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Hace 15 años, en el verano de 2002, Pilar, Lola y Lucía Muñoz, las hijas del guitarrista 'El Tomate', asistían impávidas al fenómeno de Las Ketchup. Su famoso 'Aserejé', compuesta por Queco, se bailó hasta en Japón. Lograron vender siete millones de copias en todo el mundo y las tres hermanas cordobesas se convirtieron en unas de las artistas más globales de nuestro panorama musical. Ahora, hablamos con ellas para recordar su hito, porque no están desaparecidas: siguen viviendo de la música y acaban de cantar en Noruega.
PREGUNTA.- ¿Cómo recuerdan lo que les pasó en el verano de 2002?
PILAR (PI).- Como un aprendizaje bestial. Algo que nos sacó de la rutina. Viajamos por los cinco continentes en un breve espacio de tiempo. Fue algo muy positivo e intenso; algo que llegó de la noche a la mañana. Recuerdo que no habíamos terminado de grabar el disco y la canción ya sonaba en la radio.
LOLA (L).- Estábamos fuera de casa todo el tiempo. No volvíamos casi nunca y no teníamos apenas un momento para respirar. Y, cuando regresábamos, todos iban detrás.
LUCÍA (LU).- Para mí fue algo inesperado. De no parar, de mucho cansancio, pero también de cosas nuevas y de conocer lugares que nunca pensé que iba a visitar...
P.- ¿Llegaron en algún momento a dejar de tener los pies en el suelo?
PI.- No, porque sabíamos que la vida es como un juego... Nuestra esencia no fue perjudicada.
L.- Ésta fue una de las cosas que no cambió. Fuimos nosotras mismas... ¡y lo seguimos siendo! Tenemos las mismas amigas de toda la vida. Hay gente que nos trató diferente, pero los que te quieren saben que somos igual. ¡Menos mal!
LU.- Para nada, porque lo hemos escuchado siempre: todo lo que sube, baja. Lo tuvimos muy presente siempre. Hoy estás aquí y mañana, allí...
P.- ¿Estaban preparadas para un éxito tan fulgurante?
PI.- Cuando en la vida sucede algo, tú ya estás preparado. Dios no te da nada que no puedas soportar. Pero es cierto que fue algo que te cortaba la respiración. Fue una sorpresa que no nos podíamos creer, pero como he dicho siempre fuimos las mismas.
L.- Ahora que lo pienso, me doy cuenta de lo bien que lo llevamos, a pesar de todo. Viviendo esa experiencia y sabiendo que era única. La aprovechamos bien y conocimos a mucha gente.
LU.- Pensábamos que grabaríamos un disco y que nos íbamos a divertir entre las hermanas. Poco más. Pero para lo que vino después, no, porque para eso no está nadie preparado.
P.- ¿A qué se dedicaban Las Ketchup antes de triunfar de ese modo?
PI.- Yo quería ser actriz y vine a estudiar a Madrid. Ahora sigo viviendo de la música. También he hecho cosas en el teatro, en el cine... y me encanta escribir. De hecho, estoy con un proyecto de largometraje.
L.- Yo estaba estudiando Ciencias del Trabajo y acabé la carrera estando de promoción. Nunca me he dedicado a eso. Yo no tenía alma para estudiar eso, pero cogí lo que había en Córdoba. Cuando me metí, me di cuenta que no me encantaba la idea. Ahora acabo de aprobar con buenísimas notas Flamencología. Para el proyecto final, voy a escribir una biografía de mi padre, Juan Muñoz, 'El Tomate'.
LU.- Yo cantaba flamenco en Córdoba, que era mi ciudad natal y de donde no me había movido apenas. También era peluquera.
P.- ¿Cómo les ha cambiado la vida en lo personal en estos 15 años?
PI.- Yo tengo dos hijos.
L.- Las tres hemos sido madres. Yo de un niña.
LU.- Yo también, de dos hijos. Soy mamá a tiempo completo.
