GUERRA

Internacional
La relación actual entre Moscú y Washington es peor que en la época de la Guerra Fría, estima experto militar ruso Yevgueni Buzhinski.
Internacional
El Sumo Pontífice partió este lunes rumbo a Santiago, pero antes dejó un mensaje de preocupación para todos los invitados a compartir el vuelo a partir de una imagen de la destrucción en Nagasaki.
Política
Aseguraron que existe una campaña sistemática de mentiras, por lo cual pidieron a los medios propiciar debates públicos para confrontar a la gente que anda manipulando.

LAS MENTIRAS PARA LA GUERRA

Consuelo Espinoza

"Expreso más pena, arrepentimiento y disculpas de lo que nunca llegarán a saber o imaginar" dijo, aparentemente apesadumbrado, el ex primer ministro británico Tony Blair (1997-2007) en julio de 2016, luego de que se hiciera público el Informe Chilcot que lo responsabiliza de haber metido a su país en la guerra de Irak basándose en una gran mentira: la posesión de Sadam Hussein de armas de destrucción masiva.

 

El Informe Chilcot, una investigación independiente sobre el papel del Reino Unido en la invasión de Irak (2003), demuestra cómo Blair y el ex Presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ya hablaban del derrocamiento del mandatario iraquí en octubre de 2001, sólo un mes después del ataque contra las Torres Gemelas en Nueva York y la importancia que era para ellos lograr el máximo consenso internacional para la acción militar y dotar de argumentos para tal decisión.

 

A través de misivas intercambiadas entre ambos líderes, Blair hablaba sobre presentar evidencias de las supuestas armas químicas y biológicas prohibidas del mandatario iraquí y de sus vínculos con Al Qaeda; pruebas, que, finalmente, nunca se concretaron pero que le sirvió a la coalición liderada por Estados Unidos, Reino Unido y España como excusa para intervenir militarmente ese país en marzo de 2003.

 

El Informe Chilcot, basado en una investigación que duró siete años, ratifica lo que todo el mundo daba por sentado: Sadam Hussein no suponía una amenaza inminente para Estados Unidos y sus aliados, porque carecía de armas de destrucción masiva.

 

Ya en diciembre de 2008, el propio George W. Bush reconoció durante una entrevista televisiva que uno de los mayores errores durante su gobierno fue hacer caso a los informes de inteligencia que afirmaban aquello. "El mayor arrepentimiento de toda mi presidencia tiene que ser el error de inteligencia en Irak. Mucha gente se jugó su reputación al decir que las armas de destrucción masiva eran una razón para derrocar a Sadam Hussein", expresó a la cadena estadounidense ABC News.

 

Aquel acto de agresión contra un país soberano basado en pretextos falsos costó la vida de al menos 134,000 civiles entre el 2003 y 2013, según un estudio publicado por el Instituto Watson de Estudios Internacionales de la Universidad de Brown (EEUU).

 

Sin embargo, pese a los miles de muertos, heridos, desplazados y la ruptura del frágil equilibrio en que vivía esa región del mundo que ahora se desangra en guerras y actos de terrorismo, Tony Blair en su rueda de prensa de julio de 2016, luego de aparentar arrepentimiento, agregó con total cinismo: "Admito y asumo la responsabilidad de los errores en la planificación y el proceso. Acepto mi entera responsabilidad por aquellos errores, pero eso no es contradictorio con lo que digo, que creo que tomamos la decisión correcta. El mundo está mejor y es más seguro”

 

¿Más seguro? Desde que el régimen de Saddam Hussein cayó, los iraquíes no han tenido un solo día de paz.

 

Hussein podía llegar a ser implacable y mortífero. Condujo a su país a una serie de guerras desastrosas y provocó que su país recibiera sanciones internacionales. Pero con el beneficio de una retrospectiva de 14 años de guerra, el mundo que existía antes de marzo de 2003 parecía estar más calmado. Al menos, dicen los iraquíes, había ley y orden.

 

Entonces, ¿cuáles fueron los motivos reales que provocaron la invasión y posterior ocupación de Irak?

 

En 2002, el entonces vice primer ministro iraquí, Tariq Aziz, dijo que la amenaza de acciones militares contra su país estaban realmente motivadas por el petróleo.

