Opinion

IÑIGUASU: LA JOYA ALTIPLÁNICA CHAQUEÑA
Desde el Chaco
Ubaldo Padilla Pérez
Lunes, 17 Octubre, 2016 - 11:11

Valorar: 
Average: 2 (1 vote)

Unas 2 horas de viaje en vehículo motorizado, cuesta subir desde los 630 metros sobre el nivel del mar (msnm) de Yacuiba a los 1.070 msnm de Iñiguasu, aunque entre ambas poblaciones no haya más de 70 kilómetros de distancia y la ruta esté en más de la mitad de su extensión asfaltada; es el agüaragüe la explicación para la lenta marcha.

Iñiguasu, está ubicada al oeste de Yacuiba, provincia Gran Chaco, municipio de Caraparí en el Departamento de Tarija, cerca al mega campo gasífero San Alberto. Su nombre guaraní, hace honor a lo que en realidad es, un Campo Grande y húmedo, desprovisto de árboles y bañado por Ríos y Riachuelos que lo convierten en un lugar de paz y de contacto con la naturaleza y la cultura chaqueña.

El campo es tan inmenso que en épocas de lluvia, cuando  vacas y caballos de los puestos ganaderos e incluso animales silvestres salen a pastar a sus orillas, a lejos apenas se los divisa, o uno piensa que son cabras, ovejas o cerdos por su pequeñez a la distancia.

Iñiguasu es un reservorio de tranquilidad y de expresiones de la chaqueñidad que aún se conservan; montar a caballo para pasear o para hacer carreras es lo cotidiano; amanecer en el corral para ordeñar las vacas, tomar su leche fresca o hacer queso criollo con ella, es de todos los días; cocinar con carnes de animales criollos desde una sopita de gallina hasta un chancho o una oveja a la cruz o al horno de barro, no tiene inconveniente; ver a los vaqueros arriando el ganado o trenzando sus propios lazos para las pialadas es lo normal; compartir con las aves silvestres el fruto de los cítricos, duraznos, manzanas, higos y otras delicias de las huertas, o pescar mojarritas en las pozas de los Riachuelos es un espectáculo, ….en fin; a estas costumbres se suman las habilidades de los lugareños para cantar, bailar, tocar un instrumento o hacer reír a la gente con la chispa de los mejores humoristas del mundo. Así como es y agregándole algo más de infraestructura y promoción, Iñiguasu podría ser un lugar de visita permanente de turistas de la región, del interior del país e incluso del extranjero que pondría en valor lo que los lugareños hacen de manera sacrificada y cotidiana y permitiría además de la transmisión a propios y extraños de las costumbres que por el modernismo y la globalización corren el riesgo de desaparecer del mapa, mejorar la calidad de vida de las familias que allí viven.

Hasta ahora, el Gobierno Municipal y la Gobernación Regional de Caraparí, han hecho algunas inversiones importantes; construyeron unas cabañas para alojar a ocasionales visitantes, están en plena construcción del asfaltado del tramo de la carretera que falta; han tendido la línea que les provee de energía eléctrica y han construido el sistema de agua potable; son obras necesarias pero no suficientes para desarrollar la actividad turística; pues como sabemos, para desarrollar el turístico, necesariamente deben participar las instituciones públicas y la empresa privada con acciones concretas.

En ese sentido, siendo el municipio de Caraparí el más interesado en gestionar el destino turístico Iñiguasu, tendría que iniciar tendiendo redes hacia los gobiernos nacional, departamental y municipal de los municipios cercanos; para luego trabajar un plan que contemple actividades, recursos, plazos, responsabilidades y resultados. En esa lógica se deberá identificar y luego estudiar a los clientes potenciales, para saber de dónde vendrían, como vendrían, que quisieran encontrar, su capacidad de gasto y otros aspectos que le permitirá luego a los ejecutores del plan realizar la promoción que básicamente consistiría en posicionar la imagen del destino, sentando presencia en los medios a través de una red multimedia e incentivando a los operadores para que oferten en sus catálogos, a Iñiguasu, la joya altiplánica chaqueña, como destino turístico. Hace 3 semanas visité por primera vez Iñiguasu, me dejó tan impresionado y satisfecho que para volver, ganas no me faltan. 

Ubaldo Padilla Pérez