Censo 2012

Economía
El gobernador de Cochabamba, Edmundo Novillo, y el Alcalde municipal, Edwin Castellanos, expresaron hoy su sorpresa por la renuncia del director del Instituto Nacional de Estadística (INE), Ricardo Laruta.
Economía
El todavía director del INE, Ricardo Laruta, admitió hoy que existieron errores en la etapa previa a la realización del Censo 2012. El renunciante al cargo aseguró hoy que no tuvo ninguna presión política de parte de autoridades de gobierno que influyera en los resultados del censo.
Economía
El director del Instituto Nacional de Estadística (INE), Ricardo Laruta, presentó su renuncia al cargo para evitar cualquier susceptibilidad de posible interferencia en el trabajo de evaluación al Censo que llevará adelante el Celade.
Economía
En julio de 2014 se conocerán los resultados preliminares de la evaluación que realizará el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) al trabajo operativo del Censo de Población y Vivienda 2012, dijo hoy el director de la organización internacional, Dirck Yaspers.

UN CENSO SIN CONSISTENCIA NUMÉRICA

Constantino Rojas Burgos

Los datos oficiales del Censo de Población y Vivienda 2012, hecho público por el Instituto Nacional de Estadística (INE), provocan diversas reacciones en los comités cívicos, en la oposición, en las universidades del Sistema Público, pero también en las alcaldías, que en algunos casos, se verán afectadas en la asignación de recursos económicos y la distribución de escaños a nivel nacional, regional y local.

Los datos preliminares difundidos por el Presidente del Estado Plurinacional el 23 de enero de este año, en cuanto a la cantidad de habitantes, tiene una variación de 363 mil bolivianos que ahora ya no existen, han desaparecido como por arte de magia y a la fecha no hay razones de parte del INE para explicar el desenlace, generando un nivel de desconfianza en cuanto a la realización del censo y la tabulación de los resultados.

Los datos oficiales del censo dejan un sabor a descontento en varios sectores sociales. El Gobierno y el INE buscan justificar la diferencia de esos datos, sin argumentos que puedan convencer la desaparición de ciudadanos censados, principalmente en el caso de Cochabamba y Santa Cruz, que son los departamentos más perjudicados en cuanto a disminución de población.

Cochabamba pierde 180 mil ciudadanos que no es poca cosa; por supuesto que esta disminución incidirá en la asignación de recursos económicos a las entidades públicas que requieren atender los diferentes servicios y necesidades de la población que está en permanente crecimiento.

Pero, lo más paradójico es la posición que asume el Presidente del Estado Plurinacional cuando señala que los medios de comunicación son los culpables de la variación de los datos del censo, porque habrían insistido en conocer los resultados aun siendo preliminares.

No es la primera vez que el Mandatario acusa a los medios de comunicación de ser causantes de los errores que se reiteran en el Gobierno. Ocurrió en la intervención de los marchistas del TIPNIS en Chaparina, las elecciones judiciales, el fallido gasolinazo, la nacionalización de los hidrocarburos entre otros.

Menos mal que en esta ocasión, el Presidente admitió que se cometieron errores en el censo, pero sigue culpabilizando a los medios por la insistencia de anticipar datos, que la población tiene derecho a estar informado, más si es actor y protagonista de un hecho nacional que incumbe a todos los bolivianos y que en sus proyecciones, podrían contribuir a mejorar las políticas de crecimiento y desarrollo del país y de los bolivianos.

En Chile, el INE estableció que el Censo tuvo serios problemas y que no se había cumplido el objetivo establecido, por tanto, el año 2015 se realizará un censo abreviado que permita superar los problemas de consistencia. El presidente Sebastián Piñera, un gobierno de la derecha, no se hizo ningún problema para pedir perdón y aceptar la decisión asumida por el INE, teniendo en cuenta que los resultados reales de población, permitirán desarrollar políticas sociales y económicas con proyección de 10 a 15 años.

