DILMA ROUSSEFF

Internacional
Respecto a la muerte de un juez clave del caso Petrobras, Teori Zavascki, la semana pasada, la expresidenta ha reclamado que, "ante las sospechas que existen en Brasil de que pueda ser un atentado, el caso debe ser rigurosamente investigado".

¡DERROCARON A DILMA!

Mario Mamani Morales

Brasil es el quinto país más poblado del mundo, tiene alrededor de 210 millones de habitantes. Desde los tiempos de la colonia portuguesa recibió miles de migrantes de todas partes, especialmente de esclavos negros pero también de otras razas. Es una de las repúblicas multiétnicas y con profundas diferencias económicas y sociales de sus habitantes.

El sistema democrático rige en Brasil desde 1985 luego de una dictadura militar prolongada y más dura del Continente; pero en este sistema se produjeron cambios significativos.

Se reconoce en esferas de opinión importantes del mundo que en los últimos diez años cerca a 58 millones de personas dejaron los límites de la pobreza extrema; se les reconoció sus derechos ciudadanos, tuvieron acceso a los servicios básicos, se acabó el hambre que azotaba a esas familias; es decir, mejoró sus condiciones de vida.

Cuando juraba como presidente el tornero mecánico, Ignacio Lula da Silva, el 1 de enero de 2003, dijo que su sueño era que en su Brasil la gente coma al menos tres veces al día: “lucharemos por el hambre cero”, pronunció en su discurso y en su gobierno comenzaron las transformaciones sociales y económicas para el pueblo.

Económicamente Brasil creció, políticamente dejó de ser el segundo patio de las potencias mundiales; pregonó ser un país independiente, se codeó como potencia mundial sin bajar la cabeza frente a EE.UU., China y otras urbes, se ganó su espacio y prestigio porque su gente tuvo oportunidades de desarrollo, bienestar y ascendencia social porque el pueblo era tomando en cuenta; dejaron de ser siempre sumisos, los ignorados, los sin voz…

Lula tuvo el carisma de lograr el apoyo de la Central Única de los Trabajadores (CUT) y el Movimiento de los Sin Tierra (MST) para ubicar a su partido en el gobierno: el Partido de los Trabajadores. Ese líder de origen campesino llegó a la presidencia de Brasil, el país más grande del Continente.

¿Qué falló en Brasil para que ahora vuelva a ser el país de los privilegios, los abusos, la corrupción y la impunidad? ¿Por qué la democracia fue arrebatada de las manos del pueblo?

Quien sucedió en el poder a Lula fue Dilma Rousseff, ahora expresidenta. Quienes odiaban a Lula pusieron su mayor esfuerzo para que ocurra lo que ocurrió en Brasil en los últimos meses. Dilma cayó en la impopularidad porque le faltó carisma político, falta de habilidad para manejar las cosas de Estado, dicen quienes la conocen de cerca.

Comienza a derrumbarse todo lo logrado en democracia gracias al surgimiento feroz de la ideología pro empresarial, lo que se conoce como neoliberal. Las familias más ricas y poderosas vuelven a mandar en Brasil, los propietarios de los medios mediáticos hicieron la propaganda y se produjo el golpe a Dilma. Quienes ayer apoyaron las dictaduras más cruentas volvieron a alzar la voz y a mandar.

¿Se acaban los gobiernos populares? ¿Cuál es la realidad hoy en Argentina después de Cristina? ¿Caerá Nicolás Maduro en Venezuela? ¿Cuál será el futuro de Correa después de las elecciones generales en Ecuador? ¿Y en Bolivia? ¿Hacia dónde apuntan los últimos acontecimientos políticos en nuestro Estado Plurinacional?

El error de los gobiernos populistas es reconocer los derechos de los más postergados de la sociedad frente a grandes intereses económicos y políticos de los poderosos; pero a su vez otro error es que en el poder no se profundizó la participación de la esencia del pueblo, no se erradicó la participación de los políticos avezados que antes militaban en partidos gobernantes del neoliberalismo, “siguen los mismos”, dice el pueblo. 

¿Quién gana frente a todo cuanto acontece en nuestra Latinoamérica?

