A vuela pluma

LA CALLE, EL BASURAL DE MI CIUDAD

José Ros

Jueves, 25 de abril. Hora, las 20:30. Lugar, Avenida Las Américas casi esquina Andres Manso…  Una vagoneta elegante, nueva, reluciente, con el brillo que le proporciona un hombre que, manguera en mano, está lavando el auto para “el señor”… Sobre la avenida se va formando un charco con el agua sucia que resbala del auto, mientras el limpiador acaba de sacarle brillo. Luego, el auto elegante es guardado en una elegante mansión, mientras en su lugar queda un charco sucio que tendrá que desaparecer por evaporación y también  -¡cómo no!-  salpicando a los transeúntes, que pasean por la avenida, cada vez que otro auto, micro o taxi pase raudamente por la avenida…
Es la calle. Es territorio de nadie... Lugar donde cada uno puede actuar a su antojo. Más allá, en la misma avenida, ante una larga pared, se detiene un taxi, baja el conductor y, sin mucho pudor, a pesar de ser una avenida muy transitada, utiliza la pared y la acera como mingitorio…
¡Cómo no!, es la calle, es territorio de nadie…

Y mientras ese hombre realiza una necesidad para él tal vez primaria, pasa un micro del cual asoma una mano por una ventanilla que deja caer a la calle unas peladuras de mandarina… Luego encontraremos a otras personas que sacan sus perritos a pasear para, también en la calle, dejen el recuerdo de su paso grácil y andarín, es decir: para que también ahí hagan sus necesidades. Es que la calle es territorio de nadie.

Y así, en un territorio de nadie, viven cientos de miles de personas que tienen que aguantar impertinencias, bocinazos a mansalva, prepotencia de los adinerados señores que se detienen ante las puertas de los colegios particulares para recoger a sus hijos, sin importarles si están obstaculizando el paso a otros vehículos o  -lo que resulta más grave-  a otros peatones.

Porque la calle, tierra de nadie, es una amenaza para el peatón. Los pasos cebra quedaron como un recuerdo tal vez para el zoológico. Algunos conductores incluso deben de pensar que esas franjas blancas pintadas/despintadas en el suelo son para colocar las ruedas de sus vehículos encima de ellas y demostrar su capacidad de buena puntería… ¿El peatón? Que muestre su ingenio y su habilidad para sortear obstáculos…

Y así, sin respeto ni cariño hacia las calles de Santa Cruz, se  pretende construir la urbe más moderna de Bolivia, modelo de avanzada y progreso… ¿No sería hora de que ciudadanos y autoridades nos preocupáramos por hacer una ciudad más habitable y humana?

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I HAVE A DREAM

José Ros

En estos días, a raíz de las elecciones en Venezuela, me ha venido a la mente el recuerdo de aquellas hermosas palabras pronunciadas, en 1963, por Martin Luther King, el gran luchador por la dignidad de los pueblos y en contra del apartheid…

“¡Hoy, tengo un sueño!”, exclamaba ante más de doscientas mil personas, Luther Kingo. Un sueño por la grandeza de nuestros pueblos. Un sueño por aquel otro sueño bolivariano de una América Unida… Y hoy, mi sueño se une al de otras naciones latinoamericanas que lentamente  -a pesar de las dificultades que ponen poderosos del norte de y de Europa-   tratan de avanzar hacia una sociedad algo más justa, algo más igualitaria.

Sueño con una América que, partiendo desde la valerosa Cuba   -resistir más de 40 años el embargo dictado por Estados significa mucho valor en su pueblo y en sus dirigentes-   desciende por Nicaragua  -a pesar de las contradicciones internas de aquel glorioso FSLN, de la década de los 80-   y se hace presencia en Venezuela, para extenderse hacia Ecuador y Bolivia.

Sueño con una América en la que Paraguay   -donde se llevará a cabo las elecciones este próximo fin de semana con el recuerdo del presidente Lugo presente en muchos de nosotros-   se reincorpore al conjunto de países que desean fortalecerse entre ellos y una América en donde Chile recuperará con Bachelet su mirada más social hacia nuestros pueblos.

