ONADEM

OBSERVATORIOS DE MEDIOS

Erick R. Torrico Villanueva

A la ya casi permanente demanda de una mejora del desempeño periodístico en vista a su mejor correspondencia con el interés público, en varios países de América Latina se ha sumado en los últimos años aquella otra relativa a la vigencia y la  expansión de las garantías constitucionales sobre el Derecho a la Información y la Comunicación. El incesante proceso de construcción democrática que vive la región, atravesado por disputas en torno a los modelos políticos, económicos y culturales que debieran prevalecer, tiene así un importante componente directamente relacionado con el pluralismo, la transparencia y la participación.

 

En ese marco, con distintos orígenes, finalidades, procedimientos, receptividad y posibilidades de incidencia, a partir de mediados de los años ochenta pero con más fuerza desde los primeros años del nuevo siglo, han entrado en la escena pública latinoamericana los observatorios de medios que están cada vez más desafiados a ampliar su radio de acción para implicarse activamente en el ámbito mayor de los derechos humanos, individuales y colectivos.

 

Las diferentes experiencias surgidas en este sentido en los cuatro puntos cardinales del subcontinente, aunque no necesariamente nacieron con esa perspectiva, hoy han de ser incorporadas en la búsqueda de una comunicación democrática que en términos muy generales es concebible como el proceso de interacción significante entre personas, grupos, sectores sociales, instituciones, regiones y/o culturas que hace posibles el diálogo y la deliberación sobre temas de interés común con participación equitativa, respeto y diversidad.

 

Lo que se plantea con esta noción, en líneas muy gruesas, es explorar al menos cuatro dimensiones  reconocibles y urgentes de las relaciones entre comunicación y democracia:

 

1a)  Democracia para la comunicación, que concierne a que se cuente con reglas claras y precisas, así como con garantías suficientes para llevar adelante acciones de comunicación.

 

 2a) Comunicación para la democracia, que se refiere a que los procesos comunicacionales asuman la interculturalidad y el pluralismo como factores que los deben  constituir.

 

3a)  Democracia comunicada, que remite a la necesaria interrelación que tiene que darse entre Estado y sociedad en sus distintos niveles, apuntalando mecanismos de control y participativos.

 

4a) Comunicación democratizadora, consistente en la aspiración de que toda comunicación implique la expresión plural de la diversidad y sea promotora de la participación.

 

A diferencia de lo que acontecía en los decenios de 1970 y 1980, en que las demandas de los especialistas latinoamericanos de la Comunicación se centraban en la “democratización de las comunicaciones” entendida ante todo como diversificación de la propiedad mediática, en la actualidad son más bien algunos gobiernos y sectores de la ciudadanía los que impulsan debates y acciones, principalmente vinculados a normativa legal, que se dirigen a fundar y fundamentar en materia de principios y reglas la comunicación democrática, campo nuevo que está siendo desbrozado. Y dentro de ese panorama se inscribe con identidad propia el trabajo de los observadores de medios, que no puede limitarse a una suerte de supervisión técnica y ética del desenvolvimiento de la labor de información, opinión, interpretación, publicidad y entretenimiento que desarrollan la prensa, la radio, la televisión o la Internet, sino que requiere intervenir también en los planos de las condiciones en que tales medios operan al igual que en la activación de los derechos ciudadanos correspondientes.

 

De ahí es de donde se desprende la calidad de actores de la comunicación democrática que asumen en la práctica los observatorios de medios; esto quiere decir que son unidades expertas no solamente de acompañamiento crítico de los procesos informativo-comunicacionales de alcance masivo, pues además se ocupan de examinar los entornos sociopolíticos y legales en que tales procesos ocurren y se proponen incidir en ellos en función de fines de profundización democrática.

 

Dos pilares de su actuación

 

            De acuerdo con lo afirmado hasta aquí, los observatorios de medios son espacios de seguimiento y monitoreo del desempeño mediático, pero a la vez de análisis crítico y propositivo del contexto en que los medios están inmersos.

 

            En el primer caso, la labor de un observatorio consiste en “mirar a los que ven y hacen ver los acontecimientos de la realidad”. Esto significa que un observatorio evalúa sistemáticamente y forma criterio acerca de las representaciones mediáticas de esa realidad, esto es, sobre sus contenidos, enfoques, despliegues, intencionalidades, frecuencias, protagonistas o racionalidades, entre otros aspectos, todo con el fin de contribuir a la crítica y autocrítica que sirvan a la cualificación de los servicios mediáticos.

 

            Es en este punto que los observatorios se hacen partícipes de los juegos de poder que involucran a los medios, un poder basado justamente en la potestad que éstos tienen de ver, seleccionar, jerarquizar, etiquetar y hacer ver la realidad de determinado modo, es decir, de representarla ante sus públicos, por lo que es claro que en este terreno los intereses de los medios pueden llegar a colisionar con los de los observatorios.

 

            Y en el segundo caso, relacionado con la supervisión del entorno, también se hace patente otra dinámica de poder, ya que la observación abarca el “lugar” de la política, aquél en que se cruzan y enfrentan intereses gubernamentales, partidarios, empresariales, de regiones y de sectores y organizaciones de la sociedad. Esta intromisión osada de los observatorios de medios en el contexto por supuesto que genera, asimismo, otras probabilidades de confrontación, esta vez con múltiples y disímiles actores de la vida societal.

 

Historia larga, vida reciente

 

            Cuando la imprenta de tipos móviles revolucionó el mundo medieval nació la tensión entre los poderes y los medios, lo que fue reforzado con el carácter explícitamente político del primer periodismo en todas las zonas del mundo y, más tarde, con el establecimiento de los grandes consorcios mediáticos. Así, desde sus orígenes, los medios fueron parte de las disputas por las cosmovisiones y el capital.

 

            Ese hecho básico condujo a que las reflexiones respecto tanto al papel y la influencia de los medios como en torno a las reglas sociales que éstos debieran respetar emergieran bastante pronto. Este camino analítico y también decisional cobró más fuerza y sistematicidad entre los siglos XVII y XIX y se configuró mucho más consistentemente a lo largo del siglo XX.

 

            Sólo como ejemplo de esta trayectoria cabe citar a la primera tesis doctoral sobre publicística en la que el abogado alemán Tobías Peucer definió en 1690 las peculiaridades del trabajo de la prensa y las relacionó con el servicio a las leyes[2]. O los escritos que comenzó Vladímir Ilich Lenin en 1899 respecto al potencial organizador y político-propagandístico de la prensa a la vez que en materia de función informativa del Estado[3]. Y asimismo es útil mencionar el polémico y precursor libro de anales de la prensa boliviana Matanzas de Yáñez publicado en Santiago de Chile en 1886 por el polígrafo Gabriel René-Moreno que habló de los periódicos como portadores de importantes verdades sociales (representaciones de la realidad) para la historia, libro que puede ser tomado como ejemplo de la variada producción intelectual decimonónica que motivó la prensa en Latinoamérica[4]. E igualmente, la obra de otro boliviano, Gustavo Adolfo Otero, intitulada La cultura y el periodismo América e impresa en Quito en 1953, puede ilustrar la preocupación que había en la región por esos años en relación al rol político y cultural de los diarios[5].

 

            Ya hacia la década de 1930, en la academia estadounidense, comenzó la estructuración de procedimientos para estudiar los contenidos mediáticos, vinculada luego al interés investigativo por sus efectos en las decisiones de voto o compra de los receptores de mensajes, mientras que en Francia o en Alemania se trabajaba en el examen de las características formales y de los comportamientos informativos o de opinión de los medios[6]. Estas prácticas, como es sabido, fueron conocidas y posteriormente aplicadas en Latinoamérica gracias al trabajo de divulgación y formación de investigadores que el Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina (CIESPAL) inició en Ecuador en 1959.

 

            Es evidente, por tanto, que  el análisis de los medios es poseedor de una larga historia; sin embargo, la observación de medios como tal tiene una vida mucho más reciente. Empezó a mediados de los años setenta del siglo pasado en los Estados Unidos de Norteamérica con objetivos de preservar los contenidos informativos de la influencia política o más bien de denunciar la presencia de ésta en los medios[7]. Su emergencia  en Latinoamérica se registró más tarde[8] y su proliferación fue alentada tras la creación del Observatorio Internacional de Medios de Comunicación (Media Watch Global) por Ignacio Ramonet en 2002, sustentado después en la teoría del “quinto poder”.

 

Las primeras experiencias de ese tipo surgieron en la región a principios de la década de 1990.  Fue en 1992  que nació en Brasil la Red ANDI para monitorear las noticias sobre niños, adolescentes y jóvenes, y cuatro años después, en ese mismo país, el Observatorio da Imprensa. Casi inmediatamente, en 1997, fue establecida en Perú la Veeduría Ciudadana de la Comunicación y en los años posteriores se desarrollaron más de veinte observatorios de medios en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela, sin que a la fecha todos tengan un funcionamiento regular. Además, el tema de la calidad periodística dio lugar a líneas de investigación en la Universidad de Los Andes (Chile), en la Universidad de La Sabana (Colombia) y en la Pontificia Universidad Católica de Chile, al igual que promovió la constitución de la Red Periodismo de Calidad, respaldada por la Fundación Trust for the Americas de la Organización de Estados Americanos.

 

 Observatorios en el nuevo siglo

 

            La reiterada y convergente preocupación de organizaciones representativas de la ciudadanía, la academia, la política y el propio campo periodístico en torno a que los medios de información masiva no sólo se han apartado de las funciones sociales que les estaban asignadas sino que, al mismo tiempo, afrontan una compleja desprofesionalización es un tema que se ha hecho evidente y cotidiano en la escena pública de América Latina en los últimos años.

 

            En ese sentido, los cuestionamientos surgidos al papel del periodismo y sus operadores se han venido sucediendo casi sistemáticamente. Así, por ejemplo, en agosto de 2004, más de 70 periodistas de toda Latinoamérica reunidos en México por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano expresaron su desazón por la creciente desvinculación entre periodismo y sociedad que hace que aquél trabaje en función de intereses corporativos particulares y que ésta busque nuevos modos de informarse. También cuestionaron el resquebrajamiento de las reglas tradicionales del oficio y la consiguiente pérdida de calidad de los productos noticiosos[9].

 

            Ese mismo año (2004), el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo acerca de la democracia latinoamericana hizo explícita la inquietud de los expertos participantes en dicho documento respecto a la potencialidad de los medios masivos para actuar como una amenaza al funcionamiento del orden democrático. “Los medios tienen la capacidad de generar agenda, de predisponer a la opinión pública a favor o en contra de diferentes iniciativas y de erosionar la imagen de figuras públicas mediante la manipulación de denuncias” (PNUD, 2004:156), señaló ese informe al referirse a la capacidad mediática para limitar la autonomía y el poder de las instituciones políticas.

 

            En agosto de 2005, una nueva reunión de periodistas latinoamericanos propiciada por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano en México se ocupó de la calidad informativa en los medios audiovisuales y, entre otros aspectos, manifestó que la agenda de tales medios se ha distanciado de las demandas de los públicos, que “hoy la sociedad mira críticamente y cuestiona la confiabilidad, autonomía e independencia de los periodistas” (Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, 2006:11) y que “la plutocracia es ley en la radio y en la televisión” ( :12).

 

            Para el año 2005, igualmente, el reporte de evaluación de una década de las percepciones ciudadanas en 18 países de América Latina presentado por la Corporación Latinobarómetro mostró que la confianza colectiva en los medios informativos en la región se caracterizó por una tendencia descendente desde 1995[10]. Los datos de esta organización ampliados hasta 2010 (www.latinobarometro.org) mostraron que ese nivel de confianza osciló entre 45% (para los diarios) y 55% (para la radio), teniendo en medio a la televisión con 48%.

 

            Otros dos estudios del año 2005 relativos a coberturas específicas de la prensa latinoamericana, con base en pruebas empíricas, insistieron en el tono y la dirección de las críticas ya formuladas: uno de ellos, que trató el tema de la violencia en los medios, concluyó que la mitad de las noticias presenta insuficiencias básicas que suponen “una falta de respeto al derecho que tienen los lectores a recibir información propositiva y de calidad” (ANDI, 2006:6); el otro, centrado en el enfoque de género y que no sólo comprendió a diarios y televisoras de Latinoamérica sino de los cinco continentes, sostuvo que existe “un claro déficit democrático en los medios de comunicación” porque marginan a las mujeres del protagonismo informativo y “refuerzan los estereotipos de género” (GMMP, 2005:104).

 

            Cabe sumar a ello los resultados de análisis efectuados a comienzos de los años dos mil por el especialista holandés Teun van Dijk sobre la reproducción mediática del racismo en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, México, Perú y Venezuela. Dice él: “El discurso televisivo, las imágenes, las películas y las telenovelas tienden, por lo general, a ignorar a los pueblos indígenas y a exhibir en forma marginal su exotismo cuando son pacíficos, o a tildarlos de violentos cuando oponen resistencia; los negros suelen ser del todo invisibles y, de representarlos, es siempre en papeles negativos o subordinados, asociados a alguna problemática, a la pobreza y a la discriminación, como si de fuerzas inevitables de la naturaleza se tratara” (Van Dijk, 2003:190).    

 

            Finalmente, el denominado “giro a la izquierda” que se registra en algunos países latinoamericanos ha  abierto, un frente de cuestionamiento al desempeño de los medios, al punto de que gobiernos como los de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela consideran a los medios privados como la nueva oposición política.  En estas naciones se ha aprobado leyes o se tiene proyectos de ley que intervienen el campo mediático, mas la discusión al respecto se ha desatado también en Brasil, Chile, Colombia, México, Nicaragua, Perú o Uruguay, para sólo nombrar algunos casos.

 

En general, entonces, América Latina presenta una atmósfera poco contemplativa con el trabajo de los medios, que los pone en cuestión y se expresa tanto en importantes niveles de desconfianza y descontento ciudadano como en el incremento de la autocrítica desde el periodismo en sí, en duros análisis de las universidades o en acciones discursivas y de hecho provenientes de representantes de los Estados o de diferentes sectores de la misma sociedad, pues las críticas alcanzan así mismo a los medios que no son de propiedad privada. A ello, como se señaló anteriormente, se suma el nuevo y amplio frente abierto por el remozado interés ciudadano en el Derecho a la Información y la Comunicación, de modo que las tensiones en torno a estos temas no sólo se dan entre gobiernos y medios sino entre ciudadanos y medios, ciudadanos y gobiernos  e inclusive entre diferentes tipos de medios.