 

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INJUSTICIA MANIFIESTA

Juan José Toro Montoya

En un mundo ideal, la justicia debería ser administrada por jueces honestos y probos que, actuando sin presiones, apliquen la ley no solo como letra muerta sino como instrumento para mejorar la sociedad. En la antípoda de ese idealismo están los jueces politizados, aquellos que dependen del poder y le sirven aún a costa de la justicia.
Pero hay jueces todavía peores, los políticos; es decir, aquellos que, sin ser abogados ni parte del Poder Judicial, tienen el poder de impartir justicia. Estos últimos fueron los que juzgaron y, finalmente, destituyeron a la ahora ex presidenta del Brasil, Dilma Rousseff.
El proceso al que fue sometido no era judicial sino enteramente político.  Se llama “impeachment”, se origina en el derecho anglosajón y no tiene traducción al español. Sus equivalencias son impugnación, impedimento, acusación pública, moción de censura y juicio político. Por su carácter político, los juzgadores no son jueces sino diputados y senadores. No existe ninguna garantía de que por lo menos una buena parte de esas dos cámaras esté integrada por abogados.
Un tribunal de esas características fue el que decidió la destitución de Rousseff. Curiosamente, la expresidenta no fue procesada por corrupción, ni siquiera por algún otro delito grave en el ejercicio de sus funciones, sino por haber “maquillado” el déficit presupuestal para mostrar que la situación económica del Brasil no era tan grave.
Pero esos no son los únicos detalles que demuestran que esa destitución es un acto de injusticia manifiesta. Además de que Dilma no fue juzgada por jueces; es decir, técnicos en la administración de justicia, resulta que fue literalmente procesada por reos; o sea, por demandados en juicios. La Cámara de Diputados tiene 513 integrantes y, según la organización no gubernamental A Transparência Brasil, un total de 303, que representan el 59,06 por ciento, tienen procesos o condenas judiciales. La Cámara de Senadores, que fue la juzgadora técnica, tiene 81 miembros y 49 de ellos (el 60,49 por ciento) son procesados por delitos mucho más graves que los que fueron imputados a Rousseff.
Un punteo de las acusaciones ocuparía mucho espacio así que solo mencionaré algunas: En diputados, Paulo Maluf, acusado de haber desviado 11 millones de dólares de los fondos públicos, tiene varias condenas encima y hasta hace poco era buscado por Interpol; Eder Mauro es juzgado por el Supremo Tribunal Federal por un caso de tortura en el que las víctimas son un niño y su padre y Afonso Hamm es uno de los muchos parlamentarios involucrados en el escándalo de sobornos de Petrobras. Pero el caso emblemático de la Cámara Baja es el de Eduardo Cosentino da Cunha, que fue acusado por la Procuraduría de corrupción pasiva y lavado de dinero y suspendido de su cargo el 5 de mayo. Era el principal acusador de Rousseff.
En Senadores el panorama es parecido. Allí está Fernando Collor de Mello, el expresidente procesado por corrupción en 1992 y ahora acusado de recibir millonarios sobornos, como buena parte de sus colegas.
Ese fue el tribunal que juzgó a Dilma, una exguerrillera que luchó contra las dictaduras.
Debido a que es ajeno a su naturaleza, un tribunal político no emite sentencias jurídicas sino políticas. Si el juicio a Dilma Rousseff hubiese sido técnicamente justo, no debió aplicársele la sanción máxima que es la destitución. Pero el juicio fue político, con un propósito ajeno a la justicia, así que se la sentenció como si hubiera cometido un delito muy grave. Para la historia, el verdadero crimen será su sentencia.  

     

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Internacional
La ex presidenta se trasladaría esta tarde a Porto Alegre en un avión de la Fuerza Aérea, según medios locales.

GOLPISTAS DE AYER Y DE HOY?

Ivan Arias Duran

El burro hablando de orejas. Creando, Identificando, acorralando y atacando enemigos, reales o ficticios, los partidarios del actual régimen se apoderaron de los espacios de resistencia civil para, con la lógica amigo-enemigo, asediar y asaltar los áreas de poder y buscar su legitimación mediante el voto. Con la lógica del terror y la aplicación sistemática de bloqueo de carreteras, toma de empresas, asalto a propiedades privadas y persecución política a ciudadanos que consideraban sus enemigos, los movimientos sociales pusieron en jaque al país entre el 2000 y el 2005.

Asediaron al sistema político desde todas las trincheras que pudieron. Desarrollaron un discurso basado en la denuncia, la descalificación y el terror físico y verbal. Aprovechando y reclamando los derechos democráticos de libertad de expresión, decían lo que se les venía en gana sin medir su lengua bípeda. Se erigieron en los supuestos únicos autores del retorno a la democracia y, por lo tanto, henchidos de orgullo, en sus únicos beneficiarios. “Como nosotros somos los autores de la democracia podemos hacer con ella lo que nos dé la gana”, era su principio.

A punta de métodos violentos impusieron su particular forma de entender y aplicar la democracia: o me haces caso o te hago la vida imposible. Y así, cinco gobiernos (Banzer, Tuto, Goni, Mesa, Veltze) sufrieron el asedio y bloqueo de líderes y movimientos sociales que tenían como discurso y práctica la intolerancia, el autoritarismo, el racismo, el odio, la falta de ética y la demagogia. El fin justifica los medios, fue su norte y la necrofilia el medio. El amor a la muerte de las personas (militantes, simpatizantes o simples ciudadanos) como forma de escalar al poder, es propio de movimientos autoritarios. La inmolación como herramienta de la revolución.

