DOS CANDIDATOS OPOSITORES DEBERÍAN RENUNCIAR
By argv.E338951d on Jue, 28/08/2014 - 10:02Pese a al desgaste que entraña cualquier actividad política y a decenas de temas que son criticables del Gobierno de Evo Morales, es muy probable que las próximas elecciones arrojen unos resultados aún más convenientes para el oficialismo que las ya amplias victorias que obtuvo en 2005 y 2009.
Ello se debe a que en los procesos electorales mencionados se dio una polarización entre Morales y un candidato opositor (primero Jorge Quiroga y después Manfred Reyes Villa), con lo que, en promedio, el MAS logró alrededor del 60% de los votos, contra 30% del mejor ubicado. En esos dos casos, el segundo candidato opositor, Samuel Doria Medina, fue electoralmente perjudicado y cayó a un lejano tercer lugar.
Con miras a las elecciones de octubre, lamentablemente para quienes no votaremos por Morales, esa polarización está en duda. Al principio de la campaña, cuando Doria Medina logró un acuerdo con el movimiento de Rubén Costas, parecía que esa candidatura lograría enfrentar con cierto éxito a la del oficialismo. Ello no ha ocurrido por varias razones, entre otras las fallas de su campaña (por ejemplo, no aprovechó el impulso que podría haber entrañado la mencionada alianza con Costas ni el efecto de opinión pública que tuvieron sus denuncias sobre la presunta corrupción del vicepresidente Álvaro García Linera).
Pero el problema principal de Doria Medina se llama Jorge Quiroga, que ha empezado a subir en las encuestas, aunque, por lo visto, tampoco a un ritmo que le permita la ansiada polarización con Evo.
Por lo tanto, está por suceder el peor escenario para la perspectiva democratizadora y opositora del país: que Morales logre el mismo 60% de elecciones anteriores, pero que el 30% opositor se reparta entre dos candidatos igualmente débiles, Samuel y Tuto.
Afirmo que el escollo principal de Samuel es Tuto y lo digo con tono crítico. Cuando algunos partidos hacían esfuerzos por lograr la unidad opositora, y en eso Samuel tuvo un rol importante, Quiroga no estaba en la cancha, y por lo tanto no fue parte de ese debate. El arduo esfuerzo de algunos líderes de opinión, dirigentes políticos y otros de que la oposición se uniera para enfrentar de mejor forma al oficialismo, fue eludido por Tuto porque no había decidido todavía su candidatura. Y para usar un ejemplo futbolístico, ingresó en la cancha en el minuto 90 y, en los descuentos, espera meter un gol. Otros dirigentes (Samuel, Juan Del Granado, Rubén Costas, Fernando Vargas), están sudando la camiseta desde el primer minuto. Se podrá decir que en los dos comicios anteriores fue Doria Medina quien impidió la unidad opositora, pero es también cierto que en ambas ese tema no era parte sustancial del debate.
Así, un resultado en el que el MAS logra el 60% y los dos líderes opositores principales consiguen alrededor de un 15% cada uno es la mejor noticia para el Gobierno y su interés en entronizarse en el poder, ojalá, según espera, por muchas décadas. Morales obtendrá dos tercios en ambas cámaras y quedará aplanado el camino para su sueño más acariciado: aprobar la reelección indefinida. Con eso aspiraría a quedarse en el Gobierno por lo menos una gestión más a la que seguramente ganará en octubre, con lo que completaría 20 años en el poder. Y nadie garantiza que en 2025 no siga intentando prorrogarse: para ello contará, incluso más que ahora, con los recursos públicos, los medios de comunicación, el Tribunal Electoral, el poder judicial; además, habrá cooptado seguramente a más expresidentes, a más cineastas, a más novelistas, a más dirigentes indígenas. Y los opositores o estarán presos o tan debilitados que su acción no tendrá relevancia. Finalmente, una columna como ésta no podrá publicarse porque no habrán diarios independientes.
Tuto, Samuel y también Juan Del Granado deben tomar un café juntos y reflexionar seriamente si sus acciones están a favor de democratizar la sociedad boliviana o si han colocado sus egos y aspiraciones personales por encima del interés del país. Dos de ellos deberían renunciar (pronto) a sus candidaturas. De lo contrario, todos sufriremos las consecuencias de sus actos.
Raúl Peñaranda U. es periodista