 

Información para la democracia

 

Teniendo en cuenta la significación de las instituciones informativas y de la labor periodística para la vida en democracia, es comprensible que se haya fortalecido la convicción sobre la necesidad de preservarlas a la vez que de cualificarlas en un marco de libertad de pensamiento, expresión y prensa. De allí que la reflexión y el debate hayan conducido en la región al surgimiento de una variedad de espacios de supervisión del desempeño mediático, en particular en el campo noticioso, aunque sin que se haya descuidado del todo otros ámbitos como los del entretenimiento y la publicidad.

 

            Como señala la experta peruana Rosa María Alfaro, las veedurías y observatorios están renovando la crítica latinoamericana sobre los sistemas y procesos de comunicación e información, pues a diferencia de lo que la distinguía en los decenios de 1970 y 1980, cuando más bien denunciaba la concentración propietaria de los medios y la índole alienante de sus contenidos, en la actualidad canaliza las demandas sociales de mayor profesionalismo y de compromiso con los valores y los derechos democráticos que la gente plantea a la comunicación masiva y al periodismo en particular[11].

 

            Otra especialista peruana, Susana Herrera, indica que los observatorios mediáticos latinoamericanos tienen en común, entre otros aspectos, su reconocimiento de la importancia de la comunicación y los medios para la democracia, su insatisfacción ante la actual situación de esos medios, su reivindicación de otra forma de entender la práctica periodística y su intencionalidad revisionista y reformista[12]. En cuanto a sus diferencias Herrera destaca la diversidad de su naturaleza —los hay no gubernamentales, universitarios, periodísticos y sindicales—, la multiplicidad de sus intereses temáticos, sus recursos metodológicos y sus estructuras de funcionamiento, así como las formas que adoptan para relacionarse no sólo con los medios y los periodistas sino también con sectores de los públicos.

 

            Un buen resumen de las finalidades que guían la observación mediática en Latinoamérica es el que ofrece el colombiano Germán Rey, por años defensor del lector del diario “El Tiempo” de  Bogotá, quien dice: “Todos estos observatorios están entendiendo que la sociedad tiene mucho que decirle a los medios, pues ella es la primera influenciada por sus aciertos o afectada por sus errores. Saben que la información es un lugar de aplicación de los derechos civiles, que la democracia es imposible sin que sea un gobierno de opinión y que el interés común y la controversia de los ciudadanos requieren de un periodismo de calidad”[13].

 

            Y es este concepto, periodismo de calidad, el que a su vez sintetiza el norte hacia el cual se orienta el trabajo básico de la mayoría de los observadores, pudiéndose entender la calidad periodística como la excelencia profesional en la obtención, procesamiento y comunicación de la información noticiosa y en la construcción de sus subproductos de opinión e interpretación. Esta noción implica, por una parte, que el periodismo debe hacerse en sujeción a las reglas técnicas y éticas de la profesión —que no se modifican aunque los soportes materiales o tecnológicos de los contenidos sean distintos al clásico papel impreso— y, por otra, que en consecuencia la honestidad y el rigor intelectuales siempre deben estar presentes al lado del sentido de servicio de interés público que informa la profesión.

 

            Las veedurías y observatorios de medios, por tanto, buscan contribuir a la superación permanente de la calidad periodística para alimentar las competencias de una ciudadanía bien informada que sea capaz de participar crítica, creativa y proactivamente en los procesos de la democracia. Se tiene que agregar que este propósito genérico, relacionado con la idea de “mayor información para la democracia”, no puede ser separado de dos condiciones que son fundamentales: la democratización de la información y los medios y  la vigencia constante de la democracia para el ejercicio del periodismo, lo cual conecta la observación con la dimensión mayor del Derecho a la Información y la Comunicación.

 

Diversidad común, problemas y retos compartidos

 

            Si bien de la mano de gobiernos considerados progresistas algunos países de América Latina están promoviendo –aunque todavía más en el discurso que en las concreciones– una triple búsqueda que se resume en salir del capitalismo, del desarrollo convencional y de la dependencia externa[14], y más allá de que las naciones de la región presentan diferentes niveles de desarrollo económico y variaciones en sus configuraciones geográficas y demográficas tanto como en sus estructuras culturales, lo cierto es que estos pueblos comparten una historia semejante y los problemas que se derivan de ella, como la falta de conocimiento y reconocimiento recíprocos, los  procesos de concentración de la riqueza, la enfatización de las políticas extractivistas o la situación de exclusión social de importantes sectores de su población.

 

             En el campo de la información noticiosa, las dificultades compartidas se traducen en la pervivencia y reproducción de estereotipos y prejuicios sobre los vecinos o en su infravaloración o estigmatización noticiosas, en tanto que dentro de cada país se manifiestan en barreras al acceso informativo, prácticas de discriminación y vulneraciones diversas a las normas éticas y al Derecho a la Información y la Comunicación.

 

            Indirectamente o no, los centros de observación establecidos en Latinoamérica someten a examen los comportamientos de los medios frente a tales circunstancias, pues existen bastantes semejanzas en los preconceptos y tipos de dificultades que identifican en sus monitoreos e investigaciones. Y lo propio sucede en relación a las evaluaciones que hacen de las condiciones del entorno.  No obstante, si los observatorios aún tienen una debilidad, la misma está dada por su insuficiente poder de influencia para promover los cambios requeridos en la calidad del periodismo y de la democracia.

 

            A propósito de esto último, en 2005 la peruana Rosa María Alfaro expresaba una especial preocupación por la dispersión de la labor de dichos centros y afirmaba que “la presión articulada de observatorios y veedurías latinoamericanos es más un deseo que una realidad”[15].  Quizá por eso, poco más tarde, haya sido ella misma la propulsora de una primera “plataforma” de alcance subcontinental.

 

            La propuesta de la conformación de una red de observación mediática fue hecha por Alfaro en oportunidad de la creación del Observatorio Nacional de Medios de Bolivia (ONADEM),  en La Paz, en abril de 2006, y fue reafirmada en ocasión del Colóquio Latino-Americano sobre Observação da Mídia que en septiembre de ese  mismo año organizó el Observatório da Imprensa, en São Paulo, Brasil.             Casi un año después, el 16 de julio de 2007, quedó conformada en Lima, Perú, la Red Latinoamericana de Observatorios de Medios bajo los auspicios de la Veeduría Ciudadana de la Comunicación. La integraron inicialmente organizaciones de Perú, Bolivia, Brasil, Ecuador, Guatemala, Argentina y Chile. Pasado un tiempo se incorporaron otras de Venezuela, México y Nicaragua.

 

            Otra iniciativa relevante ha sido la conformación de la Red de Observatorios de Medios y Defensores de las Audiencias de Nuestra América, que se produjo en mayo de 2011 en Puebla, México, con la participación de organizaciones de Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Ecuador, México y Paraguay.

 

            En todo caso, estas redes aún tienen al frente el desafío de probar, en los hechos, que la convergencia de esfuerzos es posible y que se puede avanzar en el conocimiento y la colaboración recíprocos, en el aprendizaje metodológico, en el intercambio de mecanismos de divulgación y uso de resultados y en el potenciamiento de la presencia, la posición y la influencia de cada uno de sus miembros en sus correspondientes naciones y en el conjunto de la región. Estas tareas pendientes, como se entenderá , no tienen que ver apenas con la deseable consolidación de la observación de medios, sino ante todo con la necesidad de brindar una respuesta coherente y concreta a la necesidad de apuntalar tres ejes de la democracia –pluralismo, participación y transparencia– en beneficio colectivo.

 

El cuarto factor

 

            Hasta la llegada de los observatorios, la esfera pública era habitualmente constituida por tres actores principales: los políticos, los ciudadanos y los medios. Aquéllos representan hoy un cuarto factor interviniente. Con su participación en este proceso es posible propiciar un concepto multidimensional de la democracia que incluya de forma explícita lo informativo-comunicacional y es dable, en consecuencia,  promover el ensanchamiento del horizonte democrático.

 

            Para lograr esos propósitos, al reconocimiento de la información periodística como un bien público y del periodismo como un servicio de interés público se tiene que agregar explícitamente la apropiación de la comunicación democrática como un valor social. Los observatorios de medios son y serán un actor primordial en ese sentido.         

 

 Fuentes consultadas

 

-          Aguirre, José Luis (2006). La otredad y el derecho a la comunicación desde la alteridad. La Paz. Azul Edit.

 

-          Alfaro, Rosa María (2005). “Observatorios de medios: avances, limitaciones y retos. ¿Una nueva conciencia crítica o una ruta de cambio?”. Lima. Veeduría Ciudadana de la Comunicación. 17 pp.

 

-          Alfaro, Rosa María (2008). “Nuevos compromisos de la Prensa con el Desarrollo. Monitoreo Latinoamericano”. Red Latinoamericana de Observatorios de Medios. Lima. Calandria. A.S.C.

 

-          ANDI (2006). “La cobertura de la violencia contra niños, niñas y adolescentes en los medios de comunicación latinoamericanos”.Brasilia. Red ANDI.

 

-          Broullón, Gaspar et. al. (2005). “Los Observatorios de Comunicación”, en revista Chasqui. Nº 90. Quito. CIESPAL. pp. 38-45

 

-          Casasús, Josep María (1985). Ideología y análisis de medios de comunicación. Barcelona. Edit. Mitre.

 

-          Charaudeau, Patrick (2003). El discurso de la información. La construcción del espejo social. Barcelona. Edit. Gedisa, S.A.

 

-          Corporación Latinobarómetro (2005). “Informe Latinobarómetro 1995-2005: Diez años de opinión pública”. Santiago de Chile. Latinobarómetro.

 

-          Corporación Latinobarómetro (2013). Informe 2013. Santiago de Chile. Latinobarómetro.

 

-          Erazo, Viviana (2006). “Panorama de la observación crítica de los medios de comunicación en América Latina. Visión global y local – Perspectiva de género – Participación ciudadana”. Santiago de Chile. FUCATEL.

 

-          Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (2005). La búsqueda de la calidad periodística y la transformación del periodismo profesional. Caracas. Gráficas Lauki,

 

-          Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (2006). La búsqueda de la calidad periodística en los medios audiovisuales y las demandas sociales en América Latina. Caracas. Gráficas Lauki.

 

-          Fundación Unir Bolivia (2009). Medios a la vista. Informe sobre el periodismo en Bolivia 2005-2008. La Paz. ONADEM.

 

-          Fundación Unir Bolivia (2009). Medios a la vista 2. Informe sobre el periodismo y el Derecho a la Información y la Comunicación en Bolivia 2009-2011. La Paz. ONADEM.

 

-          GMMP (2005). ¿Quién figura en las noticias? Proyecto Global de Monitoreo de Medios 2005. Sudáfrica. Creative Commons.

 

-          Gore, Al (2007). El ataque contra la razón. Buenos Aires. Debate.

 

-          Herrera, Susana (2006). “Funciones de los observatorios de medios en Latinoamérica”, Global Media Journal. Edic. Iberoamericana. México. En: http://gmje.mty.itesm.mx/herrera_damas.htm 33 pp.

 

-          Lander, Edgardo et. al. (2013). Promesas en su laberinto. Cambios y continuidades en los gobiernos progresistas de América Latina. La Paz. CEDLA.

 

-          Lenin, Vladímir I. (1978). La información de clase. México. Siglo XXI. 3ª edic.

 

-          Otero, Gustavo A. (1953). La Cultura y el Periodismo en América. Quito. Casa Editora Liebmann. 2ª edic.

 

-          Pedroso, Rosa Nívea (2004). “O jornalismo como uma forma de narração da história do presente: uma interpretação da Tese de Doutoramento em Periodística de Tobias Peucer”, en revista Estudos em Jornalismo e Mídia. Universidade Federal de Santa Catarina. Nº 2. 5 pp.

 

-          PNUD (2004). La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos. Buenos Aires. Alfaguara, S.A.

 

-          René-Moreno, Gabriel (1866). Matanzas de Yáñez 1861-1962. Santiago de Chile. Imprenta Cervantes.

 

-          Rey, Germán (2003). “Ver desde la ciudadanía. Observatorios y veedurías de medios de comunicación en América Latina”, en Veedurías y Observatorios. Participación social en los medios de comunicación. Buenos Aires. Edic. La Tribu.

 

-          UNESCO (1972). “Informe de la Reunión de Expertos sobre Políticas y Planeamiento de la Comunicación”. París. UNESCO.

 

-          UNESCO (1996). Nuestra diversidad creativa. Informe de la Comunicación Mundial de Cultura y Desarrollo París.Edic. UNESCO.

 

-          Universidad Iberoamericana (2007). Propuesta de indicadores para un periodismo de calidad. México. Red Periodismo de Calidad. 2ª edic.

 

-          Van Dijk, Teun (2003). Dominación étnica y racismo discursivo en España y América Latina. Barcelona. Gedisa Edit.

 

 etv/2013

 




[1]   Coordinador Nacional del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación UNIR Bolivia. [email protected]

[2]   Cfr. Pedroso (2004).

[3]   Cfr. Lenin (1978).

[4]   Cfr. René-Moreno (1886: 3 y ss.).

[5]   Cfr. Otero (1953).

[6]   Cfr. Casasús (1985).

[7]   Cfr. Broullón et. al.(2005).

[8]   Cfr. Alfaro (2005) y Erazo (2006).

[9]   Cfr. Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (2005:11-39, especialmente).

[10]   Cfr. Corporación Latinobarómetro (2005:54-55).

[11]   Cfr. Alfaro (2005).

[12]   Cfr. Herrera (2006).

[13]   Fundación Nuevo Periodismo iberoamericano (2005:18).

[14]   Cfr. Lander et. al. (2013:2).

[15]   Alfaro (2005:9).

 

 

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PRODUCCIÓN PERIODÍSTICA GUARANÍ

Jenny Ampuero

Ñande Ñee: la voz que grita… La voz que reclama ¡queremos!

