Opinion

ÓRGANO ELECTORAL DESACREDITADO
Punto de Re-flexión
Omar Qamasa Guzman Boutier
Jueves, 5 Junio, 2014 - 10:56

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Las constantes “equivocaciones” del órgano electoral, bien pueden servirnos para ejemplificar las consecuencias institucionales que el afán totalizante del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) ocasiona. No es la única institución, por cierto, que gracias a eventuales miembros ejecutivos con alto espíritu de sumisión, experimenta lo que puede denominarse como un período de desinstitucionalización. Anteriormente otras instituciones, como el Instituto Nacional de Estadística o las distintas reparticiones del Poder Judicial, ya lo han experimentado, a lo largo del gobierno masista. En todos los casos, estamos ante las consecuencias de las pulsiones totalitarias del MAS y el negativo impacto que generan en la institucionalidad. Precisamente por el impacto negativo en el cuerpo institucional, puede decirse que la práctica anti-democrática del partido de Evo Morales y los suyos, tiene aquí su mejor ejemplo.

Se entiende que, entre otro de los requisitos institucionales, uno de los de mayor importancia será el referido al mantenimiento de la independencia de las instituciones electoral y/o judicial, con respecto al Poder Ejecutivo. En Bolivia, notoriamente durante la última media década, ello no ocurre, por lo que será también válido decir que el país ha perdido gran parte de su calidad democrática; o si se prefiere, que hemos retrocedido, en cuanto al desarrollo democrático se refiere, hacia los períodos de gobiernos anti-democrático.

En el caso del órgano electoral, en los últimos meses hemos asistido a verdaderas chambonadas. Primero asistimos al intento de diseñar un mapa electoral de acuerdo al gusto y los requerimientos del MAS, con la inconfundible intención de favorecer a la candidatura de Evo Morales y García Linera. Luego fue, ante el fundado temor en los responsables del órgano electoral de despertar justas protestas ciudadanas a nivel nacional, la presentación de un mapa electoral que desmembraba múltiples unidades política-administrativas territoriales, como son las provincias, a fin de confeccionar algo que se pareciera a un mapa electoral. De todas maneras, surgieron voces de protesta, particularmente en el área rural, por aquél hecho, considerado como verdadero atropello. Claro que esas protestas fueron, inicialmente, minimizadas por los ejecutivos del órgano electoral. No faltaron varios miembros, hombres y mujeres, de este órgano que a voz en cuello proclamaban que nada les haría cambiar el mapa electoral diseñado entonces.

Como se sabe, aquellas declaraciones llenas de bravuconería no sirvieron de nada, porque la protesta en el área rural, expresada en forma de bloqueo de caminos, posibilitó que tales ejecutivos del órgano electoral desandaran lo avanzada, se tragaran sus palabras y cedieran a la protesta social. Vistas así las cosas, alguien diría que la atención que el órgano electoral prestó a la demanda del área rural, reflejaría más bien la madurez de esta instancia electoral.

Incluso los mismos miembros del órgano electoral, que en la víspera todavía pretendían demostrar la seriedad de mapa electoral por ellos confeccionado con argumentos supuestamente técnicos, salían a la palestra pública después de la “rectificación” del mapa, como si nada hubiera pasado en este país.

Lo cierto, pero, es que tantas idas y venidas en el accionar del órgano electoral sí han dejado huella en la opinión pública. Lo primero que puede anotarse es que estos pobres hombres y mujeres, a cargo de órgano electoral, han demostrado la total falta de seriedad y rigurosidad profesional, en el manejo de algo verdaderamente delicado, como es el organizar las elecciones nacionales. Lo concreto del caso es que funcionarios poco serios han investido, de la misma falta de seriedad, a la institución que “dirigen” (bueno, esto último es un decir). Estamos, por tanto, ante una institución poca seria y esto quiere decir, en buenas cuentas, ante una institución cuyos niveles de credibilidad ante la opinión pública, han disminuido sensiblemente.

Por otra parte, pero, lo que queda en la ciudadanía, es el fundado temor que los responsables del órgano electoral no cesen en el intento de favorecer a la candidatura oficialista, en las elecciones próximas. Como vimos, varios fueron los intentos infructuosos por parte del órgano electoral por beneficiar al binomio Evo Morales – Álvaro García y el que esos intentos hayan fracasado hasta el presente, no garantiza que en el futuro inmediato no vuelvan nuevamente a la arremetida. Se trata, según dijimos, de la objetivación de una lógica política con ansias totalitarias, es decir con la intención del control de las principales instituciones de un ordenamiento democrático, ésta, la que el MAS ensaya desde el gobierno.

Más allá de la vigilancia de la sociedad para evitar tales despropósitos, lo cierto es que estamos viviendo el tiempo de la desinstitucionalización democrática. Las instituciones estatales y democráticas, debido a su sometimiento al Poder Ejecutivo, sencillamente se ven debilitadas, al punto tal de ya no representar garantía alguna para la vida democrática. Son instituciones que expresan, paradójicamente, la conversión a un ordenamiento antidemocrático.