Campaña política

Social
El Gobernador orureño dijo que el carnaval es un acto de peregrinación, donde “las personas demuestran su devoción y el cariño a la Virgen del Socavón”. Señaló que se debe proteger esta festividad y “los orureños estamos en esa obligación de proteger nuestro Carnaval”.

AMALIA Y REVILLA

Juan José Toro Montoya

La noticia ya está resfriada pero, como algunos ya hablan de una “nueva oposición”, la presentación de un grupo de personas que anunciaron que harán campaña por el “no” sigue vigente.
El grupo está conformado por el alcalde de La Paz, Luis Revilla, otros políticos y la periodista Amalia Pando. Su característica es que la mayoría estuvo vinculada de una u otra manera al MAS, por lo menos en su primer periodo de gobierno, así que, por mucho esfuerzo que haga el oficialismo en desacreditarlos, no se les puede tildar de “derechistas”.
Sus acciones nos darán indicios de cómo actuará el grupo en su campaña así que yo me concentro en la presentación, que es la que motivó este artículo.
Los reportes dan cuenta que la presentación se hizo en el día, en horario de oficina, y ahí salta la observación a Revilla. Yo no soy elector de La Paz pero no me parece ético que un servidor público, cuyo sueldo es pagado con el dinero de todos, tenga que emplear sus horas de trabajo en actividades políticas que no están directamente relacionadas con sus deberes. Así sea a riesgo de no haber tenido suficiente prensa, la presentación debió haberse hecho en otro horario.
El otro detalle es la participación de Amalia Pando. Luego de haber hecho noticia con su alejamiento de Erbol, la periodista prefirió mostrar sus intenciones y anunciar a su público que haría campaña por el “no”. Hasta ahí vamos bien porque es preferible un periodista que te avisa cuál es su posición respecto a un hecho que el que no te avisa pero actúa en consecuencia.
El problema es que Amalia no solo avisó sino que apareció públicamente junto a otros políticos. Surge, entonces, la pregunta de si cruzó la línea o no.
Como cualquier ser humano, el periodista tiene posición política pero, a la hora de ejercer su trabajo, debe mantenerse en el papel del observador que recoge los datos para transmitirlos al público. Por ello, no es concebible que el periodista asuma posición de respaldo a ningún gobierno; es decir, que se convierta en oficialista, pero tampoco lo es que asuma el papel de opositor.
Es cierto que el periodismo tiene otras funciones como, por ejemplo, la interpretación de los hechos y la orientación al público pero estas no deben confundirse con el proselitismo.
En la misma situación están los medios estatales, aquellos que funcionan con recursos públicos. Lo correcto es que informen, como cualquier otro medio, pero, si se convierten en amplificadores del discurso gubernamental, no están trabajando para la gente, que es la que paga sus insumos y los salarios del personal, sino para quienes ejercen el poder y eso no es periodismo sino propaganda.
Y así como no se puede trabajar con el gobierno, ni reproducir su discurso en la línea que él quiere, tampoco se puede utilizar los medios privados para hacer labor opositora. Se puede informar, interpretar, educar, orientar a la opinión pública y fiscalizar la administración del Estado sin necesidad de realizar labor de oposición porque esa no es tarea de los periodistas sino de los partidos opositores.
Se puede trasponer la línea y convertirse en oficialista u opositor pero debe quedar en claro que, al hacerlo, se deja de hacer periodismo y se pasa al proselitismo.
Ahora ya sabemos que Amalia Pando hará campaña por el “no”. Resta conocer si lo hará ejerciendo su derecho ciudadano o apelando al periodismo. Si usa el periodismo para su campaña, ya no está ejerciendo su derecho sino el de todos, el del público que tiene derecho a recibir información sin contaminación alguna.