(“Tío” Martín, líder guaraní)

Los guaraníes son uno de los pueblos indígenas más significativos de América del Sur. Concretamente, en Bolivia, es el tercero en importancia después de los quechuas y aimaras. El 1% de la población boliviana habla guaraní, cuya tendencia es ascendente por un lado, por los programas de Educación Intercultural Bilingüe (EIB) y, por otro; debido a las nuevas políticas gubernamentales.

Sin embargo, pese a la importancia de esta nación indígena, la producción periodística en idioma guaraní es escasa en área urbana y,  paradójicamente; en el área rural, tal como se ha podido evidenciar en la investigación efectuada en la ciudad de Santa Cruz y la provincia Cordillera del departamento, precisamente con el objetivo de indagar la producción periodística en guaraní.

Producción periodística guaraní en la ciudad de Santa Cruz: Programa periodístico guaraní Ñande Ñee “Nuestra palabra”

En el estudio mencionado,  se encontró la producción de un programa periodístico radial en idioma guaraní que subsiste en la actualidad. Se trata de la revista informativa Ñande Ñee “Nuestra palabra”,  que se difunde desde hace 5 años a través de Radio Santa Cruz A.M.;  producido por la ONG “Formación Solidaria” (FORMASOL)[2], y la dirigencia de la capitanía del área integrada de Santa Cruz del pueblo guaraní,  ZONACRUZ, a través del “Tío” Martín Carayuri (sabio indígena guaraní) y su hija, Marilyn Carayuri, quienes a su vez, hacen la locución del programa en lengua guaraní. De manera paralela, se lleva a cabo la  formación de  líderes indígenas guaraníes en el área de producción periodística en diversos formatos.  

En Ñande Ñee, los temas más enfatizados en el programa son: economía, seguido de organizaciones indígenas y el análisis político de coyuntura.  Le sigue en importancia una de las preocupaciones ancestrales de esta nación indígena: Tierra/Territorio y en menor importancia el análisis de la autonomía departamental, local e indígena.

Es importante destacar la centralidad a problemas/actores de su entorno cercano. Lo nacional pasa a un plano de menor importancia.  Los actores y fuentes de información de mayor mención  en Ñande Ñee son los líderes indígenas y autoridades locales, muy por debajo departamentales y nacionales. El presidente Evo Morales no fue citado en ninguna nota.

Además de Ñande Ñee,   durante el seguimiento a los medios de comunicación (radio y televisión) en la ciudad de Santa Cruz, se pudo determinar que,  existen espacios radiales donde se emite (pero no se produce)  información en idioma guaraní. Por un lado, se encuentra la Red Patria Nueva que a través del Sistema de la Red de Radios de los Pueblos Originarios coordina con radios de las diferentes comunidades, la emisión de noticias en guaraní. Por otra parte, se encuentra la Radio Santa Cruz, afiliada a la Red ERBOL, que emite el informativo guaraní nocturno (martes a Viernes), producido por radio Parapetí, de la ciudad de Camiri. Los contenidos y recursos radiales,  fueron analizados en el área de producción, es decir, en la provincia Cordillera.

Por otro lado, una mirada retrospectiva en el estudio, permitió detectar algunas experiencias importantes en la producción periodística en guaraní, empero, de corta duración, tal es el caso del  Informativo Trilingüe” (1984), emitido en castellano, quechua y guaraní, y; el Informativo Indígena Guaraní (1996) producido por el  el Teko Guaraní[3]. Ambas experiencias fueron emitidas a través de Radio Santa Cruz. Un antecedente más cercano, fue el programa “Jóvenes Indígenas”, difundido por Radio “Alternativa” durante tres meses en el año 2012.

Próximamente: oferta periodística televisiva en guaraní: Con el objetivo de ampliar esta oferta periodística al ámbito televisivo en septiembre del 2012, la empresa estatal de Televisión  Bolivia TV y la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) firmaron un convenio marco con la finalidad de propiciar la producción informativa en lengua guaraní para preservar la forma de ser del pueblo Guaraní, su Ñande Reku. En mencionado convenio se establece la capacitación en producción audiovisual, la producción televisiva en guaraní y la implementación de una antena en Camiri. 

Producción informativa en guaraní: Área rural.  

La producción informativa está vinculada a la máxima instancia política y administrativa del pueblo Guaraní: la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG), que a su vez es parte de la Confederación de Pueblos Indígenas del oriente Boliviano (CIDOB). Al interior de esta organización, la APG tiene una unidad de comunicación que trabaja en coordinación con para la coordinación de la Red Guaraní de Comunicación (RGC), cuyo ente principal de acción es la Radio Parapetí, centro  de la actividad radial del pueblo Guaraní. Sus producciones en periodísticas en guaraní, son:

a.    Revista informativa de 09:00 – 10:00 principalmente en español, aunque ocasionalmente difunden entrevistas en guaraní con Mburuvichas[4] o capitanes zonales.

b.    Revista informativa “Contacto” emitida de 10:00 a 10:30 en la radio Parapetí.

c.    En la red ERBOL se emite el Resumen Informativo Guaraní, todas las noches de 19:00 a 19:20 y en Radio Santa Cruz  en el horario de las 14:45 hasta las 15:00, acorde a lo que se vio en el análisis de la producción informativa urbana.

d.    En la Red ERBOL, se emite la revista Informativa Guaraní “Yasereku” (Despertando), también bilingüe de 08:00 a 09:00 los días sábados, con el fin de hacer un resumen comentado de las noticias más sobresalientes de la semana. Esta revista incluye notas de opinión, entrevistas y otros sobre temas de interés coyuntural como el censo, la Carta Orgánica, las Autonomías Indígenas, cultura, etc. Estos espacios informativos son bilingües

Además de la Red Guaraní, se encuentra la Radio Aguaragüe en el municipio de Charagua. No está afiliada a la Red de Comunicación Guaraní pero está realizando las gestiones para ser miembro. Hasta noviembre de 2012, producían informativos en guaraní, pero han sido suspendidos por falta de patrocinio, esperan retomar la iniciativa en el mes de enero de 2013.

En el mapeo que se hizo a programas radiales (no existe en otros medios)  con cobertura en idioma guaraní en el área rural, se observó que la mayor producción informativa es realizada por la Red Guaraní de Comunicación (RGC), bajo la coordinación de la  radio Parapetí, en la ciudad petrolera de Camiri. Esta red está compuesta a su vez de siete emisoras[5] que envían sus despachos para ser difundidos a nivel local, regional y  nacional.

Características de la producción periodística en guaraní: área rural

A partir del monitoreo efectuado, se determinó que;  acorde a la estructura organizacional, la radio Parapetí, es la emisora líder en la trasmisión de programas informativos, mismos que son producidos de manera conjunta con las radios miembros de la red, que trabajan  mayormente como corresponsales a través de los enlaces. El género informativo utilizado es el noticiero. En menor proporción está la revista informativa, transmitida los días sábados. Es un compendio de noticias de interés de la semana, con una variedad de música, entrevistas y análisis político de temas de coyuntura. 

Al ser la radio Parapetí el centro de producción/difusión de la información guaraní, las radios de las demás comunidades son enlaces, por lo que los contactos provinciales permiten una constante interacción. Este hecho resalta que gran parte de los municipios tengan información de los diferentes municipios, siendo Boyuibe el líder de los contactos. Sin embargo, la conexión Departamental, es casi nula. Este es un dato interesante porque se puede inferir que los guaraníes, tercer pueblo indígena en importancia del país, tienen muy poca interacción con el resto del país, solo se encontraron dos contactos en el monitoreo, uno con Chuquisaca y uno con Potosí. Con la sede de gobierno, fuente principal de información, no se encontró ni un solo contacto.

Los horarios de emisión se realiza en  dos franjas horarias: la primera en la mañana (05:15 – 12:00) y la segunda en la noche (20:00-21.30). En este horario se transmite el informativo guaraní, pero este solo tiene un alcance de 80 Km. alrededor de Camiri. Es el programa de mayor acogida principalmente por las autoridades locales. La proyección es la de ampliar la cobertura.

En relación a los recursos radiofónicos, se pudo percibir que la entrevista es un recurso poco utilizado, estas sólo aparecen en circunstancias muy extraordinarias, probablemente por la ubicación de las emisoras en lugares distantes a los hechos noticiosos.Asimismo, las llamadas telefónicas de interacción con la audiencia son nulas, probablemente debido al costo de las llamadas y a que varias emisoras no cuentan con los soportes técnicos requeridos. El idioma de transmisión es español-guaraní. En el monitoreo, se detectó que del 31 al 60% de la emisión es en idioma guaraní exclusivamente. Los productores atribuyen como causa fundamental de este hecho que la mayor parte de la audiencia se encuentra en ciudades intermedias y/o comunidades donde predomina el español. El uso de la música como  recurso es solo para caracterizar el programa, no suelen poner una canción completa, y en porcentaje elevado la música de preferencia es la originaria del Chaco. 

Periodistas Guaraníes: varones, las mujeres  ocupan un lugar significativamente más bajo que los varones cuando se trata de realizar la transmisión de los programas. Solo en un programa se detectó que la conducción es compartida. En relación a los corresponsales, oscila entre 2 a 6 personas, de los cuales, el 30% son mujeres. Las emisiones de las radios afiliadas, no cuentan con servicio de corresponsalía.

Sobre los actores de la noticia, en el monitoreo efectuado, tuvieron mayor relevancia las autoridades locales. Asimismo, las fuentes de información predominantes son los dirigentes sociales, representantes de la sociedad civil y; en tercer lugar, están loslíderes políticos. Este dato es coherente con esa pretensión de las emisoras guaraníes de privilegiar la información local frente a lo departamental o nacional. Por último, es importante destacar que los temas de mayor cobertura: educación y salud, Este dato es importante tomando en cuenta que el pueblo guaraní estuvo a la vanguardia en la lucha por los programas de Educación Intercultural Bilingüe (EIB).

La reconocida frase de los guaraníes de “La lucha hoy no será más con arco y flecha, sino con pluma y papel” haciendo referencia a la educación, también debiera aplicarse a la apropiación mediática. El pueblo Guaraní, reconocido como un pueblo guerrero, podría aprovechar los espacios de los medios tradicionales y las nuevas tecnologías de comunicación para dar a conocer su voz, sus problemática, su cultura. Se ha podido observar al respecto, que los programas que emiten no tienen enlaces con otros departamentos, ese aislamiento a nivel nacional debe ser superado y creemos que los medios son la mejor herramienta de interacción.

Fuentes Consultadas

CIPCA. (2008). Diagnóstico sobre el desarrollo rural del Chaco Boliviano. Santa Cruz, Cordillera, Bolivia.

Diez Astete, A. (2011). Compendio de etnias indígenas y ecoregiones. La Paz: Plural.

PNUD. (2010). Informe Regional sobre Desarrollo Humano para América Latina y el Caribe 2010. PNUD. Costa Rica: EDITORAMA.

Riester, J. (2008). Pueblos Indígenas de las Tierras Bajas de Bolivia. Santa Cruz.

Teko. (2012). TEKO GUARANI. Recuperado el 14 de Noviembre de 2012, de http://www.tekoguarani.org/

Teko Guaraní. (2002). Red Guaraní de Comunicación: 7 años uniendo al Chaco. Camiri: s.e.

 

 

 

 

 




[1] Jenny Ampuero, comunicadora y docente de la UAGRM, realizó esta investigación para el ONADEM de la Fundación UNIR.

[2]FORMASOL es una Organización no Gubernamental fundada en 1996, sin fines de lucro que apoya a la formación de comunicadores indígenas del departamento de Santa Cruz, capacita a periodistas de radio en provincias, forma locutores-productores de radio e investiga sobre la situación de los indígenas Guaraní que dejan sus comunidades de origen para irse a la capital.

[3]Teko significa "cultura" y "modo de ser - sabiduría" relacionado a la identidad ancestralguaraní

[4] Son denominados Mburuvichas a los líderes indígenas que representan a las diferentes capitanías

[5]Ecco de Cuevo, Liromar y Emy de Muyupampa, María Reina de los Apóstoles de Monteagudo, la Voz del Sur de Macharety, Milenium de Boyuibe y Frontera de Yacuiba.

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INCIPIENTE DEBATE SOBRE EL DIC

Erick R. Torrico Villanueva

La construcción plurinacional del Estado implica el reconocimiento efectivo y común de la diversidad tanto sociopolítica como económica y cultural de todos los pueblos que habitan el territorio boliviano. Ello, para lo que acá interesa, supone el establecimiento, garantía, vigencia y ejercicio de una serie de derechos fundamentales, individuales y colectivos, como también una voluntad política y otra social que promuevan y aseguren la interrelación respetuosa, propositiva y  preferentemente orientada al bien compartido entre los diferentes grupos sociales que conforman la población general del país.

Se puede decir, en ese sentido, que el marco general para que tal proceso de reconversión estatal se produzca está trazado en la Constitución Política del Estado Plurinacional puesta en vigencia el 7 de febrero de 2009, ya que en ese documento esencial está descrita la naturaleza del nuevo Estado en edificación así como están señalados los principios y valores que deben guiarlo, además de los derechos básicos correspondientes y de los aspectos primordiales de la organización del Estado y el funcionamiento de sus órganos nacionales, subnacionales y locales.

En lo que concierne a la cuestión de la interrelación, la Constitución incorpora dos elementos de la más alta relevancia: la interculturalidad y el Derecho a la Información y la Comunicación (DIC). En el primer caso, se trata de una apuesta por superar los límites del multiculturalismo, que se quedaba en una formalidad instrumentalizadora carente de la potencia del diálogo en igualdad de condiciones y de la participación informada; en el segundo, de una ampliación inédita desde los confines de la sola libertad de expresión, por lo general reclamada apenas por los responsables y los operadores de los medios de difusión, a la concepción de un derecho integral de todas las personas.

Así, las bases requeridas están echadas, aunque resta trabajar todavía en su perfeccionamiento, como también en el desarrollo de las voluntades antes mencionadas y en el de las suficientes condiciones materiales y humanas que las pongan en servicio de la construcción estatal a que se aspira. El caso del DIC, que aquí se aborda, es ilustrativo al respecto.