Sueño con una América en la cual los gigantes Brasil y Argentina se incorporen con su liderazgo y potencialidad al conjunto bolivariano.

“I have a dream”, declaró el gran Luther King, premio Nóbel de la paz cuatro años antes de ser asesinado, en 1968. Y con él habrá que repetir: “Hoy, tengo un sueño”… Y tendremos que seguir trabajando para que ese sueño se extienda a toda América Latina, desde México  -tan cerca de Estados Unidos y tan lejos de Dios-  hasta la más remota isla del Pacífico y que nuestro mapa se revista de transformación y unidad. Trabajaremos solidariamente, sin violencias, pero sin cesar para que ese sueño pueda hacerse realidad… 

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COREA DEL NORTE

José Ros

Desde que terminó la II Guerra Mundial y los Estado Unidos mostraron su poderío mediante el uso de bombas atómicas pareciera que ninguna otra nación  -especialmente si tiene tendencia hacia el socialismo-    tenga derecho a producir o adquirir armas. Esa es una prerrogativa del gigante del norte, de ese mal llamado modelo de democracia. Ellos son los dueños del mundo, ellos y algunos de sus aliados… El resto tiene que obedecer sus consignas. 

Hace más de 30 años, EE.UU. fabricó el avión B–2 Spirit, un bombardero capaz de cargar  -¡y lanzar, obviamente!-  hasta 23.000 kilos de bombas  -nucleares también-  sin ser detectado por muchos sistemas antiaéreos… Cuando en la década de los 80, en nuestro país estábamos tratando de salir de las dictaduras militares y se iniciaba una débil democracia, USA se reía de nuestras simples discusiones para ver cómo sobrellevar una hiperinflación que empobreció a una mayoría de la población y enriqueció a una minoría empresarial y política…   

Tuvo que llegar la invasión a Irak, Afganistán, Pakistán para que el mundo conociera que existen “bombarderos furtivos”… Y han tenido que proseguir otra serie de guerras  -la de Siria actualmente-  para que nos enteremos también de la existencia de los drones, una máquina destinada a matar por control remoto.

Los drones -o vehículos aéreos no tripulados- son parte de una cruzada de ese país contra objetivos en Somalia, Afganistán, Irak, Libia, Yemen y Pakistán en la que, sobre todo, perecen los inocentes. Los 22 millones de dólares (aproximadamente) que cuestan algunas de esas naves no tripuladas, garantizan un alto potencial tecnológico para cumplir sus propósitos.

Los aviones no tripulados poseen “una increíble agudeza de visión mediante múltiples videocámaras de gran potencia”, según el coronel de la Fuerza Aérea estadunidense, Matt Martin, quien “pilotó” el tipo Predator desde una consola en la ciudad de Nevada.
El oficial asegura que esos equipos permiten distinguir hasta cuando sus objetivos van al sanitario, encienden un cigarrillo o se involucran en aventuras amorosas, sin sospechar que son observados desde el otro lado del mundo.

Fuentes del Pentágono declaran poseer unos 7.500 drones y precisan que mientras en septiembre de 2001 se disponía de 50 aeronaves de este tipo, a inicios de 2012 ya había uno por cada tres aviones militares convencionales.

Los Estados Unidos facturaron en el 2007  -según un estudio realizado por Frei Beto, de Brasil- un 45 % de la venta de armas en el mundo. Este mercado hoy día es dominado por 41 empresas estadounidenses y 34 de Europa occidental. En los últimos diez años los gastos militares de los EE.UU. aumentaron un 65 %, sobrepasando todo lo que se invirtió durante la Segunda Guerra Mundial.

Ahora bien, si Estados Unidos puede darse el lujo de poseer el armamento más moderno y mortífero, no resulta fácil entender porqué otros países no puedan hacer algo similar… ¿Será que las armas en manos de Corea del Norte son más peligrosas que en las de los norteamericanos? ¿Cómo no recordar que, a veces, falla el control de los drones, desde el mando   -como ocurrió en Afganistán, Irak y Pakistán-   con algunos que se desconectaron y lanzaron misiles a ciegas contra blancos indefensos?

