- 961 lecturas
En un par de minutos Ecuador transformó el mal debut de la Selección en las Eliminatorias en una histórica derrota. Llevaba 40 partidos Argentina sin caer en el Monumental, tras ese mítico 5-0 ante Colombia. Y otra vez los de amarillo y azul, esta vez sin tanto brillo pero con la idea bien clara y dos golpes de nocaut en el final de un partido que siempre le resultó adverso al equipo de Gerardo Martino lo hicieron caer. Frickson Erazo, a diez minutos del final y tras un doble toque en un córner, y Felipe Caicedo, dos minutos más tarde, tras un gran desborde por derecha, pusieron el 2-0 ante Ecuador y dejaron al desnudo a un equipo que no tuvo funcionamiento y extrañó mucho a Lionel Messi.
Argentina nunca encontró la fórmula para jugar el partido. Porque apenas algunas pinceladas de Javier Pastore sirvieron para unir líneas en el arranque del partido, o un par de arranques de Di María, que empezó para ser figura y se fue desinflando con el correr de los minutos.
Y poquito más. Los laterales estuvieron desconectados. Facundo Roncaglia no pudo nunca en el mano a mano con Jefferson Montero y Emmanuel Mas, flojo en la marca, no se soltó como lo suele hacer en San Lorenzo. Angel Correa, que podía darle el necesario cambio ritmo, rotó por todo el frente de ataque sin rumbo claro y así el equipo no lograba hilvanar una jugada limpia de ataque.
En el primer tiempo, un tirito de Di María en el inicio, una buena atajada Alexander Domínguez, que primero dio un rebote ingenuo ante el remate de Correa pero de inmediato se reivindicó con una gran atajada a Agüero. Y un córner de Fideo que se fue cerrando y casi mete Walter Ayoví en contra.
A Ecuador le alcanzaba con ser ordenado en el fondo y salir lanzado por los costados. Así generó un par de chances claras que desperdició dentro del área Miler Bolaños.
Iban 38 minutos cuando los hinchas -medio para sacarse el frío y medio por la floja actuación del equipo- arrancaron con el "Movete, Argentina movete". Todo un símbolo.
Carlitos Tevez ilusionó al público pero entró en el andar monocorde del equipo. Martino le insistía al delantero de Boca que jugara como centrodelantero pero el Apache deambulaba por izquierda y con poca participación.
El segundo tiempo fue una extensión del primero. Y encima con el reloj como nuevo enemigo en un escenario de pocas luces. Quedaba claro: si Argentina se quedaba con los tres puntos sería por alguna acción individual que rompiera el molde y no por su andamiaje colectivo, como pretende el Tata.
Fue Mascherano el que agarró la lanza, rompió líneas en el medio y casi mete el primero llegando en el punto del penal.
Sin Messi, Argentina necesitaba de todos. Y ahí estuvo el problema. Quedó desnudo, con la necesidad de generar situaciones y sin saber cómo hacerlo. Martino probó con Lavezzi (en lugar de Pastore), puso a Di María de enlace, cambió de punta a Correa... Pero no hubo caso.
Y encima sobre el final lo que era un mal empate se convirtió en una preocupante derrota. El debut por Eliminatorias deja muchas preguntas para lo que viene. Y una sola certeza: sin Messi nada es igual.
- 961 lecturas