una de las pocas opciones que la vida les da en ese sentido y quizás por ello es que disfrutan tanto mirando el rostro desesperado del que ha perdido el carnet,  o de  la que no ha traído el sello correcto.

Finalmente, una tercera manera de entender el tema, tiene que ver también con la psicología, pero en un sentido más amplio; los bolivianos desconfiamos al extremo unos de los otros; no creemos en la palabra de nuestros coterráneos. En los hechos, nos es imposible “presumir la inocencia” del que está al frente. Presuponemos que es culpable, que trata de falsear algo, que trata de engañarnos, por tanto no solo tenemos que asegurarnos de que lo que dice es verdad, vía la presentación de papeles, sino que también resulta correcto torturarlo un poco ejercitando nuestra autoridad.

Somos víctimas entonces de problemas psicológicos varios, a los que se suma una herencia cultural centenaria, que en tiempos en los que el mundo se transforma merced a la digitalización, nos sigue amenazando con hundirnos en toneladas de papel. Necesitamos dar un salto cultural, necesitamos superarnos a nosotros mismos. Si no lo logramos, seguiremos pagando tributo a los adoradores de documentos, y  haciendo cola para engordar al dueño de la fotocopiadora de la esquina.

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THE MASTER

Rodrigo Ayala Bluske

“The Master”, de Paul Thomas Anderson, llegó a las salas Bolivianas engrosando el segmento de lo que Mauricio Souza ha denominado como “películas de relleno”. En una etapa en la que la difusión del cine mundial se ha reducido a los denominados “Blockbusters” (películas acompañadas de una campaña de mercadeo global), toda cinta que no cuadre en ese perfil, así haya tenido una cierta repercusión en el país del norte, haya sido realizada por un director de prestigio y cuente entre sus protagonistas con intérpretes destacados, está condenada a la marginalidad dentro del sistema de exhibición vigente. Es el caso de esta película que fue estrenada en Bolivia adestiempo (un año después que en el resto del mundo), y con muy poco apoyo publicitario.

Hay una multiplicidad de opiniones que consideran a Thomas Anderson, como el mejor director norteamericano en ejercicio y “The Master” pone fundamento a dichas apreciaciones. Es un realizador que en cinco o seis cintas ha ido desarrollando un estilo seco, preciso y cada vez más complejo desde el punto de vista narrativo.

El cine de Anderson se centra en la descripción de personajes, a pesar de que en ocasiones sus cintas son presentadas como incursiones a determinadas temáticas o ambientes (el cine porno en “BooghieNihts” (1.997), los orígenes de la industria petrolera en “Petróleo Sangriento” (2.007) y las nuevas iglesias en el caso de “The Master”).

En esta última,  la historia se centra en la exploración de la personalidad de FreddieQuell (encarnado por Joaquin Phoenix), un excombatiente de la guerra de Corea con dificultades para readaptarse; en ese sentido la descripción del funcionamiento de la Iglesia de “La Causa” (supuestamente basada en de la “Cienciología) e inclusive la relación del personaje central con Lancaster Dodd ( Philip Seymur Hoffman),el fundador de la secta, son secundarias, subordinadas a la intensa intromisión que la película hace en la psiquis del protagonista.

Este elemento diferencia a “The Master” de  “Petróleo Sangriento”, en la que descripción de la personalidad del pragmático y orgulloso Daniel (Daniel Day Lewis), crecía merced a su enfrentamiento con el fundamentalista Eli (Paul Dano).Es en virtud a la disputa que en ese caso Thomas llevaba adelante la narración. En “The Master” solo hay un antagonista pasivo, por lo que las contradicciones de la cinta están obligatoriamente inmersas en el personaje interpretado por Phoenix. Eso a su vez la acerca a “Punch DrunkLove” (2.002) protagonizada por Adam Sandler, en la que toda la narración se centraba en los miedos, deseos y obsesiones del protagonista, con muy poca contrapartida de los personajes restantes.

