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Llama la atención la visita del presidente Evo Morales al Papa Francisco, previsto para el 6 de septiembre próximo en el Vaticano, viaje que ha sido anunciado por el mismo Mandatario en ocasión de la Fiesta de la Virgen de Urkupiña y que fue confirmada por Monseñor Oscar Aparicio, presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana, con la aclaración que el Papa recibe en su despacho a todos los presidentes de los países que solicitan audiencia a través de sus embajadas.
El Presidente del Estado Plurinacional señaló que, a partir de escuchar al Papa en la Jornada Mundial de la Juventud realizada en Brasil, tres son los puntos de su interés en relación a su visita al Papa Francisco, el primero, aprender a servir sin miedo al pueblo, segundo, lo referido a la Teología de la Liberación y el tercero, aprender a ser cristiano y revolucionario. “El Papa me hace sentir bien como católico”, señaló Morales, después de haber participado de la misa en la playa de Copacabana en Río de Janeiro, junto a otros mandatarios latinoamericanos.
La visita al Vaticano puede ser interesante para el Presidente, de modo que se contagie de la humildad y la sencillez del Papa; de la calidez y el trato respetuoso con que el Pontífice se dirige a la feligresía; de la empatía y la capacidad de involucrarse con la gente,rompiendo incluso las normas del protocolo para lograr la cercanía de las personas que asisten a los oficios religiosos.
La decisión de visitar al Papa aparece en una coyuntura interesantepara la Iglesia Católica boliviana y para el país, siendo que el Gobierno impulsa la creación de la “Iglesia Católica Apostólica Renovada” del nuevo Estado Plurinacional de Bolivia y la ordenación episcopal del sacerdote católico Javier Ticona que pertenecía a la Diócesis Castrense de Bolivia y que fue suspendido de su ministerio sacerdotal.
Pero, al mismo tiempo, recordemos que la postura del gobierno sobre la Iglesia Católica, en los siete años de gobierno, casi siempre fue de ataque y confrontación, principalmente con el cardenal Julio Terrazas y los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana, por la posición crítica en torno al tema del narcotráfico, la corrupción, la violencia, la falta de seguridad ciudadana, la represión de campesinos, etc., que genera la molestia gubernamental y una falta de apertura para escuchar las reflexiones de la jerarquía eclesiástica que se dirige al país para orientar desde el punto de vista pastoral.
La visita al papa Francisco tiene sentido si el Presidente cambia su actitud en el trato que da a la Iglesia Católica, entendiendo que el78% de los bolivianos profesa la fe católica, apostólica y romana (Censo 2001, INE), independientemente de la colonización y la imposición de una religión que además convive con las costumbres y tradiciones de una cultura milenaria conocida como religión popular.
El encuentro de Evo Morales con el Papa Francisco podría marcar un punto de quiebre de pensar que la jerarquía eclesiástica asume el rol de oposición al proceso de cambio. Al contrario, la Iglesia Católica contribuye no solo a profundizar la fe de los bolivianos, aporta también en el desarrollo social y humano a partir de las acciones que llevan sacerdotes y religiosas, a través de diferentes obras que apuntan a paliar y solucionar los problemas que el Estado no puede atender.
Finalmente, estos preparativos del viaje al Vaticano nos ha permitido saber a los bolivianos que el Presidente del Estado Plurinacional profesa la fe católica y que “se siente bien” con ese credo religioso. Es buena noticia para los católicos bolivianos, que somos católicos, apostólicos y romanos y no de la Iglesia Renovada.
Constantino Rojas es periodista y docente universitario
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