Considerando que el Censo de Población y Vivienda en el país se realiza más o menos cada 10 a 12 años, será conveniente que el INE busque alternativas de solución, principalmente en los datos de la población que es el más sensible y que a futuro provocará medidas de presión de los departamentos afectados. Estamos a tiempo de prevenir conflictos por el bien de todos los bolivianos que queremos vivir en armonía y unidad.

Constantino Rojas es periodista y docente universitario

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Regional
Al menos 20 comunarios del cantón Sepulturas del municipio de Puna tomaron esta tarde las oficinas del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en la ciudad de Potosí, en protesta por los resultados del Censo de Población y Vivienda.
Economía
Un grupo de profesionales, organizaciones académicas, varias fundaciones y sociedad civil agrupadas en La Ruta del Censo demandaron al gobierno nacional acompañar y participar formalmente de la evaluación post censal y auditoría técnica que realizara en los próximos días el (CELADE).
Regional
Los 10 vecinos que ayer instalaron un piquete de huelga de hambre en la plaza 24 de Septiembre de Santa Cruz, en rechazo a los resultados del Censo de Población y Vivienda 2012, levantaron la mañana de hoy su medida de presión.
Política
Un conteo departamental y la anulación del D.S. 1672 que autoriza la redistribución de recursos de Coparticipación Tributaria en base a los resultados del Censo 2012, son las exigencias que realiza el denominado Bloque del Sur comprendido por Chuquisaca, Potosí y Tarija.

EL CENSO DEL ABSURDO

Omar Guzman Boutier

Uno de los varios resultados absurdos que nos deja el Censo nacional, es el referido a la auto-identificación étnica. Las respuestas a la pregunta referida a la identificación étnica (varias opciones de pueblos indígenas, junto a la categoría de “ninguno”) nos presentan que ahora Bolivia no es un país indígena, sino de los “ninguno”, vale decir de mestizos. El dato podría parecer sorprendente al observador superficial, por lo que merece profundizarse en torno al tema.

Para entender las razones por las cuales, de acuerdo al recuento estadístico, Bolivia pasó de ser un país de mayoría indígena (en el Censo del 2001) a un país de minoría indígena (en el último Censo), debe tomarse en cuenta dos consideraciones: el contexto histórico y el sentido de la auto-identificación. Se trata de dos consideraciones que, de suyo propio, complejizan el ejercicio estadístico y en el caso  nuestro, distorsionan la visión respecto a la sociedad boliviana. En todo caso, es este último elemento el que destaca como característica del último Censo en muchos campos, como en el caso específico que observamos.

En primer lugar entendemos, en lo que a la pregunta de la identificación étnica se refiere, que el contexto histórico en el que se realizó el anterior Censo es muy diferente al contexto histórico actual. En el primer caso, ese contexto estaba marcado por un auge de lo nacional-popular, en detrimento de las tendencias extranjerizantes. Esto quiere decir que aquél auge tenía su apoyadura en  internas, nacionales si se quiere, al contrario de identificaciones con lo externo (legitimadas discursivamente por la globalización). El punto más sólido de aquellas referencias nacionales fue  precisamente lo indígena; consideración válida si nos atenemos a la propuesta de Gramsci, referido al término “nacional-popular”. Para este teórico italiano, lo nacional venía precisamente de la presencia campesina (i.e. indígena, para el caso boliviano), porque es en la transformación de la materia en su nivel primario, es decir en la agricultura, donde se ancla las características nacionales de un país. En consecuencia, es esta referencia interna la que en el 2001 ha proporcionado un apoyo sólido a lo popular.