Quizás por eso ambas películas(“The Master” y “Punch DrunkLove”), constituyen la cumbre de la filmografía del cineasta. En ellas el relato temático se corresponde perfectamente con el tratamiento estético. En la primera, la incapacidad del personaje principal por adaptarse a la realidad, se traduce en secuencias sombrías, a momentos de difícil comprensión, extremadamente áridas. En la segunda, la ansiedad y la angustia del protagonista se desarrollaban en un desenvolvimiento narrativo cercano a la alucinación, pleno de sombras combinadas con luces y colores fuertes.

En “BooguieNights”, el director supo describirnos el ambiente del porno,  poblado de personajes vacíos y desgastados, pero parece ser que con los años los entornos se han ido volviendo cada vez menos importantes en la visión del director, por ello es que cintas como “The Master” en realidad podrían haberse rodado en cualquier otra ambientación.

Importante haber visto en pantalla grande una película de esta categoría. Una pena por los escasos días en los que estuvo en cartelera.

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MIEDO

Rodrigo Ayala Bluske

Reviso la cartelera del fin de semana y me encuentro con “Guerra Mundial Z” de Marc Foster, que en un extraño caso de longevidad, sobrevive en una de las multisalas del país. ¿Trece, catorce semanas en cartelera?, se trata de un desempeño excepcional en un año en que la enorme cantidad de “blockbusters”, se ha traducido en una presión extrema a las salas, a fin de colocar los nuevos estrenos.

Pero “Guerra Mundial Z” no solo ha sido una sorpresa en Bolivia, sino también en la cartelera mundial. Es una película a la que le fue extremadamente bien, a pesar de la mala prensa que tuvo antes de su estreno y de sus debilidades narrativas. Puede haber varias hipótesis para explicar el fenómeno; en mi caso, creo que se debe que es una de esas cintas que logra transmitir de manera adecuada la sensación de inseguridad y de miedo que viven la mayor parte los habitantes de este planeta (al igual que en otro subgénero y de otra manera, hacia “Batman, El Caballero de la Noche”, de Christopher Nolan).

Lo mejor de la película son los diez minutos iniciales y las secuencias de masas que luego se van sucediendo en diversos países del mundo. En esos primeros instantes, Brad Pitt y su familia van percibiendo que “algo anda mal en el entorno”, y en unos cuantos minutos vivimos con ellos la transformación  de un ambiente  enrarecido, en una realidad de pesadilla, donde se derrumban todos los cimientos que dan sustento a la vida social. Más adelante el recorrido del protagonista por diversas latitudes  en los que el “fenómeno zombi” se expresa a través de la agresión de multitudes, logra darle al relato un aire de verosimilitud que anteriormente no se había logrado (las historias  de zombis generalmente se han narrado en microclimas, más o menos cerrados). El resto de la película está compuesto por secuencias mal hilvanadas y poco creíbles (la llegada a Escocia, el descubrimiento de la vacuna que resuelve el conflicto, etc.).

El “ambiente enrarecido” de los primeros minutos de la película es el mismo que se respira con mayor o menor intensidad en cualquier lugar del mundo en la realidad cotidiana. Se hubiera podido pensar que los países del “capitalismo ideal” tipo Nueva Zelanda, Canadá o Noruega eran la excepción, pero sucesos como la masacre de Utoya lo desmienten. Es el ambiente en el que los ciudadanos gringos esperan una masacre en algún colegio o supermercado en cualquier momento, o un nuevo virus AH1 que diezme a la población, o algún tipo de amenaza terrorista no identificada (¿Se acuerda alguien de los paquetitos de amtrax que circulaban por Estados Unidos después del ataque del 11 de septiembre?, ¿Se llegó a descubrir quién los enviaba?). Vivimos en la época del miedo y Obama lo utiliza para justificar el posible ataque a Siria, como antes sirvió para justificar las incursiones en Libia e Irak, entre otras.

