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Nuevamente un escándalo enlodando al buen nombre de YPFB, manchando el de muchas personas, entre ellas a su principal ejecutivo.
En anterior ocasión otro descredito término por derrumbar a un ex presidente de esta institución, quien, hoy por hoy, purga penas en una celda de la cárcel pública.
Los negociados, la corrupción y un muerto de por medio, fueron la estocada final para un prominente político del oficialismo, que se vio envuelto en un incidente que quedo registrado en las páginas de una historia negativa.
Ahora, saltó un nuevo escandaloso caso de corrupción con contratos millonarios por propaganda estatal, hechos matizados con un sinfín de cuentos parecidos a las historias de zonas rosas.
¿Será verdad o mentira, lo que se dice? Bueno de la vida privada de las personas, sean estas débiles o poderosas poco interesa, cada quien tiene derecho a su privacidad.
Lo que llama la atención son los datos relacionados con el interés colectivo y de la gestión pública que surgen de este caso.
Los trapitos sucios que se sacan a sol, o los pancitos que salen del horno caliente, son no más harina de otro costal.
Lo que no deja de sorprender es como en algunas instituciones públicas se había sabido gastar el dinero del pueblo en propaganda institucional, para hacer saber lo que muchos sabemos sobre la importancia que tienen muchas entidades estratégicas para el desarrollo nacional, como es YPFB que no necesita de propaganda que aparezca hasta en el plato de la sopa cantando en todos los ritmos habidos y por haber, diciendo que; “YPFB, es para Todos….., incluso, para papá, mamá, tías, tíos, abuelitos y hasta para querubín, la mascota”.
El caso es público y está en las manos de los fiscales y de los jueces, quienes tendrán que averiguar la verdad y decir quiénes son los culpables o quiénes son los inocentes en este bochornoso asunto.
Hay muchas cosas que se tienen que aclarar, unas desde luego en la vía judicial y otras ante la opinión pública, no es bueno confundir lo uno con lo otro.
En esa lógica la gente tiene que tener respuestas, como ser por ejemplo, el por qué las autoridades del alto rango de YPFB, no han detectado con anticipación del escándalo, las fuertes sumas de dinero que se está gastando en propaganda.
¿Acaso no son ellas quienes firman los contratos de propaganda? ¿o es que estas responsabilidades se los dejan al portero o al ascensorista de la entidad?, con todo respeto para estos trabajadores.
Además, ¿cómo es posible que a esta altura del tiempo se vengan con cuentitos de que no había preferencias o muñeca de por medio y que los muñecudos que consiguen cuantiosos contratos, saquen cuchi cosas (cosas sucias) que antes estuvieron bien guardaditos en el cofre del silencio?
Hay temas que se tienen que aclarar ante la opinión pública, los servidores públicos tienen el deber de hablarle con verdad a la gente sobre su gestión y del manejo de la cosa pública, sin pretender aparecer mediáticamente como angelitos emocionalmente equilibraditos en los medios de comunicación.
Para que las instituciones tengan buena o mala imagen son las personas quienes se encargan de construir su retratro. Los organismos quedan, los hombres pasan, honrándolos o deshonrándolos. El auto no tiene la culpa de tener chofer chambón y en ocasiones pasajeros abusivos que le sacan provecho a lo que no les pertenece. Aquí hay una cosa clara, una vez más unos y otros privilegiados se encargan desde lo alto y lo bajo de hacer quedar mal a una gran institución del país, parece que tiene mala suerte, que de tiempo en tiempo alguien se juegue con su buen nombre, ¡Pobre YPFB.…!
GRACIAS, VOLVERE PRONTO PARA HABLAR JUSTO Y CABAL.
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