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Un grupo de hombres armados ha sembrado este viernes el terror en la mezquita de Al Rauda, en una localidad del norte del Sinaí, cuando los fieles salían del rezo de mediodía. Al menos 120 personas han fallecido y otras 80 personas han resultado heridas, según la agencia de noticias estatal Mena.
Según las primeras imágenes obtenidas por el diario estatal Al Ahram, los militantes han colocado una bomba a las puertas de la mezquita, que ha sido detonada tras finalizar la concurrida oración del viernes. Segundos después del estallido, los asaltantes han comenzado a abrir fuego a la multitud que trataba de abandonar el lugar.
El atentado se ha producido en la localidad de Bir al Abed, al oeste de la ciudad de Al Arish, la capital del norte del Sinaí. Se ha decretado el estado de emergencia en los hospitales cercanos, hasta donde se han desplazado decenas de ambulancias con las víctimas del ataque. El presidente egipcio, el ex jefe del ejército Abdelfatah al Sisi, ha convocado una reunión de urgencia para abordar la situación.
La presidencia egipcia ha declarado tres días de luto por las víctimas del atentado. Tras el ataque con artefactos explosivos y armas automáticas, los habitantes de la villa han usado sus vehículos para trasladar a los heridos y se han desplazado a los centros médicos para donar sangre.
"Willayat Sinai", la sucursal egipcia del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés), mantiene sus ataques en el norte del Sinaí a pesar del despliegue militar en la zona, en aumento desde el golpe de Estado que en 2013 desalojó del poder a los Hermanos Musulmanes. Desde el inicio de la campaña militar, miles de viviendas han sido reducidas a escombros para crear una "zona colchón" en el enclave fronterizo de Rafah mientras los servicios de luz, agua o telefonía y cientos de negocios languidecían y se extendía la represión gubernamental.
La propaganda yihadista ha divulgado sin pausa perturbadores fogonazos de los controles establecidos para cazar a los "colaboracionistas"; sus desfiles militares a plena luz del día; los campos de entrenamiento de sus huestes; la graduación de una promoción de francotiradores; las brutales ejecuciones de presuntos espías; el asesinato de un sacerdote copto o el ataque al aeropuerto internacional de Al Arish, la capital del norte del Sinaí, durante la visita de los ministros de Defensa e Interior. El pasado 14 de noviembre el grupo difundió la imagen del cadáver de uno de los oficiales del ejército egipcio asesinados en una emboscada cinco días antes en la península.
El pasado febrero cientos de familias cristianas de Al Arish huyeron de la villa en dirección a Ismailia, en el canal de Suez, después del asesinato de siete feligreses a manos de los yihadistas. El régimen ha declarado la provincia del norte del Sinaí zona de exclusión militar; ha decretado un amplio toque de queda e impuesto un denso apagón informativo. El resto del país se halla en un estado de Emergencia prorrogado tras los atentados contra la minoría cristiana de la pasada primavera.
TOMADO DE EL MUNDO
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