Opinion

COMPADRES Y COMADRES
Ojo al Charque
Constantino Rojas Burgos
Martes, 29 Enero, 2013 - 15:20

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Estamos próximos a festejar el Carnaval, sinónimo de carnestolendas a las que Paulovich, en su columna la Noticia de Perfil, decía más bien toslendascarnes, para referirse a la exageración y el descontrol de baile, comida y bebida, de máscaras, disfraces y comparsas por las calles y avenidas de pueblos y ciudades del país. Es tradicional celebrar, en este marco, los “jueves de compadres” y luego de “comadres”.

Los compadres somos más austerosen la celebración de la fiesta. En las ciudades son las mujeres las que llevan la iniciativa de celebrar en las oficinas, se organizan para festejar a los compadres con un breve aperitivo consistente, por ejemplo, en un sándwich de chola, algo de bebida y mojazón con agua. Pero, aun así, pasa desapercibidofrente a la algarabía con que se celebra el jueves de comadres.

La fiesta de las comadres surge en los sectores populares, principalmente en la Cancha y los mercados donde establecen lazos de compadrazgo. Se trata de una especie de parentesco espiritual que se logra a través del mutuo consenso de apadrinar en bautizos, primera comunión, confirmación y el matrimonio en el ámbito de la religión católica. 

Las comadres de los mercados resultan ser más bulliciosas, festejan con bandas y pasantes para dar rienda suelta al baile, la alegría y la diversión con mixtura, serpentinas y confites. En la fiesta de comadres, se “bota la casa por la ventana”: misa, procesión, devoción de fe, q’oa, ch’alla y luego a cantar y bailarhasta que la madrugada.

Según José Antonio Rocha, decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UMSS, la tradición del “compadre” y de la “comadre” proviene de un ritual antiquísimo que el cronista indio Guamán Poma de Ayala (siglo XVII) nos refiere cuando en el incario existía la costumbre de escoger a tutores o responsables de niños y niñas en calidad de padrinos.

Este padrinazgo según Rocha, en los Andes, —sobre todo en el área rural— implica que en “compadres” y “comadres”, los padres del niño o de la niña (ahijados y ahijadas) visitan a los compadres llevando comida, bebida, mixtura, serpentina, a veces grupos musicales para agradecer por ser padrinos o madrinas.

Se agradece porque a través del padrinazgo se han establecido relaciones de reciprocidad. Los padrinos hicieron un servicio, ahora es tiempo para devolver por ese servicio recibido. Se establecen relaciones de ayni (un servicio por otro servicio). El día transcurre en un ambiente de mucha alegría, de cariño, respeto, comiendo, bailando y cantando las coplas del carnaval

En las zonas rurales, en criterio del Decano de Ciencias Sociales, en la fiesta de “comadres” se inicia el ciclo de la fiesta de Carnaval, la fiesta del pujllay o del anata, que traducido significa tiempo de juego y de diversión y no de carnestolendas —dar a la carne rienda suelta para después arrepentirse y esperar la cuaresma, tiempo de penitencia y de conversión espiritual, desde la postura de la religión católica.

Sin embargo, en los últimos años, las clases sociales más altas de la sociedad cochabambina se han apropiado de la fiesta de comadres, vaciándola de su sentido original. Son principalmente las adolecentes quienes, en complicidad con sus madres, ganan espacios de diversión y esparcimiento en los “boliches”, pero que lamentablemente están ligados al desmedido y descontrolado consumo de alcohol, lo que no tiene nada que ver con la tradición de un verdadero “jueves de comadres”.

Compadres, comadres felices fiestas de Carnaval.

* Contantino Rojas es periodista y docente universitario