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UNICEF presentó la Acción Humanitaria para la Infancia 2014, un llamamiento de 2.200 millones de dólares para poder proporcionar asistencia humanitaria esencial a 85 millones de personas –entre ellos 59 millones de niños– que sufren las consecuencias de conflictos, desastres naturales y otras situaciones complejas de emergencia en 50 países en este año.
“Acabo de regresar de Sudán del Sur, del último conflicto a gran escala que afecta las vidas de millones de niños inocentes. Más de 400.000 niños y sus familias han quedado desplazados a causa del conflicto, y alrededor de 3,2 millones de personas necesitan asistencia humanitaria. La temporada de lluvias se acerca y es preciso tener suministros preparados y reforzar los servicios esenciales: si queremos evitar una catástrofe, necesitamos fondos urgentes”, dijo Ted Chaiban, Director de Programas de Emergencia de UNICEF.
“Los niños de Sudán del Sur se unen a otros millones de niños afectados por los conflictos en la República Centroafricana y Siria. Pero aunque los titulares de hoy se centran en estas crisis complejas y con escasa financiación, otras muchas situaciones desesperadas requieren también fondos inmediatos y asistencia humanitaria urgente. Estas situaciones incluyen Afganistán, Colombia, Myanmar, la República Democrática del Congo, Somalia, Yemen y otros países que se reflejan en el llamamiento de UNICEF”, dijo Chaiban.
Acción Humanitaria para la Infancia 2014 destaca los problemas que enfrentan los niños en las crisis humanitarias, el apoyo necesario para ayudarles a sobrevivir y a desarrollarse, y los resultados que se pueden lograr incluso en las circunstancias más difíciles. Para Siria y la subregión, UNICEF realiza un llamamiento de 835 millones de dólares para poder prestar asistencia en cuestiones vitales como inmunización, agua y saneamiento, educación y protección, así como para apoyar la cohesión social y la capacidad de mantenimiento de la paz necesaria para fomentar un futuro más sostenible.
“Los niños son siempre el grupo más vulnerable en las situaciones de emergencia, y hacen frente a unos riesgos elevados derivados de la violencia, la explotación, la enfermedad y el abandono”, dijo Chaiban. “Pero cuando disponemos de apoyo, podemos cambiar las vidas de los niños hacia mejor. Con sus aliados, UNICEF trabaja para abordar una amplia gama de situaciones humanitarias que incluyen la desnutrición en el Sahel; la falta de agua potable y de saneamiento adecuado en Yemen; el cólera en Haití; los ataques cada vez más frecuentes contra los niños en el Afganistán; y la sequía en Angola”.
Los fondos que se consigan mediante este llamamiento ayudarán también a UNICEF en su labor con los aliados para fortalecer la capacidad que tienen las comunidades de hacer frente a los problemas derivados de conflictos o desastres naturales futuros, a través de un fortalecimiento de los sistemas de preparación nacionales y el fomento de la capacidad de superación y resistencia (resiliencia) entre los niños y las comunidades.
Las contribuciones al llamamiento de 2014 de UNICEF permitirán a la organización reforzar su labor de 2013, cuando se lograron, entre otros, los siguientes resultados:
• 24,5 millones de niños fueron vacunados contra el sarampión;
• Cerca de 20 millones de personas con acceso a agua para beber, cocinar y aseo personal;
• 2,7 millones de niños con acceso a una educación de mejor calidad, tanto oficial como no oficial;
• 1,9 millones de niños recibieron tratamiento para la desnutrición aguda grave; y
• 935.000 niños recibieron apoyo psicosocial.
Sin embargo, las lagunas en la financiación en algunos países –como Angola, Eritrea, Lesotho y Madagascar– así como el acceso humanitario inadecuado, la inseguridad y un problemático entorno para la operativa, han provocado que muchas necesidades no se hayan podido cubrir. UNICEF busca especialmente recursos que no estén asignados a programas o situaciones de emergencia específicos. Esto permite a la organización responder en situaciones de emergencia en las que no hay fondos suficientes o allí donde las necesidades sean mayores; aplicar soluciones innovadoras a situaciones complejas; e integrar los programas de recuperación temprana en las situaciones de emergencia de gran escala, muchas de las cuales afectan simultáneamente a varios países.
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