P.- ¿Se llegaron a cansar de cantar tantas veces el 'Aserejé'?
PI.- No, no nos cansamos. Yo doy las gracias.
L.- Yo sigo cantando el 'Aserejé' y estoy muy agradecida. Lo canto con mucha alegría. También me fascinan otras canciones. De lo único que te puedes cansar un poco es de explicar todo el rato qué es el 'Aserejé', qué quiere decir... Llega un momento en el que te cansas pero, cuando nos ocurría, sobre todo en las entrevistas, nos reíamos y lo volvíamos a explicar.
LU.- El tema ya sale solo. Yo podría estar durmiendo y que me saliese el 'bailecito'. Nunca me cansé de cantarla.
P.- Dieron la vuelta al mundo con su canción. De Córdoba al planeta. ¿Qué destino recuerdan con especial cariño?
PI.- Tailandia y Sudáfrica.
L.- En esa gran maleta había un abrigo, un biquini.... Estabas un día en Japón y, al poco, te plantabas en Miami. Me encantó, como a mi hermana Pilar, Tailandia. Estuvimos ocho o nueve meses sin parar. Éramos 21 encima del escenario. Íbamos seis hermanos. Y cuando todo el equipo descansaba de la gira, nosotras seguíamos de promoción.
LU.- Tailandia también me encantó, aunque no pudimos ver gran cosa. Íbamos a los sitios con muy poco tiempo, pero la gente, el ambiente... todo nos gustó. Recuerdo que hicimos un anuncio de una bebida de allí y fue algo muy diferente.
P.- ¿Vivieron la parte negativa de la fama? ¿Hubo amigos interesados y repentinos?
PI.- La codicia y la ambición no es un plato de buen gusto. Hay gente buena y gente que se aprovecha, como le pasa al que le toca la lotería. Pero me quedo con lo bueno.
L.- Siempre te pasan cosas. El dinero cambia a la gente.Yo estoy agradecida a las personas que me han tratado bien y a las que no, porque me ha hecho ser más fuerte y aprender.
LU.- Yo no noté eso.
P.- ¿Se hicieron Las Ketchup millonarias en menos de un año?
PI.- No, para nada. Eso es una leyenda. Ganamos dinero, pero yo, por ejemplo, no soy la duquesa de Alba.
L.- No somos millonarias, porque si lo fuésemos no me iría a trabajar, viviría divinamente. Dejarme a mi niña en casa, mientras yo me voy por ahí.... imagínate. Ganamos dinero, pero para no volver a trabajar, pues no.
LU.- Eso es mentira, es normal que la gente lo pueda pensar porque trabajamos mucho.
P.- Pero ganarían un buen dinero, ¿qué fue lo primero que se compraron con los derechos?
PI.- Una casa en Madrid
L.- Una casa en Córdoba. Siempre he vivido de alquiler, hasta que pude adquirir el que a día de hoy es mi hogar.
LU.- Lo primero que me compré fue una moto. La casa vino después...
P.- ¿Cómo gestionaron la fama unas chicas tan jóvenes como eran ustedes?
PI.- Para nosotras, todo aquello no estaba ocurriendo. La vida tiene esos picos... No nos perturbó. Yo sigo teniendo mi gente de siempre.
L.- Yo creo que sí, que lo supimos llevar bien. Casi siempre he atendido a la gente. Te haces a la idea de lo que sienten al verte y te pones en su lugar. Después de cada concierto, siempre había mucho trabajo. Las colas eran interminables, pero se hacía con alegría.
LU.- Yo creo que sí. Depende del lugar donde estuviéramos, fue más o menos intenso. En Córdoba todo el mundo se paraba, pero luego llegabas a Madrid y no te conocían. Eso sí, cuando teníamos conciertos sí que iba mucha gente.
P.- Cuando llegó el bajón de popularidad, ¿qué ocurrió?
