Opinion

REMEMBRANZAS DE CARNAVAL
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Miércoles, 13 Febrero, 2013 - 09:03

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Cada una de las comparsas elige un lugar descampado y alejado del campamento minero, donde se congrega la gente. Las comparsas van bailando y entonando coplas de Carnaval, derrochando alegría, les cruzan los hombros bolsas de mixtura, serpentina, confites y una botella de trago para compartir con las personas más apreciadas. Por unos días, han quedado en el olvido las jornadas de trabajo en el interior de mina y ha llegado el tiempo de la despedida del Carnaval.

El domingo de tentación es un día especial en el campamento. Cada comparsa se encarga de preparar comida, que consiste generalmente en wathia de papa, choclo, asado de carne de llama o de oveja, y se convida a todos los bailarines, músicos y público asistente. Es tradicional también la wilancha para q’oar y ch’allar a la Pachamama y hacer una agradecimiento al socavón para que provea de vetas de mineral y que los mineros no sufran accidentes durante el año.

Cerca del atardecer, las comparsas emprenden en regreso al campamento, bailando en parejas y disfrutando de los ritmos del Carnaval que toca la banda de músicos, generalmente de Salinas Garci de Mendoza o de Challapata, músicos que acompañan todo el Carnaval, financiado por los propios mineros.

Las comparsas se dirigen al “Club Miners”, donde se ubica la comparsa de los Norteños; en cambio, el “Club Independiente” es la sede habitual de la comparsa de los Chicheños, lugares donde transcurre el baile en parejas, en grupos, en rondas, después de haber recorrido las principales calles del campamento, anticipando la despedida del Carnaval y tomando las previsiones para el siguiente.

El Domingo de Tentación por la noche, los bailarines que pasaron todo el Carnaval con disfraces, caretas y máscaras, en un momento de emoción y de sorpresas para la gente, descubren su rostro, es momento del toque de la diana, en agradecimiento de haber engalanado el Carnaval con el disfraz de pepino y de otros personajes del mundo de las revistas. Los disfrazados hacen su aparición en le entrada del Carnaval, es decir, el sábado de Carnaval se escucha estruendos de dinamitas en el cerro y hacen su aparición para dar inicio a la entrada del Carnaval minero.

Transcurrido el descubrimiento de los disfrazados y luego del comentario de la gente sobre tal o cual personaje, es momento de nombrar el nuevo directorio que se hará cargo de organizar el próximo Carnaval y siempre de hacerlo mejor que el anterior. Dianas van, dianas vienen (una tonada especial de música de agradecimiento), abrazos, felicitaciones,  botellas de cerveza circulan entre los asistentes para agradecer el nombramiento.

El Domingo de Tentación continúa hasta el amanecer del lunes. Los mineros bailan, se emborrachan, unos se retiran más temprano porque deben emprender la jornada de trabajo; otros se quedan sin medir el tiempo ni las consecuencias de la borrachera, un Domingo de Tentación que da por finalizado el Carnaval y que ahora queda esperar la cuaresma para arrepentirse, comulgar y esperar que el año transcurra sin accidentes al interior de la mina.

Los mineros, en general, son católicos y también siguen las tradiciones de recogimiento espiritual. Si el Carnaval sirvió para la alegría y la diversión, el baile y la borrachera, la moderación y las tentaciones de la carne, la cuaresma será tiempo de paz, tranquilidad y armonía en los centros mineros, domingo de tentación, la despedida de carnaval y en el mundo católico, el primer domingo de cuaresma. La historia ocurre en el distrito minero de Ánimas, en el Consejo Central Sud, la Empresa Minera Quechisla, Provincia Sud Chichas, Potosí, en la década del 80.

El autor es periodista y docente universitario