¿Acaso los miles de muertos en la última guerra de Corea o en la actualidad en Siria no provienen de armas producidas, vendidas y dirigidas por Estados Unidos?

Indudablemente que la carrera armamentística no es la solución para una convivencia pacífica en este mundo envuelto por la violencia; pero tampoco podemos caer en el engaño que nos ofrecen  los medios de comunicación haciéndonos ver a Corea del Norte como la amenaza para el mundo… El negocio multimillonario que producen las guerras no beneficia a los países pobres. Por tanto, las guerras se provocan y perduran porque benefician a otros… “cui prodest?”, se preguntaban los clásicos romanos: “¿a quién aprovecha?” 

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¿HORA DE ROMERO O ESPINAL?

José Ros

Uno se pregunta por qué para ser considerado santo, en la iglesia católica, se tenga que pasar por un proceso en Roma, en donde       -de nuevo hay que decirlo-,  la curia cardenalicia se encarga de cerrar las puertas a unos y abrírselas a otros…

Ni con Juan Pablo II ni con Benedicto XVI se consiguió que el Vaticano se interesara por dos grandes hombres, asesinados hace 33 años, en países diferentes  -Bolivia y el Salvador-  pero ambos con profundas coincidencias: defensores de los pobres, de los indígenas; críticos con el sistema; ejemplares con su palabra de denuncia y sobre todo  con su vida… 

Hace 33 años, un 22 de marzo de 1980, en La Paz, moría asesinado el jesuita Luis Espinal, sacerdote ejemplar, comunicador por excelencia, cineasta para más señas... Nunca se calló ante los abusos de la dictadura de Banzer  y denunció con valentía a los militares narcotraficantes. Un hombre que nos dejó su palabra a través de sus editoriales en radio Fides, de sus escritos en el semanario Aquí, o en sus oraciones a quemarropa:

“Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; es  hacer un favor al que no va a devolverlo;  gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias;  es quemar las naves en bien del prójimo”.
Una persona así molestaba, a veces, a la misma jerarquía eclesiástica, y siempre, a las autoridades déspotas. Y, por eso, dieron la orden de secuestrarlo, cuando salía una noche de su trabajo y se dirigía a su comunidad religiosa; torturado y asesinado, quedó para nosotros un paradigma de cristiano, de religioso y de sacerdote.
"La vida es para eso  -diría Lucho-  para gastarla por los demás".

Dos días después, el 24 de marzo de 1980, en el mismo año y en nuestra misma Latinoamérica, era asesinado, en San Salvador, el arzobispo Óscar Arnulfo Romero,  por un francotirador contratado por la ultra-derecha, que le disparó cuando oficiaba misa en la capilla del pequeño hospital para enfermos de cáncer Divina Providencia.

Al igual que Espinal, su palabra era insoportable para quienes abusaban del poder: “Hay que compartir para ser felices; hay que saber quitarse los anillos para que no le quiten los dedos…, al que no quiere dar por amor y por justicia social, se expone a que se lo arrebaten por la violencia”.

Y al igual que Espinal, murió como mártir de una causa: la justicia evangélica.
Ambos han sido silenciados por la curia eclesiástica.  Ninguno de ellos ha sido propuesto para llegar a los altares. Desde 1996 la causa para canonizar a Romero se encuentra en Roma, y en 2006 la Congregación de la Doctrina de la Fe acordó iniciar el proceso de beatificación. El expediente está en la actualidad en manos de la Congregación para la Causa de los Santos. Ahí sigue archivado. Es el expediente de uno de los grandes santos de esta América Latina: “El pueblo te hizo santo  -escribió el gran obispo Pedro Casaldáliga-  pobre pastor glorioso abandonado por tus propios hermanos de báculo y de mesa…!” 

Y acaba su testimonio el obispo de Mato Grosso: “San Romero de América, pastor y mártir nuestro. Romero de la paz casi imposible, pastor glorioso asesinado a sueldo, a dólar, a divisa… San Romero de América (…) nadie hará callar tu última homilía!”

