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En pocos días, el 13 de enero, se realizarán las elecciones de alcalde en la localidad fronteriza de Bermejo. La elección, extraordinaria, está motivada por la suspensión del ex – alcalde Delfor Burgos y sin duda, su resultado influirá de manera específica en el devenir político tarijeño, mostrandonos la forma en que se orientan algunas de las tendencias políticas nacionales.
Tarija, al igual que Bolivia, pero a diferencia de otras unidades político administrativas como La Paz o Santa Cruz, tiene una estructura espacial compleja. La Tarija – capital, tiene que equilibrar su poder de manera permanente con ciudades intermedias como Yacuiba, Villamontes y la misma Bermejo. En esta última se encuentra una de las industrias más importantes del departamento: IABSA (Industrias Azucareras de Bermejo Sociedad Anónima), que contribuye decisivamente a los ingresos de la región, pero que a su vez, debido las contradicciones que genera entre “obreros” (dueños de la empresa) y “cañeros” ( proveedores de la materia prima), se ha vuelto un foco de conflictividad que afecta no solo al gobierno departamental, sino también al nacional (en el 2.012 los cañeros de Tarija, protagonizaron su propia “marcha” a La Paz, exigiendo que se les provea de un ingenio azucarero propio). En general Bermejo, desde la destitución de Burgos, sufre una crisis institucional acentuada: la municipalidad no funciona, los conflictos creces y los ciudadanos expresan por todos los medios su descontento.
Las elecciones de Bermejo, llegan en un momento clave en la evolución política del departamento. La “no renuncia” del gobernador Mario Cossio (de darse antes de noviembre del 2.012, hubiera provocado según la legislación vigente, nuevas elecciones para gobernador), le ha brindado al MAS, que se encuentra a la cabeza de la Gobernación, la posibilidad de consolidar su público con un horizonte mayor al de un simple interinato, y a su vez le ha planteado a la oposición el reto de constituir una alternativa con posibilidades reales de disputar las elecciones del 2.014.
Para el MAS que cuenta con un respaldo solido en determinados sectores rurales, pero que tiene su mayor asignatura pendiente en la Tarija – capital, es clave encontrar nuevos aliados; en el caso de Bermejo esa necesidad se ha expresado en la alianza con el MAR (Movimiento Autonomista Regional) que encabeza el suspendido ex - alcalde Burgos. Tenga o no tenga éxito electoral el intento, ilustra un camino que el partido oficialista tendrá que seguir en el resto del departamento en el futuro: aliarse con los sectores dirigentes de las ciudades intermedias. Al MAS no le basta con la base comunitaria campesina, necesita recurrir en este caso a las “sub –elites” de lo que generalmente se denomina “las provincias”, las que históricamente mantuvieron una tensión de diverso voltaje con la elite afincada en la capital.
En el caso de la oposición, la elección la encuentra en una situación más complicada. La “no renuncia” de Cossio, debilito su articulación (el M.N.R. anunció su decisión de romper con “Camino al Cambio” la agrupación del ex – gobernador, debido a este tema) y en general sus lazos se han debilitado. En el caso de Bermejo, el M.N.R y el UN intentaron reeditar la experiencia que están llevando a cabo en el Beni y conformaron una candidatura de “unidad”, sin embargo los resultados de las encuestas les han sido esquivos (su candidato bordea un 10%, en el tercer lugar, según alguna de ellas), por lo que pretenden ampliar su pacto a otra candidatura que expresa a las elites provinciales, la del PAN (Poder Autonómico Nacional), que estaría en segundo lugar. El PAN (de manera inexplicable, ya que su candidato sería el mayor beneficiario) en principio rechazó la propuesta. Esa actitud quizas se deba a que no desea ceder espacios en una futura administración, pero también es posible que parta de un cálculo de mayor alcance: la posibilidad de colaborar con el partido de gobierno en espacios que rebasen al mismo municipio. En todo caso, la situación de la oposición en Bermejo, ilustra a cabalidad su drama: un astillamiento extremo, que expresa las ansias de seguir administrando pedazos del aparato público, pero que a su vez revela la inexistencia de un proyecto político global, que la unifique y le permita superar las desaveniencias menudas.
¿Servirá la nueva configuración política que surja tras las nuevas elecciones para terminar con la crisis institucional y solucionar los problemas que sufren los ciudadanos de a pie?, Los bermejeños escépticos, basados en su anterior experiencia, pueden pensar con algo de fundamento, que es probable que no. Si es así, seguiremos asistiendo al espectáculo de una democracia que tiende a priorizar las formas y se debilita cíclicamente; Bermejo en ese sentido, ha sido en los últimos años, uno de los extremos.
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