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Según el Balance Preliminar de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en 2014 el crecimiento regional estará encabezado por Panamá, con 7%, seguido por Bolivia (5,5%), Perú (5,5%), Nicaragua (5%), República Dominicana (5%), Colombia, Haití, Ecuador y Paraguay (los cuatro con 4,5%). Se proyecta que Argentina y Brasil crezcan 2,6%, Chile y Costa Rica 4%, Guatemala, México y Uruguay 3,5% y Venezuela 1%.
El Caribe, en tanto, mostrará una recuperación el próximo año con 2,1%, luego de anotar un crecimiento de solo 1,3% en 2013.
En su reporte anual Balance Preliminar de las Economías de América Latina y el Caribe 2013, la CEPAL señala que un menor dinamismo de la demanda externa, una mayor volatilidad financiera internacional y una caída en el consumo fueron los factores que incidieron en un desempeño económico más modesto de los países en 2013, lo que hizo caer la estimación de 3,0% prevista por el organismo en julio pasado.
Para el próximo año se espera que un entorno externo moderadamente más favorable contribuya a aumentar la demanda externa y, por lo tanto, las exportaciones de la región. Asimismo, el consumo privado continuará expandiéndose, aunque a tasas inferiores que en períodos anteriores, mientras que se mantiene el desafío de aumentar la inversión en la región.
“El escenario de la economía mundial en 2014 le plantea a América Latina y el Caribe oportunidades y amenazas”, señaló Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, al presentar el informe.
“Entre las oportunidades vemos un aumento en el comercio internacional y la posibilidad de aprovechar las depreciaciones cambiarias que se están dando para asegurar cambios sostenidos de los precios relativos. Esto, junto con la implementación de políticas industriales que apoyen el crecimiento, impulsen la integración regional y atiendan a la pequeña y mediana empresa, podría contribuir a tener mayores inversiones en la diversificación de la producción del sector transable y a reducir la heterogeneidad estructural existente en la región”, recalcó Bárcena.
Entre las amenazas que la región deberá enfrentar se encuentran una persistente volatilidad en la economía global y un mayor costo del financiamiento externo, así como un menor aporte del consumo al crecimiento del producto interno bruto (PIB) y un deterioro de la cuenta corriente regional.
De acuerdo con el informe, el desafío principal para los gobiernos de América Latina y el Caribe es fomentar pactos sociales para la inversión que estimulen la productividad e impulsen un crecimiento con igualdad. Estos pactos sociales deben tener un marco institucional que entregue certeza y reglas claras, políticas de corto plazo que otorguen estabilidad nominal y real, y políticas de largo plazo que incentiven una inversión más diversificada en los sectores transables.
Balance de 2013
Según la CEPAL, en 2013 el consumo redujo su contribución al crecimiento regional debido a una desaceleración de la masa salarial y del crédito. El aporte levemente mayor de la inversión y el menor impacto negativo de las exportaciones netas no pudieron compensar el menor dinamismo del consumo.
Este año la expansión regional estuvo liderada por Paraguay (13%), seguido por Panamá (7,5%), Bolivia (6,4%), Perú (5,2%), Nicaragua (4,6%), Uruguay (4,5%), Argentina (4,5%) y Chile (4,2%).
En materia laboral, la tasa de desempleo se mantuvo prácticamente estable al pasar de 6,4% en 2012 a 6,3% en 2013, caída causada por una reducción en la tasa global de participación. La inflación, en tanto, se mantuvo en niveles menores a 5% en la mayor parte de países de la región.
Un deterioro generalizado de los términos de intercambio –propiciado por la continuación de la caída en el precio de los productos básicos- incidió en que el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos pasara de 1,8% en 2012 a 2,5% del PIB en 2013, principalmente como resultado de un aumento mayor de las importaciones frente a las exportaciones de bienes.
Ante un panorama de menor inflación, de desaceleración del crecimiento económico y de inestabilidad financiera, numerosos países aplicaron políticas moderadamente contracíclicas dirigidas a sostener la demanda interna y a enfrentar la volatilidad financiera internacional. Algunos redujeron sus tasas de interés de referencia (excepto Brasil) y otros favorecieron un crecimiento estable de los agregados monetarios, es decir, del dinero total en circulación dentro de la economía.
Además la inestabilidad financiera favoreció una menor acumulación de reservas internacionales y algunos países implementaron medidas macroprudenciales para evitar mayores fluctuaciones cambiarias.
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