Hoy sería el momento para que el papa Francisco mire hacia América Latina y la iglesia católica reconozca oficialmente el significado de hombres como Lucho Espinal y Óscar Romero.

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ENTRE EL BURRO Y EL HELICÓPTERO…

José Ros

Han transcurrido 2.000 años desde la entrada de Jesús a Jerusalén a lomos de un burro (Mateo 21, 6-7) y la salida de Benedicto XVI, desde el Vaticano a bordo de un helicóptero. Situaciones muy diferentes, qué duda cabe, y dos milenios de distancia entre ambos sucesos, nos hacen ver que la Iglesia permanece en pie, a pesar de los seres humanos que la conforman, pero que también necesita una profunda renovación por parte de esos mismos hombres y mujeres que la componen…

Nunca la humanidad había estado tan pendiente de la elección de un papa de la iglesia católica. Anteriormente, aun cuando muchos sintieron la muerte de Juan Pablo II, sin embargo no hubo tal acumulación de medios ni las redes sociales produjeron tanta noticia como ha sucedido ahora con la renuncia del actual papa y la elección del próximo. ¿Quién podrá ser el próximo papa y cómo hacer para resolver tantos conflictos?

Se repite sin cesar la triste historia de pederastia y escándalos sexuales, pero tal vez esa misma prensa que airea es conducta actual de muchos  -¡no todos, ni mucho menos!-  sacerdotes, obispos y cardenales, desconoce que dentro de la misma jerarquía eclesiástica hubo papas como Inocencio VIII, Alejandro VI,  Julio o Gregorio XIII, entre otros, que tuvieron varios hijos… Las peleas por el poder, las luchas armadas dirigidas por papas o cardenales también se repitieron a lo largo de nuestra historia.

Se habla también de problemas económicos y malversación de dinero, pero tal vez hemos olvidado que hace 30 años, el presidente del Banco Ambrosiano,   Roberto Calvi, apareció colgado debajo de un puente, en Londres… “La Iglesia no se administra con avemarías”, había expresado un arzobispo de Estados Unidos.

¿Lavado de dinero?, ¿escándalos sexuales?, ¿vatiliks? Son graves problemas indudablemente, pero pienso que la gran crisis de la Iglesia radica, por encima de todo, en que se asimila el concepto de Iglesia a la estructura eclesial, a la curia romana, a las diócesis, al clero… Ellos “son” la Iglesia, ellos saben, ellos deciden. ¿El resto? ¿Las mujeres? Fieles ovejas que tienen que cumplir sus mandatos. La gran crisis, la más profunda y fundamental, proviene del olvido del Concilio Vaticano II que definió a la Iglesia como pueblo de Dios. Un pueblo conformado por más de mil millones de personas, que deberían participar con su palabra y su opinión, pero que les han enseñado que están en esta vida para tratar de ganarse un pedacito de paraíso, una vida en el más allá, olvidando que la Iglesia se realiza, acá, ahora y en nuestro entorno…

Cuando terminó el Concilio, hace 50 años, después de haber aprobado unas profundas y renovadoras constituciones como Lumen Gentium (Luz de los pueblos) y Gaudium et Spes (El gozo y la esperanza) que otorgaban un lugar preeminente al pueblo, a la colegialidad, a las comunidades de base -tan criticadas por muchos en Roma y en nuestras diócesis-, cuando terminó aquel luminoso Concilio y los obispos a regresaron a sus lugares de origen, parece que dieron un carpetazo a los documentos y decidieron que ya estaban bien como habían vivido hasta antes, que lo importante eran los bautizos, las confesiones, la celebración de matrimonios y la anotación en sus registros de todos los sacramentos impartidos. ¡Eso era lo importante!  ¿Teología de la liberación? Aberraciones de unos pocos… ¿Comunidades eclesiales de base? Escuchen los sermones en la misa… ¿Renovación litúrgica? ¿Participación de los seglares en la iglesia? Siempre y cuando estén en su lugar, obedeciendo y ayudando al párroco. ¿Compromiso social? Cuidado con la política, sobre todo si es de izquierda...

