Opinion

CRONICA DE UN ENGAÑO
Desde el Chaco
Ubaldo Padilla Pérez
Lunes, 28 Julio, 2014 - 17:56

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El General llegó hasta la plaza donde el pueblo congregado lo esperaba entusiasmado. Para entonces, ya habían pasado 40 años desde que se perforó el primer pozo petrolero; ya eran muchos los millones de barriles de petróleo que se habían extraído de sus entrañas y que se vendían para pagar los sueldos de maestros, militares, ministros, médicos, senadores, diputados y toda la administración pública. Pero el pueblo no tenía agua potable ni energía eléctrica; sus calles  de tierra eran regadas con crudo para evitar el polvo; sus escuelas parecían cualquier cosa menos escuelas y el hospital solo era privilegio de los que trabajaban en la empresa.

El General llegó hasta la plaza; el pueblo enardecido le pidió que en retribución por la riqueza extraída, les construyan por lo menos lo básico; el General tomó la palabra, dio la razón al pueblo y prometió de inmediato reparar tamaña injusticia. Una semana después desde las alturas, dictó el Decreto Ley Nº 07675 de 22 de junio de 1966, que dice: CONSIDERANDO.- Que, es deber de la Junta Militar de Gobierno tributar su reconocimiento y homenaje a los centros productores y de trabajo del país. Que, Camiri constituye el principal centro de producción de petróleo en Bolivia, habiendo hecho posible el autoabastecimiento de dicho carburante; en Consejo de Ministros: DECRETA.- Artículo 1º.- Declárase a la ciudad de Camiri, de la provincia Cordillera, del Departamento de Santa Cruz como la “CIUDAD PETROLERA DE BOLIVIA”, autorizándole la inserción de esta leyenda en la documentación oficial que se expida en esa localidad, ……etc. etc. etc. Firmado Gral. Alfredo Ovando Candia y 7 ministros.

A partir de esa fecha en todos los papeles oficiales de las instituciones del pueblo, se insertó la leyenda; pero el agua potable, la energía eléctrica, el alcantarillado, el pavimento en las calles, las escuelas y hospitales no llegaron nunca; para darse agua por tubería, el pueblo tuvo que organizarse y dar nacimiento a su Cooperativa de Agua y Alcantarillado (COOPAGAL Ltda.); para tener un poco de energía eléctrica hizo lo propio y nació la Cooperativa de Servicios Eléctricos (COSELCA Ltda.) y para los teléfonos crearon la Cooperativa de Teléfonos Automáticos (COTECA Ltda.). Los clubes de servicio como Rotary y Leones construyeron escuelas y la Iglesia Católica colaboró con la salud.

Para enlosetar las calles, el pueblo creó el Comité Pro-enlosetado; para financiarlo, durante 10 años pagó  un sobreprecio a los carburantes y para tener una carretera asfaltada que lo comunique por el norte con Santa Cruz de la Sierra y por el sur con Yacuiba, luchó durante 20 años ejecutando marchas, bloqueos y huelgas de hambre. 

Esta debe ser historia común de muchos pueblos, cuyas riquezas naturales fueron causa para su pobreza, sumada a su dependencia de los centros de poder y su escasa educación que no les permitía entender que detrás de las palabras y los documentos (como el D.L. 7675) se escondía el engaño.