El DIC, otro escenario

La constitucionalización del DIC –que en la Constitución es citado de dos modos: “el derecho a la comunicación y el derecho a la información” (Art. 106, parágrafo I) y “el derecho a la comunicación y a la información” (Art. 106, parágrafo III)– representa, sin ninguna duda, un cambio sustancial en la materia respecto de la tradicional garantía constitucional que se tenía para la libertad de expresión de toda persona (Art. 7, inciso b), que establecía el derecho “A emitir libremente sus ideas y opiniones por cualquier medio de difusión”.

La modificación registrada, producto de al menos siete propuestas que organizaciones sindicales, profesionales y académicas del ámbito de la información y la comunicación y algunas personas individuales pusieron en consideración de la Asamblea Constituyente en 2006, es  muy significativa, ya que abre la posibilidad de expandir el alcance de los contenidos de ese nuevo derecho, quedando la libertad de expresión como uno de sus componentes y no como el único y privilegiado.

En cualquier caso, y por ello se habló anteriormente de tener que perfeccionar la formulación de la norma, tanto la manera en que el DIC está referido en la Constitución     –primero como si se tratara de dos derechos y luego como si fuera uno, pero con prelación de la comunicación sobre la información¬– como la forma en que están presentados sus elementos –con claro énfasis en la labor de los medios periodísticos y en las atribuciones de sus trabajadores– requieren de una más detenida reflexión que permita delimitar con mayor precisión los contornos de este derecho al igual que hacer explícitas sus potencialidades para toda la colectividad.

Hay, pues, un nuevo escenario, mas aún falta una trama consistente y la convocatoria a todos los actores relevantes.

Más de tres años de trayecto

Con lo dicho hasta aquí, a poco más de tres años de vigencia de la nueva carta constitucional, es posible intentar traducir los rasgos principales que marcan la situación que se vive en  el país con relación al DIC: innovación normativa e importantísimo avance en la materia, insuficiente definición del nuevo derecho establecido, contradicciones y dudas en la elaboración de leyes relacionadas con el mismo, reducción del horizonte de garantías que le corresponde a la dualidad Estado-medios, cuestionamientos y resistencias de los mayoritarios medios privados, escasos conocimiento e interés de la población al respecto e incipiencia del debate público necesario.

La incorporación del DIC en la Constitución hizo avanzar la normativa nacional sobre el sector y puso a Bolivia a la vanguardia en el campo del reconocimiento de los respectivos derechos fundamentales. No obstante, no se cuenta aún con un deslinde pertinente de su área de cobertura ni con una determinación precisa de las prerrogativas que supone ni de las responsabilidades que asimismo lo conforman.

Proyectos de ley, leyes ya promulgadas y otras cuya consideración está anunciada que involucran aspectos del DIC generaron críticas e incertidumbre en particular entre organizaciones empresariales, sindicales y académicas del periodismo. Tres ejemplos paradigmáticos de esto fueron los siguientes: 1) el proyecto de la Ley contra el Racismo y toda forma de Discriminación, que finalmente fue aprobado y promulgado sin modificación alguna  y ; 2) la Ley del Régimen Electoral cuyo “régimen especial de propaganda para las elecciones judiciales”, pese a ser formalmente modificado, mantuvo restricciones contrarias al DIC ; y 3) el proyecto de Ley General de Telecomunicaciones, Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación y Servicio Postal, que en buena medida fue ajustado por la comisión parlamentaria encargada del tema luego de que recibiera diversos planteamientos de algunas organizaciones de la sociedad . Otros casos polémicos, entre proyectos y anuncios, son los de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, la “Ley de Internet” y la “Ley de Medios” (que, se dice, podría sustituir a la Ley de Imprenta vigente desde 1925).

Las confrontaciones que se dieron respecto de las normas arriba indicadas acotaron el espacio posible de la discusión y lo limitaron a un desencuentro periódico entre el Estado regulador  –visto como censor por sus críticos– y los medios privados y periodistas –autoconsiderados titulares y defensores de las libertades de expresión y prensa y calificados como “adversarios políticos” por representantes del gobierno–, con lo cual la naturaleza del DIC resultó desvirtuada por incomprendida.

Ello dio lugar a una relación tensa entre las autoridades del Órgano Ejecutivo y algunas del Órgano Legislativo con los representantes de la Asociación Nacional de la Prensa, la Asociación Boliviana de Radiodifusión, la Asociación Nacional de Periodistas de Bolivia, la Asociación de Periodistas de La Paz y, en su momento, la Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia. Esa relación tuvo lapsos de clímax, sobre todo cuando las leyes señaladas estaban en tratamiento o cuando alguna autoridad gubernamental emitía cuestionamientos a la labor de medios y periodistas o anunciaba la intención de reemplazar la Ley de Imprenta, pero vivió asimismo otros de cierta “normalización” como cuando el Presidente Evo Morales volvió a hacer declaraciones en mayo de 2009 a periodistas acreditados a Palacio de Gobierno después de casi 6 meses de haberlas suspendido o cuando se reunió, en febrero de 2012, con dirigentes de los gremios mediático y periodístico para asegurarles que no habría ninguna nueva ley referida a la prensa.

Esa misma dinámica, sin embargo, obstaculizó el involucramiento de la ciudadanía en el análisis y diálogo en torno al DIC que  hasta ahora  lo entiende mayoritariamente como un asunto que sólo incumbe a políticos y periodistas. El Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación UNIR Bolivia evidenció este hecho mediante tres estudios urbanos de alcance nacional: la “Agenda Ciudadana 2010 sobre el Derecho a la Información y la Comunicación” (agosto-septiembre de ese año), la encuesta nacional de “Percepciones sobre temas clave” (octubre noviembre de 2011) y la consulta ciudadana nacional “Tu palabra sobre las noticias y el DIC” (diciembre de 2012, cuyos datos finales serán publicados en breve). En todos estos casos, si bien la población en general destaca la importancia del DIC, refleja también que lo vincula casi en exclusiva al papel de los medios masivos y, en ese sentido, considera que su examen y deliberación compete únicamente a las autoridades y la gente de los medios de difusión.

La otra consecuencia de lo expuesto, que acá interesa remarcar de modo especial, es la ausencia de un debate público real respecto al DIC, pues se ha carecido de espacios, oportunidades y voluntades para tal efecto. Cuando más, los pocos foros llevados a cabo a propósito del tema o, preferentemente, de algunos de sus componentes (como la libertad de expresión, la censura o la ética periodística), han servido para visibilizar y confirmar los problemas en la difícil relación gobierno-medios privados como también para ratificar las posiciones de estos dos actores centrales en la pugna que en otros términos puede ser descrita como la reduccionista contradicción entre regulación y autorregulación del periodismo.

El debate necesario

La Fundación UNIR Bolivia, mediante el ONADEM, se ha ocupado desde fines de 2009 de producir análisis, materiales de información e investigaciones destinados a alentar la reflexión sobre el DIC y promover su conocimiento, definición, exigibilidad, garantía y ejercicio y ha hecho reiterados llamados al diálogo no sólo entre los actores más interesados sino con la más amplia participación social.

Hasta la fecha, empero, lo que ha prevalecido en esta materia es una conducta gubernamental proactiva en cuanto a creación de normas, casi sin participación, y otra de rechazo de los gremios periodísticos, casi sin propuesta. En tal cuadro de polarización, en que la ciudadanía parece desempeñar el rol de un tercero poco informado e indiferente, es obvio que no se haya podido concretar ninguna discusión razonada y plural.

Ese diálogo, que por tanto continúa como una tarea pendiente, debiera tener como condiciones la des-polarización y la des-mediatización del tema y tendría que avanzar hacia una definición integral del DIC que haga posible su efectiva puesta en vigor y su apropiación social como parte indispensable de la construcción plurinacional del Estado.

Bibliografía consultada

- Nueva Constitución Política del Estado. Edit. CJ Ibáñez. La Paz. 2009.
- FUNDACIÓN UNIR BOLIVIA. Medios a la Vista 2. Análisis sobre el Derecho a la Información y la Comunicación y el Periodismo en Bolivia 2009-2011. Impresiones Quality S.R.L. La Paz. 2011.
- FUNDACIÓN UNIR BOLIVIA. Comunicación para una ciudadanía integral a intercultural. La Paz. 2012.
- JOST, Stefan y Otros. La Constitución Política del Estado. Comentario crítico. Konrad Adenauer Stiftung. La Paz. 2003. 2ª edic.

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PERIODISMO Y CULTURA DE PAZ

Vania Sandoval Arenas

La paz no sólo es la ausencia de guerra si no que contempla la desestructuración de todos los tipos de violencia incluyendo la simbólica. Desde el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación UNIR Bolivia se propone a la comunicación democrática, como un componente  esencial de la cultura de paz.

La comunicación democrática es el proceso de interacción entre personas, grupos, sectores sociales, instituciones, regiones y/o culturas que hace posible tanto el diálogo como la deliberación sobre temas de interés común. Se establece como un componente esencial y estratégico para avanzar hacia una sociedad equitativa, pluralista y participativa con capacidad para promover el acceso ciudadano a la información y al conocimiento, y para que los medios de comunicación ejerzan su labor orientada a la convivencia pacífica, democrática e intercultural (Erick Torrico, 2013).

Este proceso de interacción es un derecho de todos los seres humanos, y va más allá del rol de los medios de comunicación para formar parte de la misma convivencia ciudadana en la búsqueda  de la equidad de todos los actores sociales. Se expresa en el Derecho a la Información y la Comunicación (DIC), un derecho integral que incluye principios que posibilitan el ejercicio de otros derechos individuales y colectivos. Libertad, no discriminación, pluralismo, inexistencia de censura previa, respeto de la intimidad, acceso a medios, participación, interés público y  protección de derechos forman parte de los principios del DIC. Los medios de información son fundamentales para el ejercicio de este derecho aunque constituyen  sólo un aspecto del mismo.
En este artículo se presentará una reflexión poniendo el foco en los medios de información en el contexto boliviano actual, mostrando algunos desafíos pendientes para avanzar hacia una comunicación democrática.

El Derecho a la Información y la Comunicación (DIC)

La Constitución Política del Estado Plurinacional boliviano, vigente desde el 2009  incorpora en su Art. 106 al Derecho a la Información y la Comunicación (DIC), lo cual constituye un avance significativo para Bolivia. El desafío actual está en lograr que la normativa que se construya a partir de la CPE no lo vulnere y más bien lo consolide y operativice.

El ejercicio de una ciudadanía activa y participativa requiere acceder a la información generada por todos los niveles de gobierno, así como de  otras instituciones que reciben y administran recursos públicos. El acceso a la información pública debe garantizarse y normarse. Actualmente existe un proyecto de Ley de Acceso a la Información Pública elaborado por el Ministerio de Transparencia Institucional y Lucha contra la Corrupción, que está siendo analizado en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Este proyecto incluye artículos que necesitarían ser cambiados para que la norma sea coherente con su enunciado espíritu de transparencia, por ejemplo el que clasifica como información reservada a los estudios de impacto ambiental (imprescindibles para que actores como los pueblos indígenas tomen decisiones respecto a su territorio), o el que señala que por Decreto o Ley en cualquier momento puede clasificarse como reservada determinada información (más allá de las lógicas excepciones ya establecidas por el mismo proyecto de Ley).

Este proyecto de Ley es sólo un ejemplo de normas que merecen más debate ciudadano, en el que también deben estar involucrados los periodistas.  Si bien ellos no son los únicos que necesitan acceder a información pública, son los que trabajan cotidianamente con este bien público y necesitan generar noticias e investigaciones que aporten a la interacción de la sociedad civil con el Estado, para posibilitar una democracia participativa.

Agresiones a periodistas

El trabajo periodístico no puede estar desprotegido y expuesto a las agresiones de todos los actores del conflicto social. A lo largo de siete años de seguimiento y análisis a las agresiones a periodistas en Bolivia, en el ONADEM se ha encontrado que los ataques físicos a los trabajadores de la información en su mayoría están ligados a la cobertura de protestas y movilizaciones sociales.

En el año 2012, el gobierno nacional, como actor más demandado por los actores que protagonizaron  medidas de presión, decidió desplegar a la policía para impedir, en ocasiones, que las marchas ingresen a la Plaza Murillo y desmovilizar las protestas. En ese sentido, la policía fue la mayor agresora de los periodistas que precisamente estaban cubriendo tanto la movilización como la desmovilización, con el 31% de las denuncias por agresión en su contra.

La impunidad en la que permanecen las agresiones a periodistas puede explicar en parte el hecho de que cada vez se denuncian menos las agresiones ante la fiscalía. En el año 2009 el 15% de las denuncias que se publicaban en los medios eran denunciadas a esta institución, el año 2010 el 10%, el año 2011 el 5% y el año 2012 sólo el 3%.

Regulación y Autorregulación

Es necesario que se combinen la regulación y la autorregulación periodística para garantizar el ejercicio del DIC en lo concerniente al trabajo periodístico, preservando también derechos ciudadanos. Eso significa por ejemplo, respetar la intimidad de todas las personas, a la vez que posibilitar que los periodistas puedan trabajar sin censura. Es necesaria la regulación para garantizar que no se vulneren derechos humanos establecidos en la CPE y otras leyes, por ejemplo es necesario  proteger por Ley  a las niñas, niños y y adolescentes.
La autorregulación comprende el ámbito de los contenidos éticos del trabajo periodístico. En Bolivia es necesario generar una sinergia entre los gremios periodísticos y los medios de comunicación para que la autorregulación  que funcione efectivamente, y todos los ciudadanos, incluidos funcionarios públicos y por supuesto periodistas, puedan  confiar en Tribunales Independientes (como el Tribunal Nacional de Ética periodística) y acatar sus resoluciones.

