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El papa Francisco, según la revista Time, es considerado como el Hombre del Año. La editora de la revista, Nancy Gibbs, señaló que “en sus nueve meses de trono, Francisco se ha puesto en el centro mismo de los principales debates de nuestra época: riqueza y pobreza, imparcialidad y justicia, transparencia, modernidad, globalización, el rol de la mujer, la naturaleza del matrimonio y las tentaciones del poder”.
En el conclave se esperaba que el Papa elegido fuera negro, es decir, del continente africano o que fuera un obispo brasilero. Grande fue la sorpresa cuando salió el humo blanco y nos enteramos de que el Papa elegido había sido un obispo latinoamericano y de paso, argentino. El ego de los gauchos —en el sentido positivo— subió “hasta los cielos” por el orgullo y la autosuficiencia que tienen los hermanos argentinos en cuanto a imagen e identidad nacional.
Los medios se hicieron eco de diversas reacciones cuando fue elegido como Papa en el conclave de Arzobispos. Unos decían que era un obispo reaccionario, conservador y que estaba muy ligado a los gobiernos dictatoriales de la Argentina de los años 60 y 70. Los menos recalcitrantes se referían a un hombre sencillo, humilde, capaz de estar en medio de la gente, que vivía sin ostentación y que se hacía eco de las necesidades de los feligreses.
Lo cierto es que el papa Francisco, desde el inicio de su pontificado, fue ganando simpatía en el mundo católico, por su carisma y porque se trata de un Papa cercano a la gente, especialmente a los niños, jóvenes, discapacitados y ancianos que sienten que se trata de un Papa que percibe y visualiza con criterio los problemas que ocurren al interior de la estructura eclesiástica y que también asume una posición crítica y serena frente a los problemas que vive el mundo en el contexto social, político, económico, cultural y religioso. Por eso, la revista Time no ha tenido el menor reparo de señalar al papa Francisco como el personaje destacado del año.
Nueve meses de pontificado han sido suficientes para que Jorge Bergoglio —el papa Francisco— se convierta en un personaje decisivo para introducir reformas al interior de la Iglesia Católica sobre temas que inquietan a la jerarquía eclesiástica, a los cuales es sensible y solidario expresando permanentemente su preocupación a través de los medios de comunicación con que cuenta el Vaticano y que los medios profanos también se hacen eco de las palabras del Papa.
Es interesante, también, destacar su afición por el fútbol, hincha y socio del Club San Lorenzo de Almagro que este año ganó el campeonato de la Asociación de Fútbol Argentino y que recibió en audiencia a los dirigentes del club, entre ellos a Marcelo Tinelli, — el conductor de televisión—, quienes le entregaron de regalo el trofeo del torneo y una camiseta del equipo. El Papa los llamó de “locos” por haber tomado la iniciativa de mostrarles su simpatía, pues a pesar de estar físicamente tan lejos, sigue alentando a su equipo con pasión y fervor futbolístico.
El designar como el personaje del año 2013 al papa Francisco, es un tácito reconocimiento a la figura de un hombre sencillo que rompe todo esquema de protocolo, pero que además busca una Iglesia Católica renovada bajo los principios de verdad y transparencia, justicia e igualdad y el deseo de servir a los más pobres desde el carisma de San Francisco de Asís, de quien asumió el nombre de Francisco para seguir proclamando el Evangelio desde los valores humanos y cristianos.
El autor es periodista y docente universitario
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