Se habla sobre quién será el próximo papa, su edad, el país de origen… Ojalá se elija a alguien que sea capaz de releer el Concilio Vaticano II y organizar comunidades territoriales  -no obispados con títulos de nobleza que ya deberían ser desterrados-  que en sus propios países y regiones, en reunión con el Pueblo de Dios busquen la aplicación del evangelio a la situación actual porque solamente el pueblo de Dios, hecho IGLESIA, será capaz de resucitar a esta iglesia. 

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LENGUA MATERNA

José Ros

Han transcurrido 61 años desde que un grupo de estudiantes, allá en Bangladesh, se manifestara en defensa de su propia lengua, reclamando que fuera reconocida como idioma oficial. Tuvieron que morir -siempre ha de haber algunos mártires para que se acepte sus reclamos- tres de ellos, bajo las balas de la policía, para que el gobierno se diera cuenta de que estaban exigiendo un derecho propio: el derecho a que las lenguas bengalí y urdo fueran declaradas como idiomas oficiales de Pakistán. Y cuatro años más tarde, en 1956, fueron incorporadas como idioma en la Constitución Política de Pakistán…

En homenaje a aquellos tres jóvenes asesinados y a los millones de mujeres y hombres que se expresan en sus lenguas maternas, la 30ª Conferencia General de la Unesco, realizada el 17 de noviembre de 1999, declaró el 21 de febrero como Día internacional de la Lengua Materna.

Según la Unesco, desde que el ser humano empezó a hablar, unas 30.000 lenguas han desaparecido. Actualmente, de las 6.000 o 7.000 lenguas del mundo, unas 3.000 están en peligro de desaparición y todos los años, al menos 10 idiomas desaparecen.

En Bolivia, la riqueza cultural y lingüística es enorme, pero así como hay miles de ciudadanas y ciudadanos que hablan -y muchas también leen y escriben- el quechua y el aymara, otras lenguas de los 32 grupos étnicos -sobre todo de los que habitan en la Amazonía- son minoritarias y algunas están en peligro de extinción.

La Constitución Política del Estado Plurinacional reconoce a todas las lenguas como oficiales. La actual ley de educación Avelino Siñani -a pesar de las críticas y la oposición o desinterés de algunos- exige que se enseñe la lengua propia de cada región en las escuelas y colegios; en este año 2013 se ha iniciado el primer intento por partir desde el primer curso de primaria con la enseñanza de la lengua materna, además del castellano, que sigue siendo el idioma que nos facilita la comunicación entre todas y todos.

Toda iniciativa para promover la difusión de las lenguas maternas servirá no sólo para incentivar la diversidad lingüística y la educación multilingüe, sino también para crear mayor conciencia sobre las tradiciones lingüísticas y culturales del mundo e inspirar a la solidaridad basada en el entendimiento, la tolerancia y el diálogo. No se trata tan sólo de cumplir la ley de una manera formal y mecánica, sino que todas y todos: maestros, padres de familia, medios de comunicación -radio y televisión en especial- tenemos que reflexionar en este día para plantearnos cómo contribuir a que el sacrificio de aquellos jóvenes bengalíes no quede en el olvido…Hablar el idioma propio de cada uno es nuestro derecho; nuestro idioma es parte de nuestra identidad como personas, y como tal, debe ser respetado.

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¿NUEVO PAPA, CONCILIO NUEVO?

José Ros

 

Ante la renuncia de Benedicto XVI surgen, como siempre diversos comentarios, no faltan las cábalas e incluso se ha llegado a caer en apuestas… Como si acertar quién pueda ser el nuevo papa equivaliera a acertar los ganadores de una quiniela de fútbol… ¿Mejor latino que europeo? Y si fuera latino, ¿mejor brasileño que hondureño?... Y sin embargo, más que la nacionalidad, la consideración más importante   -a mi modo de ver-  es la línea ideológica de quien tendrá que asumir la dirección de la iglesia. ¿De izquierdas o de derechas? ¿Favorable a la teología de la liberación o a propiciar la difusión del catecismo del vaticano?