Contaba un amigo que, en una de esas tantas acciones vandálicas de bloqueos de carreteras, cerco a las ciudades y asedio al sistema político, algún prominente líder de un movimiento social dijo: “Esto no va a ninguna parte, ya vamos días en huelga, marchas y bloqueos... y los neoliberales no ceden…necesitamos sangre. Eso es lo único que puede romper este empate”. Y claro la sangre no salía de los poderosos, era vertida por los pobres que ellos decían defender. Los llevaban al enfrentamiento fratricida que posibilitaba que la sangre corra por las carretas y calles de la patria. Y es que para los asaltantes del poder, ya sea fascista, comunista, populista de derecha o izquierda, la sangre del pueblo es el caldo de cultivo de sus victorias. De esa manera, en la lógica perversa de los tiranos, la muerte y muertos son necesarios porque las revoluciones, requieren, precisan mártires.  

Decían defender la democracia cuando en realidad solo buscaban usarla y prostituirla. Y sin medir nada, tumbaron gobiernos y se encaramaron en el poder. Eso sí, inteligentemente, como lo diseñaron en el Foro de Sao Paulo, el golpe debía ser en el marco del uso de los instrumentos democráticos: el voto.

Tomaron el poder y se dedicaron a destruir la institucionalidad democrática. Como receta, después del asedio y la toma del poder por el voto, acusaron a las viejas normas como las causantes del atraso y el subdesarrollo. Para revertir esa situación, el procedimiento común de los socialistas del siglo XXI fue instituir asambleas constituyentes que les permitiera concentrar el poder y establecer un marco normativo favorable a su eternización. Luego, la persecución política contra los enemigos de la patria, bajo el rótulo de neoliberales, traidores, separatistas, sedicioso y golpistas se convirtió en el medio para descabezar a la oposición política. La libertad de prensa tan usada por ellos en tiempos de su emergencia, una vez en el poder, es algo que les incomoda y para ello han comprado medios, comprado periodistas y cercado a los pocos que aún se mantienen libres. De esa manera, de democracia real, hemos pasado a democracia aparente, simulada a través del voto.

Es por ello, que escucharlos acusar a los cooperativistas de golpistas, uno se pregunta, y cómo llegaron ustedes al poder? En el reciente conflicto entre el gobierno y uno de sus más férreos aliados, los cooperativistas mineros, éstos amenazaron al régimen con que así como tumbaron a los neoliberales, también podían tumbar a cualquier gobierno que no les haga caso. Por supuesto que esas declaraciones son temerarias, subversivas y condenables. Yo las condeno y seré, como lo fui antes, uno de los primeros en oponerme a que alguien se atreva a romper lo poco de democracia que nos queda en favor de un golpe de estado. Siempre es, mil veces, preferible una mala democracia a una perfecta dictadura.

Las desafortunadas declaraciones y pretensiones de poner en jaque al país por parte de los cooperativistas que hoy cargan en sus espaldas un asesinato, son los argumentos con los que el gobierno habla de un supuesto golpe de estado en ciernes. Nada más absurdo. Pero de ser cierto, no fue con los mismos métodos que hoy usaron los cooperativistas con los que llegaron el poder? Por qué los golpistas de ayer, eran buenos aliados y hoy son vilipendiados y perseguidos? Por qué tanta rapidez en arrestar a los causantes de la muerte de una autoridad y la negligencia en descubrir a los autores de los balazos que mataron cuatro cooperativistas? Vistas así las cosas, si los orientales tuvieron su “hotel las américas” para doblegarlos y humillarlos, los cooperativistas tuvieron su “panduro” para descabezarlos. Y si este ajuste fuera para poner las cosas dentro del orden e institucionalidad democrática, es de aplaudir. Pero si solo es para enroscar más el poder de los que no quieren irse jamás, el remedio será peor que la enfermedad.

Ivan Arias Duran
Ciudadano de la Republica Plurinacional de Bolivia

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Internacional
Rousseff ha subrayado que no es ella, sino quienes han instigado su desgaste en el poder, quienes están siendo investigados en la macroperación anticorrupción Lava Jato.
Política
El presidente Morales evaluará con su embajador las acciones que más aconsejen. Venezuela dice que el retiro de su embajador es definitivo. Correa retira también a su Encargado de Brasilia; ambos expresan su condena a lo que consideran “golpe” contra Dillma Rousseff.
Internacional
Rousseff tiene también un mes de plazo a partir de hoy para abandonar para siempre el Palacio de la Alvorada, su residencia oficial durante seis años.
Política
Este martes el Senado sesiona para votar si Dilma será destituida definidamente. Se espera que el veredicto final se sepa el miércoles.

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