Opinion

CACERIA DE MEDICOS Y ENFERMERAS
Justo y Cabal
Victor Hugo Maidana Alcoba
Lunes, 8 Diciembre, 2014 - 17:42

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La trágica muerte del bebé Alexander prácticamente ha destapado  una cortina  que cubre grandes debilidades de una triste realidad: Casas de acogida para los niños desvalidos en situaciones calamitosas, que son atendidas por personas en su mayoría  improvisadas y sin ningún conocimiento específico de la labor que cumplen. Hospitales de tercer nivel carentes de equipamientos adecuados y  Fiscales  del caso, asombrosamente ineficientes  para investigar los hechos y dar con los responsables de la muerte de este niño.

De repente encontrar a los autores lleve todavía un tiempo, pero las razones clínicas para saber las causas del deceso del niño,  no necesitan de tantas vueltas en su análisis y diagnóstico.

En este escenario también curiosamente están interviniendo una cantidad de oportunistas que están sacando ventajas personales con la desgracia del projimo y malos  periodistas que hacen escándalos propios de la crónica roja acosta de sufrimientos ajenos.

Sin lugar a dubitaciones este caso es muy delicado y si las investigaciones  llegan a su final como debería ser, muchos autores directos e indirectos tendrán que responder por la muerte de una víctima inocente.

Las casas de acogida para niños adolecen de muchas fallas y entre ellas, que este manejadas por personal con experiencia de trabajo pero sin conocimiento técnico , habían sabido atender a nombre del estado a los niños que tienen la desgracia de no tener una familia que los proteja.

Los hospitales claramente carecen de infraestructura y tienen  mínimas condiciones de equipamiento, ¿cómo es posible que para una población de más de dos millones de habitantes puedan funcionar  salas de terapia intensiva  con apenas  diez camas?

En este tiempo donde la biotecnología tiene fundamental importancia para curar los males de las personas, los médicos bolivianos salvan vidas con equipos rudimentarios y en medio de muchas necesidades.

Hay que conocer de cerca a los hospitales públicos para ver las condiciones en las que se encuentran, que hay mejoras, las hay. Es cierto, pero estas mejoras, son mínimas frentes a las grandes necesidades de una sociedad digna de vivir en una de las “ciudades maravilla del mundo”.

Por otra parte algunos  fiscales, parece que nunca pisaron un hospital  público con fines de trabajo, se olvidaron de las lecciones de medicina legal y  de los protocolos médicos en sus diferentes facetas de especialidades médicas.

Parece que muchos juristas que hoy se creen los grandes sabedores de todo y de nada, se hicieron dar amnesia o anzaimer muy temprano, al extremo que no hacen respetar el carácter técnico del derecho y el rigor demostrativo histórico  de la ciencia jurídica.

Fiscales y forenses,  parece que no pueden determinar las causas del fallecimiento del niño Alexander, ni siquiera con necropsia de por medio lo pueden hacer, siendo que  es lo primero que se debería establecer  para efectos investigativos, por técnica, método jurídico y por sentido común. ¿Lo saben o se hacen los que no saben?

Es lamentable, pero parece que es una mala costumbre que todo el tiempo se  tenga que apelar a institutos de investigación forense del exterior del país, como si los profesionales nacionales no tuvieran la misma capacidad intelectual que los de  otros colegas del exterior.  

Una vergüenza, dos fiscales están fuera del caso, claro  como no hay vidas de por medio ellos, se pueden equivocar ¿verdad?, se van al anonimato de donde salieron, mientras otros nombres quedan manchados y estigmatizados para siempre por culpa sus yerros y los de otros chacras (incapaces). ¿Esto es justicia o injusticia?

En el Ministerio público hay juristas  probos, que prestan servicios en esta repartición, que tiene que defender los derechos de la ciudadanía, por mandato constitucional. Sabemos que son pocos pero por fortuna los hay.

Es necesario que las investigaciones lleguen a su final, porque si se mantiene este manto de dudas pleno de imprecisiones y ambigüedades, todos quedaremos mal, autoridades emocionales, que en lugar de poner orden las cosas pidiendo celeridad en las investigaciones, se ponen a lloriquear frente a las cámaras de televisión. Médicos, enfermeras y juristas unos con razón y otros por vergüenza ajena, así de sencillo, total para muchos la justicia posiblemente deba estar postergada  para otro día.

Lamentablemente con este caso “Alexander” se ha visto una clara mala intención de buscar y encontrar culpables a como dé lugar  y sobre todo en los hospitales, persiguiendo a médicos y enfermeras, encerrándolos en las cárceles sin ninguna sentencia a solo título de prevención. Esto parecer ser una especie  singular de cacería de médicos y enfermeras.

GRACIAS, VOLVERE PRONTO PARA SEGUIR HABLANDO JUSTO Y CABAL.