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Para muestra basta un botón. El candidato a diputado por el gobernante Movimiento al Socialismo, en una circunscripción de la ciudad de El Alto, es acusado por los propios vecinos de esa circunscripción de delincuente. La protesta llevó a los vecinos de Villa “Mariscal Santa Cruz” de El Alto, hasta las propias puertas del Tribunal Electoral para hacer conocer ese extremo y a la vez, exigir a la dirección del MAS, retire al candidato acusado. Este ejemplo es concordante, en realidad, con el comportamiento del partido de gobierno, en el actual período pre-electoral.
Acusaciones al por mayor de fomentar el transfugio de candidatos de otros partidos, por medio del ofrecimiento de prebendas, salpican al MAS y a su candidato a la presidencia, Evo Morales. Desde ya, aparece el propio Morales, en un afiche proselitista, junto al candidato acusado de delincuente; amén de las acusaciones de un candidato de Oruro, de algún partido de oposición, respecto a que fue Evo Morales quien le pidió se pasara al MAS, dejara su candidatura, a cambio de que el partido de gobierno le asegurara en las próximas elecciones municipales un lugar privilegiado en la lista de candidatos.
El comportamiento abiertamente corrupto y corruptor de Evo Morales y su partido no es algo que solamente deba atribuirse a la proximidad de las elecciones nacionales. En realidad es un comportamiento que le es inherente al MAS y a su forma de hacer “política” ya que, como recuerda la población, Evo Morales llamó en varias oportunidades a sus seguidores a cometer actos delincuenciales y él mismo se jactaba de cometerlos, metiéndole “nomás”, para que luego sus abogados arreglaran la situación irregular derivada de ello.
No es algo que deba situarse únicamente en el pasado de este gobierno; al contrario, en el actual conflicto que protagonizan los rentistas y jubilados del país, por ejemplo, se ha revelado que el ministro de Economía, Luis Arce Catacora, por medio de una carta, intentaba desinflar la protesta por medio de la prebenda. No contento con ello al ministro Arce, además, no se le ocurrió nada mejor que exigir a los rentistas y jubilados se sumen a la campaña electoral del MAS.
Quedaron en el olvido las palabras que, a poco de asumir la presidencia, vociferaba Evo Morales y los suyos en sentido de que el MAS dignificaría la política, muy venida a menos. ¿Pero, qué hay detrás de las candidaturas delincuenciales del MAS o de la corrupción impulsada desde los más altos cargos del Poder Ejecutivo? Vamos a dividir en dos partes nuestra respuesta.
La primera se refiere al modelo de gobierno que impulsó el MAS. Desde enero del 2006 dijimos que el MAS no era sino una suerte de taparrabo del sistema, para encubrir pasajeramente la pobreza propositiva de éste. El supuesto brillo que inicialmente creyó observarse en este gobierno, al inicio de su gestión, fue más efecto mediático y el delirio de “indigenistas” de última hora, que contenido ético y programático real. Por ello es que ese engañoso brillo del principio se ha evaporado rápidamente y han emergido las formas corruptas y autoritarias del modelo político representado por Morales (no por nada hemos denominado al MAS, en su momento, como el neo-melgarejismo). Así, al inicial momento de expectativa le ha seguido rápidamente la fase de la degeneración de un esquema esencialmente reaccionario. Esta fase de la degeneración, con su característica principal que es la corrupción, también tiende a agotarse como método eficaz de control y manipulación política. Por ello es que, en los marcos del esquema de gobierno del MAS, el carácter autoritario y anti-democrático emerge, a fin de reforzar los mecanismos de control y manipulación políticas.
La segunda parte se refiere al campo político boliviano y en general, a la sociedad civil. Puede decirse que no han surgido propuestas alternativas, de alcance nacional. A lo sumo, lo que estas elecciones nos arrojarán, serán los gérmenes de propuestas alternativas y las directrices por las que la sociedad boliviana se moverá políticamente, a mediano plazo (y ni esas directrices y esas propuestas, provendrán del campo popular, sino todo lo contrario). Los márgenes de los que dispone el MAS, son aún lo suficientemente grandes como para que pueda postular a delincuentes a futuros “padres de la patria” o como para que, desde las más altas esferas del Poder Ejecutivo, se fomente el transfugio político y se muestre esa práctica como éxitos de la conducción política partidaria. En ello tiene, por el momento, mucho que ver la revitalización del capital, que ha posibilitado el MAS. No por nada, los más beneficiados de este gobierno de “izquierda” (¿!) han sido los grandes empresarios privados. Sin embargo, en este campo es posible adelantar que las potencialidades de la revitalización del capital poco a poco irán disminuyendo, porque el programa de capitalismo de Estado ya ha llegado a su techo. Lo que podremos observar será la disputa interna entre los empresarios privados, por mayores migajas que les pueda caer de la mesa de este capitalismo de Estado. Desde una perspectiva estructural, pues, es en tal sentido que hablábamos de la inutilidad del MAS, incluso de actuar como un eficiente taparrabos del capital.
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