Pero el miedo también tiene causas más pedestres; hoy por ejemplo los ciudadanos europeos, viven con el Jesús en la boca, esperando no caer en el agujero negro del desempleo. Terrorismo, enfermedades,  marginalidad son los ingredientes de esa sensación de malestar que no acaba de desembocar en el desastre completo, pero que parece dirigirse hacia él. Y sobresobre ellos, además, planean las predicciones cotidianas sobre el apocalipsis ambiental: cambio climático, agotamiento del agua dulce, etc., etc., etc.

Vivimos la pesadilla en la que se transformaron los mejores sueños de los filósofos positivistas y la casi segura constatación del equivoco de Marx al formular su famosa premisa: “La humanidad solo se plantea problemas que puede resolver”. La ciencia evoluciona, la tecnología avanza, pero los seres humanos viven cada vez con mayores índices de marginalidad y violencia y por supuesto  con más miedo. “Algo no anda bien” y la sociedad no puede explicar coherentemente a través de sus diversos voceros el “porque” al ciudadano de a pie, el que  entonces es invadido por el miedo.

Un componente fundamental de este proceso de descomposición es el ideológico. Durante los últimos tres siglos, los pensadores del liberalismo primero y del marxismo después, sentaron las bases de lo que podríamos llamar la “moral del hombre contemporáneo”. Esos pilares se han ido destruyendo  en mucho menos tiempo del que tardaron en construirse. Hoy  nociones tales como la de la libertad individual, el respeto a los derechos humanos, etc., se reducen a formalidades declamativas.  Estados Unidos puede darse el lujo de legalizar la tortura, tener una prisión  al margen del debido proceso (Guantanamo) y  dela existencia delistas de asesinatos selectivos.  Pero más allá de la legalidad, la mayor parte de los ciudadanos saben que sus países o practican, o alientan o por lo menos permiten muchas de esas prácticas. En los albores del nuevo milenio la legalidad tiende a convertirse en una formalidad inútil.

El problema es que en el terreno ético, la moral del capitalismo salvaje es la que ha triunfado en forma omnipresente, inclusive en las filas de la propia izquierda (el estalinismo fue la expresión  monstruosa de este fenómeno, que se ha seguido reproduciendo ad - eternum). Vivimos en la era del “todo vale”, con tal de obtener resultados: manipular a la opinión pública, tirar bombas a poblaciones civiles, deforestar bosques vírgenes, hacer falsas acusaciones, etc. Todo es permisible mientras el balance final resulte en  ganancia.

El miedo se expande cuando las normas en las que debería basarse la vida cotidiana se tuercen,  entonces se crea un ambiente propicio para la manipulación. Por ello, las imágenes de unos zombis esforzándose por dar un mordisco al prójimo, no parecen tan alejadas de las de la multitud  saqueando un supermercado, peleando por una fuente de agua o escapando de algún bombardeo.

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¡¡FIESTA!!

Rodrigo Ayala Bluske

No es casual que en nuestras culturas, en muchos casos, los actos de recibimiento (alegría) y despedida (tristeza), estén emparentados. Seguramente por eso es que también “celebramos”, nos reunimos, cuando acabamos algún emprendimiento de larga data. Obviamente nos alegramos porque el trabajo de tanto tiempo por fin ha dado su fruto, pero nada puede impedir que al mismo tiempo tengamos un sentimiento de vacío, simple y llanamente porque se va algo con lo que hemos convivido intensamente mucho tiempo, que se volvió parte de nuestra vida cotidiana y que a partir de ahora se alejará, aunque sin irse completamente, nunca.

