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Una vez publicado el artículo “TENER LO SUFICIENTE”, varios amigos y amigas me escribieron y hasta me llamaron para saludar la iniciativa de reconocer aunque sea de esta insignificante manera el trabajo de la Hermana Grazia Cherri, a favor de miles de niños y niñas sin hogar y sin padres; pero Raúl Narváez vino a buscarme para contarme detalles de la actividad que diariamente desde hace más de 30 años realiza esta religiosa.
“Ella es mamá, papá, psicóloga, enfermera, profesora, guía, instructora, cocinera; amorosa pero rígida con las normas de conducta”, dice Raúl, quién estudia una carrera en la Universidad ycomo tal, cada fin de semana llega hasta el hogar “Niño Jesús” para ayudar con las tareas escolares de los más de 50 niños y niñas, quienes según él, están acostumbrados a una rutina que les enseña a valorar lo poco que tienen; “son niños y niñas que tienen un cariño guardado y mucha necesidad de afecto a la vez, al margen de las necesidades materiales; es esa necesidad la que los une y los hace solidarios entre ellos”, comenta Raúl quien asegura que visitar el hogar le conmueve y le sirve como terapia.
Pero esta labor de caridad cristiana, impulsada por personas extraordinarias que se preocupan por las desgracias del prójimo, para que sea sostenible debería ser una política de Estado implementada desde los Gobiernos Municipales con financiamiento de los gobiernos Nacional y Departamental, pero con modificaciones de fondo que a continuación explico:
Si bien los hogares para menores creados y gestionados por instituciones como la Iglesia Católica son un paliativo al problema de abandono que sufren cientos de niños y niñas, por parte de padres irresponsables; (lo ideal pienso yo) es que estos menores en situación de abandono, sean insertados en hogares constituidos, que tengan pocos o ningún hijo a quienes el Estado debería preparar y apoyar para que se hagan cargo de la vida de éstos menores.
Esa política estatal tendría que contemplar el financiamiento para la construcción de viviendas, un salario mínimo y recursos suficientes para alimentación y vestimenta destinados a las parejas de esposos que voluntariamente se acojan a un programa que impulse el Gobierno Central a través del ministerio que corresponda y lo ejecuten y supervisen los Gobiernos Municipales, por ser los que más cerca del problema se encuentran.
Estoy seguro que la vida de los niños y niñas en situación de abandono, sería más óptima en un hogar constituido por un papá, una mamá, unos hermanos, tías, tíos y demás miembros de la familia; pues en esas condiciones los niños y niñas tendrían además de las atenciones materiales básicas que necesitan para desarrollarse físicamente, la imagen familiar necesaria para su desarrollo espiritual.
Estoy seguro también que una acción Estatal en este sentido, no solo salvaría a estos niños y niñas del abandono; sino que también incidiría en la disminución de los índices de delincuencia y por lógica consecuencia elevaría los índices de Seguridad Ciudadana que algunos creen que es solo cuestión de policías,elicopteros, cámaras de seguridad, vehículos, armas y presupuesto para perseguir y reprimir a los delincuentes; que dicho sea de paso, la mayoría son tales, porque en su temprana edad fueron abandonados por sus padres, el Estado y la sociedad.
Si no me cree, haga una investigación al respecto en los centros penitenciales y se encontrará con esa triste realidad y le dará la razón a quien muy sabiamente escribió “Educad a los niños, para no tener que castigar a los hombres”.
Camiri, 13 de marzo de 2014
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