Cobertura de conflictos y violencia

A partir de investigaciones realizadas por el ONADEM, en casos de cobertura periodística de la violencia y delitos, por ejemplo contra las mujeres, por lo general no se hace referencia a patrones estructurales o relaciones de poder que complejizan el asunto. Puede citarse, por ejemplo, la cobertura del tristemente célebre caso de la presunta violación a una funcionaria en la Asamblea Departamental de Chuquisaca ocurrido en diciembre de 2012 y que fuera denunciado en enero de 2013.
En medios audiovisuales, en particular, además de mostrar imágenes que no respetan los derechos de niños niñas y adolescentes, así como otros sujetos y víctimas de delitos, se generan o refuerzan juicios anticipados, información que mezcla rumores con información confirmada,  no se contextualiza ni se aborda el tema de la violencia y el delito como problemáticas  estructurales, sólo información fragmentada con énfasis en lo morboso.
Medios y conflictos

Incorporando a esta reflexión los hallazgos de varios trabajos del ONADEM, y sin pretensión de generalizar se puede señalar que muchas noticias y buen número de editoriales, en eventos relevantes de la coyuntura boliviana como elecciones, conflictos con medidas de presión en temas sensibles entre regiones, informaciones sobre violencia simbólica o física, no contribuyeron a tender puentes entre los actores polarizados, presentando al “otro” (por ejemplo gobierno u oposición) como antagonista portador de todos los valores antidemocráticos, y, por lo tanto, como un actor “ilegítimo” que estaría descalificado y no sería válido para establecer una relación democrática entre adversarios políticos. El discurso maniqueo (A vs B) no permite visibilizar a otros actores involucrados en el conflicto. Como decía el conflictólogo sueco Johan Galtung,  hay medios que se dedican a fomentar el maniqueísmo en la representación noticiosa de los hechos y a la reducción de las ideas fuerza en el campo político a solamente dos, excluyentes entre sí.
Evitando caer en generalizaciones, se sostiene que existe poca diferencia entre el discurso de los actores políticos polarizados y la representación de los mismos en buen número de  medios de información. Este tipo de cobertura informativa no está relacionada con el periodismo para la paz, que  cuestiona la cobertura  del tipo “nosotros Vs. ellos”, así como la cobertura que expone “las mentiras del otro” y ayuda a “nuestras mentiras/ encubrimientos”. La propuesta de cambiar el enfoque y trabajar por un periodismo de paz se sustenta en dotar a los periodistas de un nuevo rol protagónico: contribuir a transformar los conflictos y a evitar desenlaces violentos.

Los desafíos presentados  ─y otros no citados acá─ convocan a periodistas, gremios, universidades, organizaciones sociales e instituciones de todos los niveles del Estado, a trabajar de manera conjunta vigilando la construcción de normas que garanticen el DIC pero también realizando aportes desde la cultura ciudadana avanzando hacia una comunicación democrática, construyendo paso a paso una cultura de paz.

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DESAFIOS ÉTICOS EN LA COBERTURA

Bernardo Poma Ulo

La tarea periodística resultó central para informar a la población acerca de la denuncia del delito de violación y otros actos delictivos cometidos en la Asamblea Legislativa Departamental de Chuquisaca el 20 de diciembre de 2012, de tal forma que, sin este servicio noticioso, tales hechos podrían haber quedado encubiertos y sus autores impunes.

La información pública sobre presuntos delitos, en todo caso, requiere la consideración y aplicación de recomendaciones ético-profesionales —además de normas legales— que resguardan los derechos a la dignidad, privacidad y a la presunción de inocencia de las personas involucradas. El incumplimiento de esas normas éticas puede llevar a medios y periodistas a desbordar su tarea informativa e incluso incurrir a en extremos que pueden vulnerar los derechos ciudadanos.

En ese sentido, al contrastar las recomendaciones de cuatro códigos de ética periodística del país[2] con la cobertura de los hechos acaecidos en la ciudad de Sucre el pasado 20 de diciembre, el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) estudió los aciertos y desaciertos técnico-profesionales y los evaluó considerando las condiciones sociales y políticas del trabajo de prensa. Dado que la denuncia pública se hizo casi un mes después[3], el monitoreo se realizó entre el 15 y 18 de enero de 2013 y contempló un total de 82 notas informativas, correspondientes a 5 diarios (Correo del Sur, La Razón, Página Siete, Cambio, Opinión y El Deber) y 9 redes televisivas en su emisión efectuada desde la ciudad de La Paz (Unitel, RTP, Bolivisión, BTV, ATB, Red UNO, Cadena A, Gigavisión y PAT). En titulares (sólo de prensa), entradas y desarrollo de notas, específicamente, se estudió el tratamiento y denominación del hecho, las víctimas y los acusados.

En principio, cabe decir que todas las notas estudiadas tomaron el recaudo ético-periodístico de no publicar el nombre de las personas en situación de víctimas. También, en una parte considerable de las noticias, se tomó el recaudo de no referirse a la violación como delito juzgado, antecediendo a la mención de los hechos los adjetivos correspondientes (“presunto”, “supuesto”[4] o bien “posible” delito), tanto en las entradas noticiosas como en el desarrollo de las informaciones (en promedio 33% en prensa y 53% en televisión).     

Sin embargo, la cobertura de prensa y televisiva no abordó de manera integral el conjunto de hechos del 20 de diciembre, sino que se concentró en los pormenores de los delitos de índole sexual (la violación,  y con menor frecuencia el acoso), apoyándose en el “vídeo del escándalo”[5].

El enfoque periodístico del “escándalo”: el tratamiento del hecho

En ese sentido, las modificaciones televisivas de imagen y audio del “vídeo del escándalo” mostraron y resaltaron los detalles de los “delitos sexuales”, lo cual determinó el enfoque noticioso predominante y la denominación recurrente del hecho: “escándalo sexual”. Así, primaron los pormenores del “acto sexual” y quedó sin abordaje periodístico el contexto inmediato, como las desigualdades de género y las responsabilidades o circunstancias políticas, policiales e incluso judiciales que no permitieron la denuncia oportuna del mismo.

Denominación del hecho en la entrada noticiosa televisiva (%)


Ahora bien, las principales denominaciones del hecho, como “escándalo sexual”, resultaron más llamativas que explicativas. Junto al uso correcto de los adjetivos “presunto” y “supuesto” en la construcción de noticiosa, hubo imprecisiones:

a)    “Escándalo sexual”: dado que no existe tipificación de delito con esos términos; por tanto, la Fiscalía no pudo haber pedido su investigación ni de los “involucrados” en él, como lo señalaron varias entradas televisivas e incluso titulares de prensa.

b)    El tratamiento, en las entradas, como “escándalo”, incluso como “presunto” y “supuesto” (delito sexual), no aclaró ni mencionó la investigación legal por “uso indebido de bienes públicos”[6].

c)    Aunque en menor proporción, varias entradas y titulares, sin usar términos de recaudo (presunto o supuesto) dieron por consumado y juzgado el hecho. La expresión de una red televisiva resume y ejemplifica este extremo: “violación es violación y es lo que sucedió...” (Levántate Bolivia, Cadena A, 17/01/13). De ello, resultó otra imprecisión, dado que la Fiscalía tampoco decidió la investigación de la “violación”, sino hasta cinco meses después.  

d)    Así, se estableció otra característica del enfoque periodístico: la tendencia a la reducción del hecho a un solo delito y a una sola víctima, de los cuales se habló con énfasis y reiteración. En efecto, las entradas noticiosas estudiadas no hicieron referencia al otro tipo de abuso, el acoso sexual, que afectó a una segunda mujer, aunque el mismo “vídeo del escándalo” lo mostraba. En el desarrollo de algunas notas sí se abordó este segundo ilícito, pero a partir de las declaraciones de la Fiscalía.

Con todo, de acuerdo al estudio efectuado por el ONADEM, el uso de los adjetivos como recaudos puede resultar insuficiente si no se aplican también los más básicos estándares de calidad informativa como la claridad y la precisión, junto con una pertinente contextualización[7].

Ejemplos de tratamiento del hecho noticioso en titulares de prensa

*Negrillas propias

Las consecuencias en el tratamiento de las víctimas y los acusados

Esa concentración informativa en el presunto delito sexual tuvo al menos dos consecuencias: en el caso de televisión, si bien se resguardó los nombres de las víctimas, se difundió reiteradamente sus imágenes a través del “vídeo del escándalo”, lo cual supuso su identificación, al menos en sus entornos social, laboral o familiar. En ambos medios, el tratamiento de la víctima de la presunta violación se caracterizó por el énfasis en su vulnerabilidad, explicado, según la narración periodística, más por su circunstancial estado de “inconsciencia” o “ebriedad” que por su relación de subordinación laboral respecto de su agresor o por su condición de género, aspectos que sin duda agravan la comisión del presunto delito.

En cuanto al tratamiento de los acusados, varias notas televisivas y de prensa dieron por sentada la culpabilidad del principal sospechoso de violación, mostrándolo como responsable directo de ese delito e, incluso, publicando anticipadamente su nombre, aun sin que hubiese sido formalmente imputado. En todo caso, este aspecto planteó siquiera un dilema ético, dado que si se seguía la recomendación de no publicar el nombre de los acusados, se daba la posibilidad de que los hechos delictivos quedaran impunes y sin siquiera una investigación formal.

En esas condiciones la cobertura periodística televisiva sobrepasó y excedió sus responsabilidades y atribuciones profesionales y éticas al menos en los siguientes sentidos:

-          Realizó una reconstrucción “dramatizada” y reiterada de los hechos con recursos propios de lenguaje televisivo en imagen y audio (círculos rojos, subtítulos interpretativos, música de fondo) con la consiguiente sobreexposición y revictimización de las personas agredidas. En el caso de prensa, algunas notas tomaron forma de crónicas que también reconstruyeron cronológicamente los hechos con recurso a formas literarias. Más que periodística y precisa, entonces, se verificó una representación noticiosa de los hechos tendiente a la “espectacularización”.

-          En televisión, y en una sola ocasión, se procedió en la práctica a juzgar a uno de los acusados que fue entrevistados con un tono agresivo y contrario a las recomendaciones éticas.

Lo que hizo falta en la cobertura

En las condiciones descritas, se hacía necesario un enfoque periodístico que respete y priorice los derechos ciudadanos de todas las personas involucradas, en particular de las que estuvieron en situación de víctimas, sin dejar de informar con precisión sobre los delitos denunciados. Una información con enfoque de derechos habría considerado factores de violencia estructural y de vulnerabilidad de las víctimas: condiciones socio-culturales y políticasaltamente permisivas de prácticas machistas y de discriminación basada en las diferencias de género, específicamente de las mujeres y funcionarias dependientes vulnerables ante el abuso de poder. Así, incluso ante la justicia esa vulnerabilidad quedó en evidencia, dado que el caso legalmente no incluyó  siquiera la investigación por algún tipo de delito de violencia contra la mujer, sino hasta cinco meses después, cuando finalmente una de las víctimas hizo la denuncia por violación.

La observancia de las normas éticas y el enfoque de derechos desde el inicio de la cobertura también habríancontrarrestado la revictimización y el uso abusivo de las imágenes de las víctimas, a través de un lenguaje periodístico preciso y el uso de recursos apropiados, como la pertinente y efectiva difuminación.

Casos como éste plantean una reflexión amplia no sólo sobre la necesaria aplicación de las reglas éticas protectoras de derechos ciudadanos, sino también sobre su pertinencia y aplicabilidad en condiciones tan delicadas y complejas como la estudiada. De manera específica, además de los dilemas éticos, la investigación del ONADEM permitió advertir limitaciones en la formulación y explicitud de estas normas profesionales que debieran contener recomendaciones concretas en relación al tratamiento de las personas en situación de víctimas.




[1]Responsable Metodológico Operativo del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación UNIR Bolivia. El estudio completo se realizó en coautoría con Óscar Meneses Barrancos, investigador del ONADEM.

[2] Los cuatro códigos de ética considerados en el estudio corresponden a las siguientes instituciones: Asociación de la Prensa de La Paz (APLP), Asociación Nacional de la Prensa (ANP), Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (CSTPB) y Consejo Nacional de Ética Periodística (CNÉP).

[3]El 15 de enero de 2013, Gonzalo Pallares y Marco Sahonero, legisladores de la opositora Alianza por Chuquisaca (APCH), denunciaron que ese 20 de diciembre se había producido un “supuesto acto de violación, consumo excesivo de bebidas alcohólicas y uso indebido de bienes públicos”.

[4]La precisión sobre el uso del término “supuesto” no está contemplada en ninguno de los códigos señalados; sin embargo, dado su uso generalizado en la prensa boliviana y también en la cobertura estudiada, se consideró esa recomendación dada por el Diccionario de dudas del español – Vademécum (http://www.fundeu.es).

[5]“Vídeo del escándalo” fue denominada por los medios una copia “segmentada” de los registros de las cámaras de seguridad de los predios de la Asamblea Legislativa Departamental de Chuquisaca del 20 de diciembre de 2012. El “vídeo” fue reiteradamente difundido y asumido por los medios como indicio e incluso “prueba” de los hechos delictivos. Según el Fiscal de Chuquisaca el registro original tendría una duración de entre seis a siete horas (ver:http://correodelsur.com/2013/01/28/12.php).

[6]Según el Ministerio Público, la apertura del caso por “violación” requería de la denuncia por parte de la víctima, hecho que no ocurrió en el periodo de observación (Ver:http://correodelsur.com/2013/01/28/12.php), sino recién 5 meses después, el 13 de junio de 2013 (ver: http://www.la-razon.com/nacional/seguridad_nacional/Alcibia-Humana-investigados-caso-violacion_0_1854414578.html).

[7]Un conjunto de 14 estándares de calidad técnico-profesional están catalogados y definidos por ONADEM en Medios a la vista. Informe sobre el periodismo en Bolivia 2005-2008, La Paz, ONADEM/UNIR/ABOCCS: 2009 (pp. 21).

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PROYECTO DE LEY DE TRANSPARENCIA Y ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA

Fundación Unir

La Fundación UNIR Bolivia valora la voluntad de garantizar el derecho ciudadano a la información expresada en el proyecto de Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública, que debe contribuir a una gestión pública con participación y control social. Asimismo, destaca la importancia de operativizar con esta norma el Derecho a la Información establecido constitucionalmente en pro de un ejercicio ciudadano más amplio y sólido.
 