La mejor descripción del dolor inherente a la creación artística que recuerdo haber visto, es la del episodio de “El Campanero”, inserto en “Andrei Rublev”, filme dirigido por Andrei Tarkovski. El protagonista de la película ve como los aldeanos de un pueblo ruso de la edad media, van a pedir a un niño de trece años que fabrique una campana para  su Iglesia. El niño es hijo de un célebre campanero que falleció hace poco, y afirma ante sus vecinos que su padre le heredó los secretos dicho arte. En el proceso de construcción de la campana, vemos como el niño se va convirtiendo poco a poco en un tirano cruel; hace que los vecinos trabajen sin parar día y noche, ordena a los soldados que den latigazos a un amiguito que ha osado discutir sus ordenes y exige a ricos y pobres que le den plata y oro, sin parar, porque con esos ingredientes la campana sonará mejor. Finalmente llega el gran día; todo el pueblo se reúne para ver si la campana suena y para evaluar realmente cual es la calidad de su sonido. En los segundo previos el niño – tirano hace lo posible por controlar sus nervios, finalmente la campana se prueba y el sonido es maravillo; el niño entonces cae al suelo y empieza a llorar sin parar. En ese momento Rublev, que ha estado observándolo en silencio todo el tiempo, se acerca y lo abraza.

Como todo emprendimiento de este tipo, hacer una película es un proceso muy complejo. Requiere grandes dosis de esfuerzo creativo y financiero, que tienen que ir usándose en un periodo relativamente largo. Son muchos factores que se cruzan y que tienen que estar adecuadamente coordinados para que el resultado sea satisfactorio. En un proceso tan complicado, el responsable va involucrando gente que de una manera u otra, apuesta por la película; son una serie de cómplices y de amigos que se van ganando en un proceso que también implica una responsabilidad, porque del director depende que todo ese apoyo otorgado de manera generosa, cristalice en un buen producto, que  no defraude las expectativas puestas en sus espaldas. Se arriesga creatividad, se arriesga recursos y se arriesga también confianza.

En el caso de “La Huerta” implica el fin de un proceso que ha durado tres años y que es parte de un emprendimiento mayor; hace seis o siete años nos propusimos producir una trilogía de comedias, que reflejara la idiosincrasia de Tarija en un momento en que el cine en este departamento, era completamente incipiente. Siete años después estamos en la pelea, y evidentemente es un buen motivo para celebrar.

La celebración sirve para agradecer a todos los que participaron en el proyecto; actores, técnicos, auspiciadores, y presentar el producto ante su destinatario final. Sirve también para agradecer a todos los que nos dieron señales de apoyo (el caso de mi colega en este espacio, Juan José Toro que en su momento nos brindó un respaldo genuino, sin que hasta este momento haya podido conocerlo personalmente y darle un fuerte apretón de manos).
Esta es la semana en la que estaremos presentado “La Huerta” en todo el país, con diversos actos en distintas ciudades. Una hermosa semana para festejar.

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MUNDOS DENTRO DE OTROS MUNDOS

Rodrigo Ayala Bluske

“El Piso 13” es una película de ciencia ficción dirigida por Josef Rusnak, estrenada en 1.999, apenas unos meses después de “TheMatrix” de los hermanos Wachowski.  La película plantea la creación de un mundo virtual, donde viven y se desarrollan seres creados con inteligencia artificial; en los minutos finales el protagonista  descubre que nuestro mundo también es otro más de miles, creados por seres del futuro para su recreación. A pesar de la novedad, la película tiene un estilo lento y parsimonioso, distinto al de “The Matrix”, que a partir de su estreno se convirtió en un importante referente cultural, bajo una idea similar: vivimos en un mundo virtual creado por maquinas, con el propósito de extraer energía de nuestros cuerpos.

Un año antes, en 1.998, el australiano Peter Weir estrenó  “The Truman Show”. Este  filme planteaba la creación de otro mundo particular: el de un “reality show” en el que un protagonista es criado desde bebé en una ciudad artificial poblada por actores y extras, a tiempo que es filmado y observado por las teleaudiencias del mundo.

