Fútbol

La FIFA determino quitarle los puntos a la selección boliviana, en el torneo clasificatorio para el mundial de Rusia, debido a que los actuales dirigentes del balompié nacional, no habilitaron correctamente a un jugador.

Ese fue el detonante, para que se destape la olla de la podredumbre y se encienda el ventilador que mancho con estiércol en la cara de muchos dirigentes futboleros.

Después se hicieron conferencias de prensa por aquí y por allá, algunos dirigentes renunciaron a sus cargos, otros se mantienen, mientras que otra buena cantidad está detrás las rejas, en la cárcel.

Las ventanas se abrieron y las cortinas de la casa del fútbol también, si se asoma la cabeza para ver que hay ahí adentro,  se puede ver, desorden y sentir el olor nauseabundo de los gatos encerrados.     

El caos que vive el futbol profesional boliviano, en estos momentos, se desarrolla en un escenario donde se pierden puntos en mesa, se ofrecen conferencias de prensa para comunicar huevadas llenas de contradicciones, dirigentes que falsifican títulos profesionales y  donde muchos gana panes,  se atornillan en sus cargos en medio de millonadas de plata.

El deporte como tal para otro día, para muchos dirigentes lo importante había sido sus intereses personales, expresados en números con el signo del; “Billete” que  mas les gusta.

Así están las cosas en el más popular de los deportes, el futbol, donde parece que el cambio de estructuras se viene pronto inevitablemente.

Muchos  otros dirigentes se están pronunciado duramente sobre los que pasa, ahora quizás con amplia razón, ya que nunca antes se han visto tantos errores juntos que afectan el sentimiento de muchísima gente que gusta del fútbol.

En la historia de estos tan solo últimos veinte años no se habia visto ni oido que también los propios jugadores de futbol están expresando su molestia por los desatinos dirigenciales, no lo hacían antes y hasta se podría decir que nunca hicieron conocer su palabra como ahora.

Los jugadores de fútbol  rompieron el silencio y todo hace ver que no se volverán a callar.

Si el cambio de estructuras futbolistas  no se producen rápido, en determinado momento puede que reciban, las espaldas de las hinchadas, es decir que muchos aficionados probablemente dejen de ir a las graderías de los estadios y eso sería grave, muchos equipos profesionales de seguro estarían al borde de la quiebra.

Aunque el futbol sea inmortal, lo mejor sería no jugar con fuego y que los actuales dirigentes caducos e inoperantes cedan el paso a nuevas generaciones y a nuevas propuestas.

Si se habla de renovacion en el fútbol nacional, hay que comprender que no debería ser un solo cambio de personas, habrá que pensar en propuestas serias que duren el tiempo que tiene que durar antes que acaben  también su ciclo de vida.

El Estado Boliviano tendría que intervenir en este problema, porque el daño moral que le están causando ciertos dirigentillos del futbol a miles y miles de ciudadanos que forman las hinchadas, es y debe ser de orden público, consecuentemente el juzgamiento también, o será que lo dicho es otra equivocación soberana y que  es no más cierto aquello de que: ¿en el fútbol pasa de todo y no pasa nada?

El partido estaba programado para las 8:30 de la mañana en la cancha del Sport. Yo llegué media hora antes, pero él ya estaba ahí; como siempre: gorra, remera y buzo con los colores blanco y verde del Chaco, rodeado por un grupo de pequeños menores de 11 años.  Lo vi, como lo vi hace 38 años en la entonces cancha provincial; Víctor Pascual Palacios Aldana (Paco), estaba como siempre entusiasmado por el partido que sus pequeños disputarían en 30 minutos; al verme, bromeó: “ahí llega un refuerzo para la sub 15” y ambos nos fundimos en un laaaargo abrazo, después de laaargos años de ausencia.

En 1976, inició su Quijotezca y apasionada tarea de buscar niños en los barrios de la periferia de Yacuiba, para llevarlos a su Club “Talleres”, que junto a los radiotécnicos, mecánicos y fotógrafos habían fundado con el objetivo de participar de los campeonatos de la Liga Provincial de Futbol. Antes, allá por 1969, Paco había intentado fichar por algún club en la ciudad de La Paz, mientras estudiaba en la Escuela Industrial “Pedro Domingo Murillo”, pero la economía de sus padres no aguantó y tuvo que volverse a casa; al fin y al cabo, era el hermano mayor de 11 hijos de sus padres.

En 1986 tampoco la economía de “Talleres” aguantó y desapareció; pero antes, en 1981 Paco y sus pequeños, se dieron el gusto de pasear su futbol en el Hernando Siles de La Paz  cuando participaron, del primer campeonato nacional infantil “Coca Cola”. Entre 1986 y 2010 “Paco” le dedicó sus mejores esfuerzos a las divisiones menores del Sport Club Yacuiba, colaboraba con la Liga de Futbol en la organización de selecciones infantiles y el Comité Técnico, mientras atendía su Estudio Fotográfico, que era de donde provenían los recursos económicos para mantener a su esposa y 3 hijos.

Actualmente es uno de los 6 entrenadores de las Escuelas de Masificación del Futbol que financia la Gobernación Regional del Municipio de Yacuiba: “Este es mi vicio, yo prefiero estar de pie y gritando en una cancha que sentado en un bar” afirma muy convencido, ahora de 64 años de edad, mientras no pierde la esperanza que algún día las autoridades Chaqueñas, le permitan dirigir una escuela de futbol bien organizada, con infraestructura propia, con entrenadores para cada división; con el apoyo profesional de un equipo multidisciplinario, todo en función de un plan que permita descubrir, proteger y promocionar a los talentos del futbol que en el Chaco hubo y habrá de sobra.

Este  sería el mejor homenaje en vida  que el Chaco y el futbol le podría hacer a este hombre que como pocos, le dedicó y le dedica aún lo mejor que tiene al futbol y que además tiene archivado celosamente, negativos de cientos de fotografías de cientos de chiquillos que posaron para su cámara en alguna cancha de futbol del Chaco;  y de mi parte, estos garabatos, testimonian el agradecimiento que le tengo a ese humilde hombre, que cuando pequeño me enseñó que el futbol más allá de una competencia es un motivo para divertirse y vivir la vida con alegría.