 

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APROBACIÓN Y LLUNKERIO COBISTA

Omar Qamasa Guzman Boutier

La anterior semana, un Medio dio a conocer los resultados de una encuesta, referida a la aprobación o desaprobación de la gestión gubernamental y a la preferencia electoral, con miras a las elecciones generales de octubre próximo. De acuerdo a los resultados, cerca del 60% de los encuestados aprobarían la gestión gubernamental; en relación a la preferencia electoral, sin embargo, solamente alrededor del 48 % estaría dispuesto a votar por el actual gobierno, en las elecciones nacionales. Este primer dato nos permitirá abordar algunos elementos que intervienen en el criterio del electorado y por otro lado, nos facilitará la crítica a las opiniones que sostienen que el electorado se mueve por criterios pragmáticos.

Lo primero que salta a la vista, a la luz de los resultados (aquello del 60% de aprobación y del 48% de probable apoyo electoral) es que aprobación a una gestión de gobierno no es sinónimo de apoyo electoral al partido de gobierno. En el primer caso, lo que se pone en juego es la apercepción del ciudadano, al desempeño de una gestión de gobierno, mientras que en el segundo caso, el ciudadano es consultado en torno a su preferencia electoral. Es decir, que en el primer caso, hablamos de una valoración, mientras que en el segundo, de una preferencia. Desde ya, digamos que incluso la percepción respecto al desempeño de una gestión de gobierno, recogida por medio de una encuesta, se asienta en criterios no técnicos, es decir, de especialistas en temas económicos, políticos, sociales o internacionales. La percepción ciudadana, al contrario, se asienta en eventos concretos, observables en el momento de la encuesta o y no en las proyecciones que las decisiones tomadas puedan ocasionar en el futuro.

Ello también quiere decir, en una sociedad impactada fuertemente por los Medios de comunicación masiva como son las sociedades contemporáneas, el grado que la propaganda gubernamental pudo tener en la distorsión de la realidad o en la exaltación de eventos considerados como positivos (como la entrega de mega-obras, por ejemplo). A ello hay que sumar, en el caso concreto boliviano, la virtual monopolización de los Medios, por parte del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y la consiguiente generalización de la censura y autocensura informativa, que se refleja en esos Medios. Con ello, la mayoría de los Medios en el país, evitan hablar de las sombras de la gestión o de las consecuencias negativas que en el futuro podría causar una política económica, grandemente pensada en la prebendalización y corrupción de los diversos actores sociales. En consecuencia, puede ya extraerse una primera conclusión general, respecto a la valoración de la gestión gubernamental y lo primero que puede decirse, es que al menos la percepción de la ciudadanía se encuentra alimentada por una anomalía, en cuanto a la información libre se refiere.

Esta primera consideración nos acera en algo, para conocer alguna de las razones por las cuales muchos de aquellos que aprueban la actual gestión de gobierno, no estarían dispuestos a respaldar, sin embargo, con su voto, al gobernante MAS. En segundo término, cuando de respaldo electoral se trata, hay que decir que intervienen factores subjetivos en el electorado, junto a criterios, digamos pragmáticos. Incluso es válido decir que son los criterios subjetivos los que tienen mayor importancia, porque se entiende que la pragmatismo político (y el acto de elegir, de votar por un partido u otro, es esencialmente una manifestación política) adquiere preponderancia entre los militantes y adherente de un partido político, por cuanto el beneficio concreto (un puesto de trabajo en la administración pública u otras facilidades) recae sobre ese minúsculo grupo y no sobre el conjunto de la población.

Esta última podrá versa favorecida (o desfavorecida, según el caso) de las políticas generales de los gobiernos, pero aún si estas políticas le fueran “favorables”, la cuota de beneficio siempre será inferior a la cuota de beneficio que el militante o el adherente al partido de gobierno obtendrá. En tal sentido, es que afirmamos que el pragmatismo, en el momento de votar, no es del todo aplicable al conjunto del electorado, sino más al reducido grupo de activistas políticos.