“TheMatrix” y “El Piso 13” se estrenaron en el momento en que las herramientas de lo virtual entraban en su fase más importante de desarrollo (Google se había creado un año antes). Por su parte “The Truman Show” se hacía eco del auge de programas como “Gran Hermano” que después tuvieron innumerables descendientes. Ese tipo de “Reality Shows” fue pionero en hermanar la televisión con el internet; lo que se pasaba en la pantalla chica eran resúmenes simplificados, pero la “vida” de los participantes se transmitía en directo mediante la Web. Un antecedente de una tendencia que no ha hecho más que intensificarse y que hoy encuentra su espacio de desarrollo en “YouTube”.

En estos años  también se ha popularizado la teoría del “Multiverso” y sobre esa noción se han desarrollado numerosos productos que proclaman nuestra insignificancia, llegando hasta la caricatura (en la primera parte de “Hombres de Negro”,nuestro universo es parte de la canica de un extraterrestre, en la segunda, nos encontramos en un gigantesco casillero espacial).

Vivimos en la época de los mundos pequeños y fragmentados: los “reality shows”, vienen a ser una suerte de caricaturas de la vida forzadas hasta el extremo; la riqueza de matices con la que se describe los temas fundamentales de la existencia en las artes tradicionales, allí no existe; son una especie de “fastfoods” de actitudes y sentimientos; alegrías, peleas, enojos, reconciliaciones al instante. Los “realitys” logran en una hora, lo que a las telenovelas tradicionales les toma diez o quince capítulos.

Donde se encuentra el espacio natural para el desarrollo de los “mundos” es en Internet: redes sociales, grupos, eventos, juegos en línea, etc., etc., no existe fin.  Desde siempre los  seres humanos se han agrupado de acuerdo a intereses y afinidades, pero lo que hace el mundo virtual es intensificar esa tendencia; por otra parte tiene la capacidad para “aislar” a sus usuarios de la “realidad grande”, la de afuera, más que cualquier otro instrumento en el pasado, para “alienarlos” mentalmente, para separarlos de la realidad efectiva en la que viven. De ese punto es de donde han sacado sus argumentos películas como “Piso 13” o “Matrix”.

Pero hay una diferencia fundamental entre los mundos digitales y los analógicos. Los primeros tienen la capacidad de desarrollarse ilimitadamente, por eso es que los instrumentos que nos brindan también tienen la capacidad de promover el crecimiento de las ideas: archivos digitales, grupos de debate, etc., etc. El internet está logrando una verdadera democratización de la información y pareciera que tiene la capacidad de ir venciendo los límites de la censura. Por otra parte,  esa televisión estrecha y monopólica donde se cobija a los “reality shows”, parece estar destinada a ser  rebasada por canales abiertos, como los creados en YouTube, donde al parecer los seres humanos podrán expresarse y comunicarse con otros, con pocas limitaciones.

En el mundo virtual se libran actualmente las luchas de siempre; oscurantismo frente a creatividad cultural, censura frente a libertad de expresión, etc., pero con la diferencia de que los espacios parecen ilimitados y por tanto las posibilidades mayores.

En vez de convertirse en un instrumento de  alienación, los nuevos mundos posibles gracias a la revolución tecnológica, tienen la capacidad de convertirse en instrumentos que nos ayuden a cambiar el real, en el que en definitiva confluyen  todos los intentos de llevar adelante realidades alternas, dando sentido a ese todo, que pesar de todo sigue siendo único, aunque al parecer minúsculo e insignificante, según nos demuestra cada nuevo descubrimiento de la ciencia.

