Cultura
Día del radialista en Bolivia
La radio promovió alternativas de comunicación y desarrollo

Miércoles, 19 Marzo, 2014 - 18:49

Por: José Luis Aguirre Alvis

El 19 de marzo y para conmemorar en Bolivia el Primer Congreso de Trabajadores de la radio realizado en Cochabamba en 1958 es que se celebra el día del radialista.

El camino recorrido por este noble medio comenzó en éste país en el año 1929 con la aparición casi paralela de las dos primeras estaciones, Radio Chuquisaca instalada en Sucre, y Radio Nacional de Bolivia en la ciudad de La Paz. A partir de entonces el uso del espectro radiofónico marcó históricos hitos destacando formas únicas de aprovechar el medio. Entre ellas la combinación de tipos de emisoras, oscilando entre comerciales, estatales, y aquellas de servicio y carácter comunitario. La propiedad colectiva y de sentido de servicio social que le dieron a la radiodifusión minera el carácter de pioneras de las formas participativas que recién se reflexionarían en el mundo los años ochenta del siglo XX. Se exploraron formas de aprovechamiento educativo del uso del éter con experiencias como la surgida en 1967 con la creación de Educación Radiofónica de Bolivia (ERBOL), que alió al mayor conjunto de emisoras en el país bajo el espíritu de contribuir mediante formas de educación a distancia al ejercicio del derecho a la educación de tantos pobladores aislados de su oportunidad de acercamiento a la escuela.

El aporte de la radio también ha estado marcado por su papel en situaciones de defensa del país, como el caso de la Guerra del Chaco, y allí toma protagonismo emisoras como la que fuera Radio Illimani, surgida primero como medio privado y luego asumida como el primer medio de carácter gubernamental del país a partir de la confrontación bélica con el Paraguay.

El matiz más importante de la radio en Bolivia, y a diferencia de cualquier otro escenario nacional, estuvo siempre orientado a aproximar este recurso técnico con lo que es hacer comunicación, o sea hacer común construyendo comunidad. Aquí nuevamente tienen espacio experiencias en la década de los setenta y ochenta como las de emisoras surgidas en su momento y de propiedad y manejo de trabajadores como Radio Progreso, de los trabajadores ferroviarios; Radio Continental, de los trabajadores fabriles; Radio Continental de los trabajadores fabriles todas localizadas en la ciudad de La Paz.

El curso de una radio con sentido de desarrollo local, recuperación de la lengua nativa y de una oferta de servicio a la comunidad fue abierta a finales de los años ochenta por la radio campesina (Radio Mallku Qiririya) y seguida por emisoras con presencia provincial en la región occidental del país y que se constituyen en el nacimiento de la radiodifusión comunitaria de Bolivia. Este tipo de prácticas que revolucionaron el modo usual de hacer radio, ya que promovieron formas alternativas de comunicación, de propiedad y de construcción misma de equipos transmisores y de estudio, de aprovechamiento de formas locales de comunicación y de un indiscutible vínculo con los que ya no serían receptores sino interlocutores del medio son la escuela de una radio boliviana que nos muestra que la comunicación puede y debe ser democrática, participativa y capaz de responder a las condiciones y necesidades diversas sobre todo en sectores donde los demás medios no los consideran como una prioridad.

El alcance mismo del reconocimiento de la radiodifusión comunitaria hace parte de una prolongada lucha en la que sobre todos medios de carácter rural de la parte andina de Bolivia alcanzaron en el 2004 su primera norma que los colocaba a la par de otras experiencias radiofónicas. A partir de la misma hoy la radiodifusión comunitaria es una figura no sólo reconocida jurídicamente hasta en el nivel constitucional sino que es un reto para mantener su espíritu democrático, pluralista y altamente constructor de ciudadanía.

La radio es y debe ser reconocida en Bolivia, como el medio más democrático y democratizador de la sociedad y de la misma palabra. Además de ser el medio que a diferencia de cualquier otro recurso técnico se aproxima a escuchar y a sentir las particularidades de sus escuchas, y que aprovechando una cualidad propia de las culturas mesoamericanas aprovecha la voz, la palabra para acercarnos a unos y otros. Porque es la palabra la que nos hace iguales. Es por eso que la radio y sus trabajadores merecen recibir el mayor reconocimiento por su trabajo de construcción de un país que necesita no sólo integrarse y hermanarse en sus riquezas y diversidad sino que la palabra en el micrófono es en si la forma más auténtica de ejercicio del derecho a la comunicación e información que nos corresponde a todos y cada uno de los bolivianos y bolivianas.

Trabajadores de la radio en Bolivia, felicidades. Y larga vida a este medio que está dotado de la mayor capacidad: la de escuchar a la gente y a partir de esto dialogar y comprometerse con ella.

José Luis Aguirre Alvis  es director del Servicio de Capacitación en Radio y Televisión para el Desarrollo (SECRAD) de la Universidad Católica Boliviana (UCB) “San Pablo”, Regional La Paz.

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