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Se supone que Bolivia vive un período pre-electoral y que las diferentes opciones que pugnarán por el voto de la ciudadanía a fin de año se encuentran en la más febril de las actividades proselitistas. En correspondencia con este supuesto, a los funcionarios del Órgano electoral no se les ocurre nada mejor que aparecer de vez en cuando ante los Medios para “informar” del cumplimiento del cronograma electoral. Por su parte, a mayoría de los Medios (filo oficialistas, a estas alturas) “informan” en un bombardeo implacable, de las actividades proselitistas de los distintos partidos. Sin embargo de todo ello, ¿por qué tiene toda esta payasada orquestada por el Órgano electoral, todos los visos de no corresponder a la realidad?
Vamos a ensayar dos respuestas que, sin embargo se encuentran concadenadas. Primero se trata del control que ejerce el Poder Ejecutivo sobre las principales decisiones del supuestamente imparcial órgano electoral y segundo, se trata de un período pre-electoral diseñado de acuerdo al gusto y las necesidades del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y sus candidatos, Evo Morales – AlvaroGarcia Linera. Se trata, al margen de lo obvio (el garantizar el “triunfo” del actual partido de gobierno), de sustituir la realidad, por una ficción que pueda remedar lo mejor posible, las necesidades que tendría que cumplir una contienda electoral.
Desde un principio dijimos, junto a otros de miles de bolivianos, que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) estaba compuesto por allegados al MAS y dispuestos a garantizar el “triunfo” de los candidatos de este partido, en las elecciones de octubre. A ello se debió la torpeza de este parcializado órgano electoral, de prohibir toda actividad proselitista hace meses, al mismo tiempo que se hacía de la vista gorda cuando distintos estamentos del MAS proclamaban a sus candidatos. A ello también se debió el silencio cómplice del Tribunal electoral, ante el abusivo uso de la infraestructura estatal con fines proselitistas, del que Evo Morales y Garcia Linera hacen gala día tras día.
En estas circunstancias, ¿quién puede decir que el actual período pre-electoral boliviano cuenta con árbitros imparciales? ¿Quién puede dudar de la afirmación en sentido de que el Tribunal electoral sigue las directrices generales que le vienen dadas desde el Palacio Quemado? La utilidad que este órgano electoral presta al gobierno, sin embargo, va más allá de lo anotado hasta aquí. Lo más importante, en este tramo del período pre-electoral, para los miembros del órgano pre-electoral es cuidar las espaldas y la buena imagen de su jefe político y en tal sentido “conducen” el período.
Así, resultacurioso que en esta fachada pre-electoral, se encuentre ausente el debate entre los candidatos. La tontería del MAS, en sentido que sus candidatos debatirán con el pueblo, en las concentraciones de proclamación, parece que fue orden suficiente como para que el TSE mantuviera la boa cerrada sobre el tema. Está claro que un cúmulo de empleados públicos, dirigentes sindicales corruptos, busca-pegas y arribistas de toda laya (que constituyen gran parte de las “bases” que proclaman al binomio masista), no constituyen el espacio más propicio para debate político alguno. Resulta imposible pensar que algún busca-pega, algún empleado público o dirigente sindical corrupto, pudiera cuestionar así sea el color del saco, a los enfermizamente megalómanos candidatos del MAS. Por lo tanto a la juntucha reunida, además a fuerza de prebenda, no le queda otro papel que el aplaudir cualquier tontería que al candidato “presidencial” masista se le ocurra lanzar.
Desde el punto de vista del partido de gobierno, pues, el TSE hace bien en no exigir debate democrático entre los candidatos. ¿Cómo podría, por ejemplo, Evo Morales fundamentar sus constantes llamados a delinquir, durante su actual gestión (y todo indica que esta línea programática seguirá desarrollándose)? ¿Cómo podría explicar AlvaroGarcia, la tontería de que Bolivia se encontraría en una fase de transición hacia el socialismo?
Se entiende que en una contienda electoral, las diferentes opciones que pugnan por el voto, deberán entre otras, demostrar que la propuesta que presentan al país, es de beneficio general y mayor, a las otras propuestas. Para ello sirven los debates entre los candidatos a la presidencia, en cualquier evento electoral que se respete. Pero, claro, el actual proceso en Bolivia no es cualquier proceso, es un proceso de acuerdo a los neomelgarejistas que, en vez de ideas, sólo tienen en uso y abuso del poder; bienes del Estado incluidos.
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