Y recuerdo los años 60, cuando a la muerte de Pío XII salió elegido Giuseppe Roncalli, Juan XXIII. Un hombre casi desconocido para muchos, un hijo de campesinos que no podría molestar mucho a quienes quisieran mantener el statu quo… pero un hombre que “sí molestó” a los acomodados de la Iglesia. Lo primero que hizo fue convocar a un concilio ecuménico  -el concilio Vaticano II-  de cuya realización estamos recordando   -¿será?-   los cincuenta años sin que muchas de sus propuestas se hayan llegado a aplicar: la iglesia como pueblo de Dios, el sacerdocio de los laicos, la iglesia de los pobres, la liturgia participativa…

50 años más tarde, nos encontramos con una iglesia anquilosada, repetitiva en su discurso, más tradicionalista que creativa… y con el lastre de las denuncias de pedofilia, los escándalos financieros del Banco Ambrosiano, los documentos robados por el camarero del Papa…  Una iglesia, en definitiva, que tiene que cambiar.

En 1973  -¡hace ya cuarenta años!-  viajé al Vaticano acompañando a un insigne obispo aymara boliviano. Bajo la iluminación del concilio y con el impulso de gente joven se había comenzado a preparar la iglesia aymara en el altiplano boliviano: formación de catequistas aymaras, ordenación de diáconos casados aymaras que en su propio idioma anunciaban el evangelio y administraban algunos sacramentos… 

Y surgió el sueño de realizar una iglesia aymara, con sacerdotes propios casados… Y de ahí el viaje a Roma: el obispo, Adhemar Esquivel, llevaba al papa de ese momento, Pablo VI, el proyecto para la aprobación de sacerdotes aymaras casados… El sueño, si embargo, no pasó de eso y, en Roma, antes de la entrevista con Pablo VI, ya algunos cardenales hicieron la advertencia      -¿o fue una amenaza?-   de que en el Vaticano era mejor no hablar de sacerdotes casados.- Y no se habló. Y el sueño inicial se convirtió en pesadilla… 

Ahora, a las puertas de una nueva elección papal, habría que preguntarse si no podría surgir otro iluminado por el espíritu, que convoque a un nuevo concilio, a una gran asamblea que remueva de entre las cenizas aquellos documentos aprobados por el Concilio Vaticano II y que los haga avanzar a las necesidades de nuestro tiempo. Porque ahora, más que nunca, se necesita una iglesia cercana a su pueblo, unida a él, que busque en comunidad ser fermento en esta tierra. Una iglesia que no condene sino que acoja, que no discrimine sino que incluya a mujeres y hombres, a célibes y casados, a divorciados, a gays, lesbianas, transexuales… 

¿Nuevo papa, concilio nuevo?  ¿Sueño? ¿Utopía?  Tal vez, pero si no seguimos soñando y creyendo en la utopía del reino hecho presencia entre todas y todos, ¿qué puede quedarnos?  

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UN SIMPLE VUELO A LA PAZ

José Ros

 

El avión comenzó a deslizarse por la pista del aeropuerto de Viru Viru. Iniciábamos el viaje hacia la sede de gobierno, la ciudad de La Paz. Antes de despegar, una acción rutinaria, como ocurre en todos los vuelos: Abrocharse los cinturones, el espaldar del asiento en posición vertical…, y la voz susurrante y amable de la sobrecargo: “señores pasajeros, bienvenido a bordo de…”; posteriormente el mensaje se repetiría en inglés: “welcome…”

A mi lado, un pasajero de semblante austero, educado en su hablar, pero profundamente penetrante en sus palabras comenta: “¿y por qué no saludan en nuestro idioma?” Mi vecino de vuelo era de ascendencia guaraní, no entendía inglés ni lo necesitaba, pero sí habría entendido perfectamente si le hubieran dicho: “puäma che chere Marilin jare aipota jae pevereta ikaviko peveve ore ndive; roipota peveve kavi ore ndive, yasoropai“ (buen día, mi nombre es Marilin y quiero darles la bienvenida por elegir volar con nosotros, queremos desearles feliz viaje, gracias).