 

Irak es el tercer exportador mundial de petróleo, después de Arabia Saudita y Rusia, llegando a producir en 2016 más de 12 millones y medio de barriles de petróleo por día. La producción antes de la invasión estadounidense era de unos 2,8 millones de barriles diarios y se espera que para el año 2035 se tenga ingresos por un monto de $US 5 billones de dólares por exportación de petróleo, un promedio de $US 200.000 millones al año, según la Agencia Internacional de Energía (AIE).

 

Eso es suficiente dinero como para que los iraquíes vivan en una cómoda bonanza, pero, no, hoy Irak es un país en ruinas donde el 23 por ciento de su población vive bajo el umbral de la pobreza.

 

Entonces, ¿Quién se queda con las ganancias de las ventas del petróleo?

 

La revista inglesa The Economist se refirió a que los contratos de exploración, explotación y comercialización están principalmente en manos de compañías petroleras angloamericanas como Exxon Mobil, BP y Shell.

 

El Informe Chilcot concluye demandando al Gobierno británico que no vuelva a acudir a una guerra “sin las adecuadas consideraciones previas”, recomendaciones que la actual primera ministra, Theresa May, decidió ignorar por su afán, junto al de Estados Unidos y Francia de intervenir militarmente otro país, esta vez, Siria y como el caso de Irak basándose en mentiras: el uso de armas químicas por parte del gobierno de Bashar Al Assad contra su pueblo.

 

Al Assad reiteró en varias oportunidades que su gobierno no empleó armas químicas, ya que se deshizo de ellas en 2013 luego de un acuerdo logrado con la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) para su traslado y destrucción fuera de su territorio.

 

Haciendo un análisis de los hechos, no tiene sentido que Al Assad lo arriesgue todo con un crimen de esta naturaleza luego de que, con el apoyo de Rusia recuperara zonas que estaban bajo el control de terroristas mientras que en el plano político lograra avances sobre el alto al fuego en reuniones patrocinadas por Rusia y Turquía más el apoyo de Irán llevadas a cabo en Astaná, capital de Kazajistán y Ginebra, Suiza desde diciembre de 2016. Encuentros que por cierto, algunas facciones de extremistas decidieran boicotearlos con su inasistencia.

 

Desde que se conociera el ataque químico perpetrado a principios de abril, Rusia solicitó la realización de una investigación imparcial que incluya a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, además de peritos a fin de esclarecer los hechos y a la que el gobierno de Al Assad se mostró predispuesta. Pero, que, sin embargo, fue rechazada por Estados Unidos y la OPAQ.

 

El gobernante sirio ha asegurado que el ataque químico atribuido al ejército es un montaje al 100% fabricado por Occidente para justificar el ataque de EEUU a su país, cosa que sucedió el pasado 7 de abril cuando la Casa Blanca ordenó el lanzamiento de misiles de crucero contra una base aérea situada en Homs.

 

El ataque químico no es más que otra falsa bandera, es decir, cometida por terceros con la intensión de que pareciera obra de Al Assad, para justificar de esta manera una intervención militar extranjera tal como sucedió en Irak.

 

Y es que no hay que pasar por alto que Siria es un territorio rico en yacimientos petrolíferos y gasíferos, además de constituirse en un bastión antioccidental en Oriente Medio junto a Irán.

 

Rusia y Siria han manifestado su temor de que nuevamente se produzcan ataques con armas químicas para culpar a Bashar Al Assad. Es una lógica preocupación. El presidente sirio está en la mira de Estados Unidos y sus aliados desde que se inició la guerra en 2011.

 

Y es que se trata de un juego geopolítico y geoestratégico donde los colonialistas siempre ganan.