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PROBLEMAS DE FRANCISCO

Rodrigo Ayala Bluske

Con la elección de Jorge Mario Bergoglio como nuevo Papa, la Iglesia no ha hecho otra cosa más que reafirmar la orientación ideológica que tomó tras la elección de Juan Pablo II. No es extraño, ya que la mayor parte de los componentes del colegio cardenalicio fueron designados durante su gestión (los restantes en la de su ideólogo, el renunciante Benedicto XVI). La pregunta clave en este caso, es que si con la decisión tomada (inevitable por el contexto descrito), la iglesia podrá salir de la larga crisis que la agobia, o si por el contrario, nos mostrará que se encuentra en un callejón sin salida.

Juan Pablo II fue un político hábil y un comunicador excepcional: durante su periodo, merced a innumerables giras (que llegaron inclusive hasta nuestra lejana Tarija)  se revitalizó la imagen de una iglesia llena de dudas y contradicciones, pero por otra parte se dejaron irresueltos problemas estructurales que no han hecho más que agravarse con el paso del tiempo: los manejos dudosos en el área financiera del Vaticano y las innumerables denuncias de pedofilia, entre otros.

El complemento perfecto para la figura de Juan Pablo II fue el de la madre Teresa de Calcuta, una mujer enteramente dedicada al servicio a los pobres, pero desde una perspectiva conservadora (caridad tradicional, sin cuestionamientos de ningún tipo a las estructuras establecidas), e imagen de mujer importante para la iglesia como símbolo, pero sin peso en el manejo real de sus asuntos.

Bergoglio parece sintetizar algunas de las virtudes de Teresa y de Juan Pablo II. Se ha remarcado que es  una persona de hábitos sencillos, pero también un gran comunicador. La elección misma de su nombre (que le garantiza la diferencia con sus  antecesores), así como  los gestos que le han ganado una imagen simpática en los medios de comunicación, nos confirman lo dicho. 

Pero los problemas que deberá enfrentar Francisco, para su solución, requieren mucho más que habilidades personales varias. La Iglesia atraviesa una crisis que la urge a revisar algunos de los pilares más antiguos en los que se ha basado en los últimos siglos y para ello requiere  una voluntad política excepcional.

El primer obstáculo tiene que ver con su visión de la sexualidad de los seres humanos, lo que a su vez la presiona a revisar el  tema del celibato y el rol de género entre  sus componentes. Si hay algo que ha ganado la humanidad en el siglo XX, ha sido la conciencia sobre la igualdad de géneros y  los derechos de las minorías. Hoy por hoy, la palabra justicia no tiene sentido si es que no está dotada de un contenido que la relacione a ambas temáticas. La oposición de la iglesia al divorcio y  los anticonceptivos es tan anacrónica que ya ni siquiera se discute entre sus propios  miembros. Por otra parte, su negativa  al reconocimiento de los derechos de los homosexuales (y especialmente el de su opción a contraer matrimonio) la está sumiendo en una agonía de la que no podrá salir, porque la reivindicación, al igual que las anteriormente nombradas, es simple y llanamente inevitable; forma parte de la agenda de los derechos básicos de todos quienes habitamos este planeta. Por otra parte ¿puede justificarse de alguna manera en estos tiempos el que las mujeres no sean consideradas capaces de administrar los sacramentos y por tanto de jugar roles de importancia en la estructura organizativa de la Iglesia?

Pero donde mayor visibilidad poseen las contradicciones de la iglesia sobre la sexualidad, es en la vida de sus propios miembros. El celibato que exige a sus sacerdotes (adoptado varios siglos después del nacimiento del cristianismo), contrasta con las innumerables denuncias de abusos, los que lejos de ser excepciones se convierten en parte de una regla que atraviesa todos los lugares del mundo (en nuestro país, que no cuenta con los registros ni la institucionalidad de otros, me viene a la mente el caso de un sacerdote condenado que recientemente se suicido en Chuquisaca, y el de otro que purga una pena en Entre Ríos, por abuso de una discapacitada mental). 

