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Ahora que el fútbol boliviano está de moda, con dos equipos, Bolívar y The Strongest, clasificados para los octavos de Libertadores, es buen momento para que Manuel Alfaro nos cuente su experiencia, frustrada hace unas semanas, en el Jorge Wilstermann de Cochabamba.
Alfaro se fue a aquel país junto a su preparador físico, David Dóniga Lara, en enero, y hace unas semanas le destituyeron por unos malos resultados. "En general, la experiencia ha sido muy positiva. El fútbol boliviano tiene un buen nivel técnico. Equivaldría a una Segunda división de España, al menos en sus clubes más poderosos. Sí les falta algunas otras cosas. Tácticamente, no tienen mucho nivel, se entrenan sin pelota, no riegan los campos, y eso les produce un fútbol muy cómodo".
El cuerpo técnico español intentó implantar en Cochabamba un método que estaba empezando a dar sus frutos: "Era una buena oportunidad para ellos de hacerse más profesionales, con una metodología española, que incluía el fútbol base, pero no nos dejaron. Había directivos que querían que nos quedásemos, pero otros miembros del club tenían más fuerza". Curiosamente, según pudo saber MARCA, fue un jugador, y español, Gerardo Berodia, con mucho poder en el equipo, el que apostó por su llegada y seguramente el detonante también de su destitución.
Las anécdotas han sido múltiples en estos meses, por ejemplo, las amenazas de muerte sufridas por Alfaro poco antes de marcharse: "El domingo será tu último partido, porque te mandaré en cajón a tu país", fue el mensaje que el entrenador recibió en su móvil. Días más tarde, después de perder un último partido tras el que tuvieron que salir escoltados del estadio, despidieron a Alfaro y su gente.
Pero más allá de esta anécdota, si se puede llamar así, la experiencia ha sido fantástica: "Ha sido positiva. La altura, por ejemplo, no nos ha perjudicado. Creemos que, entrenándola, es un obstáculo salvable, En muchos partidos teníamos un 80 por ciento de la posesión, pero perdíamos por fallos increíbles. La gente estaba con nosotros y nos animaba por la calle". Alfaro y David ya están en Madrid, pero parte de su trabajo se quedó allí, en Cochabamba.
(Tomado de Marca)
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