Con ese espíritu, la Fundación UNIR Bolivia se permite presentar a consideración de la Comisión de Constitución de la Honorable Cámara de Diputados de la Asamblea Legislativa Plurinacional los siguientes comentarios y sugerencias respecto al indicado proyecto de ley:
 
1.        La “Exposición de Motivos” debiera hacer mención explícita de lo establecido en el Art. 106 del Capítulo VII (“Comunicación Social”) de la Constitución Política del Estado que garantiza expresamente el derecho a la información y la comunicación, pues sólo contempla una referencia al Art. 21 correspondiente a los derechos civiles.

2.       Respecto al Art. 4, inciso d), se sugiere que se incluya que la información solicitada sea proporcionada en el menor tiempo posible, dentro de los plazos establecidos en la ley, y sea comprensible para el o la solicitante.
 
3.       Las definiciones de “Información” y “Documento”, incisos b) y d) del Art. 5 del proyecto, restringen el primero a datos numéricos y alfabéticos y el segundo a la sola información escrita. De acuerdo con los estándares internacionales y los avances tecnológicos, esas definiciones debieran ser ampliadas a cualquier tipo de dato de interés público en posesión de las autoridades y de las instituciones públicas que esté contenido en cualquier medio o formato y no sólo en un registro escrito.
 
4.      A fin de facilitar el procedimiento de acceso, de acuerdo con las recomendaciones internacionales y con el objeto de garantizar el debido proceso en sede administrativa, la solicitud debiera poder presentarse directamente al responsable de la Unidad de Transparencia o al Oficial de Información de cada entidad y no, como señala el parágrafo II. del Art. 29 del proyecto, “a la Máxima Autoridad de la Entidad Pública o Privada”. Ante la falta de reconsideración de una eventual denegatoria por la Unidad correspondería legalmente la impugnación ante la Máxima Autoridad. Este mismo procedimiento debería aplicarse y ser ampliado a las entidades privadas consideradas en los parágrafos III y IV del Art. 3, dejando sin efecto el artículo 37.

5.       La ley debiera contemplar las responsabilidades de los servidores en la protección y conservación de la información pública para evitar su pérdida o destrucción de acuerdo al Art. 237 de la Constitución. Esta previsión  debiera complementar el parágrafo VII del Art. 31 que solamente dice que “En caso de pérdida o destrucción de documentos públicos, la entidad requerida tiene la obligación de comunicar esta situación por escrito al solicitante”.
 
6.      El régimen de excepciones (Art.42) debiera incorporar explícitamente el concepto de prueba de daño y/o supremacía del interés público para que sea posible evaluar si el daño que se puede causar a un interés protegido por una reserva de información es mayor que el beneficio que puede obtener el interés público al acceder a esa información.
 
7.       El régimen de excepciones debiera no sólo mencionar sino definir de una sola vez y con precisión los tipos de la información pública que podrá ser mantenida en reserva, así como explicitar claramente las razones para cada reserva, con descripción concreta de los riesgos de daño significativo que implicaría su eventual difusión.
 
8.      El inciso b) del Art. 42 (información “referida a acciones estratégicas sobre Recursos Naturales”) no está acorde con el Art. 351, parágrafo III, de la Constitución Política del Estado que establece que “La gestión y administración de los recursos naturales se realizará garantizando el control y la participación social en el diseño de las políticas sectoriales”.

9.      El  inciso h) del Art. 42 (“Aquella cuya divulgación implique riesgo inminente para la estabilidad del país, su economía, sus recursos o el interés público”), requiere mayor precisión en la determinación de su alcance jurídico a fin de evitar que se aplique a una generalidad de casos.
 
10.    La información protegida por el secreto profesional -inciso e) del Art. 42-  corresponde prioritariamente al ámbito de la vida privada de las personas y no debiera estar comprendida como una excepción en una ley referida a la información en poder del Estado.
 

11.      Siendo que el secreto en materia de prensa -inciso f) del Art. 42- está garantizado por el Art. 8 de la Ley de Imprenta vigente, y que además corresponde al campo del trabajo periodístico, tampoco debiera estar contemplado como una excepción en la ley de acceso a la información pública.
 
12.    El inciso j) del Art. 42 que establece la reserva de “Información respecto a estudios de impacto ambiental” debiera ser retirado en función de lo establecido por el inciso 15 del parágrafo II del Art. 30 de la Constitución Política del Estado sobre la “consulta previa obligatoria” así como de lo señalado en el Art. 343 de la misma: “La población tiene derecho a la participación en la gestión ambiental, a ser consultado e informado (sic) previamente sobre decisiones que pudieran afectar a la calidad del medio ambiente”.

También en sujeción a normas nacionales vigentes se debería tomar en cuenta el Art. 93 de la Ley del Medio Ambiente y los Arts. 21, 24 y 78 del Reglamento General de Gestión Ambiental que se refieren al acceso a información ambiental y a la participación ciudadana en los asuntos de la materia.
 
Ese retiro, además, debiera hacerse en sujeción a los estándares internacionales adoptados al respecto en el Principio 10 de la “Declaración de Rio sobre Medio Ambiente y Desarrollo” de 1992 que señala expresamente: “En el nivel nacional, cada individuo deberá tener acceso apropiado a información sobre materiales peligrosos y actividades que se lleven a cabo en sus comunidades, así como la oportunidad de participar en los procesos de toma de decisiones” relativos a cuestiones ambientales.
 
13.    El inciso k) del Art. 42 está planteado de forma genérica y debiera ser precisado en su formulación, pues los estándares internacionales en materia de acceso a la información pública sí recomiendan la reserva de aquella información relativa a investigación de delitos, procesos de toma de decisión y procesos de asesoramiento estratégico, cuyo inicio y conclusión deben indefectiblemente ser puestos en conocimiento público.

14.    En concordancia con el objeto de la ley “Promover la transparencia en la gestión pública del Estado Plurinacional y garantizar a todas las personas el acceso a la información pública” se debiera suprimir del régimen de excepciones el inciso l)  y  el parágrafo IV. del Art. 42 así como el Art. 43 en su integridad y el parágrafo II de la Disposición Transitoria Única que establecen la reserva de “Otras determinadas por Ley o Decreto Supremo”,  que “los cuatro órganos del Estado Plurinacional, la Procuraduría General del Estado, las Fuerzas Armadas y la Policía Boliviana podrán calificar otro tipo de información como reservada” y que  “todas las entidades que tengan información que consideren que podría ser calificada como reservada deberán establecer el proceso establecido (sic) en la presente ley”.

15.    El parágrafo II de la Disposición Final Primera referido a la publicidad de la información acerca de “desaparición forzada, muerte, violencia política y violación de los derechos humanos en épocas pasadas” debiera estar establecido para regir en todo tiempo.
 
16.    El parágrafo I de la Disposición Transitoria Única debiera considerar el año de adecuación que se tomarán las instituciones antes de que la ley entre en vigencia como una vacatio legis, lapso de preparación legalmente permitido. En este tiempo se tendría que capacitar a servidores públicos y nombrar responsables de entregar la información.

17.    De acuerdo con estándares internacionales, sería recomendable que el Estado cree una instancia independiente que vele por el ejercicio del acceso a la información pública, la transparencia, celeridad y eficiencia de los procedimientos correspondientes, que establezca técnicamente los criterios para clasificar y desclasificar información y esté facultado para conocer y resolver las impugnaciones en situaciones de denegatoria en sede administrativa, asegurando un trato igualitario para todas las instituciones comprendidas en el artículo 3.
 
La Paz, agosto 1 de 2013

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RADIONOTICIEROS DE EL ALTO Y LA PAZ

Vania Sandoval Arenas

La mayoría de las noticias de radio emitidas en El Alto y La Paz se basan en las declaraciones de una sola fuente, sin contraste de parte y contraparte, y priman las áreas de política y sociedad en la cobertura informativa, de acuerdo a los datos de un reciente estudio del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación UNIR Bolivia que fue presentado el pasado martes 18 de junio a periodistas y estudiantes  alteños en las instalaciones de la Carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).

Las noticias de radio forman parte del menú informativo diario de la mayoría de la población boliviana, tanto en las ciudades como en las áreas rurales. Estudiar los contenidos de los noticieros y el proceso de producción noticiosa es una necesidad para aproximarse al conocimiento del trabajo periodístico en Bolivia.  En ese sentido, el ONADEM llevó a cabo un estudio exploratorio para identificar tendencias en temas y fuentes de los noticieros radiofónicos con más influencia en las ciudades de La Paz y El Alto, con el fin de obtener insumos que permitan una reflexión constructiva para mejorar la calidad del periodismo, entendiendo a la información periodística como un bien colectivo.

En base a una muestra compuesta de cinco noticieros alteños y siete paceños, se analizó la presencia o ausencia de fuentes en las noticias, los temas tratados en ellos y la participación de mujeres y hombres como periodistas y presentadores de noticias. 

Características de las noticias
Las noticias de las radios alteñas y paceñas se caracterizan por tener una sola fuente (el 77% y 81% de las noticias difundidas respectivamente en cada una de estas ciudades), es decir, la declaración de la autoridad (funcionario público) como eje de la noticia) que usualmente aborda temas políticos o ligados a conflictos sociales. La sede de gobierno es el principal centro de las noticias incluso en el caso de las radios alteñas, las cuales tienen el 39% de noticias generadas en La Paz y 34% en su propia ciudad.  Los noticieros paceños tienen el 53% de noticias provenientes de su ciudad y el 5% de El Alto.

Predominio de las fuentes oficiales
En base a los hallazgos de este estudio, se evidencia que no existe una agenda periodística propia con equidistancia respecto de la agenda política “oficial”. Los temas de cobertura están marcados en su mayoría por las autoridades nacionales y locales, así como por los temas de conflicto de la coyuntura nacional. Eso se deduce cuando se analizan las fuentes más usadas (Órgano Ejecutivo) en interacción con la temática política como área priorizada, y en relación con la estructura formal de las noticias donde existe un elevado porcentaje de declaraciones de autoridades mediante conferencias de prensa (notas emitidas sin contraparte en el 19% y 14% de los casos en las radios alteñas y paceñas, respectivamente). Estas fuentes por lo general no son accesibles para entrevistas,  más bien ofrecen información sobre los temas que les interesa posicionar o difundir con un enfoque “oficial”.

Los temas destacados

En cuanto a los temas priorizados, hay diferencias entre los noticieros paceños y alteños. En El Alto, el 43% de las noticias están centradas en el tema de sociedad, expresado generalmente en la cobertura de demandas y conflictos sociales. Los temas ligados a política (anuncios o gestión de autoridades) conforman el 13%. En La Paz, el 30% de los temas son del área política, y el 6% de sociedad. Existe una mayor presencia de fuentes oficiales en los noticieros paceños -las autoridades nacionales conformaron casi la mitad de las fuentes paceñas 49%, en relación a un 38% en El Alto, mientras que en esta última ciudad tienen una importante  presencia los representantes de organizaciones sociales. Los dirigentes de la Central Obrera Regional (COR) y la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) están en permanente interacción con las autoridades nacionales y locales, no sólo en lo relacionado a temas específicos de la ciudad de El Alto, sino en temas de interés nacional, y son consultados permanentemente por los periodistas sobre diversos tópicos, porque se han constituido en líderes de opinión. Cabe señalar también que ambas organizaciones sociales cuentan con sus propias radiodifusoras.

Más hombres que mujeres en la radio
La mayoría de los que producen y difunden noticias son varones, incluyendo en este dato a periodistas, reporteros, corresponsales y locutores. El 64% en El Alto y el 61% en La Paz son de género masculino.

Datos técnicos
Se consideró dentro de la muestra (con fines referenciales y sin la pretensión de indicar rating o niveles de incidencia) a las radios alteñas Fejuve y Pachamama (FM), Integración, San Gabriel y Cordial (AM); y a las paceñas  Erbol, Red Patria Nueva, Panamericana, Fides, Doble 8 Latina, Cruz del Sur y Qhana (FM). En ambas ciudades se usaron los noticieros meridianos emitidos el 15/11/2012.

El estudio titulado “Noticias de calidad: un desafío para las radios alteñas y paceñas” fue elaborado por Vania Sandoval, Gary Ramírez y Ruddy Laura, con el apoyo de Sujan Morales, bajo la supervisión de Erick Torrico

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LA GENTE SE INFORMA POR TV, PERO LE CREE A MEDIAS

Unir

En las ciudades bolivianas la gente se informa más por la TV, pero le cree a medias
La televisión es el medio preferido para informarse en las ciudades del país según lo expresaron el 74% de los pobladores urbanos mayores de 18 años. Sin embargo, la televisión despierta convicciones extremas: es a la vez el medio percibido como más y menos creíble (53 y 54% respectivamente) en sus noticieros, de acuerdo al canal y la ciudad.
Preferencia de medios de comunicación para informarse de noticiasEstos datos forman parte de los resultados de la Consulta Ciudadana “Tu Palabra sobre las noticias y el DIC”, realizada por la Fundación UNIR Bolivia mediante el Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) y con el respaldo del European Journalism Centre. Entre el 1 y el 8 de diciembre de 2012 se efectuó la consulta en todas las capitales departamentales y el Alto.

Un total de 3.150 personas a partir de los 18 años acudieron voluntariamente a las mesas instaladas por el ONADEM en sitios públicos de La Paz, El Alto, Cochabamba, Santa Cruz, Oruro, Tarija, Trinidad, Cobija, Sucre y Potosí, respondiendo al cuestionario en relación a los medios de difusión, el periodismo, los periodistas, las noticias y el Derecho a la Información y la Comunicación.

Siendo la TV abierta el medio preferido para informarse, son las mujeres (55%) quienes la ven más que los varones (48,9%), en particular las personas de 18 a 44 años (18,8%), quienes prefieren informarse mientras desarrollan actividades laborales u otras. El segundo lugar de preferencia para informarse lo ocupa la radio (50%), que es más escuchada por varones (25,8%) mayores de 45 años (33%).

