Opinion

IGUALITO QUE EN IGUALA
Desde el Chaco
Ubaldo Padilla Pérez
Domingo, 7 Diciembre, 2014 - 12:34

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El Municipio de “Iguala de la Independencia” es uno de los 81 municipios que conforman el estado mexicano de Guerrero, que a su vez, es uno de los 31 Estados que, junto con el Distrito Federal, conforman las 32 entidades federativas de México.

Cuevo es uno de los 57 municipios del Departamento de Santa Cruz, que a su vez es uno de los 9 departamentos autónomos del Estado Plurinacional de Bolivia.

Como en iguala que en la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014; el poder político mezclado con el narcotráfico atacaron, mataron e hicieron desaparecer  a 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa; en el municipio de cuevo, el 13 de abril de 2008 a las 7 de la noche, autoridades municipales, dirigentes cívicos y terratenientes de la desaparecida Media Luna emboscaron, detuvieron, golpearon y humillaron a indígenas guaranís, estudiantes de la Normal Superior de Formación de Docentes del Oriente y Chaco, funcionarios del INRA y a dos periodistas que regresaban a la zona del Alto Parapetí a participar de una asamblea.

Eran tiempos de cambio: a los guaranís (que hasta entonces vivían empatronados) se les había ocurrido pedir justicia, tierra y libertad y a Evo Morales, a ganar las elecciones con más del 50 por ciento,por lo que los prefectos de los Departamentos de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija; convencidos que el poder central del que antes disfrutaban se les escapaba de las manos; comenzaron a enarbolar las banderas de la autonomía.

Eran las 7 de la noche, 10 vehículos en los que viajaban unas 200 personas desde Camiri con destino a la Zona del Alto Parapetí fueron interceptados unos kilómetros antes de llegar a Cuevo... “habían bloqueado la entrada del pueblo por lo que los hermanos tuvieron que bajar para retirar los árboles y piedras del camino; en eso salieron los bloqueadores del monte y capturaron a los hermanos entre los que se encontraba el abogado Ramiro Valle Mandepora, le dieron un golpe en la cabeza, lo dejaron inconsciente, lo amarraron y se lo llevaron de la forma más humillante; amarrado de pies y manos, golpeándole en la espalda con látigo y pateándolo como a Jesucristo... así lo llevaron hasta la plaza”, recuerda la periodista Tanimbu Estramadoiro, que luego también fue capturada y llevada hasta el calvario donde ya se encontraba Valle Mandepora.

La comitiva  acompañaba a unos 100 Guaranís entre hombres, mujeres y niños, que un mes antes habían escapado de las haciendas del Alto Parapetí, para refugiarse en las oficinas de la Asamblea del Pueblo Guaraní (APG) en Camiri; ellos querían regresar a sus comunidades en auxilio de sus hermanos que  se encontraban cautivos y desprovistos de alimentos y protección del Estado; por eso recurrieron a su organización matriz, al Viceministerio de Tierras, a los profesores y estudiantes de la  Escuela de maestros y a la prensa para que les acompañen en el regreso.

“Pese al bloqueo el camión en el que iba yo, siguió avanzando, pero  al cruzar el pueblo de Cuevo y seguir nuestro camino hacia el Alto Parapetí, nos encontramos con otro bloqueo; una camioneta varada en pleno camino y mucha gente que nos recibieron con una lluvia piedras; el parabrisas se rompe, yo me agacho para cubrirme de los golpes, pero igual las pedradas me llegan y me causan muchas heridas por lo  que decido levantar las manos y sacarme la gorra para que se den cuenta que soy mujer”, relata la periodista Tanimbu Estremadoiro.

“La multitud me saca a golpes de la cabina del camión; los hombres amenazan con violarme mientras las mujeres me amagan con sus cuchillos; luego me llevan a la casa que estaba al frente, me amarran de pies y manos en un poste donde todos vienen a insultarme; los otros sacan del camión los víveres que llevábamos para los hermanos en el Alto  y también sacan mi cámara, mi ropa y todo lo que había en el camión”, prosigue Tanimbu relatándome lo que vivió hace 6 años.

Ese 13 de abril era domingo, domingo de noche con llovizna copiosa y fría; domingo de calvario para Tanimbu y Ramiro; “a las 7 de la mañana del día siguiente me visitan la alcaldesa Sonia Gutrié, el comandante del cuartel y el presidente del Comité Cívico, me suben a una camioneta y me  llevan al cuartel; allí la alcaldesa me dice que nunca más vuelva por su pueblo. Al entrar al cuartel encuentro a Ramiro, estaba muy mal... todo golpeado con la espalda desecha por los latigazos, sin zapatos, con su ropa rota y llena de tierra, corro hacia él, lo abrazo y me pongo a llorar... luego nos llevan a la enfermería, nos sacan fotos dizque para el examen forense que nunca quisieron entregarnos. En el cuartel estuvimos 3 días incomunicados, no nos dejaron recibir ni a la cruz roja ni a nadie, solo el primer día llegó la prensa pero luego nos enteramos que no se publicó nada de lo que declaramos; esa misma tarde trajeron hasta donde nos encontrábamos con Ramiro a mi compañero de trabajo Fernando Cola que era mi camarógrafo”

“El tercer día iniciamos una huelga de hambre para que nos dejen salir... y de inmediato el cuarto donde estábamos se llenó de soldaditos... al parecer el comandante se asustó o algo paso para que el comandante se decida sacarnos…vino y nos insultó diciéndonos que gracias a él estábamos vivos... porque si estuviéramos afuera ya nos hubieran matado.. a las 11 de la mañana nos vistieron de militares y nos sacaron en una camioneta del cuartel hasta Camiri; íbamos escoltados por 4 soldados en la carrocería, el chofer y el comandante adelante y nosotros en la parte de atrás de la cabina... nos sacaron por un camino que no conozco por atrás de Cuevo y nos llevaron directo al cuartel Abaroa de Choreti”, concluye Tanimbu Estremadoiro, que hoy es docente en la UNIBOL de tierras bajas, mientras que Ramiro Valle Mandepora ejerce como vocal del Tribunal Electoral del Departamento de Santa Cruz. Cualquier parecido a lo de Iguala no es pura coincidencia.