 

La autora es periodista y politóloga

Twitter: @consuelo4470

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Internacional
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegura, sin embargo, que el ataque químico fue lanzado desde el aire. "Creemos que la cifra de fallecidos va a seguir aumentando porque hay muchas personas desaparecidas", ha afirmado la ONG, con sede en Londres, aunque con una amplia red de informantes en el terreno.
Seguridad
En las últimas horas, estas “denuncias” inescrupulosas han pretendido sembrar duda sobre el proceso legal y transparente de adquisición de escanners para el SEGIP; sin considerar que esa compra se realizó bajo la estricta supervisión de la cooperación de Dinamarca.
Internacional
El gobierno ruso, que el martes había anunciado el acuerdo y proclamado la victoria del Ejército sirio de Alepo, dijo que los rebeldes aprovecharon la tregua que regía desde la víspera para reagruparse e intentar romper el cerco militar en dirección noreste, por lo que las fuerzas sirias reanudaron sus ataques.
Internacional
La televisión estatal siria ha ofrecido imágenes de gente que celebra en las calles la retirada de los rebeldes y varios responsables militares de uno y otro bando han señalado que la batalla está cerca de finalizar, si bien no hay confirmación oficial de que los opositores se hayan rendido ni de que los combates hayan cesado.

DETRÁS DE LA GUERRA EN SIRIA

Consuelo Espinoza

La guerra de Siria lleva más de cinco años y se ha cobrado la vida de más de 366.000 personas según el último informe publicado por el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH).

El dolor que se vive en ese país mediterráneo desde marzo del 2011, cuando estalló la guerra, es incuantificable. De acuerdo a esta organización establecida en el Reino Unido, Siria ha perdido el 15% de su población y la esperanza de vida ha caído en 20 años, según cifras de Naciones Unidas. De los 75.0 años de media de esperanza de vida en 2010 se ha pasado a 55.7 años.

Un conflicto que empezó como una insurrección civil evolucionada de pequeñas protestas debido a las medidas económicas liberales adoptadas en el 2005 por el gobierno del presidente Bashar Al Asad que incrementaron las desigualdades sociales y el deterioro de las condiciones de vida de la población, además de la corrupción política y los abusos de los derechos humanos, ha terminado en un campo de batalla en el que se entrecruzan la lucha por el poder e intereses económicos, petrolíferos y geoestratégicos de los países de la región y las potencias mundiales.

Y en el medio de todo un maremágnum de grupos armados “rebeldes” de diversa índole conocidos en Occidente como la “oposición siria” y el Estado Islámico (EI, ISIS o DAESH), el grupo terrorista más poderoso de los últimos tiempos con su propio califato, un sistema de gobierno de la ideología del Islam que se extiende desde Alepo en el norte Siria hasta la provincia de Diyala en el este de Irak.  

La primera víctima

“La primera víctima cuando llega la guerra es la verdad”. Esta frase, atribuida al senador estadounidense Hiram Johnson en 1917, fue pronunciada hace casi cien años durante la Primera Guerra Mundial. Esta frase, verdadera en su tiempo y en su contexto histórico, puede aplicarse al conflicto sirio por la manipulación informativa desplegada por los medios de comunicación hegemónicos mundiales.

Desde el inicio del conflicto la prensa occidental se ha dedicado a bombardear a la ciudadanía con imágenes y noticias referidas a la situación bélica en base a cuatro ejes: la despiadada represión y matanzas del “régimen tiránico” sirio, la “resistencia” pacífica de la población a la “dictadura” de Al Assad, el papel humanitario de las potencias occidentales o “comunidad internacional” de apoyo al pueblo sirio en su lucha por la libertad y la democracia; y por último, la censura de las informaciones sobre el papel que desempeña Estados Unidos junto a sus aliados europeos, especialmente, Francia y el Reino Unido, además de Israel, Turquía, Arabia Saudita y Catar en la creación, financiamiento y apoyo militar y logístico a las bandas mercenarias autodenominadas “rebeldes”.

La ex Secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, hoy la candidata favorita para ocupar el despacho oval de la Casa Blanca, admitió en una entrevista concedida al medio digital The Atlantic en diciembre de 2014 que la milicia del ISIS o EI ha sido creada por la Casa Blanca pero que se le escapó de las manos. “Hemos fracasado en crear una guerrilla anti Assad creíble…El fracaso de este proyecto ha llevado al horror al que estamos asistiendo hoy en Irak”, confesó.

No es la primera vez que la primera potencia bélica mundial interviene en asuntos internos de otros países dejando un reguero de muerte, dolor y destrucción. Pasó con la invasión de Irak de hace 13 años con el argumento principal de la existencia de armas de destrucción masiva, denuncia masificada por los medios de comunicación occidentales, que luego se confirmó como falsa pues nunca se pudo descubrir tal armamento ni los supuestos vínculos de Sadam Hussein con la red terrorista Al Qaeda, fueron una excusa para enmascarar el asalto a las terceras reservas de petróleo convencional del mundo.