El segundo tema que la iglesia debe revisar urgentemente es el que tiene que ver con su administración financiera, la que sin duda está  íntimamente ligada con la forma de ejercer el poder político en su interior. En este caso se demuestra una vez más que el poder absoluto tiende a generar altos niveles de corrupción. Las denuncias de malos manejos, que vienen desde los lejanos escándalos del Banco Ambrosiano y que se han ido renovando alrededor de las disputas políticas internas (el caso del reciente “Vatileaks” y el mayordomo del Papa), muestran un panorama desolador al respecto.

En la época de la información masiva y la universalización de los derechos, una institución cerrada y poco transparente ya no es viable. Los mencionados son algunos de los problemas reales que deberá enfrentar el nuevo Papa, y queda claro que su solución está más allá de un gesto amable o de una habilidad comunicacional.

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CHESCO

Rodrigo Ayala Bluske

 

Un día a principios de 1.994 Francesco Díaz Mariscal (Chesco) y Rodrigo Vargas aparecieron en mi departamento de la avenida Arce, y prácticamente no volvieron a salir por seis meses al menos. Ambos eran parte del grupo que German Monje había convocado para conformar el equipo de filmación de “Fuego Cruzado” , del que también eran miembros (entre muchos otros) Teresa Flores, Paola Teran, Marcela Beltran, Oscar Duran, Victor Mamani y Carlos Crespo. Entre los actores más cercanos al equipo se encontraban Manuela Arnal, Rodrigo “Gori” Patiño, Valeria Catoira, Marcelo Alcon, Fernando Ayala, Heydi Rojas, Micky Paredes y Luigi Antezana. También hizo un aporte fundamental Francisco Saade, un colombiano que Valeria Catoira conoció una madrugada en un boliche y que solo tres o cuatro horas después ya estaba trabajando intensamente como productor y escenógrafo.

El promedio de edad de los participantes rondaba los veinte años y en ese contexto Chesco y Rodrigo eran los “jodidos”; la pareja que “empujaba” (y de la que siempre se esperaba que empuje) la situación hasta la broma. Fueron como veinte semanas maratónicas de filmación (de por lo menos 15 horas diarias, literalmente) en las que hicimos 14 capítulos de cuarenta y cinco minutos de duración de la primera (y última que yo sepa), serial de capítulos unitarios (con principio y fin independiente) producida en Bolivia. Terminó la filmación y como ocurre generalmente, los vínculos variaron de acuerdo al caso. Rodrigo Vargas se fue a España donde es director de fotografía (hace cinco o seis años le perdí el rastro), pero con Chesco la relación nunca se interrumpió mas allá de unas cuantas semanas.

Chesco no es el primero de los amigos y colegas vinculados al mundo del cine que se va antes de tiempo. Hace unos años, cada cual a su turno, lo hicieron Nestor Agramont (Japo) y Francisco Cajias. La tristeza no se puede comparar y en cada caso se configura de manera distinta. En el de Chesco da bronca su juventud. Toda vida perdida es un conjunto de posibilidades que no se realizan, pero en estos casos se nota más.

Chesco se ganaba la vida como periodista, pero está claro que como para muchos de nosotros, el cine siguió siendo la pasión más importante de su vida. Se especializo en guion (hizo una o dos maestrías) y ejerció el oficio escribiendo varios trabajos. También dictó cátedra, fue crítico y realizador.

Pero lo que sobre todo fue Francesco Díaz, es un personaje paceño. Protagonista de la noche cultural, activista del mundillo del cine, fanático del stronguest, guerrillero del internet. Como muchos otros se había apoderado de un espacio “propio” en ese universo, y desde allí difundía sus opiniones, se involucraba en los asuntos que le interesaban y tejía sus relaciones intelectuales y personales.

Los que conocimos a Chesco sabemos que en muchos aspectos era un niño grande; impulsivo, emotivo, portador en ocasiones de una pequeña dosis de malicia (¿hay algún niño que no la tenga?), enormemente cariñoso con los que quería. Las veces que lo recordemos pensaremos en todos los que aportes que podía haber hecho, pero sobre todo lo extrañaremos, como siempre ocurre en estos casos.