Informarse para interactuar, más que para ejercer derechos
La principal motivación para acceder a las noticias es enterarse de lo que sucede en Bolivia y en el mundo (72%) y para “estar bien informado” (70%). El interés por informarse de lo que sucede a nivel local --a través de los medios (52%)-- parece ser menor en la mayoría de la población considerando que existen otras formas de conocer los hechos de la realidad municipal o barrial.
noticias en medios de comunicaciónLa primera opción concibe la información como mecanismo para obtener “cultura general, y en menor grado como herramienta de control social o que posibilite ejercer derechos ciudadanos (véase gráfico a continuación). Pese a ello, si aproximadamente la mitad de los encuestados dice que usa las noticias para informarse sobre su municipio, y el 45% para tomar decisiones en su vida cotidiana, ello quiere decir que las noticias cumplen un papel fundamental en la vida pública de los ciudadanos.

La gente califica mejor el trabajo de los periodistas nacionales (en el 40% de los casos señalado como “bueno”) que el de los periodistas locales (evaluado como “regular” en el 38% de los casos).

Se confirma que la gente de las ciudades expresa una mayor preferencia por la información nacional, en tanto que sitúa a la local en segundo nivel de importancia. No obstante, en el promedio nacional el 52,3% de los consultados dice estar conforme con el desempeño de los periodistas en sus respectivas ciudades: “la información es buena”, “hacen un buen trabajo”.

El DIC, un derecho aún no posicionadoEl derecho a la información se ejerce en BoliviaEl Derecho a la Información y la Comunicación (DIC) es un tema del que la mayor parte de las personas consultadas (51%) escuchó hablar alguna vez. El cruce de este dato con la edad, nivel de instrucción y nivel socioeconómico de los consultados permitió evidenciar una importante influencia de niveles altos en esos tres aspectos entre quienes respondieron que sí. A escala nacional, los que dijeron haber escuchado hablar del DIC más veces fueron los hombres, con una diferencia de 6% por encima de las mujeres, que lo hicieron en un 48%. El DIC es percibido en relación directa con la libertad de expresión y opinión (20%).

Sobre el ejercicio del DIC en Bolivia, en su mayoría, las personas consultadas consideran que es un derecho ejercido de manera satisfactoria (véase gráfico a continuación). Las principales razones aportadas para esa percepción fueron la existencia de libertad de expresión en el país y las posibilidades de participación de la gente. Un porcentaje significativo de los consultados piensa que el acceso a la información es limitado en Bolivia, lo cual atribuye principalmente a las “presiones y el control” que en su criterio ejerce el gobierno sobre los medios de comunicación.

Las personas que señalaron que el DIC no se ejerce en Bolivia (nunca o casi nunca), señalaron los siguientes argumentos:

Razones de la gente que cree que el DIC no se ejerce en Bolivia, según sexoRazones de la gente que cree que el DIC no se ejerce en Bolivia, según sexo

Esta aproximación al estado de la opinión ciudadana que representa la Consulta Ciudadana “Tu palabra sobre las noticias y el Derecho a la Información y la Comunicación” confirma la importancia asignada por la población al trabajo periodístico y de los medios de comunicación en general, como también que las personas se mantienen atentas a las formas en que los periodistas realizan su labor, al igual que a las condiciones sociopolíticas en que se desempeñan.

Asimismo, el estudio permitió constatar que el conocimiento ciudadano sobre la vigencia del DIC,
constitucionalizado desde 2009, tiende a incrementarse; aunque evidenció al mismo tiempo que todavía no se tiene una comprensión suficiente de su naturaleza, características y alcances.

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SENSACIONALISMO DE LOS MEDIOS

Óscar J. Meneses Barrancos

A pesar de que el ejercicio periodístico es comúnmente relacionado con una celosa actividad profesional cultora de los valores de responsabilidad, seriedad y equilibrio, para no pocos es desconocido que la función informativa de los medios de difusión está regida por un sistema normativo integrado, en buena parte de su corpus, por criterios relativos al deber ser del producto final ofertado. Entre tales criterios —comúnmente condensados en los denominados códigos de ética y, en una especie de simbiosis de pautas deontológicas y preceptos desprendibles de la naturaleza y características del estilo periodístico, retomados en los manuales de estilo propios de cada medio— están aquéllos que se refieren a la práctica sensacionalista y que, aun explícitamente, se ocupan de su textual proscripción.

En el caso boliviano, como dos ejemplos de tales explícitos recaudos se pueden citar los siguientes:

 Principio duodécimo del Código de Ética de la Asociación Nacional de la Prensa (ANP):

 “Los medios deben evitar el sensacionalismo, porque éste no es periodismo. Por el contrario, es una forma de manipulación de la información”[2].

 

Principio segundo del Código Nacional de Ética Periodística, del Consejo Nacional de Ética Periodística (CNÉP):

 

“[No se debe] Acudir al sensacionalismo ni exhibir en ningún medio periodístico imágenes de cadáveres, de heridos graves o de personas en situaciones extremas; de manera morbosa y reiterativa[3].

En ese sentido, si se deja en claro que el sensacionalismo “es la modalidad periodística (y discursiva por tanto) que busca generar sensaciones —no raciocinios— con la información noticiosa”[4] y que, por ello, entraña “una deformación interesada de la noticia; implica manipulación y engaño y, por tanto, burla la buena fe del público”[5], se entiende que el objeto de aquellas previsiones, sobre todo de las ético-enunciativas, es precautelar la producción de mensajes informativos identificados con los valores noticia, esto es, equilibrados en su enfoque y estructura narrativos, próximos en su composición descriptiva y, ante todo, respetuosos en el tratamiento de los hechos y de sus protagonistas.

Lejos de prestarse a la constatación de una sobreacentuada susceptibilidad o de un exagerado celo en el cuidado del producto final destinado al público, tales previsiones, a la sazón y ritmo con que las noticias van abandonando las mesas de redacción, dejan ampliamente justificada su razón de ser, incluso —y sin una significativa merma, debe decirse— en los casos en que los productos noticiosos llevan el sello de los distintivamente considerados medios “serios”.

Una superficial revisión de lo entregado periódicamente bajo el rótulo de información “seria, equilibrada y responsable” podría bastar para corroborar la pertinencia de todo ese cuerpo preventivo: allí donde se busque, la probabilidad de toparse con seudonoticias, gestadas y formalizadas en acuerdo con enfoques y estilos transgresores, es preocupantemente alta. No otra cosa puede decirse luego de constatar que una buena parte de esos productos seudoinformativosestá compuesta por mensajes que apelan a la dramatización, la exageración y la sobreexposición del dolor humano; que otro tanto está compuesto por narrativas encaminadas hacia el retrato, con morbo, de la violencia, la inseguridad, el sexo y la privación de los otros, y que en la restante porción, con frecuencia, la fetichización de la muerte y la espectacularización de la desgracia ajena son el principal ingrediente de una desenfrenada competencia por “contar”, “mostrar” y, bajo ciertas circunstancias, incluso “penalizar”.

En torno a este flagrante panorama de banalización de la información y vedettización de los acontecimientos cabe preguntarse por la razón que lleva a los medios a apostar, como si no existiera previsión ética contraria alguna al respecto, por un periodismo ligero, facilón y autocomplaciente. La respuesta es simple y concluyente: los medios sensacionalistas buscan ganar audiencias y llenar sus bolsillos. Esto es, detrás de la decantación por la estimulación extrema a costa de la veracidad y de la preferencia de narrativas de acción en lugar de construcciones críticas está la desequilibrante preponderancia de un insaciable afán de lucro, afán que, dado el medio mercantilizante en el que se cultiva a diario, es incompatible con la visión y ejercicio de un periodismo sobrio, respetuoso, competitivo y autorregulado.

A modo de réplica, desde la otra vereda se podrá argumentar que, en la vida real, muchas cosas no siempre son como deben ser —o como se quisiera que fueran—, sino como conviene que sean. Esa forma de pensar, coincidente con la asunción de que el secreto del periodismo que vende radica en saber tomar partido a la hora de decidirse o por la calidad o la sobrevivencia —como si, por otra parte, ambas cosas fuesen irremediablemente excluyentes—, probablemente encuentre cierta validación práctica a la hora de hacer números. Sin embargo, si se hace abstracción de toda obviedad aritmética y se ponen paños fríos a los desbocados aprontes por constatar eventuales ganancias por concepto de ventas directas y/o publicidad, queda, como telón de fondo inocultable, el campo de la comunicación y de los derechos de las personas a ser bien informadas.

En ese terreno, representado por los hasta hace algún tiempo denominados Derechos de la comunicación y hoy escenificado por el todavía en proceso de configuración Derecho a la Información y la Comunicación (DIC), no hay lugar para comportamientos funcionales a priorizaciones economicistas. Al igual que lo que sucede en el campo de la ética, las transgresiones en éste equivalen a un frontal y abierto desprecio por los alcances de un periodismo hecho en serio.

En esta particular materia, afín a previsiones fundamentales para garantizar una convivencia ciudadana democrática y respetuosa de los derechos fundamentales de las personas, el periodismo sensacionalista entra en colisión directa con al menos tres principios en los que se asienta el DIC, a saber[6]:

Respeto a la intimidad (el sensacionalismo no protege la dignidad, la vida privada ni la reputación de las personas).

 

 

 

Interés público (el sensacionalismo no parte del fundamento de que lo transmitido debe pertenecer, preocupar afectar y/o favorecer al conjunto de la colectividad).

 Protección de derechos (el sensacionalismo transgrede la garantía de vigencia y ejercicio de los derechos establecidos en las normas legales nacionales y convenios internacionales).

 Así vistas las cosas, es clara la urgencia que hay de recuperar —idealmente por la vía de un debate franco y sin innecesarios atrincheramientos— un periodismo de calidad, capaz de sopesar conscientemente y sin dobles discursos la importancia de ofrecer unos productos respetuosos de las normas éticas y con un enfoque de derechos, de tal manera que en la convergencia de ambos se pueda dejar de usar a la información como una mercancía más y se la vea finalmente como lo que es, un preciado bien público.

  Óscar J. Meneses Barrancos[1]

 Referencias

ASOCIACIÓN NACIONAL DE LA PRENSA (2007) Código de ética de la ANP. Disponible en: http://www.anpbolivia.com/index.php?option=com_content&task=blogcategory&id=21&Itemid=34. (Fecha de consulta: 21-03-2013)

BELTRÁN, Luis R. (2005). Sensacionalismo: lacra del lucro. Disponible enhttp://www.cdechamps-lycee-delacroix.fr/IMG/pdf/Sensacionalismo_Lacra_del_lucro.pdf. (Fecha de consulta: 20-03-2013).

CONFEDERACIÓN SINDICAL DE TRABAJADORES DE LA PRENSA DE BOLIVIA (2010) Legislación y Principios del periodismo. A. Oporto Impr. La Paz.

FUNDACIÓN UNIR BOLIVIA y OBSERVATORIO NACIONAL DE MEDIOS (2012) Información y Comunicación, Un derecho integral. Impr. Weinberg S.R.L. La Paz.

TORRICO, Erick (2002). El sensacionalismo, Algunos elementos para su comprensión y análisis. Disponible en http://www.saladeprensa.org/art374.htm#3. (Fecha de consulta: 21-03-2013).




[1]Investigador del Observatorio Nacional de Medios y docente universitario.

[2]Asociación Nacional de la Prensa (2007).

[3]Confederación Sindical de Trabajadores de la Prensa de Bolivia (2010: 99).

[4]Torrico, Erick (2002).

[5]Beltrán, Luis R. (2005: 1).

[6]Véase Fundación UNIR Bolivia y Observatorio Nacional de Medios (2012: 6 y 7).

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PERIODISMO DIGITAL

Cecilia Banegas Flores

El periodismo digital o ciberperiodismo es “la especialidad del periodismo que emplea el ciberespacio para investigar, producir y, sobre todo, difundir contenidos periodísticos”[2]. Esta nueva área del periodismo tiene que ver directamente con el desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y comunicación que permiten llevar a cabo la investigación, producción y difusión de contenidos en la web.

Con el impacto y desarrollo de las nuevas tecnologías en el mundo, medios de comunicación como la radio, la televisión, la prensa, el cine y otros, ahora están presentes también en la Internet. En la actualidad es posible sintonizar emisoras radiales, ver canales de televisión, películas, escuchar música, y leer periódicos a través de la web. Este nuevo espacio para hacer periodismo ha generado nuevos roles y áreas de trabajo para el “periodista digital” y a su vez ha generado un lenguaje propio que incluye elementos como la hipertextualidad, hipermedialidad, interactividad, actualización y mundialización de la información, entre otros. Así también, la labor del periodismo digital ya no es exclusiva de los periodistas profesionales, puesto que el acceso a las nuevas tecnologías ha propiciado que surja el llamado “periodismo ciudadano”, que si bien no es una actividad periodística en sentido estricto, está posibilitando de alguna manera la democratización de la información y comunicación.

Dada la importancia de este nuevo espacio para hacer periodismo, el Observatorio Nacional de Medios de la Fundación UNIR Bolivia realizó un segundo estudio con el objetivo identificar las características del periodismo digital en Bolivia en el año 2012[3]. Para la realización de este estudio se analizaron 70 diarios digitales, entre los cuales estabandiarios digitales que son versiones web de diarios impresos,   diarios digitales creados originalmente para web, diarios digitales de emisoras radiales y portales web de agencias de noticias en Bolivia.

Uno de los primeros  aportes que se logró con este análisis fue la realización de un mapeo de los periódicos digitales en Bolivia a través de la identificación del departamento de procedencia del periódico digital y si este era producido en ciudades capitales o ciudades intermedias. De los 70 medios analizados a escala nacional, el 77% fueron producidos en el eje troncal (La Paz con 27 diarios digitales, Santa Cruz con 16 y Cochabamba con 11) y el 23% en el resto del país. Por otro lado, el 80% de estos medios fueron publicados en ciudades capitales y el 20% en ciudades intermedias. 

Respecto las temáticas que presentan los diarios digitales, el 89% de ellos tiende a proporcionar información general nacional, el 4 % a noticias de temática indígena, el 3 % a noticias sobre economía, el 1,4%  a noticias políticas, 1,4% a noticias turísticas y finalmente 1,4, a noticias de entretenimiento. Es decir que a pesar de las facilidades que brindan  las nuevas tecnologías, la generación de información se sigue centrando en las capitales más grandes del país.