Y no pude menos de pensar en la injusticia que cometemos con las lenguas originales de nuestro país, a pesar de que en el artículo 5 de la Constitución Política se afirme que “son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las naciones y pueblos indígena originario campesinos…”. Sigo pensando que no se trata más que de un enunciado elegante, un saludo a la bandera -diríamos en criollo-, pero no un saludo a nuestros pueblos…

¿Por qué cuando un avión sale de La Paz no saluda con el clásico: “sinti munat jilatanaka, kullakanaca…” del pueblo aymara (queridos hermanos y hermanas…)? ¿O en quechua, cuando aterriza en Sucre o Cochabamba? ¿Por qué no podemos hacer sentir en la vida cotidiana nuestra riqueza y diversidad lingüística y dejamos tan sólo para coronaciones carnavaleras o desfiles de moda la demostración de ese acervo cultural? -cómo se les llena la boca a los maestros de ceremonia cuando elogian los bailes típicos de las famosas reinas: “nuestro acervo cultural!”-.

Es cierto que, con un saludo en vuelos de avión o cuando se viaja en autocar, o colocando letreros por nuestras carreteras en el idioma de la región por donde se transita no se rescata todo el idioma. Pero también es cierto que tanto para los nacionales como para los turistas, oír y ver escritas las diversas lenguas, nos trae a la mente que en Bolivia existimos ciudadanas y ciudadanos de diversa índole, que la variedad de idiomas nos enriquece a todos y así se muestra que no estamos cortados todas y todos con un único y mismo patrón cultural...

En estos momentos, cuando se inicia el años escolar bajo el signo de la ley Avelino Siñani, cuando se nos anuncia la creación de un nuevo canal cultural de televisión, habrá que hacer un esfuerzo para que rescatemos del olvido lenguas centenarias, expresión del sentir y del querer de miles de personas que vieron en otro tiempo cómo se arrinconaba su expresión pública, cómo se la prohibía o peor todavía se hacían la burla de ellas…

Y con Pablo Neruda habrá que exclamar: “Quiero que en la palabra se vea la aspereza, la sal ferruginosa, la fuerza desdentada de la tierra, la sangre de los que hablaron y de los que no hablaron”.

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CALLE HARRINGTON

José Ros

En este mes de enero tuve la oportunidad de asistir, en la ciudad de La Paz, a una serie de eventos y reuniones que me trajeron a la memoria años vividos en esa urbe altiplánica. Y justamente, fue el lunes 15 de este mes, paseando por “El Prado”, cuando tuve la agradable sorpresa de encontrar a un grupo de personas, con pancartas en las manos, fotografías del recuerdo y discursos… que rememoraban un triste hecho, ocurrido hace 32 años, durante la dictadura de García Mesa.

En la calle Harrington, un grupo de valientes miristas se habían reunido para decidir qué estrategias llevar a cabo en contra de la dictadura. Era aquel valeroso Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR) que había sido fundado en 1971, para luchar contra la dictadura de Banzer, y que 10 años después mantenía todavía el coraje así como el espíritu de lucha y de trabajo en equipo. 

Sin embargo, en plena reunión, el grupo fue asaltado por paramilitares armados, dispuestos a acabar con la oposición. El ataque se produjo por sorpresa y sin piedad. Las ametralladoras dieron fin con los ocho valerosos miristas.  Y por eso, este pasado 15 de enero, se revivía su memoria; en su honor se realizaba, el homenaje en “El Prado”. La Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH), la Asociación de Familiares de los Desaparecidos (ASOFAMD), y otros simpatizantes que todavía creen en la Revolución Popular, al escuchar el nombre de cada uno de los asesinados, respondían a voz en cuello: ¡Presente!

