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Un análisis de la Pastoral Social Caritas Boliviana (PSCB) establece que el cambio climático provoca la pérdida de bancos de semilla afectando la producción de alimentos y perjudicando a los productores, hace conocer un comunicado de prensa de esa institución de la Iglesia Católica.
“Cada vez que ocurre un evento de estos, las familias campesinas pierden entre el 80% y 100% de la cosecha del arroz, yuca, plátano y maíz, pero también la totalidad de sus bancos de semillas, es decir, que los eventos adversos que generan desastres en la zona afectan directamente la producción de alimentos y vulneran la frágil seguridad alimentaria de niños, mujeres y hombres que viven de la producción agrícola familiar y quedan así en dependencia directa de los productos no maderables del bosque y de la pesca artesanal para cubrir sus necesidades de alimentación”, señala la nota.
Frente a esta situación es que se trabajó en un estudio sobre el sistema alimentario de comunidades indígenas que habitan la Amazonía de Bolivia. De acuerdo con el mismo se reveló la dinámica de la alimentación de las poblaciones, su relación con el bosque, una base de diagnóstico sobre la vulnerabilidad.
“El estudio permitirá a la PSCB efectuar un trabajo más efectivo en la reducción de la vulnerabilidad frente al cambio climático y labores de ayuda humanitaria”, señala el comunicado.
De acuerdo con los resultados de la consultoría, efectuada por Cinthia Silvia y Pilar Gamarra “en términos de sus sistemas alimentarios las dos ecoregiones del estudio son parecidas respecto a cómo están enfrentando su situación. La primera eco región, localizada en Beni, caracterizada como bosque amazónico suroccidental, está recuperándose de una etapa de desastre muy grave, mientras que la otra, en Pando, definida como bosque de yungas, está tratando de prevenir posibles situaciones adversas”.
Para Roberto Castillo, representante de la Caritas alemana en Bolivia, los resultados del estudio brindan un “esquema para entender cómo funciona el sistema alimentario a nivel de las eco regiones, comunidades y familias, además de brindar una tabla por comunidad sobre el consumo de alimentos por periodos de tiempo y un inicio de diagnóstico sobre vulnerabilidad bajo metodología de adaptación al cambio climático”, indicó.
En la misma línea Arturo Rivera, representante del programa Medio Ambiente, Gestión de Riesgos y Emergencias (MAGRE) de PSCB, afirma que el estudio permite “entender la dinámica de la alimentación en las diferentes poblaciones indígenas como la chimán y mosetén, además de su relación con el bosque, y determinar las necesidades de trabajar con énfasis en promover la diversificación de sus medios de vida con el fin de propiciar una autonomía alimentaria”, finalizó.
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