Los medios digitales hacen posible la ruptura de la periodicidad, es decir que para difundir la información ya no es necesario esperar un periodo de tiempo diario para la publicación. Ahora las noticias se actualizan constantemente y de manera casi inmediata. Los diarios más desarrollados actualizan su información en el momento en que aparece una noticia de mayor relevancia. En el caso boliviano, los diarios más desarrollados incluyen una sección de últimas noticias y los menos desarrollados digitalmente publican cada día exactamente lo mismo que en su versión impresa, es decir las noticias de ayer. Los resultados de la investigación mostraron que si bien el 60% de los diarios digitales actualiza las noticias de último momento, cerca de un 40% aún no lo hace.

El no publicar la fecha de última actualización de las noticias genera cierta desconfianza a la hora de validar una noticia como actualizada o de “último momento”. La investigación determinó que el 76% de los diarios analizados colocan la fecha actual; el 19% de diarios digitales muestran la fecha actual y además la hora de la última actualización de sus noticias, es decir, que brindan datos más completos sobre su actualización. La mayoría de estos últimos son versiones digitales de diarios impresos, los cuales  parecen ser los que mejor entendieron el concepto de la inmediatez y la actualización las noticias. Por otro lado, sólo el 6 % de los medios analizados no colocan la fecha actual, lo cual genera confusión respecto a la actualidad de la noticia.

Recursos que ofrecen los portales de noticias en Bolivia

Respecto a los servicios ofrecidos por los portales de noticias se analizóvarios aspectos, entre ellos el servicio de hemeroteca digital que permite recuperar los artículos publicados online. Las hemeroteca digitales generalmente abarcan desde el momento en el que el diario empezó a publicar en Internet. Los diarios internacionales han hecho esfuerzos importantes en digitalizar lo que alguna vez se publicó en papel para ponerlo a disposición del usuario en línea. En el caso boliviano la investigación determinó que el 50 % de los medios analizados ofrecen este servicio de acceso de ediciones anteriores; sin embargo,no se ha invertido en la digitalizacion de las ediciones que fueron publicadas antes de la era de la Internet.

 

El impacto visual de la portada es muy importante a la hora de mostrar un diario impreso, este factor está presente también en la versión online. Uno de los servicios más importantes que poseen los diarios digitales es la visualización y descarga de la portada de la edición impresa del diario. De los 26 medios impresos que tienen presencia en la web, 23 presenta este servicio, frente a 3 que no lo hacen. El poder descargar todo el periódico en su versión digital también es un servicio interesante que podría permitir a los lectores acceder a toda la información, así como crear su propia hemeroteca digital.  Sin embargo, sólo 6 (23%) de 26 diarios impresos analizados ofrecen esta opción. Cabe mencionar que esto seguramente tiene que ver con la necesidad de asegurar ingresos económicos a través de la venta de diarios impresos, factor que es muy importante para el mantenimiento del medio.

 

Otro servicio interesante son los buscadores internos que permiten al lector buscar noticias específicas cuando no se tiene la certeza de las fechas y acceder a ediciones anteriores. El estudio determinó que el  73% de los diarios analizados brindan este servicio, mientras que el 27 % de ellos no lo hacen. Por otro lado, existen en algunos diarios (24%) que presentan en sus páginas buscadores remitidos a Google que facilitan que el lector busque mayor información en la red.

 

En cuanto a recursos para la difusión de contenidos, el RSS  (Really Simple Syndication), es un formato de lenguaje XML que permite compartir contenido en la web. Se usa para difundir información actualizada de páginas web que cuenten con este servicio y a  las que se hayan suscrito los usuarios. En los portales de noticias se usan para que el usuario tenga una actualización de las últimas publicaciones del portal. Los resultados de la investigación determinaron que un 70 % de los portales analizados ofrecen este servicio.

Los recursos de navegabilidad permiten al usuario desplazarse y ubicarse dentro de las secciones de la página web. Los botones que facilitan ir y volver a diferentes secciones de la página web facilitan navegar dentro de la página y el 93% de los diarios tiene este recurso. Igualmente los mapas de las páginas y botones de ayuda son recursos útiles y están presentes en el 19% de los diarios analizados.

La posibilidades del periodismo digital

La interactividad es uno de los recursos más importantes que aporta la Internet, rompe con la unidireccionalidad que caracterizó a los medios masivos de información como el periódico, la radio y la televisión. La interactividad hace posible la bidireccionalidad de los mensajes y convierte a los usuarios en receptores y a la vez emisores de la información.

La interactividad hace posible la aplicación de encuestas o sondeos a través de la web, herramientas quepueden ser muy útiles para conocer la opinión del lector sobre diversos temas. La investigación analizó la presencia de encuestas o sondeos web en los diarios analizados. Los resultados dieron que los portales de noticias de radioemisoras son los que usan más esta herramienta (el 60%). El segundo grupo de medios que utiliza más estos recursos son los diarios digitales que provienen de periódicos tradicionales (34%).  Por otro lado, los portales de agencias de información son los medios que menos usan estas herramientas, sólo el 14 % usa encuestas o sondeos en su portal.

La inclusión de foros de discusión es otro elemento que aporta mucho a la interactividad entre el medio y los usuarios entre sí. En los resultados sobre este aspecto, la investigación reveló que el 70 % de los diarios digitales migrados de la radio son los que más utilizan esta herramienta. Seguidamente los diarios creados originalmente para la web con un 62 % también incluyen foros de discusión. El 38 % de los portales de las agencias de información y el 30% de los diarios que son versiones digitales de diarios impresos cuentan con foros de discusión en sus páginas web.

La incursión de los medios en las redes sociales también hafavorecido la interactividad con los lectores.  Dado el desarrollo y el impacto que tienen actualmente en el mundo las redes sociales electrónicas, la investigación también analizó si los diarios digitales en el país están aprovechando las ventajas que pueden ofrecer esas  redes sociales para re-difundir la información. 

El 84% de los diarios digitales analizados tienen la opción de compartir su contenido en las diferentes plataformas de redes sociales. Las redes más usadas son la combinación de Facebook y Twitter que están presentes en 23 diarios. La segunda combinación de redes sociales más usadas por los diarios son Facebook + Twitter + Google+ que está presente en 18 medios. En tercer lugar está el uso exclusivo de Facebook como única red de socialización en 10 diarios digitales. En cuarto lugar está la combinación de las redes sociales Facebook + Twitter + Youtube que está presente en 5 medios digitales. Finalmente la combinación Facebook+Twitter+ Google+ + Linkedin está presente también en 5 diarios digitales. En este sentido, Facebook es la red social más usada por los diarios digitales puesto que los medios la usan ya sea de manera exclusiva, como única red social, o en combinaciones con otras plataformas sociales.

La promoción de los periodistas del medio a través de la difusión de sus publicaciones en weblog y sus cuentas de redes sociales, es una forma de posicionarloscomo líderes de opinión y también atraer más lectores al periódico. A nivel de socialización de los weblogs de sus periodistas, del total de medios analizados solo el 13% los difunden. Del mismo modo es mínimo el resultado de la socialización de las cuentas en redes sociales de los periodistas en los portales de los diarios, puesto que sólo 2 medios de 70 en total, es decir, el 3 %, lo hacen, siendo Twitter la única plataforma que los diarios digitales en Bolivia consideran como una herramienta más del trabajo periodístico. En este sentido, la gran mayoría de los medios digitales no están aprovechando las oportunidades que ofrecen las redes sociales para posicionar, re-difundir al medio y a sus periodistas.

Los diarios digitales tienen la posibilidad de proporcionar información con una variedad de recursos, como ser texto, fotografía, audio, vídeo, infografías, infografías animadas, dibujos interactivos, acceso a documentos, entre otros. Esta multimedialidad de la información se integra con el hipertexto y genera una percepción multidimensional de los acontecimientos al igual que lo hace el cerebro humano que ve, escucha, toca, piensa y siente al mismo tiempo. Sin embargo, los portales bolivianos por lo general no agregan más recursos multimedia a sus contenidos. En las portadas de los diarios digitales los recursos más usados son, por el 40 % de los diarios, simplemente texto y fotografía. Otro 28 % de los diarios utilizan texto, fotoe hipervínculos; el 13 % utiliza texto, foto y vídeo y tan sólo un 4 % estáempezando a incorporar texto, foto, audio, vídeo e hipervínculo en sus portadas web.

En cuanto a los recursos utilizados para el interior de las notas, el 27% de los diarios usan texto y fotografía, el 24% utiliza texto, foto y permiten los comentarios en las notas, mientras que el 12% hace uso del texto, fotografía e hipervínculo dentro de sus notas.  Recursos como audios, vídeos, acceso a documentos están presentes en algunas notas de diarios digitales pero en mínimo porcentajes (1%). En este sentido, sin bien hay un gran avance en la conversión digital de los diarios o portales de noticias, existen aún muchos recursos que son poco explorados como la inclusión de vídeos, audios y documentos anexos a las notas que amplíen la información.

La adaptación del texto para una la lectura en la web, es decir, presentar una estructura escalonada y con recursos de hipertexto e hipermedia, fue otro aspecto que se analizó en la investigación. El 80% de los medios analizados sí presentan una estructura de texto adaptada para la lectura en la web, siendo los diarios creados originalmente para la web los que más usan esta estructura y los diarios que son versiones web de diarios impresos los que menos la usan.

La publicidad es un recurso fundamental para el sostenimiento económico de los medios de comunicación y está presente también en los diarios digitales. La mayoría de los diarios analizados difunden publicidad dentro de su web. El grupo de diarios que más lo hace son los diarios que son versiones digitales de diarios impresos, el 85 % de ellos lo hace. Por otro lado, el grupo de diarios digitales que menos publicidad difunden son los portales de las agencias de información puesto que el 63 % de estos portales lo hacen. Respecto al tipo de publicidad que difunden los diarios digitales, del total de diarios analizados, el 41% publican publicidad nacional, el 17% difunden publicidad de Google AdSense y el 20% difunden publicidad mixta (Nacional+Google AdSense).

 

Una importante característica del periodismo digital es la “mundialización”, es decir, la posibilidad que brinda la web para llegar a todo el mundo, se trata de la mundialización de la información. Por ello, se analizó el tipo de público al cual  va dirigida la información según los contenidos de los diarios digitales. Los resultados dieron que el 74 % de las webs analizadas contienen información para un público nacional, el 23% de los portales tienen información un público regional, es decir mayor cantidad de noticias departamentales, municipales o provinciales, y sólo el 3% de los portales presentan información para un público internacional. El 100% de los diarios analizados están en castellano, pero un porcentaje mínimo, el 6 %, presentan en la portada web la opción de cambio de idioma a otras lenguas.  Es decir,que realmente pocos medios toman en cuenta al público global al que se dirige la web y logran la mundialización de sus contenidos. Los miles de diarios que están la Internet tienen lectores de diferentes partes del mundo; sin embargo, su público más importante se encuentra generalmente en el área geográfica a la que pertenecen.

Si bien la Internet se caracteriza por la inmediatez, el alcance global, la multimedialidad y la interactividad, entre otras características, muchos de los diarios digitales en Bolivia se encuentran en la etapa de transición entre la web 1.0 y la 2.0.  Es decir,  que algunos continúan haciendo un vaciado de los contenidos del diario impreso a la web. En este sentido, se puede afirmar que si bien la cantidad de portales de noticias presentes en la web es bastante amplia, aún no se logra hacer un verdadero ejercicio de periodismo digital, propiamente dicho. Las características del periodismo digital como la actualización, interactividad, hipermedialidad, hipertextualidad, navegabilidad, entre otras,  aún no son lo suficientemente desarrolladas en la mayoría de los portales analizados.

Cabe resaltar que también hay muy buenos avances en algunos medios digitales que están invirtiendo recursos económicos y humanos en potenciar sus portales. Los medios que están explotando los recursos que ofrece la Internet,  poco a poco  están incluyendo en los portales tanto texto como materiales audiovisualesy otros documentos y recursos, que hacen que los diarios digitales no sean sólouna versión digital de un diario impreso, sino que se convierten en portales de información completos. De la misma manera, las páginas webs de emisoras de radio ya no sólo difunden el audio que trasmite su emisora, sino que también redactan sus notas y producenmaterial audiovisual para un diario digital. Por otro lado, los diarios que son originalmente creados para la web y los portales de agencias de información se esfuerzan en invertir recursos en la redacción de noticias que incluyan recursos como la hipermedialidad, hiperpextualidad y la interactividad que posibilitan las nuevas tecnologías.

Cada día son más los usuarios de la Internet en el mundo y se dice que formamos parte de la sociedad de la información que dará paso a la Sociedad del Conocimiento que apunta a transformaciones sociales, culturales y económicas y tiene como pilares el acceso a la información para todos, la libertad de expresión y la diversidad lingüística[4].Las Tecnologías de la Información y Comunicación se han sumergido en la cotidianidad de las personas y forman parte de los procesos de relaciones sociales, culturales y económicas haciendo posible una comunicación globalizada, interactiva, multidireccional, horizontal a través de un medio como la Internet, que está logrando de alguna manera, una democratización en los flujos de la información. El periodismo digital es parte de esta revolución tecnológica y en Bolivia está aún en proceso de descubrimiento, por lo tanto sus fronteras están aún por explorarse.




[1] Corresponsal del Observatorio Nacional de Medios (ONADEM) de la Fundación Unir Bolivia para Santa Cruz y Tarija.

[2] Salaverría, Ramón, 2005: Redacción periodística en Internet. Pamplona: Eunsa. Pag:21 citado en Caminos Marcel, J.M.; Marín Murillo, F.; Armentia Vizuete, J.I., (2006). Las audiencias ante los cambios en el ciberperiodismo. Revista Latina de Comunicación Social, 61. Recuperado el 11 de diciembre de 2012 de: http://www.ull.es/publicaciones/latina/200607Caminos.htm

[3]Esta segunda investigación ha sido realizada por Cecilia Banegas, Jéssica Olivares, Jéssica Terceros y Dagner Hidalgo. Un primer estudio sobre el periodismo digital en Bolivia fue publicado por el ONADEM en el libro Medios a la Vista II en el año 2011.

[4] Hacia las sociedades del conocimiento. Informe Mundial de la UNESCO. 2005

 

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