Opinion

MAS ALLÁ DE LA VOTACIÓN
Punto de Re-flexión
Omar Qamasa Guzman Boutier
Viernes, 14 Noviembre, 2014 - 16:56

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En nuestra anterior columna señalamos que, pese a la sorprendentemente alta victoria electoral del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) gracias al fraude orquestado por el órgano electoral, podían sacarse algunas conclusiones de las elecciones pasadas. Se trata de conclusiones generales que nos ayudarán en algo, a comprender el panorama político boliviano. En particular, nos facilitará descubrir los lineamientos gruesos que intentan desarrollar los diversos partidos políticos, en el futuro inmediato.

Antes de ello, sin embargo, es conveniente contextualizar el escenario político-social, en el que actuarán los partidos. En ese sentido, veamos lo que subyace en los resultados electorales. En el caso del MAS es llamativo el descenso de su votación en los departamentos de La Paz, Oruro y Potosí, junto al incremento de la votación en el departamento de Santa Cruz, particularmente. Llamativo el descenso en esos tres departamentos, porque se suponía que los mismos constituían algo así como plazas aseguradas por el MAS, de las que  el gobierno esperada un apoyo incondicional. El incremento de la votación en Santa Cruz, en realidad es consecuencia de la cada vez más notoria alianza entre Evo Morales y los sectores reaccionarios de ese departamento, considerados por el gobierno hasta poco menos que la víspera, como la expresión de la anti-patria.

Con todo, este fenómeno cruzado (descenso – incremento de la votación), merece valoraciones diferenciadas. Para el caso de la pérdida de la votación en aquellos tres departamentos podemos hablar de una pérdida política cualitativa. No son únicamente datos estadísticos los que se reflejan en la votación, sino principalmente datos políticos. Al tratarse de departamentos en los que la convocatoria del MAS era incuestionable, el descenso de la misma nos habla pues de la pérdida de la capacidad de convocatoria entre quienes constituían su base política y electoral de confianza. Detrás de esta pérdida, a no dudar, entonces, puede encontrarse la desilusión de estos sectores, para con el gobierno de Morales y la dirección política que toma.

Aunque esta pérdida cualitativa de convocatoria ha sido en partes disimulada, en el contexto general de los resultados, por el incremento de la votación en Santa Cruz, se trata de un incremento que no puede compararse, cualitativamente, con la pérdida sufrida. El incremento, por tanto, debe verse en términos electorales, cuantitativos, antes que en términos políticos y cualitativos. Ha contribuido para este incremento, la masiva prebenda gubernamental en ese departamento que tuvo, derroche de dinero público mediante, su punto alto en una reunión internacional de muy poco beneficio para el país, realizada en Santa Cruz.

La distinción entre una pérdida cualitativa de la votación en una zona y el incremento cuantitativo en otra, permite plantear ya algunos problemas en la convocatoria masista. Luego de la desilusión, principalmente a raíz de la traición a los postulados populares, al partido de Evo Morales le será difícil revertir el estado de desilusión electoral, ya que -insistimos- se trataba de plazas políticamente leales, hasta casi la incondicionalidad con el gobierno. Pero también le será difícil mantener la votación en Santa Cruz ya que, al tratarse de un incremento fuertemente influenciado por la prebenda masiva que el gobierno desplegó en ese departamento, las lealtades político-electorales para con el gobierno son menores. En tal sentido, la posibilidad que esa votación migre hacia otras opciones regionales, es algo que debería estar en el cálculo masista.

Bajo este razonamiento es posible, entonces, entender las primeras declaraciones, luego de las elecciones, de los principales partidos. En este orden, la primera declaración de Evo Morales fue la de invitar a la oposición a sumarse al esfuerzo en “beneficio del país”. Minutos más tarde de esa declaración y a manera de respuesta, desde Santa Cruz, el gobernador Rubén Costas (y uno de los supuestamente más duros opositores al gobierno) declara que ellos serán una oposición responsable. Para cerrar este cuadro, al día siguiente y de manera comedida, Carlos Mesa sugiere que los partidos de oposición (léase UD y PDC) deberían unirse. ¿Cómo entender estas declaraciones?

Para el caso del MAS, la estrategia develaba la predisposición a encontrar puentes de acuerdo con los partidos de oposición, a fin de convertir a éstos en funcionales al gobierno. Que Rubén Costas se hubiera apresurado a aceptar esa posibilidad a título de oposición responsable, nos dice que al menos para esa “oposición”, el sitial de oposición funcional es algo que no se descarta. Frente al silencio del PDC en el tema, la comedida “sugerencia” de Carlos Mesa es, pues, un esfuerzo en condicionar a la oposición no muy de acuerdo con el rol funcional que se le quiere asignar, a la aceptación del mismo. Si al gobierno le interesa una oposición funcional es tanto por el cuadro político nacional que brevemente hemos sintetizado, como por el contexto internacional de crisis que se nos avecina. Sostener, como lo hace el ministro Luis Arce Catacora, que ese contexto internacional no afectará a la economía boliviana, porque ésta se encontraría lo suficientemente blindada para resistir ese impacto, es sencillamente un engaño. Es probable que el impacto sea menor a otros países del área, pero es poco realista sostener que Bolivia no será afectada por la crisis internacional.

Por supuesto que los acuerdos con una oposición “responsable” (o sea funcional al MAS) se moverán dentro de ciertos límites. El límite mayor podría ser el de la reforma constitucional, a fin de posibilitar la re-elección indefinida de Morales (imitando a lo que se discute en Ecuador, con Correa). Pero también marcarán límites, los conflictos específicos, derivados de la lógica política regional en unos casos o en otros, de las iniciativas del gobierno, tendientes a incrementar el sometimiento de la institucionalidad estatal, al Poder Ejecutivo.