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¿Existe alguna lógica en el proceso de astillamiento que han sufrido los partidos tradicionales durante el proceso constituyente?, a nuestro parecer sí: se han dividido de acuerdo a las porciones del aparato estatal que pretenden administrar sus líderes; agrupaciones departamentales, si tienen la expectativa de terciar en alguna elección para gobernador, agrupaciones locales si pretenden ocupar puestos en los gobiernos municipales.
Esta forma de “reorganizarse”,ha mostrado en los hechos algo que quedo en evidencia desde los primeros años del siglo: la elite de la “democracia pactada” perdió el discurso y con ello la posibilidad de disputar el poder nacional al MAS y el conglomerado social que este representa. Al no tener un proyecto nacional viable, y por tanto, al no tener la posibilidad de seducir al conjunto social, los viejos partidos nacionales simplemente se derrumbaron.
Pero esta “desaparición” en el conjunto, no significó el desvanecimiento en las partes: es más, en muchos lugares del país, los dirigentes locales vieron este proceso como una oportunidad de “agiornarse”, de remozarse y sacudir de la mala imagen que habían cultivado en los pasados veinte años.
En una primera instancia, las agrupaciones – proyectos departamentales, fueron quienes encabezaron la oposición al régimen a través del CONALDE; en Tarija fue Camino al Cambio con Mario Cossio, en Santa Cruz Rubén Costas lideró lo que hoy es el MDS, e inclusive en Cochabamba, Manfred Reyes que en los años precedentes había logrado ocupar un espacio nacional con N.F.R., tuvo que renunciar a su partido y refugiarse en una agrupación departamental.
El CONALDE, a su manera, fue un intento de unir las astillas dela oposición en un proyecto de pretensiones nacionales. No sin algún fundamento, partía de la premisa de que la representación nacional lograda por PODEMOS, carecía de bases reales. Finalmente PODEMOS y el CONALDE terminaron devorándose mutuamente (el referéndum revocatorio viabilizadopor Tuto Quiroga )y estrellándose contra la pared (la arremetida contra el gobierno de Evo Morales en el 2.008). CONVERGENCIA, organizada a la rápida, al fragor de las elecciones del 2.009, significó un esfuerzo apresurado por aglutinar a los sobrevivientes del conflicto y sobre todo por aprovechar su potencial electoral.
¿Va a poder la oposición de cara al 2.014 encontrar el bálsamo que le permita unificar a las partes y darles una dimensión nacional?.Los principales protagonistas del esfuerzo son el único partido de oposición que puede preciarse de tener una estructura en el conjunto del país (Unidad Nacional) y la agrupación regional que sobrevivió en mejores condiciones a la debacle del 2.008 (el MDS). ¿Basta con ellos y con el resto de partidos –agrupaciones menores atraídas por la propuesta, que una vez más se juntan en un movimiento que parece tener mucho más de parafernalia mediática y puramente electoral , que de esfuerzo discursivo?.
Uno de los problemas que tendrá que afrontar este esfuerzo opositor en muchos lugares del país, es el de ya no contar con la voluntad de la totalidad de las astillas. Lo que ocurre, es que el partido de gobierno, consciente de sus limitaciones en los niveles regionales y locales, ha optado por acercarse a agrupaciones de viejos actores en algunos de esos escenarios. Es el caso por ejemplo del PAN (Poder Autonómico Nacional), la agrupación que junta a los principales actores (todos ellos sobrevivientes de partidos del anterior esquema) en el chaco tarijeño, la que se ha apurado en proclamar candidato presidencial al actual mandatario. Es muy probable que el ejemplo de los dirigentes chaqueños, sea seguido en otros rincones del país.
Sin embargo, esa no debería ser la mayor preocupación de los opositores; la política es una de las áreas en la que con las condiciones adecuadas, las ideas pueden transformarse con facilidad en elementos materiales. Si hay una propuesta que interprete aspiraciones sociales en forma genuina, esta se reproduce con extremada rapidez en segmentos sociales y ámbitos geográficos. La idea de que “la política solo se hace con plata” tan en boga en los años noventa, fue desmentida en los hechos por los movimientos antisistémicos de principios de siglo.
El problema está ahí: ¿va a poder generar la oposición, la que proviene de los partidos tradicionales, generar un proyecto alternativo al actual, o simplemente seguirá jugando a agrupar los pedazos y esperar el desgaste?. Los indicios parecieran indicarnos la primera alternativa. En todo caso, mientras esperamos la respuesta, las astillas seguirán jugando según mejor convenga a sus intereses.
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