Al contrario de ello, el último Censo se realizó en un contexto en el que el bloque nacional-popular se ha quebrado por un lado y por otro, en el que lo indígena nuevamente pasa por un período de aislamiento político y social. Lo indígena ha sido políticamente aislado por el gobierno de Evo Morales y marginado socialmente por el resto de la sociedad, como se pudo observar a la luz de los resultados electorales para Gobernador en Beni, hace cerca de seis meses. Por ahora, vivimos pues un período en el que lo indígena sufre los efectos de la impostura del actual gobierno (en ese sentido, nunca será demasiado insistir en el carácter objetivamente anti-indígenadel gobierno del MAS), en el entendido que para la mayoría de la población, este gobierno de impostores y totalmente ajeno al pensamiento indígena se encuentre encabezado por un supuesto “indígena”. Así las cosas, desde el punto de visto del contexto socio-político, el que el Censo masista hubiera poco menos alcanzado a borrar la presencia de los pueblos indígenas, es consecuencia de del mal gobierno de Morales y su gente.

Respecto  a la auto-identificación étnica, debemos señalar lo siguiente. En primer lugar se trata de una valoración en gran medida subjetiva; muy diferente a la observación objetiva. Entendemos que la subjetividad social del individuo, sólo se desarrolla en sociedad, es decir en interrelaciones sociales, por lo que en este tema, el solipismo no tiene lugar. En la teoría de la interrelación, importa por tanto el contexto, tanto social, como político o en suma, el contexto histórico. En consecuencia, puede decirse que, complementariamente al anterior razonamiento, ese contexto ha influido en el tipo de respuesta dados a la misma pregunta, tanto en el Censo del 2001 como en el último Censo. Por ello mismo, entonces, la respuesta a la identificación con un pueblo indígena es no únicamente una respuesta que se refiere a lo étnico, sino también a lo político. Esto quiere decir que la auto-identificación étnica, en el caso boliviano, es también un dato político.

Desde las corrientes empíricas de las Ciencias Sociales (en las que se fundamentó el Censo masista), estas diferencias y ampliaciones teóricas no pueden realizarse, porque se supone que el dato debería ser neutro con respecto a toda valoración subjetiva. Pero sucede que el individuo es una totalidad, tanto de lo dado (lo objetivo), como de lo pensado (lo subjetivo). Ya deberían algunos matemáticos aficionados a la lectura de temas sociales y hoy en función de gobierno, entender que una clase o un pueblo, es tanto su situación objetiva, como su auto-reconocimiento subjetivo. Parafraseando a Zavaleta Mercado, diríamos que “uno es lo que es, más lo que cree que es”. Claro que las teorías empíricas de las Ciencias Sociales tienen grandes problemas en poder siquiera captar aquello.

Refirámonos por último a un efecto del Censo pasado. Nadie puede dudar, excepto los funcionarios del gobierno, que este Censo tiene muy bajos grados de credibilidad en la población. El descrédito en los resultados del Censo, al margen del absurdo que hemos comentado, abarca no únicamente a regiones, sino también a sectores sociales populares. En este orden y más allá de las actuales protestas regionales, está claro que los resultados del Censo no servirán de instrumento de referencia, ante demandas sociales de diverso tipo: laborales, regionales, vecinales y otros. Es un talón de Aquiles que dificultará al propio Estado el procesamiento de aquellas demandas, en un futuro no muy lejano; digamos ante las protestas que la COB realiza cada principio de gestión. En consecuencia, cual oligofrénicos, los actuales gobernantes están destruyendo todo instrumento de planificación que debería servir para la gestión de los diferentes gobiernos, a lo largo de un tiempo determinado.

Si algo de positivo se puede sacar de todo ello, es el gran daño que, desde el propio gobierno, se ha causado a la farsa del Estado “plurinacional”. Mientras algunos antropólogos y desde algunas ONG’s se lamentan por ello, a este columnista le parece más bien un dato positivo tal derrumbe. Se derrumba una impostura, una farsa (la del proceso de “cambio” y del Estado “plurinacional”), que en lo substancial se ha caracterizado por su orientación anti-indígena y depredador de los recursos naturales. Todo ello, claro, en el marco del anhelo de un capitalismo de Estado, cuyos intentos por sostenerse de pie han fracasado en varias oportunidades a lo largo de nuestra historia.

 

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