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Las horas pasan y la paridad no se quiebra. La Cámara de Diputados continúa debatiendo el proyecto de legalización del aborto , en un escenario cargado de incertidumbre, en el que solo uno o dos votos separan el rechazo a la reforma del apoyo a la iniciativa.
Con apenas un diputado que se mantiene como indeciso, el resultado de los conteos previos depende del sector que haga el cálculo. El relevamiento de La Nación indica que hay 128 a favor, 126 en contra y una abstención. Los nombres varían.
La definición sigue en manos de los indecisos. La orientación de esos diputados es la gran incógnita de la sesión. En ese grupo, de contornos difusos, figuraba Inés Lotto (FPV-Formosa), que se acaba de definir en contra del proyecto, y Javier David (Argentina Federal-Salta), que se mantiene aún en ese lugar.
En simultáneo, algunos diputados habían fijado su postura a favor o en contra y están revisando su posición. Los referentes de uno y otro sector pasan más tiempo fuera del recinto que adentro. Las gestiones no se detienen.
También hay acusaciones solapadas. Diputados del oficialismo que respaldan el proyecto atribuyeron al presidente del bloque de Pro, Nicolás Massot, haberse pasado de la raya en las gestiones para conseguir votos en contra. Él negó las acusaciones. Los contratos en la Cámara baja no los maneja él, sino el presidente de la Cámara baja, Emilio Monzó.
Por su parte, Monzó llegó al recinto a la mañana acompañado por un crucifijo que ubicó en su escritorio y del que se hicieron eco las redes sociales al pensar que, si él tuviese que desempatar la votación, votaría en contra del proyecto. Horas después, el representante de Cambiemos sumó un fibrón verde y otro celeste a la mesa, en alusión las dos posturas que se dan en el debate. Se interpretó que lo hizo para dejar en claro que su eventual voto no estaba definido.
La discusión se abrió con el discurso de Daniel Lipovetzky (Pro), presidente de la Comisión de Legislación General y uno de los promotores de la legalización. "No se trata de salvar las dos vidas: se trata de salvar miles de vidas", arrancó. El ala derecha del recinto, ocupada en su mayoría por el kirchnerismo, estaba cubierta de los pañuelos verdes de la Campaña por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
A los informes de los presidentes de las comisiones le siguió un discurso fuerte de Brenda Austin (UCR), a favor de la legalización. "La evidencia muestra con claridad que la criminalización fracasó. No evita que las mujeres aborten y por el contrario agrava el problema. Hoy votamos legislar sobre la realidad que tenemos, sacando el tema de debajo de la alfombra", afirmó, con el pañuelo verde en su cuello. Para cerrar, les preguntó a los que votan en contra: "¿Existe evidencia que los haga cambiar de opinión? ¿Qué dato les haría cuestionar sus creencias? Si no hay ninguno, acepten que están parados sobre una convicción religiosa y no sobre los principios que deben guiar una política pública".
La tensión alcanzó su pico cuando respondió Massot. "Con este proyecto no venimos a debatir la despenalización. Es una legalización irrestricta. Si el argumento es que el aborto ocurre igual más allá de lo que digan las leyes, deroguemos el Código Penal y cerremos el Congreso y el último que apague la luz", dijo.
Después se cruzó con tres diputados de La Cámpora, que le gritaron fuera de micrófono. "Dicen que es una cuestión de juventud. Pero yo también soy de la juventud, de una juventud que cree en las leyes y en la política para cambiar la realidad, Pietragalla [Horacio]. Si las leyes reflejan lo que ya ocurre es un fracaso de la política". Los detractores de la reforma lo aplaudieron a rabiar. "¿Vos dónde estás parado hoy, Juan [Cabandié]? Nunca en democracia nos animamos a tanto. Ni en democracia ni de otra manera. Tampoco en ese momento, Mayra [Mendoza]", arremetió. Ella le había gritado: "Sos la dictadura, Massot". Sobre el final concedió que votando en contra del proyecto "no se salvan las dos vidas", pero sostuvo que "se obliga al Estado a hacer lo posible por salvarlas".
Otro punto alto de la sesión fue cuando el diputado Andrés Larroque leyó en el recinto la postura a favor de Julio De Vido, suspendido y preso en Marcos Paz. "Algunos hablan respecto a la salud pública, otros hablan de la recuperación de derechos de la mujer a disponer de su cuerpo y voluntad de ser madre", pero "más allá de nuestras convicciones morales o religiosas, ninguno de nosotros tiene derecho en términos republicanos a opinar sobre la libertad de otro respecto a su cuerpo", dijo, leyendo el documento preparado por De Vido.
Más tarde habló José Luis Gioja, uno de los nueve diputados del FPV que votan en contra del proyecto. "Esta ley la veo contradictoria. En un artículo dice una cosa y en otro otra. El que está concebido para nacer tiene que nacer. No he visto en la naturaleza ningún ser que quiera que su hijo se muera en el vientre o afuera", manifestó.
Otro que fue en contra de la mayoría de su bloque fue Fernando Iglesias (Pro-Capital). "Somos Cambiemos. Vinimos a cambiar el país, no a consagra el statu quo hecho de abuso, de discriminación sexista, social y de desigualdad", lanzó.
TOMADO DE LA NACION
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