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JUEVES DE COMADRES

Rodrigo Ayala Bluske

 

Entre las siete y las ocho de la mañana del Jueves de Comadres, las calles de Tarija se llenan de mujeres trasladando canastas. En cada cuadra hay una o dos, afanándose por llegar al lugar de trabajo, del que escaparán en el curso de la mañana, para entregar su carga ocasional. 

Se trata a mi juicio de uno de los espectáculos más bonitos de la cultura boliviana; miles de mujeres que sin aspavientos, de manera natural, van a interrumpir la rutina para dar testimonio de su aprecio por otras personas, de su intención de acercarse (o de la celebración por haberse acercado). Es la antípoda de esa vida cotidiana gris, y despersonalizada que observamos en las grandes urbes del capitalismo. 

Durante toda la mañana, y con mayor intensidad hacia el medio día, los encuentros entre las nuevas comadres (y las, y los que devuelven el presente) se van sucediendo. Hacia el medio día la fiesta toma forma en los principales lugares públicos de la ciudad (plaza  y plazuelas) y al promediar la tarde, la ciudad es una fiesta completa en la que innumerables grupos de mujeres la recorren bailando.

A pesar de que las formas son parecidas, creo firmemente en que  la fiesta de comadres tiene una cualidad distinta a la de compadres. En esta última prima con mayor intensidad el espíritu de “la tomada”, el encierro para consumar el “yo te invito” con la mayor celeridad posible. En cambio la fiesta de comadres tiene una cualidad estética distinta, sustentada en el baile, la picardía y una mayor comunicación. 

Poco a poco la fiesta de comadres se ha convertido en una de las principales (a mi juicio la principal) fiesta del carnaval tarijeño, y es un ejemplo de cómo una política pública adecuada puede recuperar de manera efectiva valores tradicionales. Hace treinta años la celebración de comadres había sido prácticamente olvidada, pero merced al impulso de determinados decisores se recuperó y adquirió un protagonismo insospechado. “Comadres” ha traspasado los límites departamentales y se ha convertido en uno de los principales aportes de la cultura tarijeña a la boliviana en las últimas décadas (junto con la cultura del vino), y como prueba de ello, están las miles de fiestas que se organizan cada vez con mayor intensidad, a lo largo y  ancho del país, con este motivo. 

La “Fiesta de Comadres” está enraizada en la “cultura chapaca”; de esa manera podemos entender su vitalidad y la fuerza con la que ha resurgido. El regalo de la canasta y el acercamiento amistoso al otro, están  ligados con la copla y la tonada, que son los principales elementos de la cultura tarijeña del Valle Central y sus zonas de influencia. Se trata de una estructura articulada alrededor de una serie de tradiciones expresadas en un calendario establecido, que tiene una riqueza extraordinaria, lamentablemente no estudiada con la profundidad y amplitud necesarias (se calcula que solo en el Valle Central, existen más de cien tipos de coplas distintos dependiendo de la zona geográfica y el momento del año).

Pero la vitalidad de “Comadres” tiene que ver también con esa suerte de reivindicación femenina, que se expresa en un protagonismo que es negado a las mujeres en varias facetas de la sociedad tarijeña. En un medio en el que la violencia contra las mujeres sigue ejerciéndose con impunidad como parte de la vida familiar cotidiana  (Tarija tiene su propio record de “feminicidios” no resueltos), la presencia masiva de las mujeres en las calles adquiere el sabor de una revancha simbólica. 

La fiesta de Comadres, simboliza lo mejor del carnaval tarijeño; una fiesta que a pesar de globalizaciones varias y crecimiento urbano, sigue siendo participativa. Que más allá de espectáculos gigantescos o eventos privados, se convierte en un espacio de encuentro  entre vecinos;  que gana la calle para la celebración y el cariño. 

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