Dicho esto, entonces, podemos ya entender alguna de las razones de la disparidad entre la aprobación a la gestión gubernamental y el poco apoyo electoral al partido de gobierno. Vistas así las cosas, resulta incuestionable el declive electoral en el que entra el gobierno del MAS. Seguramente, a fin de maquillar en algo esta situación, es que el MAS ha puesto en marcha su maquinaria de la mentira y la impostura. Para ello, nada mejor que algunos dirigentes del Comité Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), proclives al llunkerío y dispuestos a colocar a la COB como triste furgón de cola de un gobierno caracterizado por su traición a los planteamientos populares, sintetizados en la denominada “agenda de octubre”. Así, los tira-sacos del gobierno, mayoritarios gracias a la prebenda y la corrupción en el CEN de la COB, invitaron a encabezar el desfile de la COB en el día del trabajadores, al principal traidor de la agenda de octubre, Evo Morales y al equipo que impostores que a título de ministros le acompañan. Al unísono, empleados públicos y dirigentes sin  ninguna personalidad de lucha social, dieron rienda suelta a sus impulsos de tirar del saco de los jerarcas del gobierno.

Durante la trayectoria, fuertemente custodiada por numerosos policías de civil, militantes masistas (es decir, busca pegas que aspiran a trepar al árbol de la administración pública, así sea de secretario del portero de cualquier ministerio) ubicados estratégicamente en las diversas arterias por las que pasaría el desfile, aprovecharon la ocasión para vitorear a los jerarcas del gobierno, a fin de que les llegue algún puesto de trabajo, en la próxima gestión de gobierno. Los Medios para oficiales, por su parte, llenaron sus espacios para destacar este desfile, ocultando sin embargo el fétido olor a impostura y burla que a cada paso emanaba de aquellas filas.

Está claro que la payasada que supuso la marcha de la COB encabezado por traidores e impostores, no sirve siquiera como maquillaje para en algo frenar la caída en la preferencia electoral del MAS. Al contrario, la impostura, la corrupción y prebenda como formas de gobierno de este partido, resaltan ante los ojos del ciudadano común. Y son estos elementos, los que también contribuyen a que el ciudadano honesto le niegue su apoyo electoral, a pesar que pudieran eventualmente valorar de forma positiva la actual gestión gubernamental.

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Política
“Dentro de su manual de funciones no va a estar que ese servidor público haga campaña (…). Cuando tengamos la convocatoria, nosotros como Tribunal Electoral estamos obligados a controlar estos principios que señala la Constitución Política del Estado”, señaló Velasco.

CAMPAÑA PERMANENTE

Omar Qamasa Guzman Boutier

El país, virtualmente, ha entrado a la etapa pre-electoral, con miras a las elecciones nacionales previstas para fines del próximo año. Aunque en verdad resulta muy adelantada esta etapa pre-electoral, lo cierto es que los principales actores partidarios están manifestando un comportamiento que apunta en esa dirección. Desde ya, el propio señor Morales, en Cochabamba, ha adelantado a sus partidarios que el partido de gobierno se encuentra en campaña electoral, por lo que la militancia deberá también adaptarse a esa situación. Los partidos de oposición, aunque no de manera explícita, también se encuentran en la misma campaña, por lo que bien puede preverse que la vida política boliviana, en lo inmediato, entrará en el tobogán de la electoralización de casi todas sus actividades.

Debe señalarse, sin embargo, que el comportamiento del sistema de partidos (SP) no refleja la política al interior de la sociedad civil. Es decir, que el SP se encuentra, en este punto, divorciado de la práctica política que se vive y que genera en la sociedad (una muestra de esta politicidad ha sido expresada en la última huelga de la Central Obrera Bolivia –COB). Este supuesto es muy importante, a la hora de evaluar la estabilidad del sistema democrático boliviano, porque nos remite, nuevamente, al divorcio entre la superestructura política y las estructuras políticas de la sociedad. Por tanto, digamos que en la evaluación que ensayamos en estas líneas, deberá siempre tenerse en cuenta el divorcio señalado.

Bien; de los adelantos de lo que será la campaña electoral de forma abierta, que nos ofrecen tanto el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) y los distintos partidos de oposición, pueden extraerse inicialmente dos características centrales: el tipo de campaña que desarrollarán y el contenido de de las mismas. Veamos, entonces de manera somera ambos aspectos.

