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Llegué al Perú, pero parecía que no había salido de Bolivia. Con mas de 30 millones de habitantes y una extensión de 1.285.000 km2, el Perú se levanta a la orilla del pacífico, vertebrado de sur a norte por la cordillera de los Andes; que une la selva, la costa y la Sierra. En la Sierra el Perú comparte con Bolivia el Altiplano y en el Altiplano compartimos el lago mas alto del mundo, El Titicaca; las costumbres, los cultivos agrícolas, la ganadería y la cultura de los Incas que a pesar de lo milenaria y la conquista se conserva intacta en Coricancha, en el Templo de la luna, en el templo del Sol en el Jardín Solar, en el Kenko, en Intihuatani, en Tambomachay, en Saxaguaman.
CUZCO
Las construcciones que se encuentran en el Cuzco (ombligo del mundo) que diariamente son visitadas por unos 20 mil turistas de todas partes del mundo, se encuentran construidas por grandes bloques de piedras que los incas transportaban desde grandes distancias.
Luís Posél, (argentino) que por segunda vez visita el Cuzco, dice que estar allí le maravilla y le emociona hasta las lagrimas; mientras que Pedro Méndez y Filipa Costas, dos jóvenes enamorados que llegaron desde Portugal confiesan que leyeron algo del Cuzco en el diario del Che y que de inmediato sintieron ganas de venir y vinieron; en tanto que Walter Fernández, nuestro guía, considera que el Cuzco es la Meca del mundo andino al tiempo de mostrarnos paso a paso las fabulosas construcciones de piedra sobre piedra hechas en el siglo XV.
La noche en el Cuzco es alucinante; es como estar a la vez en todo el mundo. En los restaurantes se escuchan todas las voces en todos los idiomas; unas más comprensibles que otras. En esa aparente Torre de Babel sobre sale una voz universal que todos comprendemos; la música, y para fortuna nuestra la música de los kjarkas.
En las paredes blancas de los restaurantes, las gentes escriben sus nombres y los nombres de los países y los pueblos de donde vienen, alguna arenga, alguna ilusión o algún sueño. Allí también alguna vez había estado Pablo Neruda el poeta de América que en las alturas de Machu Picchu escribió: “sube a nacer conmigo hermano, dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado, contame todo cadena a cadena, eslabón a eslabón y paso a paso”
LA COCA
Entre Perú y Bolivia también compartimos la coca, este arbusto que el mundo moderno convirtió en cocaína y que ahora por eso quieren erradicarlo. Walter Fernández (nuestro guía) asegura que la coca no será erradicada porque no lo permitirá la Pachamama; este arbusto “contiene 14 alcaloides con propiedades curativas, vitaminas, proteínas, calorías, oligoelementos y es el elemento central de las ofrendas que los Quechuas ofrecen a la Madre Tierra o Pachamama”, asegura nuestro guía.
LA LLAMA
La llama es otro elemento común entre Perú y Bolivia. En la economía de los Incas la llama ocupaba la base, el sostén de la economía andina. La llama actualmente es considerada como un camello americano puesto que puede caminar de cuatro a 5 días sin consumir agua y cargando de 40 a 50 kilogramos; su lana sirve en la industria textil, sus huesos para fabricar instrumentos musicales, la grasa para preparar alimentos para las ofrendas y para curar enfermedades; el estiércol se utiliza como fertilizante y como combustible mientras que su carne es la más sanas de las carnes con cero de colesterol.
EL VALLE SAGRADO
Camino del Cuzco a Machu Picchu es obligatorio pasar por el Valle Sagrado. El Valle Sagrado es una interminable sábana multicolor donde los incas creían, que sus dioses iban a hacer sus necesidades para mantener la fertilidad de la tierra que produce cualquier producto agrícola que uno se imagina. Allí los Incas domesticaron más de 180 variedades de papas y practicaron la técnica de la rotación de cultivos que finalmente es lo que mantiene por siglos la fertilidad del suelo.
MACHU PICCHU
Ir al Perú y no visitar Machu Picchu es imperdonable dicen los que alguna vez fueron. El ombligo del mundo (Cuzco) se encuentra a 3.050 metros sobre el nivel del mar, una población de 800 mil habitantes y un gran parecido con la ciudad de Sucre; desde allí parten los turistas hacia Machu Picchu unos a pie por los caminos del Inca y otros en tren. Primero hay que subir hacia las montañas nevadas; el tren lo hace lentamente zigzagueando y alternando entre subidas y bajadas cortas para esquivar la empinada cordillera, para luego descender primero a Ollantaitambo y luego hasta Aguas Calientes. La bajada es impresionante, el cambio del clima y la vegetación pasan frente a nuestros ojos por la ventanilla del tren en minutos. Violentamente quedan atrás los nevados andinos y paralelo al Río Pilcanata bajan las rieles del tren, único medio de transporte; al bajar parece que nos metemos entre los cerros y que la tierra nos come cuando el tren pasa por los túneles. Seguimos, y los árboles comienzan a crecer como por arte de magia, parece que estuviéramos en los yungas, la temperatura aumenta, tenemos que cambiar el café caliente por el agua fresca y debemos quitarnos las chompas y el chulo que nos abrigaba hace dos horas en el Cuzco y ante nuestros ojos que quieren mirarlo todo aparece Aguas Calientes, aquí habrá que bajar del tren para subir a unos pequeños buses que nos llevarán hasta Machu Picchu. Desde los 3.050 metros sobre el nivel del mar hemos bajado a los 2.550 y a orillas del Río Urubamba o Río Sagrado nos encontramos por fin con las Ruinas de Machu Picchu.
Machu Picchu es inexplicable, difícil de describir con palabras. Este santuario Inca enclavado en el corazón arqueológico de América, declarado por la UNESCO patrimonio cultural de la humanidad, es visitado diariamente por unos 1.200 turistas; visitarlo constituye una experiencia única, sus imponentes muros de piedra inspiran respeto y admiración por los constructores de esta monumental obra quienes supieron conjugar como nadie en el mundo el artificio de su creación con la caprichosa y salvaje naturaleza.
Machu Picchu fue construida por el Inca Pachacuti en el siglo V de nuestra era aproximadamente y el 24 de Julio de 1911 sus ruinas fueron descubiertas por el científico Norteamericano Hiran Binghan.
PUNO
A 3.809 metros sobre el nivel del mar y a orillas del Lago Titicaca nos encontramos con Puno. En Puno solo existen dos estaciones, la una de lluvias y la otra en la que la lluvia desaparece; lo que no desaparece nunca es el frío y las islas flotantes de totora de los Urus. A 7 kilómetros lago adentro se encuentran las 20 islas flotantes, en cada isla viven unas 20 familias que allí solo pasan de día por motivos turísticos ya que de noche se van a dormir a tierra firme.
Los Urus, familia de los Incas viven en las islas flotantes del Lago Titicaca desde hace 400 años; ahora tienen escuelas en Aymara, energía eléctrica, telefonía celular y televisión, practican la religión católica y la protestante, pero sobre todo adoran al lago.
Perú es también selva donde reinan los grandes ríos como el Iquitos y el amazonas y la charapa con su particular forma de hablar y vestirse; es fruta silvestre, es palmera, helechos gigantes y es inmenso mar de donde sale el alimento para preparar el tan sabroso ceviche.
Camiri, 16 de enero de 2014
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