No era un grupo muy numeroso el que se reunió en El Prado. Los micros y transporte en general pasaban raudos por la avenida, ajenos tal vez la mayoría a lo que había ocurrido aquel año de 1981. Y, en ese momento, me asaltó la pregunta: ¿dónde se encontrarán los miristas de antaño que no son capaces de recordar ahora a sus compañeros caídos? De los pocos o pocas que quedan, muchos se han instalado en sus cómodas propiedades; otros, exhiben títulos y maestrías que parecieran otorgarles un rango especial; y algunos más, se autoexiliaron a países extranjeros donde lograron asentarse para lucrar en sus vidas y olvidarse de esta tierra por la que lucharon sus compañeros asesinados…

¿Qué ocurrió con aquel MIR que se enzarzó en disputas internas, se dividió en diversas fracciones y perdió toda credibilidad? Y la respuesta es que el MIR, como pretensión política, hoy no tiene nada que ofrecer a la juventud boliviana. Se fraccionó en el MIR Masas, en el Movimiento Bolivia Libre (MBL), del cual más tarde surgió el Movimiento Sin Miedo (MSM) y así hasta difuminarse… 

Sin embargo, aun cuando no exista como partido político y tal vez algunos seguidores de entonces sueñen todavía con una realidad que nunca consiguieron plasmar, habría sido interesante encontrar en ese homenaje a los caídos, en la calle Harrington,  a algunos exmiristas que todavía se pasean por nuestra ciudad y también habría sido un acto de dignidad escribir algún artículo en nuestra prensa cruceña que recordase nombres tan gloriosos como: Luis Suárez, Arcil Menacho, José Pepe Reyes, Ramiro Velasco, Artemio Camargo, Jorge Baldivieso, Ricardo Navarro y Gonzalo Barrón.

Han transcurrido 32 años de aquel cruel asesinato. Nuestra historia avanza y los tiempos son otros. Pero el recuerdo de quienes murieron por una patria mejor no puede quedar en el olvido…

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IYAMBAE

José Ros

Las elecciones a gobernador o gobernadora del Beni, en este 20 de enero, puede (y debería) abrir una terrible y desgarradora realidad en Santa Cruz: la falsedad de la tan pregonada incorporación del mundo indígena a la gobernación cruceña...
¿Quién no recuerda el grito que brotaba, ronco y desgarrador, del entonces presidente del Comité cívico y hoy gobernador de Santa Cruz? Iyambae, clamaba ante los micrófonos y las cámaras de televisión… Iyambae rugía ante las multitudes reunidas en el Cristo  -llevadas allá para exigir del gobierno incremento salarial, no una autonomía-… Iyambae coreaban los miles de ciudadanos en la concentración que se pretendió definir como el cabildo del millón.

Inmediatamente se incorporó en el seno de la asamblea legislativa a cinco indígenas representantes   -mas no elegidos por sus bases-  de los cinco pueblos indígenas de Santa Cruz. Y con ello se pretendió mostrar que ya éramos autónomos y que se había logrado la inclusión de aquellos que antes habían vivido excluidos de esta opulenta sociedad, reunida unas veces en el club 24 de septiembre y otras, en el comité cívico…

Sin embargo, en esta semana, la mascarada (¿cómo no recordar esa famosa interpretación musical de “el fantasma de lo ópera”?) ha caído y del mito ilusorio y engañoso pasamos a la realidad: en las elecciones para gobernador del departamento del Beni se presentan cinco candidatos, pero sólo uno es indígena: Don Pedro Nuni. Y raudos y veloces, se dirigieron en avión, hacia Trinidad, el gobernador de Santa Cruz, con su séquito de fieles servidores para dar su apoyo a… ¿el hermano indígena? Qué ilusos aquellos que creyeron en el grito de la selva, en la voz desgarrada, en quienes decían defender el Tipnis… ¡No!, las autoridades cruceñas se trasladaron hasta el Beni para dar su apoyo al candidato Carmelo Lens, empresario agropecuario que desconoce por igual a los indígenas benianos y pretende se mantenga el statu quo para beneficio de los privilegiados que excluyen a los más excluidos por todos…     

Las elecciones de este domingo tienen que servir, entre otras cosas, para desenmascarar a quienes utilizan como escalera -como siempre hicieron otros partidos-  a campesinos, indígenas, gente del pueblo…

Ojalá los indígenas aprendan esta lección, porque lastimosamente, en Santa Cruz, todavía se pretende utilizar a una hermana guaraní, dentro de una de las fórmulas  -eso sí, como vicepresidenta segunda, para que no se acerque demasiado a la presidencia-  que se disputan la presidencia del comité cívico…

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