Opinion

LIMITAS
Desde el Chaco
Ubaldo Padilla Pérez
Jueves, 19 Diciembre, 2013 - 12:51

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Cada año, en septiembre, desaparecía por completo el agua de los atajados y comenzaba  para nosotros la aventura más hermosa que hayamos vivido en nuestra niñez. Todos los días hasta la primera lluvia, después de salir de nuestra escuelita rural, junto a mis primos: Antenor, Teófilo, Pato, Víctor, Santiago y algunos vecinos; corríamos en busca de nuestros caballos, para, a galope limpio, conducir al ganado hasta Limitas, en busca de agua. Limitas,  era para entonces el oasis al pie de la serranía del Aguaragüe en el Gran Chaco, donde  nuestro ganado se salvaba de morir a causa de la sequía.

Después de 25 años, volví a Limitas, llegué hasta la quebrada donde nuestro ganado saciaba su sed; busqué desesperado las pozas de agua cristalina donde nos bañábamos y pescábamos deliciosas mojarritas; busqué sin éxito los ojos de agua de donde los lugareños sacaban agua fresca y limpia que junto a las plantas de frutas silvestre de nuestra infancia habían desaparecido; el Aguaragüe ahora, ya no produce la alegría que a nosotros nos provocaba “produce” millones y millones de dólares por la explotación hidrocarburífera.

La contaminación de las aguas de ríos y quebradas, es uno de los efectos más devastadores de la industria petrolera; se produce por el impacto propio de las operaciones de exploración superficial y sísmica (apertura de brechas que favorecen a los procesos erosivos, explosiones en cadena para la sísmica, vaciado de combustibles, basuras y otros contaminantes en aguas subterráneas y superficiales) y mediante los derrames de petróleo, fluidos de perforación  y emanaciones de gas.

Además, cuando se abre la frontera petrolera hacia una nueva zona, se produce un cambio completo en el uso del espacio; las comunidades indígenas y campesinas, son desplazadas de sus territorios tradicionales, y no les queda otra que ser reducidas y rodeadas por la contaminación o marcharsea los centros poblados. 

El tendido de oleoductos y gasoductos, la construcción de refinerías, estaciones de separación y campamentos,inundan el paisaje de torres, helipuertos, pozos, etc. mientras que el constante movimiento de vehículos pesados y vuelo de helicópteros, destruye la paz en la selva.La presencia de trabajadores de las empresas petroleras en las comunidades, producen además del cambio en sus hábitos culturales y alimenticios; la introducción de enfermedades graves como la prostitución, las enfermedades venéreas  y hasta el propio VIH SIDA.

Si bien la Nueva Constitución Política del Estado aprobada en Referéndum el 25 de Enero de 2009 en su artículo 347 parágrafo I “Declara la responsabilidad por los daños ambientales históricos y la imprescriptibilidad de los delitos ambientales”y concordante con el CONVENIO 169 y la DECLARACIÓN DE LAS NACIONES UNIDAS SOBRE LOS DERECHOS DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS, incorpora como preceptos constitucionales fundamentales, el derecho de todas las personas avivir en un medio ambiente saludable, protegido y equilibrado; el derecho a la consulta y garantiza que el Estado debe promover y garantizar el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales y la conservación del medio ambiente; por lo que es necesario preguntarse ¿es posible conciliar  los intereses de la "economía nacional" y el respeto al ambiente?; ¿Qué deben hacer el Estado, el sistema educativo y las universidades? ¿Qué debemos hacer los ciudadanos?; pues, si bien es casi imposible que Limitas vuelva a ser lo que era en los tiempos de mi infancia, por lo menos debemos evitar que otras Limitas corran la misma suerte.