En relación al tipo de campaña electoral que ofrecerán los partidos a la sociedad boliviana, puede decirse que, mayormente, éstas estarán concentradas en sendas acusaciones mutuas de corrupción y malversación de bienes públicos, por un lado. Por otro, observaremos aclaraciones parciales de aquellas acusaciones, con lo que la campaña electoral, a no dudar, se asemejará a un concurso de quién es más corrupto. Ello, al margen de la veracidad de las acusaciones o de las aclaraciones, porque la parcialidad de ambos elementos constituyen, en definitiva, expresiones de la falsedad. Como señalaba Luis Espinal, “una verdad a medias es una mentira a medias, es decir, una mentira a secas”. Triste espectáculo a aguantar el que nos espera, pero a la luz de las últimas acusaciones y “aclaraciones” respecto, por ejemplo, al proyecto “Evo cumple” o en el ámbito local (como en el caso de Caranavi), las acusaciones hacia un ex-alcalde y de éste, a su vez, a las actuales autoridades de aquél municipio, las cosas parecen que, efectivamente, se moverán en esta lamentable lógica.

En relación al contenido de las campañas, puede adelantarse que, al margen del contenido referido a las denuncias y aclaraciones, la proposición programática será muy pobre. Es posible adelantar aquello porque desde la oposición no se ha conocido durante todos estos años, un proyecto estatal alternativo al que presenta el oficialismo. Este hecho es indicativo de la  pobreza, no solamente propositiva de los partidos de oposición, sino de la falta de sólido cimiento ideológico que podrá sustentar la formulación de un proyecto alternativo. Está claro que la vuelta a las políticas de libre mercado (comúnmente conocidas como “neoliberalismo”), en momentos en que su principal centro geográfico emisor (Europa) está colapsando, no es un proyecto serio.

Por el lado del MAS, las cosas no son muy diferentes. El “socialismo del tercer milenio”, cuyo principal “exponente teórico” (un matemático, aficionado a la lectura de temas sociales y hoy dado de vice-presidente), no pasa de ser un mal remedo de los proyectos nacionalistas de mediados del siglo pasado. En definitiva -hemos insistido en ello con frecuencia- es un proyecto liberal que no supera los límites del mercado, como posibilidad de construcción nacional-estatal. Para utilizar el lenguaje de la teoría socialista, diremos, que se trata de un proyecto burgués inacabable e inacabado, históricamente hablando.

En tal sentido, junto a la pobreza ideológica, tendremos en los partidos, también entonces una pobreza propositiva, es decir una pobreza en relación al programa a ofertar al electorado. Está claro que un programa nacional-estatal no puede limitarse al respeto de las libertades ciudadanas y menos a la vuelta radical a la lógica del mercado, como pretenden los partidos de oposición. Tampoco puede limitarse a la creación de un capitalismo de Estado, como pretende el MAS y la imposición a raja tabla, de lógicas liberales en la organización política de la sociedad. Este último hecho ha sido de manera sobre abundante demostrada por la oposición de los indígenas de tierras bajas y de tierras altas, en ocasión de la defensa del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS).  En consecuencia puede decirse que si los partidos de oposición se encuentran huérfanos de propuestas ideológicas y programáticas, el partido de gobierno ha alcanzado en estos últimos años, su techo propositivo. Después de estos años (que, insistimos, no son sino el remedo de lo que en su tiempo ensayara el nacionalismo revolucionario en el país) efectivamente nada nuevo puede esperarse ya del MAS. Las desesperadas arengas de lucha contra el imperialismo, por ello, presentan un desgaste cada vez mayor, como para convocar a la ciudadanía, con el mismo entusiasmo que en el pasado mediato.

Así las cosas, entonces, digamos que el resultado del lamentable contenido de las campañas electorales y la pobreza propositiva de los partidos, será el de la desvalorización de la contienda política electoral. Mucho más si esta contienda deberá entenderse como el espacio para la confrontación de ideas y de proyectos. Pero, ¿cómo podrán confrontarse ideas, donde no existen ideas? ¿qué proyectos de construcción nacional-estatal podrán confrontarse, ahí donde no se tiene proyecto alguno o donde a lo sumo, se levanta como proyecto novedoso, algo que fracasó en el país hace más de medio siglo?

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