Opinion

ESO DE SER HIJO (A) DE PUTA
Textura violeta
Drina Ergueta
Jueves, 18 Diciembre, 2014 - 17:03

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El insulto más rápido y, al parecer, el peor es decir a alguien hijo o hija de puta. Para agredir verbalmente a una mujer suele recurrirse con inmediatez a esa palabra. Palabra que, además, en espacios decentes no se dice y si hay que hacerlo por escrito se suele poner una P seguida de puntos suspensivos… es como si pudiera tener la facultad de conjurar al mismo demonio: puta, puta, puta. ¿Qué tiene esa palabra?

El diccionario dice que es sinónimo de prostituta y prostitución es la “actividad en la que una persona admite contactos sexuales a cambio de dinero”. Puta también significa “mujer que mantiene numerosas relaciones sexuales” sin cobrar.

¿Por qué ser puta es un insulto? Por una parte, se debe tomar en cuenta que estar en situación de prostitución, en la mayoría de las ocasiones, es tener una vida muy desgraciada, estar en una posición terrible de esclavitud. De acuerdo a informes internacionales, la mayoría de las mujeres que se prostituyen lo hacen obligadas, son forzadas. En España, por ejemplo, las mismas asociaciones de prostitutas afirman que hasta el 70% de ellas viven esa condición, en Bolivia los datos son opacos.

La trata es el esclavismo de la actualidad y ocupa en el mundo el segundo lugar en movimiento ilícito de dinero, después del tráfico de armas, se dice que ha desplazado al tercer puesto al narcotráfico. Se estima que más de 2,5 millones de personas son esclavizadas en el planeta y gran parte de éstas, cerca de un 90%, son mujeres y mayoritariamente la finalidad es la explotación sexual, las vuelven putas. Por eso se afirma que la trata es fundamentalmente femenina.

Las prostitutas que no son sometidas por otras personas, que se prostituyen voluntariamente ¿han tenido otras opciones? Puede que la decisión haya sido suya, pero es seguro que las condiciones de su entorno, básicamente la pobreza, les ha llevado a vender su cuerpo.  La puta fashion que vive muy bien y se codea con hombres ricos e influyentes, con artistas e intelectuales, a quienes ella aconseja y saca de apuros, está solo en las películas.

Ser puta es un insulto, provoca un sentimiento de brutal ofensa ¿No tendría que generar compasión, solidaridad o rabia hasta la sublevación? Quien merece ser insultado y que su actividad sea motivo de ofensa es quien está explotando, esclavizando y degradando a estas mujeres y éste generalmente es varón.

Es un negocio mundial de explotación fundamentalmente femenina a manos masculinas y para una “clientela” fundamentalmente de hombres. Es el extremo del patriarcado, donde el cuerpo de la mujer es mercancía, donde se incluye la violación y también el feminicidio.

Para dar dignidad a estas mujeres, a las que están en situación de prostitución, se tiende a cambiar la palabra puta, se dice que son “trabajadoras del sexo”, se habla que es un oficio e inclusive una profesión.

Hay mucha controversia sobre esta materia, se critica principalmente el hecho de tapar con un intento de dignificación una situación de explotación forzada, aspecto que beneficia principalmente al explotador, al que se convierte en “empresario”, y se le llama “cliente” al que hace uso de esa “mercancía”, palabra que al eliminar a la mujer sufriente la despersonaliza y la vuelve objeto que no siente y por lo tanto no se agrede.

Por otra parte, está a la que se le llama puta por tener más de un hombre en su vida. Si es dueña de su cuerpo y su sexualidad ¿por qué tiene que ser un insulto? ¿Si fuera hombre? Si fuera hombre sería uno cualquiera, normal, un chico u hombre sano y saludable, el orgullo de sus progenitores.  Como siempre, el patriarcado está detrás.

Este 17 de diciembre fue el Día Internacional contra la Violencia hacia las Prostitutas. Mis respetos para todas ellas y también para sus hijos e hijas.