Opinion

JUBILARSE
Desde el Chaco
Ubaldo Padilla Pérez
Jueves, 5 Diciembre, 2013 - 19:52

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Despertó sobresaltado a las 5 de la mañana; era el primer día en que el pito de la empresa sonaba para todos, menos para él. Sin hacer ruido se sentó en la cama, quiso imaginar que todo era mentira; que todo era solo un sueño; pero el aire fresco que acababa de entrar por la ventana le recordó todo lo contrario: Que jamás volvería al trabajo como antes, que ya no recibiría órdenes, memorándums ni ascensos. Entonces se desesperó y para no causar sospecha,se recostó nuevamente, cerró los ojos como tratando de borrar el presente; como tratando de dormir un sueño que él no necesitaba.

Ahora, los recuerdos le volvían al galope hasta los años de mozo; obligado por la circunstancia pensó, que a pesar de haber llegado el día que tanto añoraba, no era feliz; porque se dio cuenta que la felicidad no llegaría con los miles de dólares de su jubilación ni con el hacer nada de todos los días que se le venía. Se dio cuenta también que no estaba preparado para ese día.

Antes,ni se había conmovido con la partida de casa de sus hijos a quieres dio todo, menos el amor que dejaba en los interminables turnos en el campamento petrolero. Ese corazón  a prueba de emociones que antes jamás se había manifestado ante las adversidades de la vida, ahora se encogía hasta el punto de soltar una lágrima, que brotando del ojo izquierdo recorrió zigzagueante por su arrugada mejilla, hasta perderse por debajo del pijama. Esa lágrima le provocó un sollozo tan fuerte que despertó a su esposa; en ese momento se dio cuenta que todo era cierto pero que por fortuna no estaba solo, se dio cuenta que aún podía contar con el amor, la compañía y la fortaleza de esa mujer a la que el mismo había considerado débil. No aguató más, echó a llorar como un niño, mientras se protegía en los brazos de ella.

Mientras lloraba sin decir palabras, se prometió aceptar la vida como venga y dedicar los años que le quedan, a su esposa a quien junto a sus hijos había dejado abandonados en casa, desde el primer día que salió hacia el campamento petrolero.

Camiri, 4 de Diciembre de 2013