Pasó con Libia en el 2011 bajo la justificación de la intervención de EE.UU. y la OTAN para proteger a los civiles de las atrocidades que cometían las fuerzas leales al gobierno de Muammar el Gadafi, pero que en realidad enmascaraba intereses siniestros.

El artículo del New York Times titulado Hillary Clinton, “Smart Power and a Dictadors´s Fall” en su primera parte y “A New Libya, With Very Little Time Left” en su segunda parte escrito por los periodistas  Jo Becker y Scott Shane a fines del mes de febrero del 2016, dimensionan en toda su magnitud el papel de primera línea que desempeñó la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton en fomentar el derrocamiento de Gadafi,  la destrucción de Libia y la apropiación de sus riquezas naturales.

Con el mismo guión de protección de civiles, el Consejo de Seguridad de la ONU estuvo a punto de aprobar en agosto de 2013 una resolución propuesta por el Reino Unido para intervenir militarmente en Siria ante la “evidencia innegable” de que Al Assad atacó a su población con armas químicas. Intención que no prosperó ante el veto de tal resolución por parte de Rusia y China.

Apoyo a Siria

Pero el conflicto Sirio va más allá de las legítimas protestas iniciadas en un principio por mejores condiciones de vida económicas y sociales, responde a intereses externos, petrolíferos y geoestratégicos de Estados Unidos, sobre todo, ya que la ofensiva mediante intermediarios iniciada en 2011 pretende derrocar al presidente Al Assad, “balcanizar” Siria y construir un gasoducto que atraviese ese país. Además, porque Siria es un bastión antioccidental en Oriente Medio junto a Irán que apoya la resistencia y lucha del pueblo palestino contra el régimen israelí.

En cuanto a recursos naturales, Siria nunca ha sido un gran productor de petróleo. No obstante, desde que en los años cincuenta se desarrollaron sus primeros campos, ha producido lo suficiente como para cubrir la mayor parte de sus necesidades internas y dejar un margen para exportar a un nivel modesto.

En 2014, el Estado Islámico (EI) logró hacerse con gran parte del negocio del petróleo de Siria, lo cual le ha proporcionado ingresos y combustible para llevar a cabo sus ofensivas tanto en Siria como en Irak. Sin embargo, no ha conseguido asegurarse unos precios significativos para el crudo en este último país.

Luego de más de cinco años de guerra sangrienta, el presidente Bashar Al Assad se ha mantenido en el poder, aunque ha perdido el control de grandes franjas de su país. Su poder radica en el apoyo militar, diplomático y financiero de Irán, Rusia y el movimiento libanés Hizbolá. Igual de importante para la supervivencia de Al Assad ha sido mantener el apoyo de la mayor parte de las minorías sirias y una mayoría suficiente de musulmanes sunitas.

Esto le ha ayudado a captar la lealtad de gran parte de las fuerzas armadas, otro factor crucial por lo que se ha mostrado más fuerte de lo que muchos esperaban.

“Siria ha sido víctima de una crisis artificial provocada por insurgentes armados”, aseguró al término de una discusión en la ONU el embajador sirio, Bashar Al Jaafari. El representante recalcó que Siria hace mucho que habría superado los problemas internos si el apoyo de “los jugadores externos” a los insurgentes hubiera cesado.

Al igual que en todos los conflictos armados, los medios de comunicación hegemónicos tuvieron y tienen un papel trascendental en la falsificación de la realidad para crear en la sociedad una opinión favorable a intervenciones militares por razones geopolíticas que, evidentemente, quedan ocultas en la propaganda informativa.

 

“Si no estás prevenido ante los medios de comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Malcom X

La autora es periodista y politóloga

Twitter: @consuelo4470

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Internacional
Si la tregua pactada a partir del lunes se mantiene, ambos países atacarán juntos a Al Qaeda y al ISIS. Después de más de nueve de horas de negociaciones en un hotel a orillas del lago Leman, ambos responsables diplomáticos comparecieron a primera de la madrugada para oficializar el entendimiento alcanzado.

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