PI.- Era necesario caer porque no se podía mantener ese nivel. Hay que darse cuenta de que en Inglaterra llegamos a ser el número uno. Aquel boom se iba a agotar.
L.- Desde el primer momento sabíamos que arriba es abajo. Todo lo que sube, tarde o temprano va a bajar. Estábamos más preparadas para la caída que para la subida. Lo llevamos bastante bien. Teníamos eso en mente. Agradeces parar, pero no hemos dejado de trabajar.
LU.- Todo lo que empieza acaba, como el que se come un yogur. Aquello fue tan gordo que era imposible que no bajara. Lo aceptamos con naturalidad.
P.- Queco, el compositor de la canción, manifestó en 2016 en una entrevista que si se hubiesen comprometido más podrían haber tenido una carrera más prolífica que la actual, ¿están de acuerdo?
PI.- No, no seguimos porque hubo un pique entre las discográficas. Sólo se promocionó el 'Aserejé' y se paró todo.
L.- Yo no estoy de acuerdo, pero no quiero convertir nada de esto en una guerra. Cada uno tiene su propia vivencia y su propio recuerdo. Respeto la opinión de todos.
LU.- Lo normal es que hubiésemos sacado otro disco y, en ese momento, era lo que nos hubiese gustado hacer. Falta de compromiso, no.
P.- Se lo habrán preguntado en numerosas ocasiones pero, ¿era el 'Aserejé' una canción diabólica? Se llegó a prohibir en algunas escuelas religiosas de Honduras...
PI.- ¡Anda ya! Fue una mala interpretación para vetarnos en algunos países. Me asustó mucho, pero no tenía ningún sentido. Se dio, por ejemplo, en Ecuador, México, Honduras...
L.- Me dio mucha pena. "¿Por qué piensa eso la gente?", me pregunté nada más nos enteramos. A mí no me gustó, me dio mucha pena. Y creo que a nivel marketing no le sacamos ningún beneficio, porque no necesitábamos esa publicidad para nada.
LU.- ¡Cómo va a tener algo de verdad! Parecía de broma. El único significado que tiene es cómo un andaluz cantaría una canción en inglés sin saber hablarlo bien.
P.- En 2006, tras el éxito tan arrollador de 2002, Las Ketchup renacen con un tema llamado 'Bloody Mary' con el que incluso fueron al Festival de Eurovisión, ¿cómo recuerdan esa experiencia?
PI.- Lo recuerdo con cariño, pero tuvimos un problema técnico porque no oíamos los monitores. Lo pasamos mal en el escenario, pero mereció la pena conocer ese mundo y a los fans de Eurovisión, que son totales.
L.- Nos trataron muy bien. Es una experiencia muy fuerte. Nunca había sido de Eurovisión ni conocía nada. Los resultados no fueron buenos, pero otra cosa más con la que hay que conformarse.
LU.- No la recuerdo como una experiencia demasiado buena. No por el resultado, sino un poco por todo, en general. La canción, el sonido, el vestuario... Si me dan a elegir, hubiese elegido otra canción. Es algo que tuvimos que hacer, que no elegimos.
P.- ¿Echan de menos esa fama de masas que vivieron hace 15 años?
PI.- Así estoy muy bien. Acabamos de llegar de dar un concierto en Noruega. Y eso es lo bonito de esto: poder estar en esos lugares y conocer a gente estupenda.
L.- Yo no echo de menos esa fama para nada. Mi hija lo hubiese llevado muy mal.
LU.- No, no lo echo de menos.
P.- Para finalizar, ¿qué consejo le darían a Luis Fonsi, el protagonista con su 'Despacito' de este verano?
PI.- Tiene que disfrutar e ir a por todas.
L.- No solamente a él. Hay que vivir las experiencias intentando siempre tener el corazón abierto.
LU.- Que disfrute del momento. Y que le dure mucho tiempo. Y, sino es así, no pasa nada.
TOMADO DE EL MUNDO DE ESPAÑA
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